Estados Unidos aceleró ayer sus movimientos diplomáticos en el mundo árabe para presentar avances en el discurso que el presidente Barack Obama debía ofrecer en el Departamento de Estado sobre el mundo árabe. En Yemen, la Casa Blanca intentó que el presidente Ali Abdulah Saleh firmara el acuerdo de transición propuesto por los países del […]
Estados Unidos aceleró ayer sus movimientos diplomáticos en el mundo árabe para presentar avances en el discurso que el presidente Barack Obama debía ofrecer en el Departamento de Estado sobre el mundo árabe.
En Yemen, la Casa Blanca intentó que el presidente Ali Abdulah Saleh firmara el acuerdo de transición propuesto por los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), pero cuando ya parecía asegurada la rúbrica, Saleh volvió a echarse atrás. John Brennan, consejero de Obama, telefoneó a Saleh y le exhortó a firmar el acuerdo y ponerlo en práctica para que el país pueda «avanzar inmediatamente» en las reformas políticas y acometa la transición «de modo ordenado y pacífico».
Pero el mediador del Consejo de Cooperación del Golfo, Abdullatif al-Zayani, abandonó por la tarde Sana’a sin que el presidente yemení ni la oposición hubieran firmado el plan, a pesar de que unas horas antes tanto el Gobierno como la oposición se habían manifestado a favor de firmar la iniciativa.
Al-Zayani se encontraba en Sana’a desde el pasado sábado intentando convencer a las dos partes para que firmaran el acuerdo, con el apoyo de diplomáticos estadounidenses y europeos.
El dirigente opositor Yahya Abu Usbua adelantó la firma con algunos cambios, al tiempo que un asesor de Saleh, Yahia Abu Asbaa, confirmaba a la cadena Al-Arabiya que el acuerdo se firmaría ayer y que ya no había obstáculos que pudieran hacer fracasar la iniciativa.
El acuerdo contempla la renuncia de Saleh en el plazo de un mes y la formación de un Gobierno de unidad nacional. A cambio, Saleh y otros altos cargos recibirían inmunidad judicial. El acuerdo no cuenta, sin embargo, con el respaldo del movimiento de protestas en la calle, que rechaza esa inmunidad. Pero fuentes gubernamentales explicaron que la firma se vio afectada por la insistencia de la oposición para que su representante en la firma fuera el presidente de la comisión preparatoria para el diálogo nacional, Mohamed Salem Basendua, mientras que Saleh prefería la rúbrica del presidente rotatorio de la alianza de grupos de la oposición Encuentro Compartido, Yasin Said Noman.
Saleh, que lleva 32 años en el poder, había prometido, tras comenzar las protestas en febrero, que no se presentaría a la reelección en 2013 y, posteriormente, dijo estar dispuesto a dejar el cargo antes de finales de año. El mes pasado aceptó el acuerdo propuesto por el CCG pero en el último momento se negó a firmar, argumentando que sólo lo suscribiría como líder del partido gobernante y no como presidente. La Administración estadounidense también quiso presentar una imagen más activa que la que ha tenido hasta ahora en el conflicto sirio imponiendo sanciones contra el presidente, Bashar al-Assad, y otros seis altos cargos de su régimen por abusos de los derechos humanos en la represión de las protestas antigubernamentales que desde hace dos meses sacuden el país.
Sanciones contra Al-Assad
Hasta ahora, EEUU y la UE habían dejado fuera de las sanciones al presidente sirio, aunque siguen sin reclamar su salida del poder y ayer Washington le conminó a «embarcarse en el camino de una reforma democrática significativa». La medida, anunciada por el Departamento del Tesoro, contempla la congelación de los bienes de Al-Assad en EEUU o que estén bajo jurisdicción estadounidense y prohíbe que personas y empresas del país traten con él.
Además de Al-Assad, las sanciones afectarán al vicepresidente, Farouq al Shara; el primer ministro, Adel Safar; el ministro del Interior, Mohamad Ibrahim al-Shaar; el ministro de Defensa, Ali Habib, así como el jefe de la Inteligencia militar, Abdul Fatah Qudsiya, y el director de la Dirección de Seguridad Política, Mohamed Dib Zaitoun.
«Las acciones que la Administración ha tomado hoy envían un mensaje inequívoco al presidente Al Assad, al liderazgo sirio y a las personas del régimen de que deberán rendir cuentas por la violencia y la represión en Siria», señaló el subsecretario en funciones para «Terrorismo e Inteligencia Financiera», David S. Cohen. «Al-Assad y su régimen deben poner fin inmediatamente al uso de la violencia, responder a los llamamientos del pueblo sirio de un Gobierno más representativo y embarcarse en el camino de una reforma democrática significativa», añadió.
Las presiones de EEUU en Yemen y Siria llegaban sólo unas horas antes de que Barack Obama fuera a pronunciar su discurso sobre Oriente Medio, en el que tenía previsto destacar «las oportunidades» que se pueden encontrar en las revueltas en un análisis que marcaría su posición sobre los países amigos, aliados o enemigos de EEUU.
