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La Asamblea General de la Onu votará contra el bloqueo

Fuentes: www.laarena.com.ar

En materia de bloqueo a Cuba, la obsoleta y fracasada política norteamericana tendrá otra palada de tierra encima el próximo 28 de octubre. Será cuando más de 180 países reclamen su levantamiento.

En los últimos días de setiembre abrió sus deliberaciones en Nueva York la 64º Asamblea General de las Naciones Unidas. Hubo varios temas importantes, como la crisis de Honduras y el compromiso de los países que tienen arsenales atómicos de reducirlos y de no ser los primeros en usarlos. Hasta ahora, el único que las empleó, y no está arrepentido, es Estados Unidos, en Hiroshima y Nagasaki.

En la agenda no entró el cambio climático global pero por una sencilla razón: el secretario general Ban Ki moon venía de presidir una conferencia internacional íntegramente dedicada a ese tópico.

La crisis económica internacional dio lugar al volcado de opiniones de varios de los mandatarios, aunque hubo veinte que se reservaron sus ideas para la posterior Cumbre de Pittsburgh, organizada por Barack Obama. Fue un criterio muy discutible, teniendo en cuenta que esa crisis capitalista ha provocado olas de pobreza y desempleo que no han pagado los magnates de Wall Street.

En un punto recurrente hubo un consenso muy abarcativo de países del Tercer Mundo y las potencias europeas, Canadá y Japón. La moción unificadora se tituló: «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba».

El nuevo canciller de la isla, Bruno Rodríguez Parrilla, la presentó el 28 de setiembre en lo que fue su debut en el Palacio de Cristal; era la primera vez que hablaba en ese podio, luego de haber reemplazado en marzo a Felipe Pérez Roque.

El canciller ya había presentado el proyecto de resolución unos días antes, en una conferencia de prensa en La Habana, con periodistas acreditados de AP, CNN, BBC y otros medios. La línea argumental fue la misma que empleó luego en la ONU: Washington debe levantar el bloqueo porque es una medida ilegal que viola los derechos humanos del pueblo de Cuba, afecta la legalidad y el comercio internacional al ser aplicado extraterritorialmente sobre empresas de terceros países, y califica como acto de guerra y genocidio en función de las consecuencias adversas que ha tenido para la población de la Mayor de las Antillas. Para ser más gráfico, se recordó que 7 de cada 10 cubanos han vivido en condiciones de bloqueo.

Algún lector podrá preguntarse si la asunción de Obama no modificó ese cuadro de aislamiento forzado impuesto a la revolución cubana. La respuesta es que, lamentablemente, no. Peor aún, el 14 de setiembre el presidente firmó la orden para el Departamento de Estado y el Tesoro, a fin de que renueven el bloqueo a La Habana por un año más (y van…47 años y 8 meses desde que fuera impuesto en forma total).

La decisión de Obama se basó, como sus predecesores, en la Ley de Comercio con el Enemigo, que data de 1917. Ese instrumento se utilizó las relaciones con países en guerra, lo que no es el caso que nos ocupa. La isla es la única del mundo en ser encasillada en esa normativa.

Sin cambios

El canciller Rodríguez afirmó que «Obama fue un presidente electo sobre la base del cambio, los norteamericanos votaron por él porque él prometió hacer cambios. ¿Dónde está el cambio en el bloqueo a Cuba? No hay cambio». Su razonamiento es lógica pura.

Algún despistado dirá que el afro-americano flexibilizó los viajes y remesas de cubano-americanos respecto a las draconianas disposiciones de Bush. Es verdad. En abril de 2009 hizo esos anuncios, que le insumieron cinco meses antes de ser traducidos en medidas concretas.

Pero la cancillería isleña puntualizó que se trata de una recomposición política del gobierno de EE UU hacia parte de su población, el segmento cubano-americano. Pero no implica nada en relación al bloqueo económico, comercial y financiero, que se mantiene incólume. Además, bueno es recordarlo, tal flexibilización no alcanza a todos los estadounidenses, que tienen prohibido ir a Cuba y se arriesgan a severas multas y procesos judiciales si violan esa exclusión.

Para poner negro sobre blanco esa prohibición de viajes, Rodríguez comparó con Irak y Afganistán, donde hasta momentos previos a las agresiones norteamericanas los estadounidenses podían viajar sin inconvenientes. Pueden embarcarse a todos los destinos, a Bagdad y Kabul, pero no al aeropuerto internacional «José Martí».

