Traducido para Rebelión por Ana Sastre
sábado, 17 de enero de 2009
Mi madre, que es pediatra, pasó el día de ayer visitando a los niños víctimas de la guerra de Israel en Gaza. Repartió algunos juguetes comprados con las donaciones para tratar de despertar algunas sonrisas en sus destrozadas vidas.
Mi padre tomó estas fotos de los niños y también de las ambulancias alcanzadas por las bombas y la metralla israelí.
Ayer pasaron la que, según ellos, fue la noche más aterradora de las dos últimas semanas: misiles destruyendo los edificios que rodean el suyo, apartamentos y torres en llamas.
Hacia el alba, me envió un breve mensaje de correo electrónico que, con aterradora claridad, decía:
Queridos todos: He pensado que sería buena idea aprovechar durante unos instantes la energía del generador para escribiros. Puede que sea nuestra última comunicación. El ejército israelí está bombardeando intensamente todas las zonas de GAZA ahora mismo. Han intensificado su ataque después de las 4 A.M. Tal El-Hawa está en llamas (adjuntaré algunas fotos que tomé del humo que salía de los edificios abrasados), los soldados dispararon un misil sobre un apartamento situado en un enorme edificio de apartamentos situado frente a nuestra casa (Borj Al-Shorook), supongo que Laila lo conoce. Las bombas de fósforo lo incendian todo, las casas, las personas… Los principales establecimientos del UNRWA en Gaza fueron destruidos. Cientos de personas están atrapadas en edificios en llamas en Tal El-Hawa y Al-Sabra y todas las zonas de GAZA. Ya ha quedado muy claro que esa gente ha decidido terminar con todo y con todos en la franja de GAZA. Todavía conservo mi fe en Alá.
A última hora de la tarde, mientras escribo este post y oímos que los israelíes quieren poner fin unilateralmente a su ofensiva con arreglo a sus propias condiciones (Israel y EE.UU. firmarían un acuerdo para ayudar a Egipto a terminar con el «contrabando en la frontera de Gaza») sin ninguna participación de las personas que viven rodeadas por la frontera, los médicos dicen que una mujer y un niño han sido asesinados en un asalto israelí a un colegio de la ONU al norte de la Franja de Gaza. Otras once personas han sido heridas.
Antes, en Jabaliya, una madre y sus cinco hijos, todos menores de 13 años, fueron exterminado mientras huían en busca de refugio. Estas son las víctimas de la exigencia de Israel de una nueva ecuación. Ellos son los factores incluidos en el cálculo. Muy aséptico, muy limpio, muy defensivo.
Y here, el relato de una familia cuyo hijo fue asesinado mientras disfrutaba de un breve respiro en esta carnicería, disparado hasta la puerte y utilizado por los soldados israelíes para practicar el tiro al blanco.
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