Recomiendo:
0

La Autoridad Palestina y la privatización de Palestina

Fuentes: Electronic Intifada

Traducción para Rebelión de Loles Oliván

Si es que llega a existir un «Estado» palestino, ¿qué tipo de «Estado» será? He aquí una pista: será un Estado gobernado por, de y para empresarios ricos y poderosos. La BBC informaba el 10 de mayo: «Se venden los primeros bonos palestinos»:

    Una compañía inversora ha vendido por primera vez bonos de un prestatario palestino.

    La operación ha alcanzado los 70 millones de dólares para la Compañía de Desarrollo e Inversiones Palestina [Palestinian Development and Investment Co] con dinero proveniente de bancos palestinos y jordanos.

    Los fondos se utilizarán para la construcción de una nueva central eléctrica, así como de un centro de turismo en Cisjordania.

La medida surge cuando se están dando pasos tendentes a la prevista declaración de un Estado palestino independiente a finales de este año. ¿Qué es lo relevante en esta información? Un lector medio podría pensar que los bonos han sido emitidos por la Autoridad Palestina (AP), o por una entidad controlada por esta. La BBC continúa:

    La AP ha estado animando a empresas privadas para que emitan bonos y tiene previsto vender algunos ella misma, según el primer ministro Salam Fayyad.

    La AP está decidida a construir los cimientos de un Estado independiente», ha dicho Fayyad.

    La AP ha indicado previamente que declarará la estadidad este verano y ha conseguido que muchos gobiernos se muestren dispuestos a reconocer el Estado como tal.

El informe de la BBC combina perezosamente la emisión de bonos con la supuesta marcha hacia un Estado palestino, y Salam Fayyad, el primer ministro no electo y respaldado por Occidente, y niño mimado de la «comunidad internacional», es la pieza central de la noticia (que se ilustra con su propia foto). Así que la BBC implícitamente da crédito a Fayyad y a su tan cacareada pero casi completamente hueca iniciativa de «construcción del Estado» y «creación de instituciones».

Lo que no se da es ninguna información sobre el verdadero protagonista, la Compañía de Desarrollo e Inversión Palestina (PADICO, en sus siglas en inglés). PADICO es en realidad una empresa completamente privada con fines de lucro. No rinde cuentas a nadie, excepto a sus ricos inversores que pueden hacer lo que quieran. Y al parecer los inversores lo están haciendo bien ya que PADICO ha declarado unos beneficios de 38 millones de dólares en 2010.

Pero echémosle un vistazo más de cerca. El presidente de PADICO es el conocido multimillonario Munib Masri, de Nablús, cuyo nombre ha aparecido recientemente en la prensa como posible candidato para el puesto de «primer ministro» en el «gobierno de unidad nacional» que Fatah y Hamas tratan de formar.

A día de hoy parece que toda la presión de los donantes estadounidenses y europeos de la AP está dirigida a que Fayyad conserve el papel de primer ministro de la AP. Pero supongamos que Masri u otra persona en situación similar se convierte en primer ministro de la AP o de un declarado «Estado» palestino, ¿entonces qué? Tendríamos un primer ministro que es también presidente y propietario de una empresa privada que controla y se beneficia de enormes recursos y proyectos en Cisjordania, incluido el turismo, la vivienda, el transporte y los servicios, y cuyos proyectos y planes se presentan como de interés público y parte integrante de la «construcción del Estado». En otras palabras, una convergencia total entre el sector público y el privado en las decisiones importantes sobre el uso de la tierra, la asignación de recursos, la política de empleo y así sucesivamente.

Un buen ejemplo de cuán grande es el potencial de conflicto de intereses se aprecia en el hecho de que una de las empresas filiales de PADICO es la Palestina del Mercado de Valores (PSE, en sus siglas en inglés). En junio de 2010, PADICO emitió un comunicado elogiando al ministro de Economía Nacional de la AP, Dr. Hasan Abu Libdeh por aprobar la conversión del PSE en una empresa que cotiza en bolsa -algo que se espera enriquezca a sus propietarios privados aún más. Ahora bien, ¿quién es el ex presidente del PSE? Nada menos que el Dr. Hasan Abu Libdeh, como el Informe anual de PADICO de 2005 da cuenta. Normalmente uno esperaría que el presidente de una empresa también sea accionista. ¿Abu Libdeh era aún accionista cuando tomó la decisión de convertirla en una empresa que cotiza en bolsa siendo ministro? ¿Tomó otras decisiones oficiales que aseguren la posición del PSE sobre eventuales competidores? ¿Quién sabe? Ciertamente, quien no lo sabe es la opinión pública Palestina.

