Como Israel dice sentirse amenazado se arroga el derecho de defenderse, aunque nadie haya podido ver ni un solo avión, helicóptero, tanque, cañón o misil de los de verdad, en poder de Palestina ni de Líbano, de Hamás o Hizbulá y sí, miles y miles en poder de Israel y, que ha utilizado desde 1948, […]
Como Israel dice sentirse amenazado se arroga el derecho de defenderse, aunque nadie haya podido ver ni un solo avión, helicóptero, tanque, cañón o misil de los de verdad, en poder de Palestina ni de Líbano, de Hamás o Hizbulá y sí, miles y miles en poder de Israel y, que ha utilizado desde 1948, contra la población y sus infraestructuras. Todos y cada uno de los puebles de Palestina, han sido ocupados y arrasados una y otra vez, Jerusalem es ya dominio sionista y los nueve millones y medio de palestinos están refugiados o son prisioneros de Israel en la propia tierra palestina. Líbano está siendo barrido del mapa y su gente huye a ninguna parte, lo mismo que en el 48 lo hicieran los palestinos. Pero aún es poco, Israel culpa a Siria y a Irán. En medio de esta tragedia, Israel se erige en víctima y, para mayor burla, las Organizaciones Internacionales con NU a la cabeza, EEUU, la Unión Europea y cada uno de los países que la componen, apoyan el exterminio y dicen que Israel tiene derecho a defenderse. Pero, más allá de lo imaginable, Aznar es partidario de que la OTAN bombardee el Líbano, mientras Solana le dice a Olmert que es nuestro amigo y todos coinciden en enviar tropas de pacificación, de OTAN o NU, al Líbano y ni se les ocurre pensar que es a Israel donde deberían enviarlas, por no añadir que también a la Casa Blanca y la sede de la Unión Europea, patrocinadores de tanto crimen.
Mientras Israel asesinaba a cuatro representantes de NU, la cumbre de Roma dice sentirse impotente para frenar la masacre, pero en cambio, sus conclusiones son claras: que sigan los bombardeos y la aniquilación, que nosotros ya nos ocuparemos de gestionar la ayuda humanitaria y de obligar a que Hizbulá se desarme, como condición para el alto el fuego y facilitar que las tropas israelíes lleguen hasta Beirut y engullan el país entero.
Para cualquiera que haya visitado Israel –la Palestina histórica ocupada– coincidirá que es un país de paranoicos, empezando por su gobierno, su parlamento y la ciudadanía en general, y así se comportan, cuando no ven más que enemigos por todas partes, cuando todo son registros, sospechas, interrogatorios –a los palestinos y foráneos, por supuesto- pero también entre ellos mismos, no se fían ni de Dios. Esto es normal, claro, pero sólo en un país colonialista que es víctima de sus propias alucinaciones y ahora lo paga con serlo de las propias paranoias.
Pero todo tiene su explicación, como cuando una banda atraca un banco, todos se sienten amenazados en cada instante por cualquier cosa y dicen defenderse disparando a todo lo que se mueva; han de anticiparse a cualquier sospecha banal a tiros o bombas. Así se construyó y es Israel, y así es ahora el Derecho Internacional del ataque preventivo. Quien está fuera de la ley, se siente tan amenazado por todos a los que ha esquilmado, que cada uno de ellos, es un enemigo peligroso al que hay que abatir. Así, la paz, nunca será posible. Desde la imposición colonial de Israel en 1947, nadie, en todo el Oriente Medio, se ha librado de ataques, invasiones, bombardeos o de cualquier otra agresión. Ni siquiera los que ahora se han plegado al sionismo y han vendido su alma al diablo, caso de Jordania y Egipto o ese montón de petromonarquías feudales del Golfo.
Israel ha sido creado e impuesto en Palestina con toda la violencia imaginable, para sustituir al imperio colonial británico que «renunció» a su colonia por imposible, a pesar de las masacres realizadas. Dos tercios de la población nativa, 804.787 palestinos residentes en 531 localidades, destruidas en su mayoría para darles un nueva identidad sionista, huyeron despavoridos ante las matanzas en los pueblos vecinos, de modo que, ni siquiera hubo necesidad de «expulsarlos», huyeron, claro. Ahora el proyecto sionista y usamericano trata de desalojar Líbano para poder extender el sionismo israelí y adueñarse de la zona, iniciando –con su destrucción– la creación de una segunda Palestina y que puede continuar en una segunda fase con Siria. Pero, también es más que posible, que Hizbulá, que nació de la ocupación anterior israelí, crezca en la misma proporción que la ocupación, lo mismo que está sucediendo con Hamás, por mucho que los secuestren y exterminen. Estas dos organizaciones no son la causa de nada malo, si no la consecuencia de la ocupación y de los asesinatos en la zona. El sionismo israelí no quiere testigos (ni siquiera de NU) y por ello, la prensa, sólo puede actuar con periodistas empotrados que han de decir lo que el ejército israelí quiere que se sepa. La desproporción de las ruinas es tan desmesurada que no es creíble la cifra de muertos que dan de la población libanesa. Líbano entera ya está arrasada, y aún continúan ¿Qué más quieren? Parece que no es suficiente.
Israel, que no acata ni una sola Resolución de NU, ni ha firmado o cumplido ningún acuerdo internacional y que viola sistemáticamente todos los tratados, está siendo financiado, subvencionado y apoyado incondicionalmente por EEUU y por la UE, convirtiéndose así en cómplices y en responsables directos, aunque se justifiquen, tergiversando la realidad, al convertir a las víctimas en verdugos, y haciendo pasar al verdugo por víctima. La seguridad internacional está cada vez más bajo mínimos y a poco que se extienda, los apagones ya no serán sólo cosa del verano, si no que amenazan con ser eclipse total. ¿Es que alguien piensa que podemos incendiar Oriente Medio y al mismo tiempo seguir quemando petróleo? ¿En manos de quién estamos? Que cada cual dé su repuesta; pero el silencio no es solución, sino complicidad.