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El Líbano “acepta” las armas de Hizbollah

Las 54 palabras que estremecieron a Washington

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

«El pueblo libanés, su ejército y la resistencia (dirigida por Hizbollah) tienen derecho a liberar las Granjas de la Shebaa, las Colinas de Kfar Shuba y la zona norte del pueblo de Ghajar, así como a defender el Líbano y sus aguas territoriales de cualquier enemigo por todos los medios legales de que disponga».

Así reza la Declaración Política del nuevo Gobierno de la República Libanesa emitida el 26 de noviembre de 2009, cuatro días después de la celebración de los 66 años de independencia del Líbano, lograda en 1943, de la potencia colonial francesa.

Legal, constitucional y políticamente, la política del nuevo Gobierno de Unidad Nacional legitima, abraza e incorpora, por referencia, a la Resistencia Nacional Libanesa.

Para el eje EEUU-Israel, esas 54 palabras indican que Hizbollah -que desde 2006 viene disfrutando del apoyo mayoritario de la población- y el Estado del Líbano son inseparables e indivisibles respecto a la defensa de su país frente a la ocupación e injerencia exterior. Y fija el imprimatur del gobierno para liberar las tierras aún ocupadas por las fuerzas israelíes.

Según algunos juristas internacionales, también cumple la Resolución 1559 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el desarme de las milicias porque el Líbano ha declarado, en efecto, que las armas de la Resistencia dirigida por Hizbollah forman parte de la defensa misma del Líbano y no de un movimiento o partido político determinados. Esta declaración política satisface, por la misma razón, la Resolución 1701 del CSNU.

Aparte del Partido de la Falange (Kataeb) y las Fuerzas Libanesas y sus portavoces Samir Geagea y Amin Gemayal, que continuarán condenando la Declaración Política, la cuestión de las armas de Hizbollah ha quedado básicamente resuelta.

El portavoz del Parlamento Nabih Berri subrayó que «las armas de Hizbollah pertenecen a todos los libaneses y su existencia está vinculada con la retirada de Israel de todo el territorio nacional».

El partido Tawhid (Unidad) y el dirigente druso Wiam Wahhab fueron aún más lejos y, tras la aprobación de la Declaración Política, informaron a los medios que se trataba de los mismos términos a los que se había llegado en la Conferencia de Doha de 2008:

    «Las armas de Hizbollah seguirán presentes mientras dure el conflicto entre los árabes e Israel. Cuando el mundo nos diga cómo va a resolverse la cuestión de la naturalización de los palestinos, entonces daremos detalles de cómo abordar la cuestión de las armas de nuestra resistencia nacional. Ahora pertenecen a todo el Líbano.»

El mensaje del nuevo gobierno libanés a la administración estadounidense está claro, según el Embajador libanés para los Derechos Humanos Ali Khalil:

    «Puedes tener relaciones muy amistosas con el Líbano, pero eso significa que tienes que tratar con el Líbano y con nuestro nuevo gobierno como un todo, y no ir escogiendo ciertos ministerios o partidos del Parlamento. La ayuda, las armas y equipamiento defensivo, economía, comercio se negociarán en condiciones de igualdad, y no poniendo una chincheta de color sobre el mapa de afiliación política propio de los usos y costumbres de la Embajada de EEUU. Hizbollah es el Líbano y el Líbano es Hizbollah. Intenten comprenderlo y vayan acostumbrándose a ello. Quizá les complazca que tanto EEUU como el Líbano trabajen por nuestros propios intereses a través de un diálogo basado en el mutuo respeto.»

Gran parte de la gente que apoya a Hizbollah en el Líbano y en toda la región no lo hace porque conozcan todo o les importen mucho los pilares del Islam chií o el papel de Wali al-Faque, sino porque llevan sufriendo seis décadas de agresión israelí y seis guerras financiadas y armadas por un Congreso estadounidense que pone a Israel por delante de su propio país y mucho antes de cualquier país árabe, incluido el Líbano. Se dan cuenta de que 18 años de falso «proceso de paz» no han traído más que miseria a los palestinos y al Líbano, mientras que los 18 años de Resistencia han servido para liberar la mayor parte del territorio libanés ocupado por Israel.

Y comprenden que aún queda mucho más por hacer.

