Traducido por J.M. y revisado para Rebelión por Caty R.
En vez de atrapar al criminal nazi prófugo Walter Rauff, el servicio de espionaje israelí optó por aceptar su colaboración para obtener información sobre el ejército sirio y le ayudó huir de Europa a América Latina. Documentos de la CIA revelan que no es el único caso. Para la cazadora de nazis Biatte Klarsfeld, que dirigió un equipo para la detención de este criminal, es difícil de entender que precisamente Israel ayudase a este asesino a escapar de la justicia.
Walter Rauff, oficial de las SS responsable de la aniquilación de al menos 100.000 personas, que estaba denunciado por los aliados por sus actividades como criminal de guerra, fue utilizado a finales de los años 40 por el servicio secreto israelí el cual, en vez de entregarlo a la justicia, le pagó por sus servicios e incluso le ayudó a escaparse a América del Sur. Documentos del servicio central de inteligencia (CIA) de Estados Unidos que se han hecho públicos en los últimos años, revelan que tenían conocimientos sobre el caso de este criminal nazi y que no fue el único a quien Israel ayudó a escapar.
En el memorándum de la CIA del 24 de marzo de 1950 hay referencia escrita de las relaciones entre el agente israelí Edmond (Ted) Cross -su nombre está borrado en este documento- y el nazi Janos Walberg: «la utilización del mencionado (Walberg) por el servicio de inteligencia israelí se adecua a lo descrito en las conversaciones con (nombre borrado)». El documento describe la utilización de ex nazis para trabajos de espionaje en las naciones árabes. Después del fracaso del envío del coronel de las SS Walter Rauff a Egipto, el servicio israelí en una declaración bastante creíble (aunque todavía no hay confirmación oficial), empleó a este personaje «cuyas posturas y pasado no despertarían sospechas en Egipto de que pudiera ser un agente israelí».
En un documento anterior, de febrero de 1950, está escrito que Cross ayudó a Rauff a conseguir la documentación necesaria para emigrar a América del Sur, aunque el intento de mandarlo a Egipto había fracasado. ¿Por qué a pesar de eso Israel ayudó a Rauff? El mismo documento insinúa: «no hay que descartar la posibilidad de que su presencia en Siria estuviera relacionada con un servicio para Israel». Rauff, efectivamente estuvo en Siria, donde fue consejero militar del presidente Juseini Zahím, quien estuvo dispuesto a llegar a un acuerdo de paz con Israel, pero tuvo que abandonar Siria cuando el presidente fue depuesto por un golpe militar.
No se sabe cuál era el objetivo de Rauff en Egipto, pero su vínculo con Cross podría abonar algo más que una insinuación. Según una investigación de la ex trabajadora del Mossad Rut Kimche, en plena guerra de independencia en julio de 1948, Cross fue enviado para asesinar a algunos miembros de Fatah en Egipto con la ayuda de un grupo de judíos. En el último momento se canceló esta operación. Cross volvió a Egipto en septiembre pero otra vez se desistió de este plan, probablemente porque se enredó en un episodio amoroso con la princesa egipcia Amina Nur el Din y tuvo que abandonar el país. Kimche agrega: «toda esta situación recuerda un asunto vergonzoso de los años cincuenta, para su suerte el plan del 48 no pudo llevarse a cabo, al parecer, gracias a la princesa egipcia.»
Pero parece que no renunciaron al plan y en 1949, como se desprende de los documentos estadounidenses, Cross quiso enviar a Rauff a Egipto. Según otro documento de la CIA Rauff no llegó a Egipto pero en otro informe, de 1953, el embajador estadounidense en El Cairo informó de que un hombre llamado Rauff estaba en Egipto. A este Rauff se le describe como polaco pero por otro lado se le recuerda como responsable de la muerte de judíos en Polonia, lo que lleva otra vez a la sospecha de que sea el mismo criminal nazi mencionado.
