Las gestiones legales y otras de signo diverso siguen siendo un dolor de cabeza para los ciudadanos de esta Isla, aunque se implementan mecanismos para hacerlas menos engorrosas. Las relacionadas con la vivienda suscitan las mayores quejas. Falta de información precisa, maltrato y largas colas se suman a dilaciones innecesarias y enredos burocráticos. El buen trabajo de Matanzas y Villa Clara, entre otras experiencias positivas, apuntan a que el mal, a pesar de todo, puede tener cura
Una mañana apacible de noviembre, Ofelia Rodríguez salió muy dispuesta rumbo a la Oficoda del barrio, a trasladar a la nieta hacia la libreta de abastecimiento de la madre de la pequeña. El trámite debía ser sencillo y, sobre todo, rápido. Eso creía ella.
Tras darle el alta en la otra Oficoda, fue a comprar el pollo a la carnicería y le comunicaron que no podía adquirirlo, pues aparecía en la libreta un día después de emitido el llamado «dato», una suerte de cierre previo a la asignación de los alimentos a las respectivas dependencias comercializadoras. Le aconsejaron que lo reclamara en la bodega anterior, pero en esta le dijeron que había perdido el producto.
Las pesquisas tras la ruta del pollo duraron varios días. La niña «dejó de existir; no tenía derecho a adquirir ese producto hasta el próximo mes». A Ofelia le explicaron que «esa es la ley», «los consumidores tienen que saberse la fecha de cierre de los datos». Boquiabierta quedó con la respuesta, confirmada por 11 funcionarios de todas las instancias.
La última puerta que tocó fue en la zona comercial de su bodega. Quien la atendió, apurado pero amable, le dijo con toda seguridad que cuando volviera el pollo «buscaría la posibilidad de trasladar el de algún muerto para dárselo a la niña». Hasta ahí llegó Ofelia. Demasiado mal sabor tenía ese pollo.
En los últimos años, las autoridades cubanas han analizado repetidas veces cómo aligerar, simplificar y flexibilizar los diversos trámites que los ciudadanos deben realizar. Coordinado por la Asamblea Nacional del Poder Popular, el propósito ha dado algunos frutos, pero todavía resta un trecho largo por andar.
Así lo confirmó BOHEMIA con un reciente sondeo periodístico entre 219 cubanas y cubanos de todas las regiones de la Isla. Interrogados acerca del tiempo invertido en trámites diversos, más del 40 por ciento aseveró necesitar más de una jornada para completarlos, mientras cerca del 24 por ciento dijo requerir alrededor de cinco horas.
Apenas un 16 por ciento de los entrevistados manifestó que invertían solo una hora en las gestiones legales o de vivienda. Al tratar de recabar más detalles, tres de ellos, amparados en el anonimato de la indagación, confesaron que solían pagar o hacer regalos para que «las cosas fueran más rápido».
Una de las caras del conflicto es la falta de información de los ciudadanos a la hora de encaminar sus gestiones, lo cual los conduce a «girovagar» de oficina en oficina, con la consiguiente pérdida de tiempo y humor. Pero lo peor sin duda, es el maltrato, la escasez de sensibilidad, el olvido del sentido común… y un largo etcétera donde cabe todo lo que estropea la cotidianidad y convierte lo fácil en difícil.
Valdría la pena que los estudiosos calcularan cuántas horas se invierten en diligencias, y cuánto dinero es gastado y desperdiciado en los centros de trabajo cuando los ciudadanos deben ausentarse para realizar trámites, algunos de los cuales por engorrosos, y a veces superfluos, merecen la pena capital.
Para muestra un botón. El 70 por ciento de las personas entrevistadas para esta investigación periodísticas confesó que había tenido que ausentarse del trabajo para sus gestiones. Y el 31,5 aseguró que lo había hecho «a menudo».
Al trámite por los cuernos
Desde hace una década aproximadamente, se creó el Grupo de Trabajo para el Estudio y Atención a los Trámites de la Población, del Parlamento, dada la necesidad de estudiar y adoptar medidas para reducir esa fastidiosa carga.
El experimentado Juan Gregorich, coordinador de ese grupo, refirió a BOHEMIA que aunque aún están insatisfechos, se pueden enumerar avances como extender una o dos veces a la semana los horarios de atención, e incluir los sábados, para que las personas no tengan que ausentarse del trabajo. En algunas localidades rurales y del Plan Turquino comienzan a las siete de la mañana y no cierran al mediodía, teniendo en cuenta las características y los hábitos de la zona.