Fuentes de UNIFIL informaron esta semana que esperaban que Israel se retirara del pueblo libanés de Ghajar antes de que el comité del gabinete ministerial votara la legitimación de las armas de Hizbollah a fin de quitar protagonismo a la decisión del gobierno libanés. El gobierno israelí, bajo acordadas presiones de EEUU y la UE, ha aceptado la retirada sabiendo que su ejército no podría mantener el pueblo durante un próximo ataque contra el Líbano y comprendiendo que no merecía la pena pagar el precio político y militar de conservar Ghajar.

Se espera que la retirada de tropas israelíes se produzca en cualquier momento, enmarcada en una atmósfera de nuevas amenazas del tipo «que viene el lobo», como las que ayer lanzó el Ministro israelí de Defensa Ehud Barak diciendo que «todo el Líbano pagará un inmenso precio por haberle dado el gobierno a Hizbollah». Más que nunca la población del Líbano cree que Israel pagará también un precio inmenso como se le ocurra lanzar una séptima guerra contra el Líbano o atacar a Irán o a Siria.

Multiconferencia

En público, en Washington y en Beirut se trató de rebajar la importancia de la legitimación libanesa de las armas de Hizbollah. La Embajada de EEUU, por segundo año consecutivo envió erróneamente felicitaciones por el Eid al-Fitr al Presidente del Líbano Michel Suleiman, mientras que la fiesta de esta semana, que conmemora el peregrinaje anual del Hajj y los 1.400 años de tradición musulmana de entregar carne a los pobres, se denomina Eid al Adha. El Eid al Fitr se ajusta actualmente al Ramadán, que terminó este año el 19 de septiembre. De cualquier manera, lo que cuenta es la intención y por eso la Casa Blanca corrigió rápidamente el error de su Embajada en Beirut enviando ayer, a las 14,15 horas hora de Beirut, la felicitación por el Eid al Adha del Presidente Obama y del pueblo estadounidense.

En privado, la reacción ante la legitimación de la disuasión de Hizbollah a las agresiones israelíes está causando fuertes reacciones en el Capitolio. El AIPAC tiene ya preparada para el Congreso otra Resolución en la que se condena al Líbano por capitular ante el «terrorismo». Aunque parezca difícil de creer, algunos miembros del Congreso están ya hartos de todas las resoluciones del lobby de Israel y de las tácticas de presión que utiliza el AIPAC para conseguir que se aprueben, independientemente de lo que digan o de lo que lean.

Antes del descanso del Día de Acción de Gracias, el AIPAC organizó una urgente multiconferencia entre los once presidentes de los Comités claves del Congreso estadounidense, incluyendo Asuntos Exteriores, Inteligencia, Asignaciones, Banca, Seguridad Interna, Medio Ambiente, Tercera Edad y Normativas.

El grupo conforma lo que el AIPAC denomina el «cortafuegos de Israel» y, junto con la Conferencia de Presidentes de las Organizaciones Judías Estadounidenses Más Importantes, fue concebido y formalizado a finales de septiembre de 2001 «para asegurar las consultas y el diálogo respecto a cómo lanzar mejor las iniciativas del Congreso para que preserven la especial e indestructible relación entre EEUU e Israel».

Además de los miembros citados, entre los que se han acercado al «cortafuegos» en el 111º Congreso figuran al completo los trece miembros judíos del Senado estadounidense y los veintiocho miembros judíos del Congreso, así como una par de docenas de leales miembros sionistas cristianos evangélicos.

Según una fuente de las Organizaciones Sionistas de América (ZOA, por sus siglas en inglés), el proyecto del «cortafuegos» no se había mostrado muy activo hasta hace poco. No se sabe qué decisiones tomó hasta ahora, si es que el «Sínodo de Israel», como algunos en el Capitolio lo denominan, llegó a tomar alguna.

La ZOA reveló una de las recientes decisiones adoptadas. El proyecto del «cortafuegos» tiene como objetivo disponer de una «vía rápida» para incrementar de forma espectacular la ayuda militar estadounidense para que Israel haga frente a las supuestas amenazas de Hizbollah, Hamas, Siria e Irán a Israel. «Esas gentes ven una necesidad urgente de limpiar la casa y restaurar el dominio y credibilidad militar de Israel», afirmó la fuente de la ZOA.

