Es la guerra impune, la represalia ilimitada, la matanza instrumental, el castigo feroz para imponer respeto. La eliminación total de cualquier freno a la brutalidad de la guerra. En primer lugar los que debería establecer el derecho humanitario, obligatorio para los países y sus ejércitos, salvo los de Estados Unidos, sus aliados fieles y, sobre […]
Es la guerra impune, la represalia ilimitada, la matanza instrumental, el castigo feroz para imponer respeto. La eliminación total de cualquier freno a la brutalidad de la guerra. En primer lugar los que debería establecer el derecho humanitario, obligatorio para los países y sus ejércitos, salvo los de Estados Unidos, sus aliados fieles y, sobre todo, Israel. En segundo lugar, las normas proclamadas por los «códigos del honor militar» que deberían impedir, por ejemplo, las matanzas planificadas de civiles desarmados. Se imponen como normales los desmanes infinitamente brutales de la Guerra de Destrucción Masiva Unilateral, que no respeta límites y se realiza sin contendiente. El más fuerte masacrando al abismalmente débil que no tiene posibilidad alguna de defenderse. Guerra genocida, guerra cobarde. Es el «código Hiroshima».
Bautizado por Bush como guerra preventiva es presentado como la ley de la «comunidad internacional civilizada». La posición de Falsimedia y de los políticos progresistas europeos repite, quinientos años más tarde, la respuesta del renacentista Sepúlveda ante el horror humano de Fray Bartolomé de Las Casas.
Indios amentes (sin raciocinio, sin juicio) decía el primero, de los pobladores de América, para justificar la mayor masacre que vieron los tiempos. Lean ustedes las crónicas de los bombardeos de Gaza y el Líbano. Déjense llevar por el lenguaje con que se refieren a las víctimas y acabarán preguntándose: ¿Serán amentes los musulmanes libaneses y los palestinos?
La matanza indiscriminada y funcional -que terrible palabra-, como instrumento imperial, se está convirtiendo en natural y cotidiana de la mano de los EEUU y de sus aliados. Israel es el más feroz de ellos porque ostenta un extraño derecho de autodefensa que le autoriza robar tierras, ocupar territorios, desplazar a enormes masas de población y masacrar a los que se resisten. Occidente se está convirtiendo, aceleradamente, en sinónimo de colonialismo, de racismo, de indiferencia criminal y de barbarie. EEUU es la voluntad de dominación, la explotación sin límites y el poder despótico. Europa la complicidad, la obediencia por encima de cualquier espanto, y la hipocresía.