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Apología de 1948: El memoricidio de la Nakba a través de los films sionistas «Éxodo» y «La sombra de un gigante»

Fuentes: Rebelión

Apología de 1948: El memoricidio de la Nakba a través de los fi Introducción: Para una parte de los habitantes de Palestina, los israelíes, el año 1948 representa un milagro, el mejor año de la historia judía, pero para los palestinos es exactamente lo contrario, es el año de la Catástrofe, la Nakba, casi el […]

Apología de 1948: El memoricidio de la Nakba a través de los fi

Introducción: Para una parte de los habitantes de Palestina, los israelíes, el año 1948 representa un milagro, el mejor año de la historia judía, pero para los palestinos es exactamente lo contrario, es el año de la Catástrofe, la Nakba, casi el Holocausto2. En la historiografía oficial israelí este año es conocido como el de la «Guerra de Independencia» en donde se conjugan una serié de mitos que, gracias al aporte de los nuevos historiadores israelíes3, trataremos de desentrañar ya que detrás de estos se oculta el verdadero significado de los sucesos acontecidos 60 años atrás: el desarrollo de una practica social genocida4 como consumación del plan sionista de la construcción del Estado de Israel que conducirá a la negación del pueblo palestino y el derecho al retorno a su tierra.

En el siguiente trabajo intentaremos realizar un análisis de la representación fílmica de la llamada «Guerra de la Independencia de Israel» a través, de los films Éxodo (Exodus, 1960, Otto Preminger) y La sombra de un gigante (Cast a giant shadow, 1966, Melvilla Shavelson), entendiendo que los films a tratar son documentos históricos de la época que representan, así como de su contexto de producción5. El análisis de sus discursos y sus lapsus nos acerca al conocimiento del proyecto sionista el cual crea una percepción y un sentir del proceso histórico, mistificándolo y contribuyendo a enmudecer la crítica a sus prácticas genocidas. La investigación reemplazará la construcción del mito de la «guerra moral» de 1948 por el paradigma de limpieza étnica que conlleva la práctica del memoricidio, negación y ocultamiento de la Nakba y los refugiados.

 

«Vi los hornos, esa gente se ganó una Patria«6

Consideraremos los film a tratar como máquinas culturales7 que toman elementos del universo simbólico que los rodea, construyendo y reproduciendo imaginarios sociales, los que actúan como constructores de legitimidad8. Los films combinan hechos reales y ficticios, contrastes maniqueístas entre historias de bronce y la ridiculización o la denostación del adversario construido por la maquinaria cultural, representándolo invariablemente como sujetos con intereses contrapuestos a la idea defendida. Por tanto los films serán considerados como propaganda cuyo contenido es de carácter ideológico, con el propósito de que el público comparta y se identifique con las figuras protagónicas para causar el comportamiento y actitud deseada: la sensibilización y adhesión a la causa sionista. Aunque los films se presentan como historia y no como discurso, los son teniendo en cuenta las intenciones de los directores: influenciar al público. Lo típico del discurso cinematográfico, y es donde reside su eficacia, es que consiste en borrar los rasgos de enunciación y lo disfraza de historia, pura narración.

