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Asediar al asedio de Israel

Fuentes: The Guardian

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

En unos pocos años la campaña palestina de boicot a los productos israelíes se ha convertido en una campaña verdaderamente global

A pesar del asedio de Israel a Gaza y del cada vez mayor desplazamiento [de palestinos] en el [desierto de] Negev y en Jerusalén Oriental, los palestinos tienen algunos motivos de celebración. En Washington una cooperativa de alimentación ha aprobado una resolución pidiendo el boicot de los productos israelíes [1], lo que confirma que el movimiento de boicot (que cumplió cinco años el mes pasado) ha atravesado por fin el atlántico. Prominentes figuras, incluyendo a los premios Nobel de la paz Desmond Tutu y Máiread Maguire, y a Richard Falk, el Relator Especial de la ONU para los territorios ocupados, apoyaron este paso.

El movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel se lanzó en 2005, un año después de que la Corte Internacional de Justicia considerara ilegales el muro de Israel y las colonias construidas en territorio palestino ocupado. Más de 170 partidos políticos, sindicatos, movimientos de masas y ONG palestinos suscribieron el movimiento, que está dirigido por el BNC [Comité Nacional de la Campaña de BDS], una coalición de organizaciones de la sociedad civil.

Arraigada en un siglo de resistencia civil palestina e inspirada por la lucha contra el apartheid, la campaña superó boicots más tempranos y parciales para presentar un enfoque global con el objetivo de hacer realidad la autodeterminación palestina: unificar a los palestinos dentro de la Palestina histórica y en el exilio ante la fragmentación acelerada.

La campaña de BDS evita prescribir toda fórmula política particular y en vez de ello insiste en hacer realidad los derechos básicos y sancionados por la ONU que corresponden a los tres segmentos principales del pueblo palestino: acabar con la ocupación y colonización por parte de Israel de todas las tierras árabes ocupadas desde 1967, acabar con la discriminación racial en contra de sus ciudadanos palestinos y reconocer el derecho de los refugiados palestinos a retornar a sus hogares, tal como lo estipula la resolución 194 de la ONU [2].

Creada y guiada por palestinos, la campaña de BDS se opone a toda forma de racismo, incluyendo el antisemitismo, y está anclada en los principios universales de libertad, justicia y derechos iguales que motivaron las luchas contra el apartheid y por los derechos civiles estadounidense.

Caracterizar de apartheid al sistema legalizado de discriminación de Israel (como hicieron Tutu, Jimmy Carter e incluso un ex-fiscal general israelí [3]) no equipara a Israel con Sudáfrica. No hay dos regímenes opresivos idénticos. En vez de ello, afirma que la concesión por parte de Israel de derechos y privilegios según criterios étnicos y religiosos se adecúa a la definición de apartheid adoptada por la ONU.

La campaña de BDS ha visto un crecimiento sin precedentes tras la guerra de agresión contra Gaza y el ataque ala flotilla [4]. Personas de conciencia de todo el mundo parecen haber cruzado un umbral y han recurrido a la presión, no al apaciguamiento o al «compromiso constructivo» para acabar con la impunidad de Israel y con la connivencia occidental en mantener su estatus como Estado por encima de la ley.

«Asedia tu asedio» – el grito del poeta palestino Mahmoud Darwish [5] – adquiere un nuevo significado en este contexto. Puesto que convencer a una potencia colonial de que atienda a los llamamientos morales a la justicia es cuando menos iluso, muchas personas entienden ahora la necesidad de «asediar» a Israel por medio de boicots, que hacen más caro el precio de su opresión.

Las personas implicadas en la campaña de BDS han presionado con éxito a instituciones financieras en Escandinavia, Alemania y otros lugares para que desinviertan de compañías que son cómplices de las violaciones por parte de Israel del derecho internacional. Varios sindicatos internacionales han suscrito la campaña de boicot. Tras el ataque a la flotilla, sindicatos de trabajadores de puertos de Suecia, India, Turquía y Estados Unidos siguieron un llamamiento de los sindicatos palestinos de bloquear la descarga de barcos israelíes.

El apoyo a la campaña de BDS por parte de figuras de la cultura como John Berger, Naomi Klein, Iain Banks y Alice Walker, y la avalancha de cancelaciones de actos en Israel por parte de artistas entre los que se incluyen Meg Ryan, Elvis Costello, Gil Scott-Heron y The Pixies han hecho aumentar el perfil internacional del movimiento de boicot y lo ha acercado a la corriente dominante occidental. El escepticismo respecto a su potencial se ha terminado.

En 2009 se formó Boycott from Within [Boicot desde Dentro] , un significativo movimiento de protesta en Israel hoy, que adoptó el llamamiento palestino al BDS.

Una ley que impondría fuertes multas a los israelíes que inicien o inciten boicots contra Israel ha superado recientemente un debate inicial en el Knesset [parlamento israelí]. Esto pone de relieve el miedo de Israel al alcance e impacto global de la campaña de BDS como una campaña por la justicia no violenta y moralmente consecuente. En muchos sentidos confirma que ha llegado el «momento sudafricano» palestino.

Notas:

[1] http://www.haaretz.com/blogs/focus-u-s-a/food-co-op-in-rachel-corrie-s-hometown-boycotts-israeli-goods-1.302980

[2] http://en.wikipedia.org/wiki/United_Nations_General_Assembly_Resolution_194

[3] http://www.haaretz.com/print-edition/opinion/the-war-s-seventh-day-1.51513

[4] http://www.guardian.co.uk/world/2010/jun/04/gaza-flotilla-activists-autopsy-results

[5] http://www.guardian.co.uk/books/booksblog/2009/aug/07/mahmoud-darwish-poetry-palestine

Fuente: http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2010/aug/12/besieging-israel-siege-palestinian-boycott