La prórroga del bloqueo fue fruto de un acuerdo entre Obama y su vicepresidente Joe Biden, que lo refrendó también como necesario para la «seguridad nacional».

Muchas personas en el mundo abrigaban cautas esperanzas en que la nueva administración se abriera a un «nuevo diálogo con la región», como dijo el morocho a sus colegas en la V Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, en abril último. Pero los hechos indican que en el caso cubano ha dispuesto la continuidad de una medida que califica como genocidio, en virtud del inciso c del artículo II de la Convención de Ginebra de 1948 para la «Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio». También como acto de guerra económica, según lo estipulado en la «Declaración relativa al Derecho de la Guerra Marítima» adoptada por la Conferencia Naval de Londres en 1909.

La ceguera política del imperio se podría explicar como que no quiere dar el brazo a torcer porque implicaría una victoria política monumental de la modesta Cuba. Y una mejoría de su difícil situación económica, que daría más oxígeno político a la revolución.

Secundariamente pueden estar pesando los compromisos que el mandatario tomó con la mafia cubano-americana de La Florida durante la campaña. ¿Acaso calcula que -si desconoce ese pacto- la gusanería de la senadora Ileana Ros-Lehtinen, los legisladores Mario y Lincoln Díaz Balart y la Fundación de Jorge Mas Santos, le frustrarán su reelección en 2012?

Otra goleada

La parte cubana ha documentado con ejemplos vivos cómo prosiguió el bloqueo desde la última votación en Naciones Unidas en octubre de 2008. Hubo perjuicios importantes para la industria de la alimentación, la metalmecánica, el sector de salud-educación y por supuesto el turismo, con 1.200 millones de dólares menos de ingresos.

Sumado al daño económico directo anterior, la cancillería socialista planteó que esos daños ascienden a 96.000 millones de dólares. Para cualquier país es una enormidad de plata y para una nación de pocos recursos monetarios y bloqueada, mucho más.

Por ejemplo, hay que tener en cuenta que los tres huracanes que devastaron la isla el año pasado provocaron daños por más de 10.000 millones de dólares y una dolorosa poda al PBI del 20 por ciento. El bloqueo explica 122 millones de dólares de ese total.

En esas condiciones, la prórroga del bloqueo ha indignado a la abrumadora mayoría de las naciones del orbe. Sobre todo porque desde 1992 ha venido votando en forma adversa a ese bloqueo, consecutiva e ininterrumpidamente. El miércoles 28 de octubre seguramente será la décimo octava vez que una avalancha de votos golea al bloqueo y lo deja ridículamente al desnudo.

Para tener una idea más concreta del resultado posible, el año pasado fueron 185 países a favor de Cuba, 3 en contra (EE UU, Israel y Palau) y 2 abstenciones (Micronesia e Islas Marshall). Ahora habrá guarismos similares, dejando en el recuerdo el score de la primera vez, en 1992, cuando la isla ganó «sólo» por 59 a 3, con 71 abstenciones.

La próxima votación en la ONU sobre Cuba no tiene la zozobra de los votos en el Senado argentino del viernes próximo sobre la ley democrática de medios. Aquella es una crónica de una victoria amplia y anunciada.

Por supuesto, además de votar correctamente, los países de América Latina tendrían que revisar qué más pueden hacer en solidaridad con la víctima. Toda cosa por pequeña que sea, ayuda a poner fin a esa infamia de la superpotencia.

Por ejemplo, el gobierno argentino viene sufragando muy bien en este tema. Pero, ¿por qué no hace cumplir la ley Nº 24.871 (Boletín Oficial 10/9/97), que rechaza la extraterritorialidad de las leyes Torricelli y Helms-Burton del bloqueo estadounidense? En Buenos Aires están radicadas Google y Microsoft: la primera tiene aquí su sede latinoamericana y la segunda preside el Seminario empresarial de IDEA. Ninguna vende sus productos a Cuba y ni siquiera le permite bajar las herramientas gratuitas de Internet, como Google Earth. Cristina Fernández tendría que obligarlas a que respetan las leyes argentinas y no apliquen el bloqueo a una nación amiga, desde nuestro país.

http://www.laarena.com.ar/opinion-cuba_ganara_por_goleada_al_ilegal_bloqueo_de_eeuu-39637-111.html