Nos esperan días decisivos, los cuales exigen firmeza y cohesión interna. Después de dos semanas de enfrentamiento, de agresiones sionistas bárbaras, dos semanas de una tenacidad que se asemeja a un milagro, la tenacidad de este pueblo digno y de esta resistencia valiente, deseo dirigirme a Ustedes; es importante hacer un balance y tomar decisiones […]
Nos esperan días decisivos, los cuales exigen firmeza y cohesión interna. Después de dos semanas de enfrentamiento, de agresiones sionistas bárbaras, dos semanas de una tenacidad que se asemeja a un milagro, la tenacidad de este pueblo digno y de esta resistencia valiente, deseo dirigirme a Ustedes; es importante hacer un balance y tomar decisiones precisas para los días venideros.
Políticamente hemos de conocer la realidad de la guerra y los fundamentos de la agresión. Después de dos semanas las se clarifican, ya que disponemos de más datos, de declaraciones públicas, tanto del lado del gobierno estadounidense como del enemigo sionista, así como también de elementos que gravitan alrededor de unos y otros. Disponemos también de una gran cantidad de análisis de la realidad, lo cual nos lleva a una clara conclusión: Si sabemos cual es la guerra que llevamos a cabo ahora, sabremos como avanzar.
Después de la declaración de la secretaria de estado Rice sobre el nuevo Medio Oriente, es decir el nuevo Medio Oriente estadounidense-sionista, ¿es posible imaginar que este gigantesco proyecto haya nacido en uno o dos días, después de la captura de dos soldados israelíes? Todo indica que un plan existía para este proyecto desde hace casi un año.
Según los análisis estadounidenses, existían varias trabas para este proyecto denominado el nuevo Medio Oriente, es decir una región dominada por el gobierno estadounidense, donde éste último decidiría del manejo de los recursos y de las riquezas de la región, Israel siendo el socio principal de Estados Unidos. ¡En el nuevo Medio Oriente no existiría posibilidad de resistencia! Era necesario eliminar las trabas representadas por los movimientos de resistencia en el Líbano y en Palestina, y luego en Siria y en Irán.
La cuestión se planteó primero en Palestina. El proyecto era la eliminación de los movimientos de resistencia en Palestina. Se dieron las elecciones, y ganó la resistencia, lo que representaba una situación crítica para nuestros enemigos. Castigaron al pueblo palestino, lo castigaron con hambre, lo bloquearon, prohibieron todas las ayudas, y buscaron una guerra civil en Palestina. El peligro para el pueblo palestino era ir hacia la guerra civil interna y apartarse de la guerra esencial, la verdadera guerra.
En el Líbano, desde hace casi un año los estadounidenses venían interviniendo directa e indirectamente. Monitoreaban detalladamente la situación interna del Líbano. Pero su plan en el interior del Líbano fracasó, y no encontraron a nadie que pudiera acabar con la presencia de la resistencia en el Líbano. Se sorprendieron de la unidad popular que acompaña la resistencia. Entonces escogieron otra vía. Durante un año estudiaron la situación del ejército libanés, y sabemos que varias delegaciones militares vinieron; e hicieron muchas preguntas. Se sorprendieron al constatar que el ejército no podía jugar este papel, porque es un ejército nacional, con su dirección, sus oficiales, sus soldados. La doctrina del ejército le impide participar de este tipo de complot. La dirección del ejército jugó un papel sabio y acertado en el difícil período que atravesaba internamente el Líbano. Apostaron sobre el hecho que el Hezbollah, siendo parte del gobierno, iba a preocuparse por los puestos y los proyectos; y retirarse de sus responsabilidades en la lucha.
Pero eso no se dio. Todo indicaba que los planes estadounidenses iban a fracasar. Esperaron por los resultados del diálogo nacional; seguían de cerca las conversaciones; y llegaron a la conclusión de que no podían obtener resultados de esta forma. Los estadounidenses entendieron entonces que internamente no disponían de ninguna posibilidad para avanzar en sus planes para desaparecer a la resistencia.