El presidente estadounidense intervendrá cinco meses después de las revueltas que derrocaron a los regímenes autocráticos de Túnez y Egipto y han sacudido Yemen y Bahrein, aliados todos ellos de Washington. Pero también han alcanzado a Libia y Siria, ante las que EEUU ha reaccionado de forma muy diferente: desde los bombardeos sobre Libia a la simple petición al rey de Bahrein, Hamad ben Issa Al-Jalifa, para que «respete los derechos universales».
Washington se justifica afirmando que «cada situación es diferente» y Obama medirá en su alocución cada palabra para intentar no perjudicar con su respaldo a las «transiciones democráticas» en los países árabes los muchos intereses y aliados que tiene en la zona.
Bashar al-Assad reconoce «errores»
El presidente sirio, Bashar al-Assad, reconoció ayer que las fuerzas de seguridad «han cometido algunos errores» a la hora de reprimir las protestas antigubernamentales que registra el país desde hace dos meses pero lo atribuyó a «la falta de experiencia». Mientras tanto, la represión se sigue cobrando víctimas. Al menos ocho personas murieron en la ciudad de Tel Kalaj, en el oeste de Siria, asediada por las fuerzas de seguridad, según activistas opositores, que señalaron que los bombardeos y disparos de armas automáticas causaron también numerosos heridos que no podían ser evacuados de las calles. Un vecino calificó Tel Kalaj como «ciudad fantasma» y señaló que se produjo una masacre. Por su parte, la agencia de noticias estatal Sana afirmó que ocho agentes de Policía murieron y otros cinco resultaron heridos en enfrentamientos con los manifestantes en esta ciudad. Por otro lado, la huelga general convocada por la oposición siria tuvo un fuerte seguimiento en la ciudad de Homs, la tercera del país, mientras que la localidad de Damir fue sitiada por las fuerzas de seguridad, según los grupos opositores. GARA
irán y kuwait
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Ali Akbar Salehi, viajará hoy a Kuwait en una inusual visita para tratar de reconducir las tensas relaciones que mantienen ambos países, así como continuar con las consultas respecto a la conflictiva situación en la zona y, en particular, en relación a las protestas en Bahrein.
periodista liberada
Dorothy Parvaz, la periodista de Al-Jazeera que fue detenida hace casi tres semanas poco después de llegar a Damasco, fue liberada y se desplazó a Qatar procedente de Irán, donde había sido trasladada tras su detención, según informó la propia cadena de televisión qatarí.
la otan desmiente
Un portavoz de la OTAN tachó de «fabricada» la información difundida ayer por el régimen libio en la que aseguraba que las fuerzas del Gobierno libio habían alcanzado uno de los buques de la Alianza durante un intercambio de disparos.
muertos en túnez
Un coronel y un soldado del Ejército tunecino, así como dos libios murieron ayer en un intercambio de disparos en la localidad de Rouhia, a unos 200 kilómetros al oeste de la capital de Túnez, según fuentes de las fuerzas de seguridad.
Manu Brabo, liberado en Trípoli tras ser condenado por «entrar ilegalmente en Libia»
El fotógrafo Manu Brabo y otros tres periodistas detenidos por el régimen libio fueron puestos en libertad ayer en Trípoli. Los liberados son Brabo, los reporteros estadounidenses James Foley y Clare Morgana Gillis y el británico Nigel Chandler. Sin embargo, el fotógrafo sudafricano Anton el-Hammerl -desaparecido junto a Manu Brabo y los dos estadounidenses cuando viajaban juntos el pasado 4 de abril cerca de Brega- no ha sido puesto en libertad y el Gobierno libio dijo no tener información sobre él.
Los cuatro periodistas fueron juzgados el martes por un tribunal administrativo de Trípoli que les condenó a una pena de un año de prisión condicional y a una multa de 200 dinares libios (154 dólares) cada uno por entrada ilegal en el país, según explicó el portavoz del Gobierno libio, Musa Ibrahim. La prisión condicional supone la suspensión de la ejecución de la pena mientras el condenado no cometa otro delito en un período de tiempo determinado.
El Ejecutivo libio presentó a los periodistas en una rueda de prensa, en la que sólo tomaron la palabra para confirmar sus nombres. El régimen de Gadafi justificó su detención en que habían entrado en el país sin el visado correspondiente, a través de la zona oriental controlada por los rebeldes. Ibrahim confirmó que los cuatro podrán permanecer en Trípoli y seguir informando si lo desean, aunque Brabo saldrá hoy hacia Túnez, y viajará de allí al Estado español. «Estoy bien, estoy hecho un titán», comentó en conversación telefónica con Efe tras ser puesto en libertad, aunque reconoció que todavía se encuentra «algo confuso y aturdido» y con «muchas ganas» de regresar.
Ibrahim aseguró que se les detuvo porque para las fuerzas leales a Gadafi «es difícil distinguir entre periodistas y gente que colabora con los rebeldes». «Es tiempo de guerra. Sabemos que hay extranjeros, especialmente expertos militares europeos luchando con los rebeldes de manera que el Ejército no sabe inmediatamente que esta gente son periodistas, que son inofensivos», añadió. «Si alguno fue maltratado, le trasladamos nuestras disculpas», añadió.
Brabo ha colaborado con GARA, donde ha publicado reportajes gráficos y escritos sobre el conflicto libio desde el este del país.