Cuando yo estaba en plena adolescencia, un amigo me hizo escuchar un tema en sus walk-man . Por aquel entonces mi formación política y musical estaba en estado casi fetal y -a Dios doy gracias- fui rodeado de las influencias correctas (otros dirán lo contrario). Resulta que la canción que sonó -o atronó- me pareció […]
Cuando yo estaba en plena adolescencia, un amigo me hizo escuchar un tema en sus walk-man . Por aquel entonces mi formación política y musical estaba en estado casi fetal y -a Dios doy gracias- fui rodeado de las influencias correctas (otros dirán lo contrario). Resulta que la canción que sonó -o atronó- me pareció en mi ignorancia obra de unos Neonazis. Claro, la adjetivación final puede llevar a esa conclusión precipitada. Algo que los autores del tema, la formación alavesa Soziedad Alkoholika, se molestan en aclarar a quien quiera escucharles: ‘Nuestro ataque en esta canción va dirigido exclusivamente a los opresores del pueblo palestino’. Criticar las políticas asesinas del Estado de Israel no es ser antisemita, del mismo modo que criticar al Tercer Reich Hitleriano no era sinónimo de germanofobia. Y ha sido «gracias» a las recientes -que no nuevas- noticias provenientes de Oriente Medio, que esta grandísima canción ha vuelto a mi memoria, y he querido compartirla con todo aquel que lea estas líneas. En tres sencillos estribillos, o actos , resume lo que algunos autores no son capaces de expresar en ensayos de cientos de páginas de extensión. Un ejercicio brillante que marca la trayectoria de cualquier músico. El tema, que puede descargarse gratuitamente en la web de la banda, www.soziedadalkoholika.com, se titula Nos Vimos en Berlín , y dice como sigue: ¡Qué vueltas da la vida! Pero ¿qué haces tú aquí? ¿Es que ya no te acuerdas? Nos vimos en Berlín. Fue una madrugada de aquel invierno hostil, en una mazmorra, a punto de morir. No sabes si llorabas de rabia o de dolor, yo vi caer tus lágrimas entre sangre y sudor.
Fue sólo ayer cuando el nazi disparó en tu sien, sólo ayer, el campo de concentración, sí, fue sólo ayer, tortura y persecución, fue sólo ayer, suplicando de rodillas tu perdón. ¿Ahora quién, quién es el asesino? ¿Ahora quién, quién mata sin razón? ¿Ahora quién, utiliza las torturas? Ahora tú: ¡Judío cabrón!
Esta canción tiene quince años, y sigue vigente… ¿por cuánto tiempo más?