A nivel regional, pensaron poder influir sobre nuestros amigos en Siria y en Irán. Se dieron cuenta de que a pesar de sus mentiras, ni Siria ni Irán estaban dispuestos a eliminar o a abandonar la resistencia en el Líbano o en Palestina.
Finalmente, llegaron a la conclusión, única válida para ellos, de que no podían contar sino con una sola fuerza para golpear la resistencia en el Líbano y en Palestina; y ellos se encargarían, por la vía de las amenazas, de aislar a Siria e Irán.
La guerra israelí es entonces una guerra estadounidense contra el Líbano.
Hemos conocido de informaciones acerca de los movimientos de tropas del enemigo estos últimos meses, particularmente en el norte de Palestina ocupada, y también en el sur, que eran preparativos a la agresión contre el Líbano, y cuyos planes ya existían, ya que la tenían prevista para septiembre u octubre 2006. Necesitaban de algunos datos, de algunas informaciones de sus servicios para iniciar su plan.
El plan del enemigo era lanzar repentinamente -sin necesariamente razón alguna, seguro de un gran apoyo internacional y de coberturas en muchas partes del mundo- una gigantesca campaña terrestre para controlar toda la región sur del Líbano, hasta el río Litaní, para impedir los lanzamientos de misiles. Simultáneamente la aviación israelí iba a bombardear las residencias de los responsables y dirigentes, los centros y las instituciones del Hezbollah, así como las infraestructuras para paralizar totalmente el movimiento de la resistencia en el país, para animar la sociedad libanesa a alzarse contra nosotros. Su intención era quitarle la iniciativa a la resistencia propinándole un golpe muy duro que le impediría toda reacción.
Este escenario se iba a producir inclusive si no hubiéramos capturado los dos soldados. Mis palabras son claras y transparentes.
Nos preguntamos, cuando se produjo esta operación, si habíamos previsto esta respuesta y la dimensión de esta respuesta. Cuando se hizo la operación de captura, la resistencia sin saberlo provocó el fracaso del más peligroso de los planes y el peor de los proyectos contra el Líbano y el pueblo libanés. Es la conclusión a la cual hemos llegado.
Con la operación de captura, el enemigo se sintió humillado, algo insoportable para él. Entonces aceleró la guerra que ya estaba preparando. Lo importante de esta precipitación es que eso le hizo perder al enemigo el elemento sorpresa. La idea era que estuviéramos dormidos o confiados. La ocupación del sur del Líbano hasta el río Litaní se hubiera realizado en un instante. Hubieran bombardeado nuestras casas, nuestros centros y nuestras instituciones. Hubiera perdido la dirección, el control, las comunicaciones, lo cual hubiera liquidado completamente la resistencia con un costo muy bajo para el enemigo.
Este plan fue derrotado y el elemento sorpresa desapareció, y era el elemento más importante con que contaban. Agreguémosle a esto que el enemigo se vio obligado a lanzar esta operación anteriormente a lo previsto, antes de haber podido recoger informaciones y datos necesarios, y sin haber completado los preparativos necesarios para esta operación, lo cual le hubiera garantizado la victoria, más que en cualquier otra ocasión.
Al querido pueblo libanés y todos los pueblos cuyos corazones están con nosotros: nos damos cuenta ahora de todo el trasfondo y de los objetivos de esta guerra, de ahí todas estas discusiones. El enemigo iba a lanzar esta guerra y lo que hizo la resistencia no es sino una misericordia divina.
Hoy el proyecto es devolver el Líbano bajo la dominación estadounidense-israelí, lo cual significa una situación más grave que cuando la invasión israelí de 1982 y el acuerdo del 17 de mayo, acuerdo firmado entre el Estado libanés y el Estado de Israel, después de la invasión de 1982. Quieren separar al Líbano de su historia y de su compromiso, de su cultura y de su identidad, quieren que el Líbano sea estadounidense-sionista apoyándose en sectores sometidos o complacientes.
