Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
El pasado lunes 10 de agosto se descubrió que Fadi Hamadneh había muerto en el infame calabozo de Juneid, en Nablus. En el momento de redactar este artículo las circunstancias de su muerte siguen estando poco claras, pero su familia acusa a los agentes de seguridad de la Autoridad Palestina (AP) respaldada por occidente de torturarlo hasta matarlo.
El hermano de Hamadneh descartó la versión oficial dada por la AP de que se había suicidado en su celda y la calificó de «estupidez» y de «flagrante mentira». Señaló que su hermano era una persona religiosa y que era inconcebible que se suicidara. El suicidio es un grave pecado en el Islam.
Hamadneh es el tercer palestino detenido muerto este año a consecuencia de supuestas torturas estando bajo custodia de la AP.
La semana pasada Kamal Abu T’iema, un maestro de 45 años del campo de refugiados de Fawwar cerca de al-Khalil, murió a consecuencia de un ataque generalizado supuestamente a consecuencia de una interminable sesión de tortura y de haber sido duramente golpeado por los interrogadores de la AP en al-Khalil (Hebrón).
En junio Haitham Amr, un enfermero del hospital Ahli de Hebron, fue golpeado hasta morir a manos de los interrogadores de la Mukhabarat (Inteligencia General) en Hebrón. Las marcas de la tortura y su cuerpo azulado fueron la prueba incuestionable de que había muerto torturado y de que las afirmaciones de lo contrario de la AP no eran sino mentiras descaradas. Los agentes de la seguridad de la AP afirmaron entonces que había muerto al caer de un tercer piso, una mentira preparada para tratar de encubrir el espantoso crimen. Por desgracia, el perjurio no es considerado un crimen en los enclaves de la AP, especialmente si resulta que los mentirosos son influyentes miembros de las agencias de seguridad.
La AP ordenó investigar la muerte de Amr. Con todo, hasta el momento no se ha publicado ningún informe formal de la autopsia referente a las circunstancias de su muerte. Únicamente esto muestra la atroz situación del sistema judicial en Cisjordania.
Hasta la afirmación elaborada rutinariamente de que una víctima de tortura se ha suicidado debería de rechazada tajantemente por ser una excusa. Después de todo, los jóvenes en lo mejor de su vida no se suicidad sin motivo.
En realidad, no hace falta ser un gran psicólogo o psiquiatra para darse cuenta de que sólo unas circunstancias mortales y el trato macabro de los prisioneros empuja a algunos de ellos a quitarse la vida. La capacidad para soportar la tortura varía de una persona a otra y algunas simplemente llegan un punto en que no lo soportan más.
La tortura está oficialmente prohibida en las cárceles y centros de interrogación de la AP. Los altos cargos de la AP, incluyendo su presidente Mahmoud Abbas y su primer ministro Salam Fayyad, declaran rutinariamente que la tortura no existe en los enclaves de la AP. Además, el gobierno de la AP había emitido unas claras instrucciones que prohibían el uso de la tortura. Sin embargo, la tortura en sus formas más bestiales continúa reclamando cada vez más víctimas inocentes.
Matar a un detenido torturándolo hasta morir no se hace por error. Es más bien una política deliberada y sádica que tiene el objetivo de ejercer venganza en los seguidores de Hamás en Cisjordania.
Los presos liberados de las cárceles y centros de interrogación de la AP hablan de experiencias espeluznantes en las salas de interrogación. La tortura adquiere muchas formas, incluyendo el infame shabh*, golpear duramente, estar colgado durante periodos prologados de tiempo y la privación de sueño. En algunos casos extremos se obliga a los presos a sentarse sobre botellas rotas lo que les causa una grave mutilación en el recto.
Una vez dicho esto, es importante señalar que la AP no es el único villano en este asunto. La Unión Europea, Estados Unidos y otros donantes tienen una gran parte de culpa de estos crímenes atroces. Todos sabemos que la AP depende casi por completo de la ayuda financiera extranjera para su propia supervivencia. Es más, los interrogadores y torturadores que consciente y deliberadamente asesinan a estos detenidos reciben sus sueldos de occidente y de otros donantes. En otras palabras, los contribuyentes europeos y estadounidenses están financiando de hecho la tortura en las cárceles y centros de interrogación de la AP.
Este escritor ha urgido muchas veces a altos cargos de la UE para que presionen al gobierno de la AP para que haga unos esfuerzos decisivos y genuinos para acabar con la tortura. Con todo, al parecer se ha hecho oídos sordos a mis peticiones ya que la UE ha permanecido callada como si el problema de la tortura fuera irrelevante y no constituyera una prioridad moral.
Por esta razón, las víctimas de la tortura y sus familias deben considerar la posibilidad de denunciar a los donantes y financiadores extranjeros de ls AP para obtener compensaciones y multas ejemplares.
Resulta verdaderamente triste que dé la casualidad de que la UE, que no deja de sermonearnos acerca de las virtudes de la democracia y de los derechos humanos, sea cómplice voluntaria de asesinato.
Ahora, por enésima vez, pedimos a los embajadores y diplomáticos de la UE en los territorios palestinos ocupados que planteen este problema fundamenta a los dirigentes de la AP. Háganlo ahora antes de que más gente inocente se pierda en esas cámaras oscuras en Nablus, Ramala y Hebrón. Vuestro silencio e indiferencia lo único que conseguirán es que la AP y sus agencias de seguridad no amigas de los derechos humanos consideren que equivale a condonar y fomentar la tortura.
Por consiguiente, en nombre de la mayoría de los palestinos que aprecian la libertad y los derechos humanos, especialmente el derecho a la vida, quiero transmitir el siguiente mensaje a europeos y estadounidenses, y a cuantos mantienen a flote a la AP: Por favor, no nos matéis con vuestro dinero, no financiéis la tortura ni las violaciones de derechos humanos en nuestro atormentado país. Sed fieles a los mismos valores e ideales que declaráis. Nosotros ya tenemos más que suficiente con el salvajismo y barbarie israelí a manos del ejército de ocupación israelí y de los colonos similares a los nazis.
Así pues, ¿tenemos que ser más todavía atormentados, torturados y asesinados por nuestro propio pueblo que afirma estar protegiendo y salvaguardando nuestros intereses vitales?
* N. de la t.: El shabh es una técnica de tortura en la que se obliga al preso a sentarse en una silla muy pequeña con las manos atadas a la espalda. A menudo se cubre la cabeza del preso con un saco maloliente. Esta postura provoca dolores intensos en la espalda del preso que a menudo es obligado a permanecer de este modo durante largas horas, a veces hasta una semana. Según Amayreh, se utiliza en los centros de detención tanto israelíes como de la AP. Cuando fue detenido hace unos meses él mismo pudo ver a muchos presos permanecer en esta postura.
Enlace con el original: http://www.palestine-info.co.uk/en/default.aspx?xyz=U6Qq7k%2bcOd87MDI46m9rUxJEpMO%2bi1s7Lpi%2fmH4Ym6Ow9WPziYgDwHJT7zbtWTZ%2f1JRps0YrWEQOwU0qW9iBrdeemCztNNUzHDDTe7WUGyuhBEWQ4r3Vkv8Ojr0oHaz%2btzEWbyShiz0%3d