Como es sabido, una vez concluida la guerra, los campos de concentración y el genocidio nazi no ocuparon un lugar preponderante en la comprensión de lo sucedido y sus victimas sufrieron el silencio, como lo testimonia el mismo Primo Levi9. La novela Éxodo de Leon Uris, publicada en 1958, contiene la clara tónica del mito pionero-socialista de los primeros kibutz10, y fue realizada cuando todavía en EE.UU. recordar el genocidio nazi y apoyar a los sionistas significaba ser de izquierdas y tuvo por objetivo combatir esta identificación11. La novela es coordinada con el proyecto cinematográfico, llegando al cine de la mano de Otto Preminger12, logrando conjuntamente un notable éxito político y de público. El film relata la epopeya, no de los sobrevivientes, sino de la creación del Estado de Israel desde las primeras aliyot13 hasta 1948, retomando la repercusión mundial que tuvo el caso del barco «Exodus» en 1947, que en la historia real no llegó a Palestina sino que fue trasladado a Francia, mientras en la ficción sus integrantes son rescatados por Ari Ben Canaan (Paul Newman) capitán de la Haganá (ejército secreto judío) demostrando la voluntad y la necesidad inexorable del pueblo judío de «retornar a la tierra prometida». Las enormes proporciones del drama del exterminio judío por los nazis, fueron explotadas por la propaganda sionista teniendo por objetivo sensibilizar a la opinión pública internacional sobre la necesidad del Estado judío14. En el film, Ari explica a sus camaradas que el objetivo de rescatar al pasaje del barco es impresionar a la opinión publica mundial ante la proximidad de la votación de la ONU sobre la partición del territorio palestino; la creación del Estado de Israel aparece como necesaria consecuencia de la Shoá. La misma propaganda hizo mella sobre la desesperación de los sobrevivientes presentando a Palestina como el único lugar seguro donde «los hebreos finalmente podrían vivir en paz», como lo afirma el personaje de Barak Ben Canaan (Lee Cobb) al recibir a los niños refugiados en un idílico kibutz. Además, sosteniendo que esta tierra estaba deshabitada, «había pantanos» y que «el trabajo transformó el desierto en un olivar».

Tras el éxito de Éxodo, pasaron seis años para que llegase el film La sombra de un gigante; éste se basó en la biografía escrita por Ted Berkman sobre el coronel americano Daniel David Marcus, conocido como Mickey Marcus, quien sobresalió en la historia de Israel entre los 3500 Machal15. En 1947 David Ben Gurion buscó contratar a un oficial norteamericano que sirviera como estratega del consejo militar de la Hanagá. El Departamento de Guerra de los EE.UU. autorizó al coronel Marcus a aceptar la oferta convirtiéndose en el primer general del ejército de Israel. El film fue fruto de capitales israelíes y contó con la particular producción de John Wayne y un elenco de clara tendencia derechista. El film fue realizado cuando Hollywood comenzó a posicionarse decididamente a favor de Israel, anticipando lo que sería el cambio que significó la guerra árabe-israelí de junio de 1967, la que incorporó a la vida judía estadounidense el Holocausto, producto del valor estratégico que pasó a representar el Estado judío en el nuevo escenario de Medio Oriente16. A Mickey se lo encuentra luchando por la existencia de Israel como americano, al igual que Kitty Fremont (Eva Saint ) en Éxodo, porque «es un pueblo que defiende con uñas y dientes un pedazo de desierto porque es el último rincón de la tierra donde pueden intentar vivir tranquilos».

Este intento de lograr una identificación de la causa sionista con la occidental-americana en el contexto de la Guerra Fría, trae aparejado la refleja identificación de un enemigo común, el otro-árabe, contra el cual Occidente debe auxiliar a la débil nación: «¡como la humanidad puede abandonar a los judíos!» dice Kitty y el personaje Jacob Zion ( Luther Adler ), imagen clara de Ben Gurion, en La sombra de una gigante «…el futuro de Israel aislado y cercado por los árabes que quieren exterminarnos».

 

