Traducido por Adela del Olmo
P: Señor Barguti, mucha gente se pregunta por qué no ha querido usted participar en este gobierno de emergencia. ¿De verdad que no ha querido?
R: Agradecido, he declinado el ofrecimiento. Nosotros no estamos contra el Gobierno de emergencia de M. Abbas, él tiene el derecho a declarar un estado de emergencia y a resolver la coalición de unidad después de lo que ha sucedido en Gaza. El verdadero problema es que tras el difícil acuerdo legal alcanzado, un Gobierno de coalición sólo haya podido durar un mes. Porque para que pudiera haber durado de verdad, se necesitaba al menos unanimidad en el Parlamento.
P: ¿De verdad cuentan esos aspectos legales tras el golpe de Hamás?
R: Sí, porque de no ser así, lo que se destroza es la democracia palestina. La ayuda real sólo se puede lograr a través de unas elecciones. A lo mejor, un gobierno de transición urgente podría servir, pero sólo para preparar ese camino. Y la comprensión del pueblo palestino y de sus representantes de Gaza, en este aspecto, es absoluta. De manera que las elecciones son perfectamente factibles en ambas zonas.
P: Tras la cruenta lucha entre Fatah y Hamás ¿es imaginable una campaña electoral justa?
R: Ahora mismo, no. Pero las elecciones son la única salida posible para recomenzar con las negociaciones políticas entre Gaza y Cisjordania. Hablo de elecciones como perspectiva. ¿A dónde nos llevaría el no tener siquiera esa esperanza? ¿A otra eterna segunda parte?
P: Israel no tendría nada en contra de lo que usted plantea.
R: Puede ser. Pero nosotros necesitamos una solución que evite que Palestina se convirtiera en un campo de batalla de guerras regionales e internacionales. Ése es el peligro real que ahora mismo amenaza a Gaza.
P: Occidente plantea solo proveer a Gaza con lo estrictamente urgente y necesario, pero quizá sería posible dar más dinero a Cisjordania. ¿Podría Abbas lograrlo?
R: Eso es una concepción tremenda. Es una visión humana y política totalmente provisional. Bajo el aislamiento en que vive Gaza, no puede padecer sólo Hamas, que siempre ha luchado por su autosuficiencia económica. El pueblo no entiende tampoco el porqué de tanto sufrimiento. En Cisjordania el problema principal no es la falta de dinero, sino el estado de sitio, el muro de separación. ¿Por qué tienen que soportar eso? No. Los cisjordanos serían felices tres meses porque volverían a cobrar sus sueldos. Después, comprobarían que la realidad no ha cambiado en absoluto.
P: Usted siempre ha sido una persona comprometida con la idea de un Gobierno de unidad. ¿Ha minusvalorado usted a los militantes que hoy reniegan de Hamás?
R: Mi opinión al respecto es que en Hamás conviven tres corrientes: moderada, pragmática y otra que es fanática y peligrosa. Esta fracción extrema estuvo mientras duró la coalición de unidad en el límite. Cuando el gobierno de unidad fracasa y, además, se vuelve internacionalmente visible, ellos sienten que ha llegado su momento. Yo no lo veo así. Estos militantes de Hamás han cometido sin duda actos violentos, pero yo sé también que Fatah no ha luchado lo suficiente por mantener el Gobierno de unidad. No ha asumido que perdió las elecciones en 2006.
P: ¿Considera entonces igual de responsables a Fatah y a Hamás?
R: La estructura de la autonomía palestina es un sistema corrupto, en todos lados todos buscan compensaciones económicas. Los de Hamás se han comportado en este punto como los de Fatah. Pero los de Hamás, con su continuo nepotismo y sus negocios entre amigos, aún peor.
P: ¿Mantiene todavía contactos con ambos bandos?
R: Sí, con Fatah y con Hamás. Porque la discusión que estamos obligados a mantener es cómo llegar a una exitosa reconciliación nacional. Mi opinión puede ser la de seguir manteniendo que sólo la democracia nos puede salvar a todos por igual. Sin ello, jamás existiría una frontera de paz entre Gaza y Cisjordania. La cuestión más triste es que la lucha entre hermanos deja profundas y amargas heridas.
Fuente: http://www.fr-online.de/top_news/?em_cnt=1157772
Adela del Olmo es miembro de Cubadebate y Rebelión.