La digitalización también ha contribuido a mejorar la calidad y rapidez del servicio que reciben las personas en las Oficinas del Carné de Identidad, los Registros de Vehículos, de Sancionados y de Licencias de Conducción y otros pertenecientes al Ministerio del Interior (Minint). No por gusto, fueron esos trámites los que menos quejas recibieron en la indagación de esta revista.
También en los Registros del Estado Civil, las Notarías y Bufetes Colectivos, entre otras instituciones del Ministerio de Justicia, la digitalización ha traído nuevos aires. Y propició que la población pueda abonar en los correos el pago de algunos servicios, como electricidad y teléfonos.
Otra solución es el pago de los servicios de electricidad, teléfono, casa, agua, multas, a través de la Telebanca, facilidad a la que pueden acceder quienes poseen tarjetas magnéticas. Hay provincias donde no se han instalado cajeros automáticos por lo que esa solución demorará en llegarles.
Al propio tiempo, se estableció un calendario anual para el cobro de las pensiones y se amplió el número de centros de pago. Asimismo, el Ministerio de la Agricultura ha unificado locales de atención a la población, para evitar el traslado a lugares distantes.
Otro empeño, comentó Gregorich, son las páginas verdes y amarillas del directorio telefónico que edita Etecsa. Están los números telefónicos a través de los cuales las personas pueden solicitar información sin necesidad de trasladarse hasta las oficinas de trámites de los organismos.
Igualmente, mencionó la experiencia de la provincia de Granma, donde en lugares de difícil acceso un gestor recoge solicitudes y encamina gestiones. También abundó sobre la oficina única de trámites ubicada en la Casa Azul, en la capitalina Santa Fe, donde existe desde una agencia de pasajes interprovincial, hasta representantes de Trabajo, Carné de Identidad, Vivienda (inversionista, arquitecto e inspectores), Notaría, Bufete, Oficoda, Comité Militar, Multas, oficina comercial de Etecsa, un fotógrafo y una cafetería.
Gregorich opinó que esta experiencia ha dado algún resultado, porque reunió en un solo local todos esos trámites, pero no quiere decir que deba generalizarse. «Pensamos que lo mejor es que cada territorio estudie a nivel local la fórmula más viable. En este asunto no caben las camisas de fuerza».
Parecida opinión se recogió en Villa Clara al conversar con el secretario del Consejo de la Administración Provincial, Osvaldo Román Guevara, quien por más de diez años fue presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Manicaragua:
«Sirvió de mucho, cuenta, el servicio ambulatorio a las zonas más apartadas de ese extenso territorio montañoso. A Pico Blanco, Bermejo, Guanayara, Manantial y otros sitios es muy difícil entrar y salir, pues suele haber transporte solo dos veces por semana».
Por eso, cuando en una guagua iban todos los funcionarios de las dependencias a hacer los trámites de las personas en esos sitios tan alejados, los lugareños casi armaban un guateque. Osvaldo se lamentó de que la falta de transporte y de combustible conspirara contra esa solución y que tampoco fuera factible abrir oficinas en esos lares, pues no tendrían contenido de trabajo suficiente.
A su juicio, cada territorio debe diseñar varias versiones y ponerlas en práctica. «En una oportunidad -agregó Osvaldo- hicimos un diseño, y luego la provincia quiso igualar la solución a todos los municipios, con lo que se mató la iniciativa local, y ya no resultó tan eficiente».
Vía crucis de trámites
«A cuántos de nosotros nos han vuelto locos cuando hemos necesitado una Certificación de Nacimiento… Les cuento que hace algún tiempo solicité una… Del lado de allá de la línea telefónica leían cualquier cosa y acá alguien escribía lo que entendía, cuando me entregaban una con el nombre de mi papá correcto entonces el de mi madre estaba mal escrito o el de mis abuelos, y viceversa… toda una odisea. La de mi hijo estaba peor que la mía… se llama Miguel. Le cambiaron el nombre al hacer el asentamiento… le pusieron Migel sin la u (hacer eso con un nombre tan común). Por Dios, ahí hubo que hacer subsanación de error, y sellos, y una y otra vez a la oficina, luego me entregan la certificación y mi apellido que es Fernández a mi hijo se lo pusieron como Fernadez (sin tilde y sin n), y más subsanaciones. Me faltó poco para llegar a Mazorra.»
