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Se acerca el momento de la verdad en el caso Hariri

Fuentes: Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

La situación en el Líbano está al borde de una gran explosión mientras prosigue el tira y afloja político entre la Coalición del 14 de Marzo, dirigida por el Primer Ministro Saad al-Hariri, y la oposición, encabezada por Hizbolá, en relación al Tribunal Especial para el Líbano (STL, por sus siglas en inglés).

Ambas partes están luchando para mantener -o cancelar- el Tribunal sobre el asesinato del ex Primer Ministro Rafik al-Hariri en 2005. Hace dos semanas, Hizbolá pudo detener en el parlamento la financiación estatal del Líbano del tribunal creado por las Naciones Unidas, afirmando que se había politizado y se iba a utilizar para confiscar las armas, el futuro y la reputación de la resistencia libanesa.

Este fue el resultado natural de una campaña masiva de relaciones públicas puesta en marcha por Hizbolá en un intento de denunciar el STL como «proyecto israelí». Las acusaciones del Tribunal, que se pondrá en marcha en cualquier momento bien a finales de 2010 o principios de 2011, se espera que incriminen a miembros de alto rango de Hizbolá.

Antes de las elecciones de medio mandato del 2 de noviembre, EEUU mostró un interés casi repentino por el STL, prometiendo financiarlo con 10 millones de dólares USA para compensar los fondos retenidos como consecuencia de la actuación de Hizbolá. Jeffrey Feltman, Vicesecretario de Estado para Asuntos de Oriente Próximo, hizo una visita al Líbano poco después del rompedor viaje del Presidente iraní Mahmud Ahmadineyad de mediados de octubre.

Feltman ha apelado a los aliados estadounidenses en la Coalición del 14 de Marzo para que mantengan el STL, diciendo que tiene tanto de línea roja como las armas de Hizbollah para la Coalición del 8 de Marzo. Dirigentes mundiales que van desde el Primer Ministro británico, David Cameron, hasta el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, se han hecho eco de una posición parecida en estos últimos días.

Las tensiones alcanzaron nuevos hitos la pasada semana cuando los investigadores del Tribunal asaltaron una clínica ginecológica en el suburbio de Ouzai, en Beirut, intentando conseguir expedientes de las pacientes del año 2003. Al parecer, fueron atacados por un gran número de mujeres, que luego vieron que les habían robado sus propios documentos. El líder de Hizbollah, Hasan Nasrallah, pronunció un breve pero contundente discurso veinticuatro horas después afirmando que el «asunto de la clínica» suponía una violación de la conducta moral, ética y religiosa, llamando a todos los libaneses a boicotear el STL.

Añadió que cualquier persona que ofreciera algún tipo de ayuda a los investigadores sería considerado colaborador de los israelíes. Mientras tanto, Feltman está presionando en la ONU para que se emita una resolución -o al menos una recomendación- exigiendo que todos los libaneses ofrezcan la máxima cooperación al STL o se arriesguen a violar el consenso internacional en virtud del capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas.

Mientras tanto, Arabia Saudí se muestra alarmada por el curso de la situación. Al parecer, al Reino no le importaría mucho que se liquidara el STL siempre que se garantizara la credibilidad y respeto de su aliado Saad al-Hariri. Los saudíes tampoco se mostraban muy entusiasmados con el juicio desde el primer día, prefiriendo situar el caso Hariri y su tratamiento dentro de un contexto árabe en vez de internacionalizarlo en las Naciones Unidas.

Arabia Saudí ha utilizado su influencia de peso pesado en la comunidad mundial para asegurar un aplazamiento de la presentación de acusaciones hasta el próximo marzo, pero Hizbolá afirma que esto no basta y pide que se cancele totalmente el STL antes de que emita veredicto alguno. Cuestionan la legalidad entera del STL, que aprobó el gobierno del entonces Primer Ministro Fuad al-Siniora, y que no se lleven sus decisiones al Parlamento libanés.

Después de todo, la investigación por la ONU del caso Hariri se negó a considerar, siquiera una vez, a Israel como sospechoso del asesinato del ex Primer Ministro del Líbano, aunque Israel ha perpetrado en el pasado diversos asesinatos en Beirut.