Guerra contra la otredad

Teniendo en cuenta sus éxitos de taquilla, no podemos dejar de considerar la influencia que tuvieron en la percepción y el entendimiento occidental de las hostilidades entre el Estado de Israel y el pueblo palestino, en la formación de estereotipos de un «nosotros» occidental representado por los sionistas y un «otro» oriental que se convierte en un «ello», una visión estereotipada que ve a un Oriente místico, irracional y violento, cercano a la imagen familiar de otros enemigos (indios y japoneses) y a un Occidente racional, laico, tecnológico, materialista y democrático. Las construcciones imaginarias sobre el «nosotros» y el «otro» se ven favorecidas por, lo que llaman Horkheimer y Adorno, la industria cultural. El estereotipo sería el resultado de un aprendizaje social que logra incorporarse en la cultura de una sociedad, o en parte sustancial de ella. Creando estereotipos se asignan virtudes y cualidades al «nosotros» en contraposición a una serie de defectos aplicados al «ellos», convirtiéndose luego en axiomas y un grupo desconocerá la realidad del otro, reafirmando aun más los estereotipos, se moverán en un mundo de lo que «parece ser» y no en lo que «realmente es», pasando a ser seres cosificados, extraños, sospechosos y amenazantes; por tanto subhumanizados. En situaciones de conflicto la responsabilidad de su surgimiento es delegada en el oponente, la sociedad se ve a si misma bajo una luz positiva y contempla sus propias metas como legítimas. La transferencia de responsabilidad mediante la deslegitimación del oponente por sus metas irracionales y malévolas, sirven para justificar la propia violencia contra el adversario, perpetuando actos inmorales, incluso atrocidades que requieren el reforzamiento de la creación de una imagen propia positiva para conseguir la auto-justificación. La sociedad se cree que está siendo victima del oponente, lo cual provee de un poder moral para luchar contra el enemigo17.

En Éxodo, el capitán de la Haganá Ari Ben Canaan (Paul Newman), y Mickey Marcus (Kirk Douglas) en La sombra de un gigante son seres superiores, fuertes, imaginativos, solidarios y decididos, pero solo representan al pueblo judío. El papel de la acción humana, del liderazgo y de la naturaleza de la toma de decisiones, son reveladores del papel propagandístico de los films. Todos los personajes son presentados como gente excepcional, los protagonistas no son importantes como individuos, especialmente en Éxodo, sino arquetipos del pueblo judío; especialmente el sabra18 Ari representante del nuevo hombre hebreo, joven héroe idealista que no duda en enfrentarse a la muerte en misiones imposibles, rodeado por una geografía inhóspita y una población hostil, encarnando los valores puros del sionismo: el nuevo pueblo que renace en Israel19. Esta imagen se manifiesta discursivamente: «los judíos somos un pueblo de soldados que lucha por un hogar propio» en palabras de Ari, contrariando las imágenes tanto del «zid»20 y para distanciarse de la imagen de los sobrevivientes de los campos21, viviendo en la vergüenza e incapaces de resistir la opresión, «ahora ya no combato porque me avergüence de ser judío» dice Mickey cuando asume plenamente su identidad sionista.

Estos rasgos positivos se destacan en contraposición con otros grupos étnicos presentados en los films. Los británicos son vistos entre compasivos ante los refugiados judíos y productos degenerados de la decadencia nacional y el racismo imperialista, en Éxodo un oficial resume el conjunto de estereotipos sobre los judíos: «son comunistas y usureros…se los puede oler». En los films, así como en el sionismo, a los habitantes de Palestina se los nombra englobándolos dentro del mundo árabe como para sugerir que podrían vivir en otro sitio, mientras ellos (los judíos) solo cuentan con la tierra bíblica22. Con éstos es el contraste mayor, son calificados de inferiores y no pueden competir con la determinación judía, Ari al ser un sabra conoce el carácter árabe «sueltas a 400 árabes«, dice, «y correrán en 400 direcciones distintas«. Pero lo más importante en la distinción es la falta de tolerancia y de consideración humana, este esteriotipo de los árabes es habitualmente difundido por Hollywood, que ha pasado desde una visión corrupta de las Arabian Nights23 a convertirse en terroristas y asesinos sedientos de sangre24. En Éxodo aparecen imágenes de palestinos; en contraste en La sombra de un gigante solo se ven beduinos y miembros de ejércitos árabes, así como dos imágenes de palestinos: la primera una aldea donde simultáneamente comen y disparan a los ómnibus judíos representando la violencia como algo connatural al pueblo; la segunda la del palestino Abou Ibn Kader (Topol) que colabora con el Palmaj25. El personaje del palestino colaborador se repite en Éxodo, con quien se desarrollan largos diálogos didácticos, momentos importantes para mostrar la intención de los sionistas de que los palestinos se integren en su nuevo Estado judío el cual les traerá la prosperidad y el derecho de permanecer en sus tierra y vivir como iguales, trasladando el origen del conflicto a los jefes árabes. La resistencia al proyecto sionista solo puede ser obra de personajes malvados y codiciosos; por un lado, en Éxodo, el Gran Muftí de Jerusalén y su enviado (único árabe en todo el film sin kafiyyeh26) quien habla de «exterminar a los judíos«, representa claramente a un nazi27. Por otro lado, en La sombra de un gigante, el Rey Abdullah representa al conjunto de los Estado árabes. Ambos jefes árabes temen perder sus privilegios una vez que los árabes sepan que el nuevo Estado judío los beneficiará; Mickey le advierte a su futuro aliado palestino que «el Rey Abdullah quiere las tierras de Israel y las suyas (…)» y que «… lo va a perder todo» si no los apoya.

