El discurso del primer ministro Essam Sharaf la noche del 9 de Julio confirmó lo que muchos no dudaban: que este gobierno no es, ni será, un gobierno para la revolución. A pesar de que afirmó que escuchaba las demandas de los y las revolucionarias en las Plazas de Tahrir de todas las ciudades de […]
El discurso del primer ministro Essam Sharaf la noche del 9 de Julio confirmó lo que muchos no dudaban: que este gobierno no es, ni será, un gobierno para la revolución. A pesar de que afirmó que escuchaba las demandas de los y las revolucionarias en las Plazas de Tahrir de todas las ciudades de Egipto, su discurso llega varios meses tarde, y no cumple ni siquiera con nuestras mínimas demandas.
Simplemente trató de apaciguar la rabia del pueblo confirmando que los policías acusados de asesinar manifestantes perderán su trabajo, y sus juicios junto con los de otros elementos corruptos se han acelerado; además de decir que ha autorizado a los ministros de su gobierno a atender las demandas de los y las revolucionarias.
Afirmamos que la primera demanda de los revolucionarios es la dimisión del gobierno que está demostrando a diario que la mayoría de sus ministros siguen sirviendo el antiguo régimen y sus políticas. Durante cuatro meses, su gobierno no ha hecho nada, Dr Sharaf.
Sólo te has movido cuando la gente alzó su voz demandando un gobierno revolucionario que implemente sus demandas, como la depuración del Ministerio del Interior y los organismos estatales como las universidades y los sindicatos del antiguo régimen, la prohibición de la participación en la vida política de los miembros del antiguo parlamento y los consejos locales que eran miembros del Partido Democrático Nacional, el fin de los juicios militares a los civiles y la abolición de la escandalosa ley de criminalización de las huelgas y manifestaciones; imponer unos salarios mínimos y máximos justos, la recuperación de las empresas que fueron privatizadas en condiciones dudosas, la confiscación de los fondos y bienes de los especuladores corruptos que robaron al pueblo, y la imposición de controles de precios.
Estas son solo algunas de las demandas que las y los revolucionarios están alzando para lograr el eslogan de la revolución que Dr Sharaf dice compartir: Cambio – Libertad – Justicia Social. No es aceptable por más tiempo la excusa de que los militares limitan sus movimientos. Él mismo juró a los millones en Tahrir que si fallaba en alcanzar los fines de la revolución volvería a la plaza y a las filas de los revolucionarios. El tiempo ha demostrado que mentía.
La diferencia entre reforma y revolución ha quedado clara para todo el mundo. Lo que Egipto necesita hoy es un gobierno revolucionario que no titubee ante el Consejo Militar unas veces, u otras ante los Hermanos Musulmanes, los Salafistas, o los empresarios y financieros. El gobierno actual no contenta las aspiraciones de los revolucionarios, sino que sirve los intereses de los contra-revolucionarios: hombres del viejo régimen, que durante 30 años de corrupción y tiranía se han insertado en todas las instituciones, incluyendo el ejército y el propio gobierno.
La réplica al discurso de Sharaf viene clamando por todo Egipto: ¡Menuda farsa! ¡Menuda farsa! La gente ya no se deja engañar por las mentiras del régimen. Ahora es el momento para que la gente hable y el régimen escuche. Y la gente quiere acabar con el régimen.
¡Mantengámonos firmes hasta que las demandas de la revolución que nos ha costado tanta sangre sean cumplidas!
¡Gloria a los mártires! ¡Victoria para la Revolución! ¡El poder para el pueblo!
L@s Socialistas Revolucionari@s 10 de Julio de 2011
Extraido de Socialist Worker
L@s Socialistas Revolucionari@s es la organización hermana de En lucha / En lluita en Egipto.