Suprimir el hecho colonial y las ayudas internacionales a Israel es para el ingeniero y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, Miguel Ángel Llana, la clave para la solución al conflicto árabe-israelí, porque «Israel es un país artificial que no puede subsistir por sí mismo», según argumentó en el transcurso del coloquio posterior a la proyección […]
Suprimir el hecho colonial y las ayudas internacionales a Israel es para el ingeniero y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, Miguel Ángel Llana, la clave para la solución al conflicto árabe-israelí, porque «Israel es un país artificial que no puede subsistir por sí mismo», según argumentó en el transcurso del coloquio posterior a la proyección de «Imágenes de Tierra Santa», en un acto organizado por el club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, en el salón de la residencia de San Pedro, en plenas fiestas de la Navidad.
Miguel Ángel Llana expuso al público alrededor de 400 diapositivas, fruto de su estancia la primavera pasada en tierras de Oriente Próximo, con la intención de reflejar «la vida normal de una gente normal», tal como sostuvo al comienzo de la proyección, en la que estuvo acompañado de Julián Herrojo, rector de la basílica del Sagrado Corazón de Jesús de Gijón, también experto en estudios de Tierra Santa, donde residió varios años realizando trabajos arqueológicos.
Tras un recorrido visual por los lugares más emblemáticos de ciudades como Jerusalén, Belén, Ramala y Nazaret, Llana aludió a tres aspectos fundamentales en el conflicto árabe-israelí: la ocupación militar, que calificó de «brutal», la ocupación colonial «que cada vez va a más»: apropiación del agua, zonas fértiles, espacio aéreo, fronteras y relaciones internacionales y la relación de injerencia, consecuencia de la intromisión internacional.
«Si tuviera que cumplir una sola de las sesenta resoluciones de la ONU, Israel dejaría de existir», puntualizó Miguel Ángel Llana. De su paso por las zonas en conflicto, Llana comentó que tanto en Gaza como en Cisjordania «ni se puede entrar ni salir», mientras que en la zona judía de Jerusalén «no se puede andar pero sí por la parte palestina a pesar de estar ocupada». Objeto de litigio, la capital israelí se encuentra «indefinida», para Llana, si bien «administrativamente es hebrea; no es ni estrictamente palestina ni estrictamente árabe de Israel», matizó.
Llana, para quien el estado de Israel «está creado a calzador», se preguntó «qué futuro le espera a un estado que se basa en incumplir las resoluciones de la ONU», al tiempo que hizo una llamada de atención sobre la permisividad internacional sobre las masacres de Gaza y Cisjordania y los nueve millones y medio que conforman la población palestina, de los que «casi la mitad son refugiados», dijo.
Sobre la organización Hamas, Llana sostuvo que «se creó como resistencia a la ocupación» y defendió la disposición del presidente del Parlamento, Aziz Duaik -con quien tuvo oportunidad de conversar durante su estancia- «a negociar en serio lo que fuera entre estados; entre iguales», recordó.
Por su parte, Julián Herrojo, rector de la gijonesa basílica del Sagrado Corazón de Jesús, comentó que en todo el territorio de Israel sólo el cinco por ciento de los árabes son cristianos. «Noto que la pequeña población cristiana árabe es muy culta», comentó, tras apuntar que, debido a su formación, los cristianos de la zona mantienen hábitos occidentales «que chocan con la sociedad arcaica musulmana».