Como dice Jacob Zion: «no tenemos nada contra los árabes, solo contra sus jefes», son estos últimos los que infunden falsas ideas, «me advirtieron que me expulsaran, violaran mujeres y quemaran nuestra tierra» dice Abou, sobre las metas sionistas para alentar la huida de sus aldeas. Mientras, en Éxodo, «los árabes del otro lado de la frontera se infiltran en el valle» al no aceptar la resolución de partición de la ONU.

Delimitado el «nosotros» y la «otredad» negativa, el surgimiento del conflicto surge de la incomprensión de la meta superior sionista. El Mayor Safir (James Donald ) es quién convence a Mickey a unírsele con el argumento del peligro de un nuevo genocidio «seis millones de judíos fueron exterminados, ahora puede sumarse un millón más«, haciéndole revivir sus recuerdos de los campos de exterminio nazis y recalcando la «mentalidad de sitio» de los israelíes «seis naciones nos quieren echar al mar«.

 

«Los árabes no quieren la paz…luchamos porque no tenemos mas remedio»28

Los elementos presentes en los films, y que seguiremos analizando, se conjugan en la historiográfica oficial israelí a través de la descripción de la «Guerra de Independencia» que el grupo de los «nuevos historiadores» israelíes rebate contrastando con documentos provenientes de los mismos archivos israelíes. En la historia oficial de Israel la nación judía, promovida por el movimiento sionista, estuvo dispuesta a aceptar la oferta de partición de las Naciones Unidas y a cohabitar con los habitantes autóctonos de Palestina, en una prueba de capacidad, realismo y convivencia de Ben Gurion y la dirigencia sionista. En contrapartida el mundo árabe y los palestinos rechazaron el plan de la ONU; como consecuencia de ello, declararon la guerra para destruir al Estado de Israel, y pidieron a los palestinos que se fueran para dejar espacio a los ejércitos invasores; los lideres judíos les pidieron que nos se marcharan pero no fueron escuchados o los palestinos fueron obligados a irse por las fuerzas árabes, y como resultado de esta huida surgió el problema de los refugiados. Esto constituye los mitos fundadores29. Israel milagrosamente ganó la guerra y se convirtió en una realidad, enfrentando con un reciente y pequeño ejército a un poderoso contingente árabe, repitiendo el mito bíblico de David y Goliat.

En Éxodo, Barak, personaje que representa a la dirigencia sionista, al anunciar la resolución de la ONU dice: «…a la población árabe de la Palestina judía que se queden, el Mufti les dijo que tienen que aniquilar a los judíos o seguir el camino del destierro»; en primer lugar nos preguntamos por qué los palestinos huirían si constituían el 45% de la población del nuevo Estado, cuando esa tierra les pertenecía ancestralmente y habían vivido en ella viendo pasar diferentes imperios y regímenes; como señala Ilan Pappé, la población palestina tuvo una reacción moderada dado sus anhelo de vivir normalmente.30 Desde el punto de vista palestino, el plan de reparto de su tierra consistía en otorgar el 60% del territorio a una minoría que representaba menos de un tercio de la población; la partición de la ONU representaba la amputación de una parte sustancial de territorio nacional para resarcir a los judíos de los horrores que occidente había cometido durante la II Guerra.31.