Nuestro destino es, con todos los patriotas nobles, enfrentarnos a este nefasto proyecto, derrotar los objetivos de esta guerra, batallar por la liberación de nuestra tierra todavía ocupada, por la liberación de nuestros presos, y dar la batalla para la soberanía real y la independencia verdadera del país. Habíamos insistido sobre eso estos últimos días.
Hoy, han comenzado gestiones políticas y diplomáticas, ofreciendo al enemigo lo que pedía; y se le dará otras ocasiones. Delegaciones que habían venido anteriormente a Rice, y todos los que vinieron, vinieron a proponer planes estadounidenses-sionistas, y no hicieron ninguna propuesta para arreglar o aportar soluciones a la crisis o al conflicto.
No voy a discutir ahora de las propuestas ni de las condiciones, preferimos dejar eso a los mecanismos y a las reuniones correspondientes, ya que a cargo de estas discusiones se encuentran personas leales y de entera confianza.
Haré un solo comentario, rápido, para que quede claro para todo el mundo: Quisiera afirmar que no aceptaremos ninguna condición humillante, ni para nuestro país, ni para nuestro pueblo, ni para nuestra Resistencia, ni tampoco ninguna fórmula contraria a los intereses del país, contraria a la soberanía nacional y a la independencia, particularmente después de estos sacrificios, dure lo que dure este enfrentamiento y cualquiera que sea la dimensión de este sacrificio. Nuestra consigna verdadera y esencial es la dignidad. Las casas destruidas pueden ser reconstruidas, si así Dios lo quiere. Las infraestructuras pueden ser reconstruidas. Pero no le damos el derecho a nadie a quitarnos la dignidad. No aceptamos ninguna condición humillante. Estamos dispuestos a escuchar las soluciones políticas, a participar al diálogo político, actuamos de forma responsable y flexible, pero existe una línea roja.
Después de la llegada de la señora Rice al Líbano, antes de su salida para Palestina ocupada, ofreció al enemigo otra oportunidad. Desde luego estamos frente a una semana o diez días decisivos, como inclusive los israelíes lo dicen, y la batalla se resume a saber quien gritará primero. Nosotros seguiremos haciendo frente, y quisiera anunciar aquí, sobre el terreno -después de esta fase y de este empecinamiento del enemigo israelí, habíamos entrado en la «fase Haifa»,- anunciamos que actualmente entramos en la «fase allende Haifa». Así que viene una nueva fase del enfrentamiento y del conflicto impuesto por el enemigo, y la situación requiere una nueva fase. Sí, nuestros ataques ya no se limitarán a Haifa; sean lo que sean las reacciones del enemigo, pasaremos a la fase allende Haifa. En la confrontación sobre el terreno, la confrontación terrestre, nuestros combatientes han logrado metas enormes, le propinaron al enemigo pérdidas importantes, oficiales, soldados, aviones y tanques.
Hoy estamos resistiendo en Bint Jbeil y lucharemos en Bint Jbeil como anteriormente hemos luchado en Marous el Ras, como lucharemos en todas las ciudades y en todos los pueblos, y en cualquier parte. Desde luego no somos un ejército clásico. Llevamos una guerra de guerrilla. Sabemos lo que significa esta forma de lucha. Lo importante en la batalla terrestre son las pérdidas infligidas al enemigo israelí. Afirmo que -a pesar de todo lo que el enemigo haya avanzado, existen fuerzas numerosas a este nivel- esta avanzada no se puede solidificar. El objetivo era impedir el bombardeo de las colonias del norte de la Palestina ocupada. Este bombardeo continuará a pesar de cualquier avanzada terrestre y a pesar de la reocupación. La ocupación de cualquier parte de nuestra tierra libanesa será motivo y causa adicional para continuar y fortalecer la Resistencia.
