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Obituario para un luchador antifascista

Bernard McKenna, veterano de las Brigadas Internacionales, socialista y dedicado profesor

Fuentes: Rebelión

Bernard McKenna murió a la edad de 92 años el pasado jueves 31 de julio.. Fue uno de los varios supervivientes del Batallón Británico de las Brigadas Internacionales, voluntarios – hombres y mujeres – que acudieron a España para combatir el ascenso de la marea fascista en Europa y para defender activamente la libertad y […]

Bernard McKenna murió a la edad de 92 años el pasado jueves 31 de julio.. Fue uno de los varios supervivientes del Batallón Británico de las Brigadas Internacionales, voluntarios – hombres y mujeres – que acudieron a España para combatir el ascenso de la marea fascista en Europa y para defender activamente la libertad y la democracia.

Bernard había nacido en el barrio de Hulme, en Manchester, en una familia anglo-irlandesa. Fue el séptimo hijo en nacer y el primero que sobrevivió más allá de la infancia. La familia era extremadamente pobre y vivía en condiciones de hacinamiento. Durante la mayor parte de la niñez de Bernard en los años veinte, su padre Peter, simpatizante del Partido Laborista, estuvo desempleado mientras que su madre Ellen tenía que trabajar fuera de casa limpiando.

Fue el primer muchacho de la escuela del barrio, St Wilfred, en promocionar a St Gregory Grammar School, en el vecino barrio de Ardwick. A los 14 años Bernard se vio obligado a dejar la escuela para ganarse un sueldo trabajando en la oficina de una fábrica textil. La política era una parcela importante en la vida de la familia de Bernard y desde los 12 años Bernard se mostró interesado en la misma, uniéndose a la Labour League of Youth (Juventudes del Partido Laborista). A los 17 años Bernard se afilió a la Young Communist League (Liga de Jóvenes Comunistas). Era 1932 y según su percepción el Comunista era el único partido político que mostraba claramente estar al tanto del terrible peligro que suponía el fascismo tanto en Inglaterra como en el extranjero.

Bernard trabajó para el partido vendiendo ejemplares de Challenge (La revista de las juventudes comunistas) y el Daily Worker (periódico órgano del Partido) por las calles y en diferentes mítines. Cuando estalla la Guerra Civil en 1936, Bernard comprometió tardes libres y fines de semana en recaudar dinero para financiar el envío de comida y material médico a España, aunque pronto sentiría que podía hacer algo más. En febrero de 1937, sin decírselo a su familia, Bernard compró un billete de fin de semana a París (para lo cual no hacía falta pasaporte entonces), y allí se puso en contacto con la más o menos clandestina oficina de reclutamiento de la Brigadas Internacionales.

Tras especializarse en transmisiones, Bernard fue herido el primer día de la Batalla de Brunete, en julio de 1937. Se recuperó y participó en más combates en el Frente de Aragón, donde fue herido otra vez por metralla, además de quedar gravemente aturdido después de que una bomba le explotara muy cerca. Estuvo a punto de morir en el hospital, pero logró recuperarse lo suficiente como para volver al frente.

En la primavera de 1938 fue capturado en el pueblo aragonés de Calaceite junto con un grupo de brigadistas norteamericanos y consecuentemente encerrado en el infame campo de concentración franquista de San Pedro de Cardeña, en Burgos, donde fue interrogado por agentes de la gestapo nazi y condenado a fusilamiento. Incluso se le llegó a pasear fuera del campo hacia las afueras del pueblo donde ciertamente esperaba una muerte segura: «Estaba convencido de que me iban a matar. Esta era la suerte que corría la mayoría de los brigadistas capturado por los fascistas», recordaría posteriormente. «Fue el peor momento de mi vida». Tuvo la suerte de ser aleatoriamente seleccionado para un intercambio de prisioneros, por lo que pasó varios meses en una cárcel regida por fascistas italianos. Fue finalmente liberado en octubre de 1938 y enviado a Francia. Conservó hasta el final de su vida la factura oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores Británico por valor de 4 libras esterlinas en concepto de «Repatriación». Nunca la pagó.

A los dos días de declararse la Segunda Guerra Mundial, Bernard se alistó en la aviación. Quiso tener, dijo, la revancha con los fascistas. Estuvo seis años y medio en la RAF (Reales Fuerzas Aéreas) y combatió en el Norte de África, Oriente Medio e Italia.

En 1946, Bernard se apuntó a la formación de emergencia de docentes y encontró su nueva vocación. Su propia carrera truncada de estudiante le había convencido del importante papel que juega la educación para alcanzar una mayor justicia social. Se especializó en dar clases a los alumnos con problemas en los estudios y aquellos que iban con retraso, enseñando a varios cientos, si no a miles, de estudiantes a leer.

Estuvo dos veces casado, acabando ambos matrimonios en divorcio, y le sobreviven sus cinco hijos: Peter, Martin, Neil, Jo y Nikki.

«Casi todos los días», declaró en 1986, «me animo pensando que he sobrevivido al jodido Franco aquel».

Bernard McKenna – nacido el 11 de septiembre de 1915, falleció el 31 de julio de 2008

Obituario escrito por Neil McKenna, hijo de Bernard McKenna, y traducido al castellano por Antonio Díez, autor del libro «Cartas desde España. Brigadistas del Gran Manchester»