A diferencia de lo que sostiene el personaje de Barak desde la tribuna, la dirigencia sionista no estaba dispuesta a aceptar un Estado binacional, ésta se había opuesto a ello tajantemente en el pasado, no estaba dispuesto a aceptar el peligro demográfico que significaba la permanencia de palestinos dada la naturaleza del nuevo Estado judío. La estrategia israelí tuvo dos objetivos durante la guerra de 1948: el primero ampliar el territorio designado por la ONU hasta hacerlo coincidir con la pretensión sionista presentada por la delegación de la Agencia Judía ante la ONU similar al presentado en 1919 ante el Congreso de Versalles; el segundo limpiar estos territorios de presencia de palestino lo máximo posible. Los dos objetivos fueron alcanzados32.

El único plan de partición de las tierras palestinas aceptado por Ben Gurion es el acordado secretamente entre él y Abdullah, rey de Transjordania, pero solo en parte porque no estaba dispuesto a cederle Jerusalén, lo cual explica por qué las más dramáticas escenas de combate en La sombra de un gigante son entre la Legión árabe y la Haganá por la fortaleza de Latrun, que controla el camino a la ciudad, al ser el único caso en que el joven ejército israelí sufrió una derrota. Alcanzado el armisticio Israel había conquistado un 80% del territorio de la Palestina histórica y los árabes ya eran solo una pequeña minoría, mas de 600.000 mujeres, niños y hombres pasaron a se refugiados en los países vecinos y en lo que se conocerá como Cisjordania33.

La Guerra de Independencia fue en realidad una guerra de depuración étnica. Diferenciando cuidadosamente el mensaje público y el discurso en privado, la limpieza étnica fue ejecutada de acuerdo a una planificación detallada previamente estudiada y elaborada por el organismo secreto, denominado por Pappé como «La Consultaría»34, formada por una selección de personalidades de las fuerzas de seguridad, especialistas en «asuntos árabes» y políticos que rodeaban a Ben Gurion durante la concepción y hasta la finalización del plan de limpieza étnica, denominado Plan Dalet.35 Éste consistía en un conjunto de métodos a emplearse para provocar terror en la población: bombardeos, incursiones, demolición de viviendas, saqueos, ejecuciones selectivas, entre otras. El plan implicaba llevar a delante un urbicidio36, ciudades enteras como Tiberíades, Safed, Jaffa, Acre, Baysan, y Haifa fueron desarabizadas; conjuntamente los habitantes de 400 aldeas fueron expulsados y la mayoría de las mismas fueron dinamitadas, sobre muchas se construyeron kibutz. El historiador israelí Benny Morris ha cuantificado no menos de ochenta masacres, para provocar el terror y hacer más rápida la huida de los palestinos o en aquellas aldeas donde intentaron resistir, entre 1947 y finales de 194837, por tanto no es descontextualizado cuando Mickey dice exaltado a Safir – mientras éste lo mira atónito- luego de pasar por una aldea hostil «¡Porque no manda a colar este pueblo!».

Para llevar adelante el plan de limpieza étnica se necesitaba un pretexto, se lo encontró en el ejercicio de represalias contra las formas típicas de reacción palestina, la huelga general y manifestaciones, a la vez carentes de una dirigencia local producto de la represión británica a la rebelión palestina de 1936-38 que imposibilitaba lograr una unidad y oposición sería para las fuerzas sionistas.

