Bombardeando puentes que pueden ser sorteados por coches o a pié, tomando un aeropuerto que ha estado en ruinas por años; destruyendo una estación eléctrica, sumergiendo en la oscuridad a grandes sectores de la Franja de Gaza; distribuyendo folletos que hacen pensar que la gente está preocupada por su destino; un vuelo amenazante sobre el […]
Bombardeando puentes que pueden ser sorteados por coches o a pié, tomando un aeropuerto que ha estado en ruinas por años; destruyendo una estación eléctrica, sumergiendo en la oscuridad a grandes sectores de la Franja de Gaza; distribuyendo folletos que hacen pensar que la gente está preocupada por su destino; un vuelo amenazante sobre el palacio de Bashar Asad; y arrestando a funcionarios del Hamas electos: El gobierno quiere convencernos que todas estas acciones tienen solo la intención de liberar al soldado Gilad Shalit.
Pero cuanto más grande es la creatividad del gobierno en inventar tácticas, más parece esto reflejar una pérdida de dirección antes que una concepción general basada en la razón y en el sentido común. A primera vista, Israel quiere ejercer una creciente presión sobre el liderazgo político de Hamas y sobre el pueblo palestino para inducirlos a presionar a sus líderes a liberar al soldado. Al mismo tiempo, el gobierno sostiene que Siria – o al menos Khaled Meshal, que está viviendo en Siria – son la clave del problema. Si es así ¿porqué es relevante presionar al liderazgo palestino local que nada sabía del ataque planeado y cuando lo supo exigió a los captores que tengan a buen cuidado a la víctima, devolviéndolo?
La táctica de presionar a civiles ha sido intentada anteriormente, y más de una vez. Los libaneses, por ejemplo, están muy familiarizados con la táctica israelí de destruir estaciones eléctricas e infraestructura. Villas enteras al sur del Líbano han sido aterrorizadas, con miles de habitantes huyendo hacia Beirut. Pero lo que también ocurrió en tales tensiones extremas es que las divisiones internas se evaporaron y se forjó un fuerte y unido liderazgo.
Finalmente Israel fue forzado a negociar con el Hezbollah y retirarse del Líbano. Ahora el gobierno parece estar aireando su catálogo libanés de tácticas e implementándolo como si nada hubiera aprendido desde entonces. Se puede suponer que los resultados serán también similares respecto a esta situación.
Israel también secuestró gente del Líbano para servir como objeto de negociación al lidiar con los secuestradores de soldados israelíes. Ahora está probando esta táctica con los políticos del Hamas. Como dijo el primer ministro en una reunión cerrada. «¿Quieren ellos ver liberados a los presos?. Liberaremos a estos detenidos a cambio de Shalit». Por «estos detenidos» él estaba refiriéndose a los funcionarios electos del Hamas.
El primer ministro es graduado de un movimiento cuyos líderes estuvieron exiliados alguna vez, y solamente retornaron con su frente bien erguida y con una posición más fuerte que la que tenían cuando fueron deportados. Pero él cree que, con los palestinos, las cosas funcionan en forma diferente.
Como uno que conoce que todos los activistas deportados por Itzhak Rabin retornaron al liderazgo y a posiciones de comando en la organización, Olmert debería saber que arrestando solo a líderes los refuerza a ellos y a sus partidarios.
Fuente: Haaretz – 30/6/2006. Traducción: Israel Laubstein.
(*) Sitio web: www.pazahora.net
http://www.pazahora.net/articulos/El%20gobierno%20está%20perdiendo%20su%20razón.htm