Rauff nació en l906, desde los 18 años sirvió en la marina alemana y llegó a oficial. En el año 1937 le expulsaron del ejército por haberle sido infiel a su esposa, asunto que según sus superiores deshonraba su graduación. Fue rescatado por Reinhard Heidrich, también antiguo oficial de la marina que en ese momento era subalterno del jefe de las SS, Einrich Himmler, y le incorporaron al organismo nazi. Al principio sirvió en la oficina central de las SS en Berlín y después de la invasión de Noruega en 1940, estuvo destinado allí durante tres meses como responsable de la policía de seguridad. En ese mismo año reingresó en la marina donde dirigió la flota encargada de las bombas y en 1941 Heidrich le reclamó de nuevo para el comando central de las SS en Berlín.
Cuando nombraron a Heidrich gobernador de la Checoslovaquia invadida, Rauff le acompañó a Praga como consejero técnico y volvió a Berlín en junio de 1942, después de que la resistencia checa atentara contra Heidrich. En Berlín le nombraron jefe de la repartición técnica de las SS y era el responsable de las ejecuciones en los camiones: el tubo de salida del gas se unía al tubo de escape y envenenaba a los pasajeros de la parte trasera del camión. De esta forma murieron entre 97.000 y 200.000 personas, la mayoría judíos. Esta forma de exterminio resultaba bastante complicada y por eso se sustituyó por las cámaras de gas con el «Ciclón B».
Desde julio de 1942 hasta mayo de 1943 Rauff dirigió también el Einsatzkommando -unidad secundaria de otra encargada del exterminio de los judíos- del norte de África, y fue el encargado de concentrar a los judíos en Túnez. Después de una breve estancia en Berlín, le trasladaron a Kursika en julio de l943 donde dirigió esa misma unidad y desde septiembre de 1943 hasta el final de la guerra dirigió las SS en Milán, desde donde participó en las negociaciones secretas que desembocaron en la rendición de los nazis en el norte de Italia.
Contrariamente a lo ocurrido con otros nazis que participaron en estas negociaciones, Rauff fue detenido por los aliados el 30 de abril de 1945. En 1947 consiguió escapar de la prisión gracias a un agente sirio que se presentó como el «Dr. Jion Homis» -que en realidad era el capitán Akram Tabara- y enroló al prófugo. En Siria fue consejero del presidente hasta que le destituyeron. Rauff consiguió convencer a sus captores de que era un simple consejero y no tenía ninguna responsabilidad, por lo que le liberaron y le obligaron a abandonar Siria.
Según una de las versiones encontradas en los archivos de la CIA, Rauff fue sospechoso de mantener contactos con «activistas comunistas extremistas» como agente del alemán Von Lipkau. Después de que le expulsasen de Siria parece que habría tenido que acompañar a Lipkau a la India para promover allí propaganda comunista, según el informe de la CIA. El plan no se llevó a cabo porque Lipkau se quedó en Tel Aviv por otros compromisos».
Rauff fue de Damasco a Beirut y desde allí regresó a Italia. Mientras sirvió al servicio secreto israelí, y probablemente como informante británico, se embarcó hacia América del Sur en Diciembre de 1949. Primero se instaló en Quito, capital de Ecuador, después, según un informe referido a 1953 estuvo en Buenos Aires donde era jefe de un grupo anticomunista. En 1958 viajó a Chile donde un año más tarde adquirió la residencia. Allí fue comerciante en carnes de vacuno y pescado, granjero e industrial. Su hijo Walter entró en la Academia de la Marina de Chile, y estuvo bajo la protección del general Carlos Prats, comandante de las fuerzas armadas, que era uno de los que apoyaban al presidente socialista Salvador Allende. Hoy el hijo niega que su padre haya trabajado a favor de Israel.
El 19 de diciembre de l962 Rauff fue detenido en Chile después de que Alemania Occidental pidiera su extradición. La Corte Suprema rechazó la demanda y Rauff fue liberado. El presidente Salvador Allende no pudo modificar la situación, en una carta amistosa dirigida al cazador de nazis Simon Wiesenthal, le dijo que no estaba dentro de sus posibilidades remover la decisión tomada por la Corte en l962.