En los primeros años de la década de 1970, una fuerza de comando de las tropas israelíes, dirigida por el actual Ministro de Defensa Ehud Barak disfrazado de mujer morena, entró en Beirut por barco, acusándoseles después de haber asesinado a varios dirigentes palestinos de alto nivel. En agosto, Nasrallah presentó pruebas audiovisuales con el propósito de mostrar que Israel había estado siguiendo a Hariri durante diez años y que tenía motivación, voluntad y capacidad para asesinarle.

No se sabe bien qué podría pasar en el Líbano si estas acusaciones se hicieran públicas, bien a finales de 2010 o en algún momento a partir del mes de marzo en adelante. El Estado libanés se negaría sin duda a conceder la extradición o arrestar a cualquier miembro de Hizbolá, especialmente porque Hariri, en la declaración política de su gabinete, prometió «conservar y proteger» las armas de Hizbolá.

El mundo podría presionar para que se impusieran sanciones al Líbano e incluso continuar éstas con una declaración de guerra contra la resistencia libanesa. Si se prueban las acusaciones y no se cancela el STL, Hizbolá podría provocar la caída del Primer Ministro a través de su poder de veto dentro del gabinete, o tomar las calles y paralizar el gobierno como hizo en 2006-2008.

Hasta la fecha, Hariri se ha negado a adoptar una decisión sobre el STL, encontrándose en una situación muy complicada. Liquidar el STL, que inicialmente ayudó a crear, supondría un golpe importante contra las personalidades anti-Hizbolá de su propio Movimiento por el Futuro y de la más amplia Coalición del 14 de Marzo.

Esos hombres han construido toda su carrera desde el año 2005 alrededor del STL y si se cancelara éste, caerían velozmente en el olvido político. Sin embargo, Hariri comprende que no puede continuar disfrutando del apoyo de Nasrallah mientras mantenga su compromiso con el STL y una alianza con personalidades contrarias a Hizbolá como Samir Geagea.

Los saudíes le están aconsejando que haga todo lo que sea necesario para proteger al Líbano del caos y la guerra. Si se le diera la oportunidad de elegir entre la sostenibilidad de su gobierno, junto con la seguridad en el Líbano, o el STL, entonces se inclinaría claramente por la primera. De forma parecida, cuando Hariri se convirtió en Primer Ministro en noviembre de 2009, los saudíes le pidieron que accediera a todas las demandas de Hizbolá. Les concedió poder de veto en el gabinete, entregando las principales carteras a sus aliados en el gobierno, concediendo el Ministerio de Telecomunicaciones, por ejemplo, a su aliado Charbel Nahas del Movimiento Patriótico Libre.

Todavía hay esperanza en el Líbano de que, cuando llegue la hora de la verdad, Hariri hará cuanto esté en su mano para preservar a su país del conflicto. Inicialmente se negó a aceptar que nadie, excepto un miembro de su propia coalición, alcanzara la Presidencia libanesa en 2008, pero después se avino a apoyar al Presidente Michel Sleiman. También se negó inicialmente a conceder al Ministerio de Telecomunicaciones a nadie que no fuera de su alianza del 14 de Marzo.

Había llegado muy lejos acusando a Siria del asesinato de su padre, pero recientemente dijo que los sirios no tenían nada que ver con el caso Hariri. Y ahora, los optimistas confían en que Hariri dé el tan necesario giro en cuanto al STL. El portavoz del parlamento, Nabih Berri, un firme aliado de Hizbolá, le ha ofrecido una estrategia de salida para salvar la cara, que Hariri tiene aún que aceptar.

Si Hariri siente que personalmente le resulta demasiado difícil dar marcha atrás sobre el STL, podría transferir el asunto al Parlamento, que a su vez podría retirar su apoyo al Tribunal. La oposición dirigida por Hizbolá controla actualmente 57 de los 128 escaños y podría influir en un impresionante número de miembros de la Coalición del 14 de Marzo, que controla 71 escaños.

El Movimiento Progresista Socialista de Walid Jumblatt votaría ciertamente a favor de liquidar el STL, haciendo que la propuesta de Berri sea una solución ganadora tanto para Hizbolá como para Hariri, si éste aceptara. Hizbolá vería con muy buenos ojos esa solución y lo mismo ocurriría con la mayoría de los libaneses, así como con los sirios, iraníes y saudíes.

En estos momentos, el radar de todo el mundo se dirige hacia el Primer Ministro; lo que decida en las próximas semanas servirá para asegurar, o destruir, la seguridad y la estabilidad en el Líbano.

Sami Moubayed es editor-jefe de Forward Magazine en Siria.

Fuente:

http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/LK09Ak02.html