La imagen mítica del «David israelí» y el «Goliat árabe» afirmada en los discursos e imágenes de los films: Safir dice representar «al ejército peor entrenado, peor equipado, y mas reducido del mundo» o Mickey, luego de una cómica escena donde junto al piloto americano Spence Talmadge (Frank Sinatra) rechaza a los tanques egipcios, dice: «…una pequeña nación hecha de soldados de plomo que lucha con sifones». Pero el real equilibrio militar era muy diferente. Además de las indecisiones y la falta de iniciativa, la cúpula sionista tenía conocimiento de la debilidad de las fuerzas palestinas y árabes que finalmente se le opusieron; confiaban en los limites acordados con el rey Abdullah de Transjordania, la fuerza mas avanzada de los países árabes, a la vez estas no contaban con una mando unificado producto de divisiones palaciegas. La escasas tropas de los ejércitos árabes enviadas fueron estacionadas en las fronteras del nuevo estado y adoptaron una táctica defensiva, deficientes en su equipamiento, entrenamiento y experiencia. Esta realidad contrastaba con la de las fuerzas del naciente Estado de Israel. Desde los inicios de la colonización se constituyeron grupos de choque, en 1920 gracias al impulso del oficial británico Orde Wingate se logró la construcción de una organización militar eficaz: la Haganá, apoyada en los recursos financieros de la diáspora, entrenadas por éste para realizar misiones punitivas sobre las comunidades palestinas durante la rebelión de 1936-38. Sus miembros fueron parte de las fuerzas de Gran Bretaña durante la II Guerra, adquiriendo experiencia38. Las distintos brazos armados del movimiento sionista, como es preocupación de central de Mickey en el film, se unifican luego de la declaración de la ONU en el naciente Ejército de Defensa Israelí. La escasez de material bélico declamada en los films, así como la ausencia de apoyo internacional, se contradice con la aparición de un cargamento de armamento con el sello checoslovaco que aparece en La sombra de un gigante; Israel no solo contó con el inmediato reconocimiento de EE.UU. sino también con el del campo socialista que en el juego de la Guerra Fría consideraba su influencia sobre el naciente país gobernado por el partido laborista, y en donde los comunistas israelíes sirvieron de lazo para esta fuente de aprovisionamiento bélico.

Conclusión

Retomando el planteo inicial, hemos visto, que la construcción del Estado de Israel no se realizó gracias a una «Guerra de Independencia», con medios y en condiciones desfavorables, sino que implicó la afirmación de un poder estatal que asienta su naturaleza en la exclusividad étnica reclamada por el movimiento sionista desde su fundación, única garantía ante el antisemitismo europeo. Dicho Estado se constituyó bajo la afirmación de que existían «derechos ancestrales». Éste movimiento es portador de una ideología colonialista, encarna los valores de la empresa civilizadora y del progreso que se enfrentaba a un medio hostil y a una «población atrasada», propio del eurocentrismo39. Constituyeron su Estado bajo la conveniencia y herencia colonial, buscando el amparó de las potencias ante una visión del mundo que los rodea que pretende su aniquilamiento. Así como debieron construir artificialmente su relación artificial con la tierra, debieron también apoderarse de esta, desconociendo y desposeyendo a los naturales habitantes, para ello constituyeron instituciones segregacionistas y fuerzas militares40. Los naturales son representados como el nuevo antisemita, el nuevo perseguidor, incapaz de comprender la unicidad de su sufrimiento. Ésta ideología etnocéntrica, nos remite a diferentes procesos genocidas en donde la construcción de una otredad negativa y el deseo de su desaparición, como garantía del mantenimiento del nosotros, condujo a la práctica social genocida de la negación, la discriminación, el hostigamiento, la expulsión, la exclusión, el aislamiento, la hasta llegar al exterminio, tanto en su plano físico y/o simbólico de la identidad, cultura y memoria; la historia del pueblo palestino es la representación de ésta práctica que lo califica de incompatible con la nueva sociedad israelí. Práctica que permite la legitimación y la superación moral de las prácticas genocidas llevadas adelante.