Allende murió en el golpe de Estado militar perpetrado contra el gobierno democrático en septiembre de 1973. Al cabo de unos meses, el diario francés Le Monde informaba de que Rauff había sido nombrado jefe del servicio de información de Chile; el gobierno chileno lo desmintió. Diez años después, en enero de l984, el ministerio de Justicia israelí pidió que detuvieran a Rauff, pero el gobierno chileno rechazó la petición. Un mes más tarde Alemania Occidental pidió por segunda vez la detención de Rauff a lo que el gobierno chileno respondió que sólo se abriría de nuevo la investigación sobre Rauff si se presentaban nuevas causas penales, ya que su detención no era una causa de interés público en Chile. Rauff vivió mucho tiempo en ese país y siempre se condujo dentro de la ley.
También los estadounidenses hicieron la misma petición a Chile por la misma causa, alegando que la postura de su gobierno es que los criminales nazis deben ser enjuiciados; en 1984 hubo una gran presión internacional sobre chile para encarcelar a Rauff, entre otros el presidente Reagan y la Primera Ministra británica, pero no consiguieron influir sobre el dictador Augusto Pinochet. La cazadora de nazis Biatte Klarsfeld, que estuvo en Chile para organizar manifestaciones de protesta por este asunto, fue detenida dos veces por alteración del orden público.
En el mismo año el jefe del servicio exterior de Israel David Kimche visitó Santiago y, según algunos artículos periodísticos, aprovechó la visita para exigir a sus anfitriones la expulsión de Rauff a quien definió como uno de los mayores criminales de guerra pero su esposa, Ruth Kimche dijo en nombre de su esposo que él no recuerda esto; según sus palabras sólo estuvieron en Chile en visita privada. De cualquier manera no sabemos hasta qué punto fueron sinceros los esfuerzos de Israel para capturar a Rauff, la realidad es que ya en 1979 Israel vendió a Chile lanchas de vigilancia, después se fabricaron aviones de guerra chilenos en Israel y en 1984 todavía se hacían reparaciones de mantenimiento.
Rauff murió en mayo de l984 de cáncer de pulmón y la embajada de Israel declaró enfáticamente que «el problema con el señor Rauff aquí se acabó. Dios le juzgó».
La evidencia de que Rauff proporcionó información a Israel ya fue publicada anteriormente y, sin saber bien por qué, esa publicación no suscitó ningún debate público en el sentido ético de que Rauff -un criminal nazi de primera línea- hubiera recibido protección israelí al mismo tiempo que cazadores de nazis como Simón Wiesenthal y Beatte Klarsfeld llevaron a cabo acciones internacionales para conseguir juzgarlo. También el famoso investigador Richard Breitman, que estudió los documentos de la CIA sobre Rauff, en el marco de su actividad para el gobierno de Estados Unidos, eligió no referirse en su investigación a la información que indica que el servicio secreto israelí utilizó regularmente los servicios de nazis en países árabes.
La persona que contactó con Rauff, según la CIA, fue Ted Cross (por su nombre hebreo, David Magen). Cross fue contratado en 1948 para actividades de espionaje por Asher Ben Nathan, que entonces era el director de la «división de actividades especiales» de la oficina gubernamental del ministerio de Exteriores (antes del nacimiento del «Mossad» la división era un organismo de espionaje israelí en el exterior). Cross dominaba varios idiomas y también era un hombre experimentado que había trabajado durante la Segunda Guerra Mundial en el servicio de inteligencia británico. Según el artículo de Gil Meltzer que se publicó en el periódico Yediot Ajaronot hace un año, Cross era miembro de la familia Gross, de origen judío y buena posición económica en Budapest. Aventurero internacional, vividor y conquistador de mujeres, para mantener ese «glamouroso» tren de vida traficaba con drogas y ofrecía sus servicios como agente, por ejemplo a los egipcios que le pagaron 20.000 dólares, una cuantiosa suma en aquella época. Cuando se descubrió este asunto le detuvieron en Israel y estuvo preso bastante tiempo; después de su liberación entró en negocios de gastronomía y, entre otros, creó la cadena de hamburgueserías «Wimpi».
