Revisado por Caty R.
A propósito de un articulo titulado «¿En qué beneficia a los palestinos la negación del genocidio de los judíos?», emitido por la Unión Judía francesa por la Paz y que apareció en Rebelión el 25-12-2006 ( http://www.rebelion.org/noticia.php?id=43740 )
Mientras el drama palestino se acerca a los 60 años, mientras la población palestina se muere de miseria y mientras los palestinos tienen que vivir presos de por vida en su propia tierra o exiliados, la comunidad internacional -no los palestinos- va de galgos a podencos y se entretiene con el puzzle de judíos, sionistas, negacionismos y holocaustos; entre las rendijas de este puzzle mal encajado se tritura a los palestinos. Para esta dramática situación en este momento, ni se ve, ni se busca una salida y así el presente y el futuro de los nueve millones y medio de palestinos está colapsado.
Eso sí, nuestra intelectualidad y nuestra progresía, una buena parte al menos, cultiva sus inquietudes éticas y sociales con lo dicho más arriba. La tragedia de la expulsión bíblica de Egipto y la travesía del mar Rojo hace cerca de tres mil años (que no es más que una leyenda) cuenta más y es más importante para explicar la situación actual y también viene bien para continuar con el rompecabezas. Así las cosas, no es extraño que incluso gente bienintencionada tenga la brújula loca con tantas historias.
En medio de este discurso hueco e innecesario pero interesado, Teherán ha revuelto las tripas de Occidente. La versión que han dado los medios occidentales de lo que llaman el «negacionismo de Teherán» no ha sido más que una versión acomodada a la medida de la política sionista que siguen la Unión Europea, Estados Unidos y, por supuesto, Israel.
Desde Teherán, Ahmadinejad ha dicho, más o menos, que si en Europa se penaliza la negación del genocidio judío y si en Europa, además, están tan seguros del genocidio, ¿por qué no es la propia Europa, o la parte de Europa que lo perpetró, quien lo pague? ¿Por qué tienen que ser los palestinos -que no tienen nada que ver con este hecho- las víctimas del genocidio cometido en Europa? Así las cosas, parece que el genocidio, de hecho, no existió para los occidentales, pues sus autores se lavan las manos y cargan las deudas y la pena sobre otros, los palestinos. Ahmadinejad sigue diciendo que lo razonable sería que Europa diera a los judíos una parte de alguno de sus territorios, un pedazo de su tierra en algún lugar de Europa, Estados Unidos, Canadá o Alaska para que establezcan allí su estado, pero no en Palestina que no ha tenido nada que ver con el holocausto. Pero las interpretaciones que han aparecido en los medios europeos y usamericanos, de acuerdo con sus propios intereses, difieren y tergiversan lo que ha dicho la agencia oficial de noticias iraní, IRNA.
Vayamos ahora a cualquiera de los territorios palestinos -ya sea Nablús, Jenin, Ramala, Gaza o tantos otros- a contarles nuestras inquietudes y conflictos de intelectuales ociosos y bien nutridos. Sencillamente no nos entenderán, tampoco nos insultarán, tienen tantos problemas y tanta miseria que un poco más ya no les agobia. Los hemos tratado tan mal que no se sorprenderán por otra dosis y, sobre todo, los hemos cargado con la deuda del holocausto que se ha convertido en un mito bajo cuyo paraguas vale todo. De hecho, la Unión Europea, Estados Unidos y las Naciones Unidas son quienes mantienen la situación actual prestando reiteradamente su apoyo cómplice e incondicional a Israel en sus crímenes y sumándose encantados al bloqueo de alimentos, medicinas y cualquier otra mercancía básica para la supervivencia, a los territorios palestinos.
En la primera mitad de este año que ahora se acaba, más de un millón de palestinos, de los 3.700.000 que viven en Gaza, Cisjordania o Jerusalén Este, están en una situación que se denomina de «profunda pobreza» según las Naciones Unidas, es decir, con menos de dos dólares por persona al día para sólo tres capítulos de gasto: alimentación, vivienda y vestido, lo que supone un 30% más de palestinos en esta situación que el año anterior, 2005, como consecuencia del bloqueo. En el umbral de la pobreza, con menos de 2,4 dólares por persona al día, ya están casi la mitad de los palestinos. Parece que esta situación no interesa y desde luego no impide que sigamos con nuestros debates intelectuales mientras Palestina se muere, esto es secundario.
Han convertido «holocausto» en un nombre propio sólo para los judíos. Holocausto ha dejado de ser un sustantivo común, que antes se utilizaba para denominar las masacres contra otros pueblos o comunidades que lo han sufrido o lo están sufriendo ahora, excluyendo así decenas de holocaustos. A juzgar por los hechos, en Europa no hubo ningún holocausto, ya que nadie ha pagado nada por él y todo el mundo mira para otro lado; pero parece que sí lo hubo en Palestina si nos atenemos a la situación en la que se encuentra toda su población.
En el último siglo se han perpetrado y se siguen perpetrando docenas de holocaustos, pero para la comunidad occidental es mejor seguir discutiendo sobre galgos o podencos, es más fácil y compromete menos. Además, convertir el holocausto en un mito sirve para que la Unión Europea, Estados Unidos y las Naciones Unidas sigan con su política de aplastar a Palestina mientras le dan carta blanca al nazismo israelí para que siga con sus masacres donde y cuando le parezca oportuno, como está sucediendo, y por supuesto para ocupar los territorios que le apetezcan y expandir sus fronteras. Todo esto parece secundario, nadie habla de ello.
El problema no es el negacionismo. Y mezclarlo ahora con el sionismo y demás conceptos intelectuales, no es el camino más adecuado para explicar el genocidio y los crímenes que se están cometiendo contra el pueblo palestino. Mucho menos cuando ni siquiera aparece una condena contra la ocupación y el expolio que asuelan toda Palestina desde 1948. Es más, condenar los crímenes y sus secuelas sin condenar la ocupación, es un ejercicio de hipocresía y complicidad.
Miguel Ángel Llana es ingeniero y periodista; Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión y Tlaxcala.