La llegada del ejército sionista sobre nuestra tierra nos permitirá vencerlo, golpear sus soldados, sus oficiales y sus tanques; eso nos dará una oportunidad más amplia de enfrentarnos a él y de obligarle a agotar sus fuerzas y a no permanecer escondido detrás de sus fortificaciones en la frontera internacional, o a no limitarse a hacer uso de sus armas aéreas para bombardear nuestros pueblos y aldeas, bombardear los civiles, los niños y las mujeres. En la confrontación tenemos la iniciativa; y el criterio de esta confrontación será el agotamiento y no la tierra que seguiremos controlando; porque no peleamos de forma clásica. Cualquier pedazo de tierra ocupado por el enemigo lo liberaremos seguramente después de infligirle todas las bajas posibles.
Para brazos fuertes, corazones desbordados de fe, cabezas llenas de conocimiento y mentes que aman apasionadamente el encuentro con el Todopoderoso, los pasos serán firmes en la confrontación. Deseo llamar su atención: En las confrontaciones terrestres, vista la guerra psicológica adelantada por el enemigo, tenemos que tenerla en cuenta, como Resistencia y como pueblo. Confirmo que somos transparentes y sinceros con Ustedes. Nos escondemos nuestros mártires. Si matan a uno de nuestros dirigentes o cuadros, lo anunciaremos con orgullo. Si tenemos mártires, de eso estaremos orgullosos. Si tenemos heridos o prisioneros no lo negaremos. Así es nuestro comportamiento; en Maroun el Ras dijimos que había combates, y cuando salimos de éstos lo hemos anunciado. Tienen que escucharnos a nosotros y no escuchar la guerra psicológica del enemigo israelí. Desde hace dos días el enemigo afirma que tiene el control de Bint Jbeil, información desgraciadamente apoyada y difundida por muchos medios libaneses y árabes, aunque no tiene dicho control. Los Resistentes mantienen el control de la ciudad, hasta el momento en que se graba este mensaje. Combaten, hacen frente, y no ceden. El enemigo habla de centenares de mártires del Hezbollah. ¿Donde están estos centenares de mártires? Habló de 20 prisioneros. ¿Donde están? Hace algunos días habló de dos prisioneros en Maroun el Ras; para luego liberarlos porque son civiles ajenos a la Resistencia.
Entonces el enemigo va a anunciar la ocupación de ciudades y de pueblos, va a anunciar que ha matado muchos Resistentes, para desmoralizar la Resistencia y la gente. Lo digo: No crean estas mentiras. Escúchennos a nosotros. Cuando caen nuestros mártires lo anunciamos. Si salimos de un pueblo después de haber combatido como héroes, lo anunciaremos. No mentimos a nuestro pueblo, el enemigo si miente a su pueblo. El ejerce la censura sobre los medios, él no dice la verdad a su pueblo ni tampoco al mundo. Eso es una señal de su debilidad. En cuanto a nosotros nuestra transparencia y nuestra claridad son las mejores expresiones de nuestra fuerza y de nuestra determinación. Sea lo que fuere, hemos escogido este camino, sabemos que caminamos sobre el camino de las espinas y del martirio que lleva a la victoria. Estamos decididos a quedarnos de pie, a resistir y a preservar nuestra dignidad, nuestra soberanía y nuestra libertad, y la libertad de nuestra patria. Tenemos que seguir con paciencia, seguir firmes, así las cosas no se quedarán como están. Nosotros, si así lo quiere Dios, estamos seguros de la victoria, venceremos como hemos vencido en el pasado. Nuestra tenacidad hará cambiar las cosas en nuestro alrededor, la situación regional y la situación internacional. El enemigo ya no tiene mucho tiempo, a pesar de la cobertura que le da el gobierno estadounidense. Finalmente, esta sangre derramada por las mujeres, por los niños, los civiles oprimidos, los mártires y los combatientes oprimidos, por los Resistentes o por los miembros del ejército nacional libanés, o cualquier otro sacrificio, hoy, esta sangre triunfará de la espada. Es ley divina. Paz, misericordia y bendición de Dios sobre Ustedes.
Difusión del presente Mensaje por la televisión árabe el 26 de julio de 2006
Traducción no oficial de Daniel Catalá.