(Foto: Agencia EFE) Mientras en Jerusalén los palestinos tomaban las calles para expresar su ira ante las condiciones de discriminación y acoso que padecen bajo el régimen de ocupación, y Estados Unidos acusaba a Israel de socavar las posibilidades de paz en la región en un momento de alta tensión diplomática entre los dos […]
(Foto: Agencia EFE)
Mientras en Jerusalén los palestinos tomaban las calles para expresar su ira ante las condiciones de discriminación y acoso que padecen bajo el régimen de ocupación, y Estados Unidos acusaba a Israel de socavar las posibilidades de paz en la región en un momento de alta tensión diplomática entre los dos aliados, en Madrid soplaban otros vientos. Ehud Barak, ministro de defensa israelí, estaba de visita oficial, entrevistándose con el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, el titular de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos i la ministra de Defensa, Carme Chacón. Según el balance de la delegación israelí, la visita fue «excelente».
El buen entendimiento entre las dos partes se materializó en el encuentro de los dos ministros homólogos. En la reunión firmaron un Memorando de Entendimiento entre ambos países sobre cooperación en el ámbito de la política de Defensa, un acuerdo que servirá de marco jurídico para desarrollar proyectos de colaboración en materia militar. Además, la ministra ha asegurado que en el marco de la Presidencia española de la UE, España buscará impulsar las relaciones de Israel con el bloque europeo a través de la Unión por el Mediterráneo, y con la OTAN, en el marco del Diálogo Mediterráneo.
La cooperación militar y comercial entre España e Israel tiene una sólida trayectoria. Aunque exportar armas a Israel supone una violación de la legislación española y europea en la materia, en la práctica esto no ha supuesto obstáculo alguno. Entre 1995 y 2008, el Estado español ha exportado «material de defensa» y armas cortas a Israel valoradas en más de 25 millones de euros, además de otras exportaciones de material de doble uso (civil-militar) que superan los 8,6 millones de euros. España, además, fue impulsora del Diálogo Mediterráneo de la OTAN, un foro de cooperación en el que participan los aliados de la OTAN y otros siete de la ribera sur: Argelia, Egipto, Jordania, Marruecos, Mauritania, Túnez e Israel.
Las clausulas relativas al respeto de los derechos humanos que figuran en los diversos acuerdos de asociación adoptados entre la UE e Israel tampoco se han respetado. Según el Tribunal Russell sobre Palestina, el hecho de que no se exija a Israel el cumplimiento de estas clausulas sitúa a la UE y a sus estados miembros en el papel de avaladores de la política de Israel y de sus violaciones del derecho internacional.
Las acciones del Estado español y de la UE, sin embargo, no reflejan la opinión pública a la que en teoría representan. Un estudio de opinión realizado en Noviembre de 2003 por los institutos Gallup Europa y Taylor Nelson, indicó que el 59% de los europeos considera que Israel es el Estado más peligroso para la paz mundial. Cooperar con y armar a tal Estado no parece ser la manera más adecuada de responder a esa opinión. Las masivas manifestaciones que recorrieron España y Europa en protesta por la masacre de Gaza en la operación «Plomo fundido» y las iniciativas que surgen de la sociedad civil organizada, como la campaña por el Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS) y el Tribunal Russell sobre Palestina, también son excluidas del proceso de toma de decisiones en un Estado supuestamente democrático.
Para el gobierno español, la cooperación con Israel sirve como un recurso más para controlar las contradicciones y tensiones internas. Israel proporciona la tecnología más avanzada en el sector de seguridad e inteligencia, producto de convertir el Territorio Ocupado Palestino en un permanente laboratorio de pruebas. Aunque no se conoce el volumen de negocio entre el gobierno y empresas españolas e Israel en este sector, se estima que alcanza cifras muy considerables. Además, más de dos docenas de empresas y universidades del Estado español (EHU-UPV, UPC, UPV… ) han participado junto a compañías militares y universidades israelíes en los programas de I+D relacionados con este sector. Estas tecnologías están asociadas con el control de fronteras, utilizadas cada vez más para impedir la inmigración irregular, y con la lucha antiterrorista, cuya definición se está expandiendo para incluir cualquier tipo de disidencia combativa. Se ignora el volumen total de transferencias, pero se sabe que sólo la venta de misiles en 2006 y aviones militares no tripulados en 2008 (empleados por el Ejército español en Afganistán) alcanzó una cifra superior a los 340 millones de euros. Estas son las cantidades que el Estado español se está gastando en guerras imperialistas, mientras recorta las pensiones y los gastos sociales.
Es en estos términos en los que la solidaridad con Palestina se convierte también en una lucha propia por la democratización y desmilitarización y en contra de los intereses geopolíticos estatales y del complejo industrial-militar. Es una concepción de la solidaridad que encuentra eco en las palabras de Lilla Watson, activista aborígen Mirri: «Si has venido aquí para ayudarme, estás perdiendo tu tiempo. Pero si has venido porque tu liberación está ligada a la mía, entonces trabajemos juntos» .