¿Es posible atribuir al gobierno de Israel la responsabilidad de las relaciones entre Cross y Rauff? ¿Fue una iniciativa privada del doble agente? La CIA, al parecer, no estaba al tanto de algunos puntos importantes de las relaciones entre Rauff y el servicio de espionaje israelí. En el «Pesaj» de 1993, Shlomo Nakdimon entrevistó para el en Yediot Ajaronot a Shalevet Freier, quien hacia finales de la década de los 40 fue jefe del área política del servicio exterior y en la década de los 70 director de la secretaría de energía atómica. Freier contó cómo se contrató a Rauff en Italia, después de que gente amiga le hablase de un «pez gordo» que había llegado de Siria y era conocido como Ralif, pero cuyo nombre real era Rauff. Según Freier, si es así, resulta que fue la secretaría política del gobierno la que contrató a Rauff. El nombre de Cross no se menciona en esa entrevista.
El difunto Freier argumentó que antes del encuentro con Rauff, él informó al director de la secretaría de estado, Boris Guriel y al director de la secretaría de asuntos, Asher Ben Nathan, y los dos fueron a Italia » para ver al consejero del presidente sirio entrar en la casa de su hombre en Roma».
Freier se presentó a Rauff como delegado del servicio de información de Israel. Durante un mes entero el criminal nazi escribió un informe sobre el ejército sirio. «Cuando no sabía responder a las preguntas, Rauff solía telefonear a sus conocidos en Siria para recibir información complementaria», dijo Freier. El gobierno de Israel no sólo pagó los servicios de Rauff, sino que también le proporcionó una estancia real en Italia. Cuando Rauff terminó el informe, él, su esposa y sus hijos subieron a un barco que navegó desde Génova hasta América Latina. En el puerto le entregó a Freier la última parte del informe.
Según informaciones que recibió la CIA, Rauff trabajaba en Siria para el servicio de información británico a quien proporcionó una copia del programa sirio para reorganizar el servicio de información y la policía política. Parece que Rauff trabajaba para distintos patrones al mismo tiempo. Según documentos de la CIA, Rauff llegó en noviembre de 1949 de Beirut a Roma y vivió en la pensión Tolentino con el nombre de Walter Rauff. Desde el hospedaje informaron de que Rauff iba escaso de dinero, por lo que vivía de forma modesta. Nadie le visitaba y recibió contadas llamadas telefónicas. Un cura católico, conocido por su simpatía hacia los nazis, le dio a Rauff 40.000 liras. El 17 de diciembre de 1949 Rauff embarcó hacia Ecuador, el importe del viaje lo aportaron Israel o el servicio secreto británico y uno de estos dos patrocinadores también le proporcionó el pasaporte.
En enero de 1950 Cross informó a los estadounidenses de que Rauff había abandonado Italia y había cortado su relación con el servicio de espionaje israelí pero que había dejado muchos documentos interesantes que Cross prometió llevar a la siguiente entrevista. Los agentes de la CIA no lo creyeron, pensaron que quizá estaba intentando despistarlos. Freier por su parte dijo en la entrevista que Rauff continuó escribiéndole y que él conservó el vínculo con el destacado criminal nazi, «porque pensé que tal vez algún día él me sería útil, él era fiel a los árabes».
Asher Ben Nathan, que durante muchos años fue importante en el ministerio de Defensa y embajador en Alemania y Francia, ahora confirma que Freier empleó a Rauff, pero que Freier sólo se lo dijo a hechos consumados. En realidad, Ben Nathan cree actualmente que el vínculo con el criminal nazi fue un error, pero admite que recibió de él información valiosa. Aún así en su libro de memorias que apareció hace cinco años figura una versión diferente. En el libro, Ben Nathan escribe que Freier «logró enviar a Siria a un ex oficial nazi que, a su vuelta, trajo una valiosa información que evaluaba las fuerzas del ejército sirio». Ben Nathan confirma que era Rauff, pero no se sabe cuál de las versiones es la verdadera. Declaró que para la escritura del libro se basó solamente en su memoria.
¿Qué sabían los israelíes que contrataron a Rauff sobre su pasado? ¿Estaban enterados de la gravedad de sus delitos? A la pregunta de Nakdimon de si sabían en ese momento que Rauff fue el responsable de las cámaras de gas móviles y de la muerte de 200.000 personas, Freier respondió negativamente: «Yo le pregunté sobre su pasado y él me respondió que en la GESTAPO se ocupaba de falsificar libras esterlinas para perjudicar a la economía británica». Después de varios años, escuché por la radio que los estadounidenses que estaban evaluando las causas de nazis relevantes, informaron de que Rauff había sido el responsable de todas las actividades técnicas de la GESTAPO.
