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¿Antimperialista yo?

Fuentes: RNV

El imperialismo es la actitud, de quienes imponen el dominio de un estado sobre otro empleando la fuerza militar, política o económica. Es la fase del sistema capitalista que domina los pueblos del mundo. El imperialismo además de caracterizarse por la fusión de capitales bancarios e industriales, se destaca porque a través de su poder […]

El imperialismo es la actitud, de quienes imponen el dominio de un estado sobre otro empleando la fuerza militar, política o económica. Es la fase del sistema capitalista que domina los pueblos del mundo. El imperialismo además de caracterizarse por la fusión de capitales bancarios e industriales, se destaca porque a través de su poder se reparte el mundo, dominando áreas como la económica, la política y la militar, amenazando permanentemente a la humanidad con las guerras o invasiones. Se dice que la globalización económica es la última fase del imperialismo.

Yo me pregunto, en medio de este silencio extraño alrededor de una de las mayores injusticias de la humanidad como lo es la sistemática masacre en contra del pueblo Palestino al que se pretende extinguir, ¿no es Israel una de las fachadas del imperio?

Una decisión arbitraria, unilateral, decretó la partición de Palestina después de la Segunda Guerra Mundial, y desde ese momento ese pueblo ha sido aplastado por medio de la fuerza militar, de la fuerza política y de la fuerza económica del estado de Israel.

Es cómodo autodenominarse «antiimperialista». No cuesta mucho hablar en contra del imperio como un ente abstracto que uno no sabe exactamente dónde está ubicado, ni qué cara tiene. Levantar la voz y las banderas del anti-imperialismo, ha servido a muchos para vivir acomodaticiamente. Pero, ejercer el antiimperialismo puede significar para quién lo hace, poner en riesgo sus estrechos vínculos con el sionismo internacional y las prebendas que dichas relaciones suponen.

James Petras en un artículo titulado: ¿Quién financia al estado de Israel? responde interrogantes por demás necesarias hoy.

«Israel, en la forma como lo conocemos hoy, sería un Estado inviable sin la contribución masiva del apoyo exterior. Billones de dólares recaudados por instituciones judías y no judías son canalizados para el mantenimiento de la maquinaria de guerra israelí, de su política de generosos subsidios que actúan como señuelo para atraer a los judíos que se establecen tanto en Israel como en las colonias judías de los territorios ocupados, y del elevado nivel de vida de los ciudadanos judíos de Israel»

Petras identifica a los sectores en Estados Unidos que están directamente vinculados con Israel, en el campo financiero, ideológico y político. Estos son «Acaudalados contribuyentes judíos y poderosas organizaciones dedicadas a recaudar fondos para Israel…El Gobierno de los Estados Unidos, tanto el Congreso como la Presidencia… Los medios de comunicación, en especial el New York Times, Hollywood y las principales cadenas de televisión… Lideres sindicales y directores de fondos de pensiones». A esto se une la relación incondicional con grupos cristianos fundamentalistas de extrema derecha con representantes en las mayores esferas como es el caso de Donald Rumsfeld, secretario de Defensa y Dick Cheney, vicepresidente.

La supuesta guerra en «contra del terrorismo», operación criminal del gobierno de Bush ha costado, según la Oficina Presupuestaria de su gobierno, 604 mil millones de dólares a los ciudadanos estadounidenses y la vida a cientos de miles de hombres, mujeres y niños inocentes, incluyendo el pueblo palestino.

Alianzas entre el imperialismo y el sionismo

No podemos concebir ser antiimperialistas si no somos antisionistas. El sionismo es como lo llamó Gamal Abdel Naser «un extraño movimiento que transformó la religión judía en una corriente nacionalista fanática que reclamó una parte de la Patria Árabe en Palestina». Este movimiento se refugió en Inglaterra durante la primera guerra mundial y luego, tras la segunda guerra mundial se asoció con en Estados Unidos.

El sionismo es sinónimo de racismo, colonialismo e imperialismo. Con los imperialistas negoció. Su mejor negocio lo hizo con el imperio inglés. Inglaterra asumió en secreto el compromiso de entregarles, a los sionistas, un «Hogar Nacional» para los judíos en Palestina. Primero se atribuyó el mandato sobre Palestina por la Sociedad de Naciones, así cumplió su promesa y entregó Palestina al Sionismo.

Lord Balfour, el 2 de Noviembre de 1917 redactó la declaración que lleva su nombre en forma de una carta. En ella decía «El gobierno de su majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, y hará sus mayores esfuerzos para facilitar el logro de este objetivo, quedando entendido claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y situación política de los judíos en los demás países». Pero otros se encargaron incansablemente de violar los derechos humanos del pueblo palestino.

Teodoro Hertzl, mentor del sionismo, que no ha sido expresión de la voluntad de todos los judíos, pero sí de la mayoría, dijo «Si vamos a una región donde hay animales salvajes a los que no están acostumbrados los judíos – grandes serpientes, etc.- usaré a los nativos, antes de darles empleo en los países de tránsito, para el exterminio de los animales». De hecho, Hertzl usó a los árabes para fabricar los drenajes para evitar exponer a los judíos a las mortales fiebres que atacaban a los trabajadores.

La infraestructura del actual Israel, Palestina ocupada, fue construida con mano de obra árabe. Con las mismas manos árabes las empresas sionistas pretenden «reconstruir Irak». Esa es la forma cínica de actuar del imperio sionista.

El imperio y el sionismo se aliaron para mantener una zona en conflicto en el Oriente Medio que les permita maniobrar para expoliar los recursos de la región. Recordemos que fue la recién nacida Organización de Naciones Unidas que en 1947 ordenó la partición de Palestina. Su alianza ha continuado hasta nuestros días. En Centroamérica, las dictaduras de los años 80 masacraron a los pueblos con armas suministradas por EEUU e Israel. Esos ejércitos y todas las fuerzas para militares recibieron entrenamiento de la Escuela de las Ameritas y del Mosad israelí. Ello ocurrió antes, en las dictaduras del Sur del continente que aplicaron el Plan Cóndor. En Colombia el imperio y el sionismo se aliaron para armar y entrenar a ejército y paramilitares. En Venezuela durante el Pacto de Punto Fijo, los cuerpos de seguridad estuvieron vinculados estrechamente con las fuerzas de seguridad israelíes; durante el golpe del 11 de abril de 2002 fueron aliados y hoy son aliados nuevamente en su intento de golpe de petrolero.

La Exon Mobile es una empresa sionista, que ha financiado la guerra en Irak; que ha cometido crímenes ecológicos y que ahora pretende vulnerar la soberanía nacional, afectando PDVSA, principal industria del país cuyos ingresos ahora, gracias a este proceso, están llegando al pueblo venezolano.

El imperialismo y el sionismo son dos caras de una misma moneda. Se es anti imperialista sólo si se es antisionista.

* Periodista y coordinadora del Foro Itinerante de Participación Popular