Desgraciadamente, como afirma Bauman, el genocidio es propio de la modernidad por sus medios y sus formas de realización y legitimación. Durante el año de 1948 se llevo a uno de los mayores niveles de un proceso, La Nakba, que se inicia con anterioridad y continúa hasta el presente. El pueblo palestino esta signado por aquel año en el cual se llevo adelante un plan sistemático de limpieza étnica, la intencionalidad de tal práctica es lo que nos permite hablar de Genocidio. Un proceso donde la maquinaria de expulsión, pergeñada por Ben Gurion y sus colaboradores, no fue producto de acciones de grupos extremistas sionistas, sino fueron premeditas y donde estos actuaron luego fueron incorporados institucionalmente en la nueva fuerza militar y sus actos pasaron a incorporarse a la dinámica de la maquinaria. Una parte esencia de la limpieza étnica implica la limpieza de la historia y la construcción de un pasado artificial acorde, donde las aldeas pasan a tener una placa de bronce que la rememora como «base enemiga»41 o se dinamita el particular legado cultural-arquitectónico árabe. Contar la historia oficial sionista y contextualizar dentro de la metanarración del pueblo judío y Eretz Israel es la tarea del Fondo Nacional Judío que construye bosques sobre los vestigios de cada aldea. Esta práctica del memoricidio es acompañada una vez fundado el Estado con la pervivencia y transmitidos institucional de los estereotipos negativos: los palestinos serán acusados por la continuidad del conflicto, de intransigencia y rechazar la paz.

Analizar los films y el éxito por ellos obtenidos nos permiten comprender que los mitos fundacionales del Estado de Israel fueron posibles y se mantienen gracias a una combinación de factores, entre los que se encuentran: la manipulación conciente de la opinión pública, la institucionalización del olvido, la construcción de una memoria occidental, la culpabilidad europea y los perdurables comportamientos coloniales, que conlleva como resultado que el valor de la víctima es, y sigue siendo, menor que la de su par desarrollado.

 

 

Bibliografía

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1 Docente Cátedra de Historia Contemporánea, Departamento de Historia, F. F. y L., U.B.A. Docente Práctico Especial Cine e Historia Contemporánea, Cátedra de Historia Contemporánea, Depto de Historia, F. F. y L., U.B.A. -Cátedra Libre de Estudios Árabes, F.F.y L., U.B.A..

Militante de Socialismo Libertario.

2 Pappé, Ilan: «Historia de Israel revisada», 02/06/2006, fuente: http://www.lahaine.org

3 Mendigutia Gijón, Mar: «Los «nuevos historiadores israelíes. Mitos fundacionales y desmitificación», en Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos, Madrid, Nº 5, mayo-agosto 2008.

4 Feierstein, Daniel: el genocidio como práctica social. Entre el nazismo y la experiencia argentina, FCE, Bs.As., 2007.

5 Acerca de la representación cinematográfica del pasado en el presente ver Pierre Sorlin: The film in Historiy. Restaging the Past, Basil Blakwell, Oxford, 1980; Robert Rosentone: El pasado en imágenes. El desafío del cine a nuestra idea de la historia, Barcelona, Ariel, 1997.

6 John Wayne, como el general Randolph en diálogo con Mickey Marcus.

7 En el libro de Beatriz Sarlo: La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas, Bs. As., Ariel, 1998, se utiliza el concepto de máquina cultural para designar ideas, prácticas, personajes e instituciones que pueden funcionar como constructores de la identidad nacional y de imaginario social.

8 Baskco, Bronislaw: Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas. Bs.As., Nueva Visión, 1999, pp.29.

9 Ver Levi, Primo: Trilogía de Auschwitz, Barcelona, Océano, 2005.

10 Ver Beltrame, Fabio Palestina ai palestinesi, Roma, Prospectiva Edizioni, 2005

11 Como señala Larry Portis en «El sionismo en el cine»: «Fue Dore Schary, alto ejecutivo de Metro Golwyn Mager (MGM) quién sugirió la idea del libro a Leon Uris. Todo el proyecto comenzó cuando un destacado consultor de relaciones públicas decidió a comienzos de los años cincuenta que EE.UU. se mostraba demasiado apático respecto a la lucha de Israel por su supervivencia y el reconocimiento», fuente http://www.rebelion.org/noticia.

