Traducido para Rebelión por LB
RAMALLAH (IPS – Inter Press Service) – La ayuda humanitaria está siendo rápidamente introducida en Gaza después de que Israel y Egipto hayan abierto sus fronteras temporalmente para permitir el paso de los convoyes de ayuda.
Mientras que aviones israelíes vuelan en círculos sobre el cielo de Gaza, los hombres de seguridad de Hamas están de vuelta en las calles tratando de restablecer algo parecido a la ley y el orden. La policía dirige el tráfico y varios ladrones han sido detenidos.
Los gazatíes que han sobrevivido al ataque militar israelí Operación Plomo Sólido que se ha prolongado durante 22 días se aventuran a salir al exterior y tratan de recoger los pedazos de sus vidas.
«La gente está aturdida y confundida. Muchos están tratando desesperadamente de contactar con familiares y amigos utilizando las pocas líneas telefónicas que funcionan para saber si siguen vivos o si están heridos», dijo a IPS Abdallah al-Agha, vecino de Jan Yunis, en el sur de Gaza.
«Otros están abandonando los refugios de la ONU por primera vez en días para comprobar lo que queda de sus hogares», añadió al-Agha.
Elena Qleibo, una cooperante de Oxfam instalada en la Franja de Gaza y ex-embajadora de Costa Rica en Israel, dijo que algunas zonas de Gaza se asemejan a un apocalipsis.
«La destrucción causada en Beit Lahiya, en el norte de Gaza, y el suburbio de Zeitoun situado al este de la ciudad de Gaza es inmensa», dijo a IPS Qleibo. «Las aguas residuales fluyen por las calles. Las torretas de electricidad, la infraestructura de aguas y alcantarillado, los edificios municipales y sanitarios y los hogares han sido arrasados».
Estimaciones iniciales señalan que el 15% de los edificios de la Franja de Gaza, es decir, 20.000, han sido dañados, y que cerca de 30.000 palestinos se han visto obligados a buscar cobijo en los refugios de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA), en albergues y con familiares.
Casi 1.300 gazatíes han perdido la vida. Un tercio de ellos son niños, lo que significa que las muertes infantiles representan más de la mitad de las muertes civiles. El número de heridos ronda los 4.000.
«La gente está muy enojada y el odio contra Israel es feroz. He vivido y trabajado en Gaza durante muchos años y nunca he visto semejante odio en la población», dijo Qleibo.
Contrariamente a los deseos de Israel los gazatíes no culpan a Hamas por lo sucedido. «La gente se ríe cuando los israelíes dicen que han hecho esta guerra contra la resistencia islámica y no contra población civil».
«Los israelíes ven esto como una guerra contra todos los palestinos. El número de civiles muertos y mutilados y la destrucción causada son demasiado extremos», dijo Qleibo. «La escala de la muerte y la destrucción es definitivamente contraproducente. A lo largo de este conflicto numerosos expertos y líderes mundiales han puesto de relieve que el conflicto no tiene solución militar y que lo que hace falta es una solución política efectiva», dijo a la Agencia de Noticias Maan John Ging, jefe de la UNRWA en Gaza.
Las instalaciones centrales de la UNRWA en la ciudad de Gaza, que alimenta a 750.000 refugiados de Gaza, la mitad de la población total de la Franja, resultaron destruidas por un ataque israelí el pasado 15 de enero.
Ging dijo que el sábado, el día en que Israel anunció el cese el fuego unilateral, entraron en Gaza 50 camiones de ayuda.
«Pero necesitamos que entren cientos de camiones. Las necesidades están aumentando de forma exponencial y el canal abierto para la entrada de suministros humanitarios es muy estrecho. Incluso aquellas personas como los empleados de la Autoridad Palestina (AP), que no dependían de la asistencia de la UNRWA, se han convertido en dependientes. No hay nada en el mercado y no hay dinero en efectivo», dijo Ging Maan.
«Es inconcebible que los pasos permanezcan cerrados; debe haber un futuro mejor. El pueblo llano aquí ha pagado el precio de este conflicto sufriendo el asedio y la ofensiva militar. Para ellos su única prioridad es disponer de accesos abiertos para poder devolver la dignidad a su existencia».
«Los cierres han hecho que millares de personas se hayan convertido en contra de su voluntad en dependientes, y eso tiene que acabar. Hay que encontrar una solución que dé prioridad a las necesidades de la gente», dijo Ging.
Egipto permitió que 42 gazatíes gravemente heridos pasaran a Egipto por el cruce de Rafah para ser trasladados a hospitales. Toneladas de suministros médicos y tres ambulancias de Qatar entraron en Gaza a través de Rafah. Cuarenta y nueve médicos extranjeros auxilian a los exhaustos equipos médicos palestinos en los principales hospitales de Gaza.
Además de los suministros médicos, 401 toneladas de alimentos donados por Libia, Marruecos, Omán y Jordania entraron en Gaza desde Egipto. Noventa toneladas de alimentos entraron en Gaza por un paso fronterizo israelí.
Organizaciones civiles egipcias han donado casi 12.000 mantas para sustituir a las que destruyeron los israelíes al atacar el almacén de la ONU.
«Si bien la ayuda alimentaria y médica internacional son muy necesarias, también es imprescindible que a largo plazo se pueda proporcionar tratamiento sociopsicológico urgente a la población civil gravemente traumatizada», dijo Qleibo a IPS.
Mientras tanto, los equipos de rescate siguen extrayendo cuerpos de debajo de las montañas de escombros, algo que los soldados israelíes estacionados en la zona han impedido hacer hasta el momento. Cuando se hayan recuperado todos los cadáveres el balance de muertos puede aumentar considerablemente.
Muawiyah Hassanain, director de los Servicios de Ambulancias y Emergencias del Ministerio de Salud en Gaza, dijo que solamente el domingo se desenterraron docenas de cadáveres.
La escala real del horror aún no se ha revelado debido a que el contingente internacional de periodistas con sede en Israel sigue luchando por acceder sin restricciones a Gaza para informar de primera mano. Israel ha impuesto una prohibición de dos meses a todos los medios de comunicación exceptuando a unos pocos reporteros seleccionados a dedo y empotrados con las fuerzas israelíes a los que sí ha permitido la entrada a Gaza.
«Es necesario permitir que los profesionales puedan llegar hasta el campo de batalla», dijo el secretario de la Asociación de Prensa Extranjera Glenys Sugarman, sin dejarse impresionar por los reporteros a los que la oficina del portavoz del ejército israelí permitió acceder a Gaza.
«No se puede enviar a los periodistas a observar el terreno en compañía de fuerzas militares encargadas de mostrárselo. Eso no es periodismo abierto e independiente. En el mundo actual, moderno y abierto, en el que hay gente que ve y desea comprender lo que está pasando aquí, este es un mensaje importante», añadió Sugarman.