Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Tras los ataques israelíes que acabaron en una semana con la vida de quince palestinos en Gaza, se dispararon muchos cohetes hacia Israel como represalia por la violencia israelí. Como es habitual, Israel empezó culpando a los palestinos a pesar de que fue el único que inició de nuevo la violencia. El ataque israelí supuso un manifiesto incumplimiento del alto el fuego acordado con los grupos combatientes palestinos hace cinco meses, lo que provocó que algunos palestinos lanzaran cohetes caseros. Después, Israel comenzó una nueva fase de castigos colectivos y de cada vez más duras y violentas medidas de provocación contra un millón y medio de personas.
Con las últimas maniobras israelíes endureciendo el asedio impuesto contra Gaza, se han evaporado hasta los productos para satisfacer las necesidades más básicas. La única central eléctrica lleva ocho días cerrada, lo que ha originado tremendas y atroces consecuencias. Más del 75% de la Franja de Gaza enfrenta cortes graves de electricidad y algunas zonas están completamente inmersas en la oscuridad.
Los cortes y apagones diarios de electricidad han dificultado el funcionamiento de todas las instalaciones que dependen de esa fuente de energía. Las cantidades proporcionadas por Israel y Egipto no son suficientes para cubrir las necesidades de toda la franja costera. El agua potable no alcanza a llegar a todos los lugares, granjas y pozos de agua. Se ha tenido que parar toda la maquinaria de tratamiento del agua y saneamiento. Además, se están vertiendo en el Mar Mediterráneo alrededor de 40 millones de toneladas de aguas residuales, contaminándolo y dañando los recursos piscícolas.
Era deber de Israel abrir sin condiciones los cruces comerciales durante el período de calma. Israel no acató esa condición, permitiendo el paso en contados momentos. Pero desde la pasada semana, ha cerrado a cal y canto todos los cruces provocando una inmensa crisis humanitaria. Según la UNRWA, alrededor de 750.000 de sus beneficiarios no consiguen sus tan esperados paquetes de raciones alimentarias. Israel, al impedir la entrada de la ayuda humanitaria de la UNRWA, está asegurando que se desencadene una gravísima crisis humanitaria en cuestión de días. Como la UNRWA sufre asimismo el asedio y le resulta imposible también desarrollar los proyectos humanitarios a largo plazo de ayuda a Palestina, por ejemplo la construcción de viviendas, se han tenido que parar todos los que había en marcha, acusando unas pérdidas de 350 millones de dólares.
Ayer, las fábricas y molinos de harina y trigo en Gaza anunciaron su incapacidad para continuar trabajando y se teme ya una situación de hambruna si el cierre se prolonga mucho más. Algunos hospitales han dejado parcialmente de funcionar debido a los apagones y a la carencia de medicinas. Si el cierre continúa, cada nuevo día traerá consigo un nuevo agravamiento de la crisis.
El pueblo de Gaza está indignado por el castigo colectivo impuesto por Israel. Hablé con algunos vecinos de Gaza y observé algunas diferencias en sus actitudes. El Sr. Muhammad, que no desea dar su identidad completa, dijo que este asedio es injusto y que es una forma de presionarles para que renuncien a sus derechos.
«Llevamos ya sesenta años de paciencia. Y hemos pasado por épocas más crueles que esta. Así pues, ¿por qué vamos a renunciar ahora? Tenemos que mantenernos firmes y ser pacientes y finalmente el asedio se levantará», dijo.
Hablé también con un residente en paro del campo de refugiados de Al Shati. El Sr. Jalil Barakat, que tiene unos cincuenta y tantos años, dice que está indignado por el bloqueo actual. «Estoy más que harto, aburrido de sentir que estamos como animales enjaulados en Gaza. Si tuviera alguna oportunidad de emigrar y vivir los años que me quedan en paz, me iría», dijo con rabia.
Me encontré al azar con una vieja amiga, Um Muhammad Abu Ouf, una madre de veintitantos años. Me interesaba también explorar sus puntos de vista sobre el asedio. Como madre y mujer, su perspectiva es de gran interés. Nos encontramos a las seis de la tarde en la calle Al Omar al Moktar, sumida ya a esas horas en la oscuridad.
Ella me hizo comentarios realmente a destacar sobre el bloqueo. Le pregunté: ¿Cómo te está afectando el asedio?
«Bien, el asedio se ha convertido en una pesadilla diaria a cualquier hora. Los cortes de electricidad aterran a mi bebé de once meses. Convierte su vida en algo plagado de inseguridad. Además, estoy intentando conseguir algún alimento reconstituido para él. He ido a todo tipo de tiendas y almacenes pero todo ha sido en vano. No pude encontrar ningún alimento ni los productos necesarios para mi hijo; hay una carencia total de muchos de los productos básicos necesarios para el cuidado de los bebés, como leche, pañales, etc.»
Hablé con Hatem Shurab, un trabajador internacional de la ayuda humanitaria. Hatem es víctima del asedio que le ha hecho perder recientemente una beca de formación en EEUU. Y a pesar de todo, se muestra optimista, al contrario que la mayoría de la gente aquí. Hatem está actualmente preparando un concierto de música junto con sus amigos.
Su opinión fue muy interesante y supuso una novedad, Hatem afirmó: «Intento suavizar el sufrimiento de la gente mediante la música. Intentamos poner fin al asedio con nuestras voces para decirles a todos los que no les gusta mirar las noticias lo que está ocurriendo. El 27 de noviembre, podrán conocer el sufrimiento de los habitantes de Gaza a través de las canciones que cantaremos en el concierto. A pesar del dolor, cantaremos por Gaza», expresó Hatem con una sonrisa en su rostro.
Sin embargo, Hatem está muy preocupado por la situación actual de Gaza. Necesita ofrecer su concierto para llevar a sus habitantes un atisbo de esperanza y algo de distracción. Le preocupa mucho que pueda estallar la violencia.
El Ministerio de Defensa israelí anunció hoy que los cruces de Gaza permanecerán cerrados hasta nuevo aviso. Los habitantes de Gaza se temen un caos mayor según vaya avanzando el tiempo. Mientras tanto, Um Muhammad sigue desesperada buscando alimento para su bebé, pero Hatem está resuelto a dar a tiempo su concierto. El elemento decisivo, para todos ellos, dependerá sin duda de las partes rivales en la región.
Sameh A. Habeeb es fotógrafo, periodista y activista por la paz. Sus fotos pueden verse en: http://picasaweb.google.com/sameh.habeeb
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