Tras diez años como único preso en la isla-prisión de Imrali (Turquía), el aislamiento del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, va a llegar a su fin con el envío de ocho nuevos prisioneros a esa cárcel. Los nuevos reclusos, también militantes del PKK, serán trasladados en los próximos días […]
Tras diez años como único preso en la isla-prisión de Imrali (Turquía), el aislamiento del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, va a llegar a su fin con el envío de ocho nuevos prisioneros a esa cárcel. Los nuevos reclusos, también militantes del PKK, serán trasladados en los próximos días a la isla y, junto a Öcalan, internados en un edificio recién construido.
El viceprimer ministro y portavoz del Gobierno turco, Cemil Çiçek, aseguró que el traslado de Öcalan no tiene nada que ver con el titubeante arranque de un proceso de paz para solucionar el contencioso de Turquía con Kurdistán Norte, y lo situó en el cumplimiento de las exigencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Öcalan fue secuestrado en Kenia en febrero de 1999 y condenado a cadena perpetua. Fue enviado a la isla de Imrali, en el mar de Mármara, donde ha permanecido desde entonces como único prisionero.
«Atatürk», omnipresente
Los muros de la nueva prisión están «decorados» con sentencias de Mustafa Kemal Atatürk, fundador del Estado turco. Un busto suyo y banderas turcas dominan la entrada al edificio, que cuenta también con una mezquita con minarete.
Los nueve reclusos ocuparán celdas individuales, aunque compartirán las salidas al patio y momentos de asueto en una sala de descanso.
Según el diario «Hürriyet», serán despertados cada mañana con el ezan, la llamada al rezo musulmán. En la celda del líder del PKK, de siete metros cuadrados, se instalará ahora una televisión. Durante los últimos diez años a Öcalan sólo se le permitió escuchar la radio.