Según un miembro del Comité de Servicios Armados del Senado de EEUU, el grupo del «cortafuegos» planea acelerar la aprobación en el Congreso estadounidense de nuevas subvenciones para todos o parte de los fondos que Israel necesita para comprar armas estadounidenses. Todo ello sumado a los 2.070 millones de dólares recibidos a tal fin de los contribuyentes estadounidenses en los pasados veinticuatro meses.

El nuevo grupo «cortafuegos» del AIPAC trabajará para el despliegue en 2010 de la denominada «cúpula de hierro», que puede desplegar una nube metálica que abata los cohetes entrantes procedentes de los cielos de Gaza o el Líbano, así como financiar una nueva generación del sistema defensivo Flecha israelí diseñado para derribar a grandes altitudes los misiles de largo alcance iraníes.

Además, Israel recibirá financiación estadounidense para nuevos submarinos Dolphin fabricados en Alemania, equipados con misiles nucleares que podrían apuntar hacia la costa de Irán.

El problema del AIPAC es conseguir que el Congreso invalide el escepticismo del Pentágono hacia gran parte de los proyectos de «nuevas armas» de Israel, que algunos consideran más propios de una guerra psicológica que fiables o utilizables eficazmente en conflictos futuros. No obstante, el AIPAC parece confiar en los resultados y por buenas razones.

El lobby de Israel en el Congreso ha conseguido ya un compromiso de la administración Obama para incorporar los sistemas y municiones israelíes a un nuevo avión de combate de lucha conjunta construido por EEUU, el F-35, y entregará veinticinco de ellos a Israel en 2015 y veintiocho en 2018. La administración Obama también integrará las bombas que utiliza un equipo de orientación de precisión llamado Spice, además de los misiles aire-aire Python 5 fabricados por Sistemas de Defensa Avanzada Rafael Ltd. de Israel. El grupo del «cortafuegos» tiene que asegurarse de que Israel consiga también una vía barata para actualizar el hardware y el software que se incorpore a las futuras armas.

La «madre de todas las bombas» de la temporada actual

Otro importante proyecto armamentístico del Congreso para Israel es la nueva bomba de 13.600 kilos denominada Massive Ordnance Penetrador (MOP) de Boeing Corporations.

El MOP lleva más de 2.400 kilos de explosivos y libera más de diez veces el potencial explosivo de su predecesora, la BLU-109 de 900 kilos, según la Agencia para la Reducción de Amenazas de la Defensa del Pentágono, que ha financiado y gestionado el programa inicial. Es también una tercera parte más pesada que la bomba de 950 kilos, la GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast -la «madre de todas las bombas» de la temporada pasada»- de la que en 2003 se hicieron dos lanzamientos de prueba en el ámbito de Florida.

El MOP, de 6 metros de largo, se está construyendo de forma que pueda lanzarse desde el B-52 o el bombardero «indetectable por los radares» B-2 y se ha diseñado para que penetre unos 60 metros en la tierra antes de explotar, según la Fuerza Aérea de EEUU. El Mando Central del Pentágono, que se prepara para la guerra con Irán -por si acaso- está apoyando una petición de aceleración, según Kenneth Katzman, experto en Irán del Servicio de Investigación del congreso, el brazo de investigación del Congreso. Israel quiere que esas armas puedan atacar los profundos búnkeres de Hizbollah en el Sur del Líbano y el Valle de la Bekaa.

Si el AIPAC consigue que el Congreso apruebe fondos suficientes para el programa el bombardero B-2 indetectable por los radares de la Northrop Grumman Corp (NOC.N) «estaría en condiciones de transportar la bomba en julio de 2010». Andy Bourland, un portavoz de la Fuerza Aérea, ha verificado este extremo añadiendo: «Ha habido discusiones en los cuatro comités del Congreso que tienen responsabilidades de supervisión. Oficialmente, no se ha adoptado aún una decisión definitiva».

Según el AIPAC y determinadas fuentes del Congreso, la decisión, de hecho, se ha adoptado ya. Así pues, ¡todo listo!

Franklin Lamb es Director de la Fundación Sabra y Shatila, con sede en Beirut y en Washington DC, y lleva a cabo investigaciones en el Líbano. Puede contactarse con él en: [email protected]

Fuente: http://www.counterpunch.org/lamb11272009.html