Es difícil de creer que Freier no supiera a quién estaba contratando. Varios periódicos difundieron el 2 de mayo de 1945 la noticia de que había sido atrapado en Milán «el buscado coronel Rauff, conocido jefe de las SS». El 19 de octubre de 1945 Rauff, en una prisión estadounidense, firmó la declaración semanal y aceptó que estaba involucrado en el asesinato de judíos por medio de gases tóxicos en los transportes con camiones. Este documento se presentó en los juicios de Núremberg junto con una carta del Dr. Augusto Beber, donde se describía la técnica para el asesinato de los judíos. Aparte de esto, el nombre de Rauff se repite 31 veces en los protocolos de los juicios de Núremberg. Esta información se recabó sólo con preguntar a Robert Kampner, un judío americano que trabajaba con el fiscal acusador principal, Beny Renberg, o a los observadores judíos que seguían los juicios. Ben Nathan, que en esos años juntó material en Europa sobre los criminales nazis, admite que había conocido esta información.
La declaración de Rauff sobre las SS y la falsificación de libras esterlinas abre un interrogante sobre otro asunto en el que estaba implicado Freier. Un judío llamado Jack Van Ertan, que fue uno de los principales agentes del plan de falsificación, contactó hacia fines de la guerra con soldados israelíes en el norte de Italia y les ofreció dinero falso en grandes cantidades. A cambio pidió protección (apareció un artículo sobre este asunto en un suplemento de Haaretz en 2002).
Van Ertan no sólo tenía en su poder grandes sumas de dinero, sino también una gran cantidad de joyas. Según el testimonio de Samuel Osia, uno de los compañeros de Freier investigó a Van Ertan sobre su pasado. Osia recuerda que vio a un miedoso Van Ertan en las oficinas durante la investigación, que duró algunos días. Van Ertan contó con temor cómo ayudó al enviado especial de Himmler, Kurt Berger, encargado de la confiscación de los bienes de los judíos húngaros, y reveló lo que sabía sobre el origen del dinero británico falso que utilizó después, gracias a Van Ertan, como una importante fuente de recursos para la puesta en marcha de acciones y suministros para la «Haganá».
Hasta dónde estaba enterado Freier de lo que hacía Van Ertan, se desprende no sólo de los testimonios de los responsables del Mossad en la segunda emigración a Israel (Aliá B), sino también de la entrevista de la historiadora Nené Saguí en 1966 donde Freier dijo no entender cómo no se enteraron mínimamente de las actividades de Van Ertan en los juicios de Kastner y Eichmann. La historiadora Saguí no preguntó a Freier por qué no puso en juego sus influyentes relaciones para que este asunto se recuerde y se trate debidamente.
Los estadounidenses detuvieron a Van Ertan en Italia como sospechoso de ayudar a criminales nazis a huir. La institución que organizó la segunda emigración a Israel y especialmente Freier, hicieron grandes esfuerzos para su liberación. El soldado israelí Itzjak Tamri, que sabía las razones de la detención de Van Ertan, protestó ante el oficial de la «Haganá» en Italia, Eliahu ben Jor (Cohen). Ben Jor, que al cabo de unos años fue general del ejército de Israel, -el Tzahal- explicó a Tamri que le había prometido protección a Van Ertan y «un hombre de bien cumple sus promesas».
Van Ertan fue liberado en 1946. Ben Jor instruyó a su padre, Aba Cohen, que era oficial de bomberos de Tel Aviv, para que ayudase a Van Ertan a instalarse en la ciudad. En la calle Najalat Biniamin Van Ertan abrió una joyería. Más tarde Aba Cohen se empleó en otro de los negocios de Van Ertan, que falleció en 1973 como un honorable hombre de negocios, como un ciudadano de Savion que en la Segunda Guerra Mundial aprovechó sus relaciones y recursos para salvar judíos y contrabandear bienes, especialmente joyas. Esta es la interpretación que los miembros de su familia presentaron después de la publicación del artículo anterior. Por cierto, la joyería se cerró muy poco tiempo después de la publicación del artículo.