12 Ver Croci Paula y Kogan, Mauricio Lesa humanidad. El nazismo en el cine, Bs. As., La Crujía, 2003.

13 Aliyot es el plural hebreo de Alia o Aliya que significa «ascenso» y es el término utilizado para denominar a la inmigración judía a la tierra de Palestina.

14 Ver Filkenstein, Norman: La Industria del Holocausto. Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío, Bs. As., Siglo XXI, 2005. 

15 Machal acrónimo hebreo de Mitnadvei Chutz Laaretz: voluntario de fuera de Israel. De los 3500 se estima que 1000 venían de EE.UU. y 250 de Canadá.

16 Ver Filkenstein, Norman, Op. Cit.

17 Ver Holgado Cristito, Maria Belén El otro árabe y el otro israelí en la novela israelí y palestina: los estereotipos, Granada, Editorial Universidad de Granada, 2007, Capítulo 1.

18 Persona judía nacida en Palestina

19 Holgado Cristito, Maria Belén El otro árabe…, Op. Cit., Capítulo 3.

20 «Zid» es el término ruso peyorativo para denostar a los judíos. Imagen del judío de la diáspora que se propusieron desterrar los sionistas de la segunda aliya con la finalidad de construir una nueva identidad nacional cohesionada, un «nuevo ser hebreo, desde los pies a la cabeza»…, Holgado Cristito, Maria Belén El otro árabe…, Op. Cit., Capítulo 2.

21 Croci, Paula y Kogan, Mauricio, Op. Cit., pp. 220

22 En una entrevista Golda Meir declara: «No hay tales palestinos…No había un pueblo palestino en palestina que se considerase a sí mismo como tal pueblo palestino y ni vinimos y los echamos y ni tomamos su país. Ellos no existen». Entrevista a Golda Meir en Sunday Times (15 de Junio de 1969) 

23 Reuniones en tiendas en el desierto de jeques árabes fumando arghile, alfombras, música y odaliscas. Un imaginario similar encontramos en La sombra de una gigante cuando Mickey junto con un jefe del Palmaj se entrevistan con su aliado palestino. 

24 Analizados por el profesor Jack Shaheen en Reel Bad Arabs: How Hollywood Vilifies a People, fuente: http//:www. cinearabe.blogspot.com

25 Fuerza de choque de la Haganá compuesta por hombre soldados full time que mayormente pertenecieron a las Fuerzas Judías de su Majestad durante la II Guerra. Pearlman, Moshe La batalla de Israel, Bs. As., Estrellas, 1969.

26 Pañuelo que cubre la cabeza y es típico en la vestimenta masculina árabe.

27 Croci, Paula y Kogan, Mauricio, op. cit., pp. 220

28 Parlamento de Jacob Zión en La sombra de un gigante.

29 Pappé, Ilan: «Historia de Israel revisada», Op. Cit.

30 Pappé, Ilan, La limpieza étnica de Palestina, Barcelona, Crítica, 2008, pp. 82

31 Ver Warschawski, Michel Israel-Palestina: la alternativa de la convivencia binacional, Madrid, Catarata, 2002, Capítulo 3.

32 Ibid., pp. 34

33 Ver Pappé, Ilan La limpieza…, Op. Cit., Capítulo 6 y 7.

34 Ibid., pp. 64 y siguientes

35 Ibid.,Capítulo 5.

36 Ibid, pp 132 a 147.

37 Mencionado en Warschawski, Michel, Op. Cit. pp 35

38 Ver Pappé, Ilan La limpieza…, Op. Cit., pp. 37 y siguientes.

39 Prior, Michael: La Biblia y el colonialismo. Una crítica moral., Bs. As., Canaán, 2005, Capítulo 5

40 Ver Beltrame, Fabio: Palestina…, Op. Cit., Capítulo 1 a 3.

41 Ver Pappé, Ilan La limpieza…, Op. Cit., pp. 129.