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El timo de hidrógeno por petróleo

Fuentes: Rebelión

Sectores importantes de la política y de la economía están muy interesados en orientar adecuadamente la información para sacar el mayor provecho en temas tan cruciales como puede ser la energía, aunque para ello hayan de llegar a guerras por petróleo, agrocumbustibles por hambre, transgénicos dañando el ecosistema, sin importar que todo ello derive e […]

Sectores importantes de la política y de la economía están muy interesados en orientar adecuadamente la información para sacar el mayor provecho en temas tan cruciales como puede ser la energía, aunque para ello hayan de llegar a guerras por petróleo, agrocumbustibles por hambre, transgénicos dañando el ecosistema, sin importar que todo ello derive e incida en el cambio climático. No es de extrañar que el montaje institucional y mediático cree confusión y se diga y escriba toda clase de disparates; hay demasiados intereses en juego aunque sea a costa de la supervivencia de millones de personas, como está sucediendo intencionadamente, pero sin que ello sea obstáculo ni problema para las grandes potencias, potencias sólo en armamento y destrucción, no otra cosa están demostrando ser.

La cadena de errores del artículo El fin del petróleo, Rebelión , 09-09-2007 [1] relacionados con la Física, la Química y con la tecnología, tergiversa seriamente la situación energética internacional al considerar al hidrógeno como una fuente alternativa de energía cuando lo confunde y compara con el gas natural, carbón, energía solar, eólica, entre otras, mezclando, además, energías renovables y alternativas con las que no son ni lo uno ni lo otro.

El hidrógeno no se encuentra libre en la Naturaleza [2]. No hay yacimientos de H2, no es una fuente de energía, sólo es un combustible que puede conseguirse con determinados procedimientos en los que siempre será necesario aportar más energía que la que se va a obtener, porque como en cualquier proceso, siempre habrá pérdidas como así lo determinan las leyes de la Termodinámica. Contienen H2, entre otros, los hidrocarburos, aceites, alcoholes y el agua, pero siempre formando parte de moléculas que es necesario disociar, obteniendo toda su energía quemándolas directamente si son combustibles o, de lo contrario, aportando energía que libere el H2 en el momento o posteriormente, para su utilización inmediata o retardada, actuando en este caso, como depósito o almacén de energía.

Como en cualquier argumentación, siendo falso el primer paso, lo son en todo o en parte los demás. El artículo citado habla de la mayor eficiencia energética de la pila de H2 frente a los motores de combustión interna, olvidando que compara una fuente de energía no renovable, como es la gasolina o gasóleo, con el H2 que ni siquiera es fuente de energía, sin mencionar cómo y con qué energía se carga la pila. Continua con el coste de los motores y del problema de sus respectivas tecnologías para terminar con que la estructura comercial del petróleo está valorada en diez trillones de dólares, cantidad inexistente en este mundo (Error frecuente por traducir billion por billón y no por mil millones). La mayor parte de los datos aportados son equívocos o incluso falsos.

El autor apuesta en el citado artículo por buscar nuevas tecnologías para poder continuar con el actual nivel de consumo y rendimiento energético y manteniendo el precio actual del petróleo y sugiere:

«que en el futuro la matriz energética mundial deberá necesariamente ser una mezcla de energías a partir de hidrógeno, placas solares y torres eolicas.»

Más confusión ya no es posible (aparte de que la falta de esas tecnologías se están sustituyendo por guerras y ocupaciones militares) no sólo considera al H2 como fuente de energía sino que lo propone como fuente energética junto con otras que sí son fuente de energía, renovables y alternativas, pero olvidando que son limitadas y que el futuro está forzosamente en el ahorro de energía [3]. De nada sirve recurrir a tics como el de mejorar la eficiencia energética y citar a Fidel Castro cuando todo ello se hace en este contexto de disparates.

Los temas relacionados con la energía suscitan siempre los mismos errores y acaban frecuentemente en el mismo hoyo, en donde se cree que todo es posible y que siempre se puede seguir ganando, creciendo, compitiendo, pero, resulta que ese hoyo no tiene salida, los recursos son limitados, como la superficie o el volumen de la Tierra. Seguramente, la cultura y práctica especulativa habitual de multiplicar los bienes gratuitamente a base de manipulaciones o directamente con tremendas guerras interminables, pero que tienen el denominador común de ser el origen de la miseria y la muerte de millones de personas a causa y al servicio de ese modelo neoliberal necesitado de un crecimiento económico insaciable. Pero sucede, contrariamente que con los temas energéticos, que las cuentas no son tan fáciles: ni la Química, ni la Física y su común supervisora la Termodinámica, están por la labor de sustituir leyes por atropellos, por guerras y ganancias gratuitas; no se prestan a trucos porque afortunadamente las leyes de la ciencia, ni se compran ni se venden. En mitad de todo esto están los recursos de la naturaleza que son cuantiosos y cada cual más importante, pero uno, entre todos ellos, que es la energía, no tiene sustitutos, no es reemplazable, puede presentarse de múltiples maneras, pero no puede intercambiarse. Disponemos de yacimientos fósiles, aunque muchos ya se han agotado, y disponemos de energía solar que junto con las mareas que provoca la Luna constituyen una fuente inagotable de energía, aunque limitada, pero como la energía no se puede multiplicar ni especular para obtener más, por eso recurren a expropiar, robar, invadir y ocupar -militarmente claro- que es lo que están haciendo las potencias democráticas sobre cualquier país que huela a recursos y más si huele a energía; propician y favorecen la desinformación porque es un aliado más, pero imprescindible.

Notas:

[1] El fin del petróleo Juan Carlos Guerra. Rebelión, 09-09-2007

[2] El hidrógeno y el ‘movimiento continuo’. Rebelión, 05-02-2006

[3] Del despilfarro de la energía al ahorro forzoso. Rebelión, 23-02-2007