En l947 Freier ayudó de nuevo a Van Ertan cuando los ingleses quisieron expulsarlo de Israel. No sólo le conectó con el abogado de Jerusalén Mordejai Eliash, sino que también es posible que, siendo ministra de relaciones exteriores de la Agencia Judía Golda Meier, le enviase una carta de salvamento con el argumento que el hombre había salvado vidas judías.
Van Ertan fue un «tierno infante» en comparación con Rauff, que fue un criminal de la misma talla que Eichmann. No es sorprendente que la famosa cazadora de nazis Biatte Klarsfeld, que hizo grandes esfuerzos para llevarlo a juicio, casi cortase bruscamente el teléfono cuando escuchó que Rauff trabajó para el servicio de espionaje israelí y hasta llegó a recibir ayuda para escapar de Europa. «En l984, cuando dirigí el equipo que debía arrestar a Rauff en Chile no tenía ningún conocimiento sobre sus ‘relaciones’ con el Mossad», dijo. » Y me permito poner esas relaciones en duda, ya que Rauff era bien conocido en el ambiente judío por su participación en los asesinatos con gas en los camiones y por la persecución de los judíos en Túnez e Italia como jefe de la policía nazi en esos lugares». También para el director de las oficinas de Simón Vicental, Efraím Worof, no era lógico que Shalebet Freier no conociera los crímenes de Rauff.
Rauff contra la comunidad judía
Rommel se opuso al plan de exterminio de judíos egipcios y palestinos.
El año pasado dos historiadores alemanes, Klauss Micael Malman y Martin Kipers, publicaron un episodio dramático. Según ellos hay documentos alemanes que dan testimonio de que un equipo dirigido por Rauff se preparaba para exterminar a los habitantes judíos de Palestina después de que la ocupasen los ingleses. El equipo «Eintzcomando egipcio» que contaba con 24 hombres, fue enviado a Atenas en julio de 1942 para preparar esa acción. Rauff voló el 2 de julio a Tobruk para encontrarse con el comandante de campo Rommel y discutir el plan. Los planes se dieron vuelta por las derrotas en las batallas de Al Almin en octubre de 1942, y así se pudo salvar la población judía.
Este relato tuvo un eco internacional pero a la vista de la documentación es difícil determinar exactamente cuál fue el papel de Rauff. Según la documentación el grupo tenía facultades suficientes para dar las órdenes necesarias sobre la población civil. Los investigadores alemanes encontraron estilos semejantes entre las órdenes que recibió Rauff y las que llevaron al exterminio de los judíos en los territorios conquistados de la Unión Soviética, y concluyeron que existían los mismos objetivos para Egipto y Palestina. Las mismas órdenes se llevaron a cabo en el norte de África de una manera más comedida, aparentemente porque Rommel no estaba a favor.
El periodista alemán Wolfgang Lade entrevistó al ayudante de Rauff, Teodor Sabka, quien confirmó que Rommel se oponía al plan de exterminio de la población judía. Según un informe estadounidense que se encuentra en los documentos de la CIA, Rauff voló hasta donde estaba Rommel para discutir con él sobre el exterminio de los judíos de El Cairo. Pero a Rommel le asqueó la idea de llevar a cabo este plan y le mandó al diablo. En el primer artículo los historiadores alemanes no se refirieron al memorándum y en el libro, más explícito, decidieron -sin una razón concreta- que sus declaraciones no son de fiar.
En la documentación británica sobre Rauff, que no hace mucho se hizo pública, hay un testimonio sobre lo que investigaron los ingleses en Italia después de que le arrestaran al final de la guerra. Según el documento, Rauff dijo que voló en julio de l942 hacia Tobruk para mantener una conversación con Rommel y en ella acordaron retrasar la llegada de las unidades de las SS al norte de África durante mucho tiempo «y que esto sería beneficioso». Esta es una forma diplomática de explicar la renuncia a este plan y la postura contraria de Rommel.