La historia, más detallada, se publicó en el sitio digital del periódico Vanguardia, en un foro de debate que su director, Arturo Chang, abrió para los cibernautas, a propósito de esta investigación de BOHEMIA.
Otras interesantes experiencias -imposible reproducirlas todas-, se recogieron, como la de un vecino de Sierra Morena, en Corralillo, localidad alejada a 120 kilómetros de Santa Clara, a quien, después de viajar varias veces hasta la capital provincial, le comunicaron que su trámite podía haberlo hecho desde su pueblo, y nadie se lo había advertido.
Al parecer muchos cubanos ignoran todavía cuánto puede aliviarles la vida un gestor de trámites, servicio que ofrecen todos los bufetes colectivos del país desde 2004, para representar a los ciudadanos ante diversas instituciones y facilitarles la obtención de documentos.
Más de 36 mil trámites gestionaron los abogados y técnicos de estas oficinas especializadas en el primer semestre de este año, cifra inferior en un 6 por ciento a la de igual etapa del año anterior, según Juana Cabrera, jefa del Departamento Técnico de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos. La mayor cantidad los realizaron ante los registros del Estado Civil, Actos de Última Voluntad, de la Propiedad, y las oficinas de Carné de Identidad, e Inmigración y Extranjería.
«También ofrecemos la gestión de otros trámites que, no sé si por desconocimiento, la población casi nunca solicita», dijo Cabrera. «Es el caso de los que efectuamos ante el arquitecto de la comunidad, la Unidad Municipal de Inversión de la Vivienda, Vivienda, la Oficina Nacional de la Administración Tributaria, el Ministerio de la Agricultura, entre otras instancias».
Ciertamente, esta fuerza especializada, que a algunos pudiera parecerle más harina del mismo costal, les ahorra a los dolientes de la «tramitocracia» varios dolores de cabeza. Otra de las ventajas de este servicio, explicó la funcionaria, es que las tarifas son módicas: dentro del mismo municipio cuesta 10 pesos, si requiere realizarse en otro dentro de la provincia: 20 pesos; y fuera de la provincia: 30 pesos.
En opinión de la directiva, «las instituciones pudieran divulgar más y acoger mejor este servicio, porque para ellas también es ganancia atender a un técnico o abogado con diez solicitudes, que recibir a diez personas por separado. Además, el diálogo con un personal calificado y con experiencia, redunda en mayor calidad de los procesos».
Su organización funciona con eficiencia, «aunque no a la perfección. Tenemos el control de los asuntos morosos -agrega-, y a veces detectamos que algunos son de nuestra responsabilidad. Hay problemas como la ausencia injustificada de abogados, e incumplimientos en la atención a los clientes que acuden por primera vez».
En Villa Clara, la Asamblea Provincial del Poder Popular da seguimiento al tema de los trámites y evalúa las principales dificultades, mediante un sistema de monitoreo de las estadísticas de las oficinas de atención a la población, aseguró la vicepresidenta de ese órgano, Jorgelina Pestana. «Se llega a la información transversalmente; a partir de hurgar en las quejas de las personas, salta enseguida el organismo que no está cumpliendo bien su labor».
Entre los problemas discutidos en sesión ordinaria de la Asamblea Provincial el pasado año figura el déficit de transporte como lo que más afecta a la población, porque les impide acudir a las instituciones. También es insuficiente la divulgación de los horarios, entre otros problemas.
Una mirada a los trámites de la población motiva múltiples comentarios, e incluso desata la risa o la cólera, de acuerdo con el sentido del humor del doliente. A cualquier cubano le resulta evidente que no solo urge posibilitar que los ciudadanos cumplan con gestiones necesarias, sino acabar con el peloteo y las dilaciones más allá de los términos establecidos por las leyes.
Institucionalizar el país también incluye respetar y atender lo legislado en torno a los trámites que la población ha de cumplir y que las instituciones deben garantizar. Sería otra contribución al orden, la disciplina, y el deber ser de cada institución y cada ciudadano.
Fuente: http://www.bohemia.cu/2010/10/27/encuba/tramites-paciencia.html