Mucha gente argumenta que para construir el «Estado» palestino son necesarios la inversión y el desarrollo. Pero la cuestión crucial es que PADICO no es una empresa que esté controlada y que rinda cuentas públicamente, ni un banco de desarrollo sin fines de lucro. Es una organización privada con fines lucrativos. Veamos a los miembros de su consejo -todos hombres, y bastante entrados en años- una muestra casi nada representativa de la sociedad palestina. Sin embargo, sus intereses y sus decisiones son los que conforman el escaso margen que tienen los palestinos para decidir su propio destino.

Es cierto, «Misión y Visión» de PADICO declara que entre sus objetivos se encuentra «jugar un papel central y de liderazgo en la construcción y el desarrollo de la economía palestina -una economía joven, prometedora y estimulante» y «cooperar y coordinar esfuerzos con el gobierno, en instituciones gubernamentales y financieras, según sea necesario». Pero también «ser una sociedad de inversión internacional que maximice los valores de sus accionistas».

Rotundamente, mi preocupación no tiene que ver con Munib Masri o cualquier otra persona asociada con PADICO en tanto que individuos -y no estoy lanzando advertencias sobre el carácter o los actos de Masri en lo personal. Tampoco sabemos si Masri tiene ningún interés en convertirse en «primer Ministro» de la AP.

Más bien, mis preguntas se refieren a un sistema en desarrollo en el que el empresario más rico podría convertirse asimismo en el primer ministro de la AP y en el que no hay una línea clara entre los intereses privados y las obligaciones públicas, ni existe un mecanismo de rendición de cuentas más allá de la «responsabilidad empresarial» ante los accionistas. (Según el Informe anual de 2008 de PADICO, la empresa contaba con más de 11.000 accionistas de los cuales un 25% eran «internacionales», un 30% se encontraban en Palestina y un 45% en Jordania). Simplemente no basta con que empresas como PADICO declaren que su misión es «construir la economía palestina» si no son responsables ante los ciudadanos. No obstante, esta privatización de la esfera pública es visible por todas partes en la AP.

Otro ejemplo es el Proyecto Rawabi dirigido por Bashar Masri –un empresario palestino-estadounidense que opera activamente para normalizar las relaciones económicas con Israel desafiando el llamamiento de la sociedad civil palestina de boicot, desinversión y sanciones.

Rawabi – una urbanización de viviendas en desarrollo que se están comercializando como «la primera ciudad planificada de Palestina»– ha sido promovida en buena medida por la AP y por agentes de la industria del proceso de paz, como el enviado del Cuarteto, Tony Blair, como elemento necesario para el «futuro Estado palestino». Los Papeles de Palestina publicados por Al-Yazira en enero, indican que hasta el enviado estadounidense para Oriente Próximo, George Mitchell, presionó a Israel a favor de Rawabi. Rawabi, sin embargo, es también una empresa privada con fines de lucro cuyos principales accionistas son la firma Massar de inversión privada propiedad de Bashar Masri y el gigante de bienes raíces de Qatar Qatari Diar.

Tal y como escribí al respecto de Rawabi el pasado diciembre:

Además de las preocupaciones sobre posibles violaciones al boicot y a la normalización con Israel, el modelo Rawabi plantea cuestiones más profundas para todos los palestinos. Aunque Bashar Masri tenga la mejor de las intenciones, Rawabi representa en su conjunto y de manera absoluta un enfoque lucrativo del desarrollo de Palestina en el que la «visión» creada por financieros, comerciantes, inversores internacionales y funcionarios del «proceso de paz» sustituye a las aspiraciones de la comunidad en general. Así, la emisión de 70 millones de dólares en bonos por parte de PADICO, una empresa privada con fines de lucro, no es algo que se deba celebrar, excepto para los accionistas de PADICO, ni marca hito alguno hacia la liberación y la emancipación del pueblo palestino. Es simplemente otro signo deprimente de que cualquier «Estado» palestino que surja de la AP estará controlado y dominado por unos pocos ricos con poder para moldear decisiones que afectan a las vidas de millones de personas. Es una demostración de que las pequeñas élites están invistiendo la idea de un «Estado» palestino sin importarles lo pequeña que sea su área ni la violencia que cause a los derechos fundamentales de la mayoría de los palestinos.

Es importante que los palestinos comiencen a trabajar en una visión de la liberación en la que las personas y las comunidades, y no los donantes, los «inversores» y los financieros, determinen las decisiones más fundamentales sobre sus vidas. No se debe otorgar a ningún palestino la capacidad de decidir en asuntos clave sobre cómo debe planificarse la sociedad solo porque sea rico. Ese combate por la autonomía real es la que une a los palestinos con miles de millones de personas que viven bajo los estragos del neoliberalismo y la privatización en todo el mundo.

Fuente: http://electronicintifada.net/blog/ali-abunimah/pa-and-privatization-palestine