El libanés Partido de Dios (Hezbolá) parece fortalecerse dentro de fronteras y en el resto del mundo árabe en el marco de la guerra con Israel, cuyo bombardeo indiscriminado ya devastó parte de este país árabe. Los ataques israelíes a la infraestructura de Líbano con el fin de crear resentimientos contra Hezbolá, un partido chiita […]
Hezbolá, señalado por Estados Unidos como organización terrorista, es visto en Líbano como una fuerza política y social legítima.
La razón de ello, según un representante del grupo y miembro del parlamento libanés, es que nunca se habría propuesto transformar al país en un estado islámico.
«Hezbolá es un partido democrático cuyos principios se basan en la Constitución libanesa», dijo a IPS el legislador y también ministro de Trabajo de Líbano, Tarad Hamade. «Esto significa que tenemos que respetar la diversidad religiosa y cultural del país. Nunca pretendimos establecer un estado islámico».
Hamade sostuvo que «Israel quiere aterrorizar al país (Líbano) e infligir tanto daño como sea posible. Nos llaman terroristas mientras ellos practican terrorismo de Estado. ¿Acaso no son ellos también terroristas?», preguntó.
Cada vez más libaneses adoptan esa visión de las cosas. La población de este país observa a su alrededor la destrucción causada por los israelíes y tiene claro que la reconstrucción de la dañada infraestructura civil costará miles de millones de dólares.
Los tres aeropuertos y los cuatro puertos del país fueron bombardeados. Se estima que las pérdidas en viviendas y empresas ascienden a más de 1.000 millones de dólares. Al menos 22 estaciones de servicio fueron atacadas y una veintena de fábricas deterioradas o directamente destruidas.
Ambulancias de la Cruz Roja, centros de emergencia del gobierno, observadores y fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas, medios de prensa y torres de telefonía celular fueron arrasados, en flagrante violación de la ley internacional.
Iglesias y mezquitas fueron destruidas, y armas ilegales, como bombas de racimo y fósforo blanco también son utilizadas por Israel, afirman observadores. Más de 90 por ciento de los muertos libaneses en lo que va de la guerra –que suman unas 1.000 personas según estimaciones oficiales– eran civiles.
Con la destrucción del país, Israel no logró presionar a Hezbolá, sino que catapultó su respaldo popular y acercar a la mayoría de los libaneses a los objetivos políticos del grupo.
Hezbolá se hace cargo de al menos de 60 por ciento de las tareas humanitarias en Líbano, por lo que concentra poder, pero ahora, su popularidad no hace más que crecer.
Israel también puede haber caído en la estrategia militar de Hezbolá. Nada mejor para este partido que arrastrar al ejército israelí a una guerra de guerrilla en el sur Líbano. Y ello ya empezó, pues efectivos del vecino país ahora están contando sus víctimas en el sur.
Hamade señaló que los reclamos del grupo de un alto del fuego son simples y son los mismos desde el inicio del conflicto, hace casi tres semanas.
«Sólo puede haber un cese del fuego si Israel deja de disparar cuanto antes, acepta un intercambio de prisioneros y se retira de Líbano».
Empero, la realidad es que más de 10.000 efectivos israelíes ahora ocupan áreas del sur de Líbano, prosiguen los ataques aéreos generalizados y el gobierno de Ehud Olmert rechaza un intercambio de prisioneros.
IPS entrevistó un combatiente de Hezbolá, quien pidió ser llamado «Ahmed», e indicó que la agresión israelí sólo lo convirtió en un luchador más determinado.
«Me preocupo por mi pueblo, mi país y los defiendo de la agresión. Ahora, mi hogar en Dahaya (al sur de Beirut) está en ruinas. Toda mi vida quedó destruida, así que los voy a combatir», dice.
Al igual que la mayoría de los seguidores del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, Ahmed indicó: «estamos todos con él. Nos dio confianza y esperanza de poder echar a los sionistas de Líbano para siempre. Me dio un propósito».
«Somos como la resistencia francesa contra los nazis», añadió.
Mohamed Slaibi, estudiante de administración en la Universidad Estadounidense de Beirut (UEB), de 21 años, comentó que nunca había apoyado a Hezbolá, pero que ahora siente que están en su derecho de defender al país.
«Ahora me siento traicionado por Estados Unidos», añadió. Ese país «apoya 100 por ciento todo lo que hace Israel». «A pesar de que mi sueño era ir a Estados Unidos y de que estudio en la UEB, ahora los odio por respaldarlos», apuntó.
Este es justamente el tipo de sentimientos que Israel no quiere generar y que es producto del alcance de su agresión. Antes, los ataques israelíes apuntaban ante todo a Hezbolá, en cambio ahora, toda la población del país los sufre.
Es sabido que Hezbolá goza de un sólido respaldo político de Irán y Siria y que probablemente le proporcionan armamento, pero ahora más que nunca concentra el apoyo de la población libanesa.
Por cierto que el grupo parece tener recursos. «Parte de ellos proceden de donaciones de la población local», indicó Hamade. «Y otra de los ingresos derivados de compañías de propiedad del grupo. Además, los musulmanes pagan la ‘zaqaat’ (donación voluntaria para la religión). Podemos comprar armas en el mercado, una fuente inagotable».
Por supuesto que el armamento de Hezbolá no iguala al de su enemigo. «Puede que no seamos tan poderosos como el ejército israelí, pero lucharemos hasta morir», sentenció Hamade.