La reunión ministerial del comité de seguimiento de la iniciativa árabe de paz celebrada el pasado jueves en la capital de Qatar, decidió asumir el plan de la OLP de pedir el reconocimiento del estado palestino dentro de las fronteras anteriores a la fecha de 1967, por la asamblea general de la Naciones Unidas. Los […]
La reunión ministerial del comité de seguimiento de la iniciativa árabe de paz celebrada el pasado jueves en la capital de Qatar, decidió asumir el plan de la OLP de pedir el reconocimiento del estado palestino dentro de las fronteras anteriores a la fecha de 1967, por la asamblea general de la Naciones Unidas. Los asistentes a este reunión entre los que destaca el propio presidente palestino M. Abbas, no acordaron una fecha concreta para la presentar la demanda de reconocimiento a la Asamblea general como genuina representación de la comunidad internacional muy diferente a la que representa el cuarteto, liderado por los EE.UU. con una agenda Israelí.
A pesar de que la opción de la resistencia para poner fin a conflicto palestino se reveló como una estrategia potencialmente exitosa, como lo demuestra el hecho de haber conseguido imponer la cuestión palestina entre las prioridades de todos los organismos internacionales, después de haber sido borrada del mapa de las preocupaciones políticas, también gracias a la resistencia, el pueblo palestino obtuvo el pleno reconocimiento de la OLP, como único representante legítimo. Sin embargo esta organización desechó esta opción sustituyéndolo por una apuesta basada en las supuestas buenas intenciones de la comunidad internacional.
Posados veinte casi años desde que la apuesta palestina y árabe por la opción pacificadora, la comunidad internacional se muestra, una vez más, incapaz para ofrecer una mínima respuestas a las aspiraciones de los palestinos de ejercer su derecho a la autodeterminación, constatamos en este sentido los reiterados fracasos del cuarteto desde que se creó en 2002.Por ello creemos que ha llegado el momento para hacer una reflexión profunda en busca de nuevas opciones y no limitarse a buscar los recovecos dentro del mismo planteamiento que ha mostrado ineficaz por no decir una tomadura de pelo. Es preciso hacer una nueva definición de la lucha nacional palestina que contemple la realidad actual que revela la incapacidad de llamada comunidad internacional de imponer una solución basada en la justicia, de conformidad a las resoluciones de las Naciones Unidas. Es evidente que esta comunidad internacional es el primer responsable de la implantación del proyecto sionista en palestina, por lo tanto no se puede esperar de ella este tipo de soluciones, puesto que el responsable de todo lo que ocurre en Palestina. En definitiva el cuarteto «la comunidad internacional» no puede ser árbitro honesto para hallar una solución.
No hay que olvidar que cuando los palestinos optaron por la resistencia para conseguir su derecho a la autodeterminación, el número de países que reconocían este derecho superaba a los países que reconocían al estado de Israel. Por lo tanto hace bien la OLP en recurrir a la verdadera comunidad internacional que le había otorgado el primer reconocimiento, pero comete, sin dudo, un error si utilizara este opción de modo táctico y no estratégico, con el fin de mejorar sus posiciones en las posibles negociaciones conducidas por Estado Unidos. Cabe recordar que Olp había renunciado durante mucho tiempo a la opción de las Naciones Unidas para reclamar el cumplimiento de las resoluciones.
El representante palestino ante las Naciones Unidas, Riad Mansur aseguró que según sus previsiones más de 130 países miembros de la asamblea general de la organización mundial reconocerían al estado palestino dentro de las fronteras anteriores al año 1967 en el momento previsto para plantear este asunto en la próxima sesión de la asamblea general a celebrar en septiembre próximo, lo que representa más de dos terceras partes de la asamblea. Esto plantea una duda razonable sobre la credibilidad de las actuales posturas defendidas por secretario general de la propia organización en relación con el tema palestino. Cabe preguntarse si la postura defendida por el cuarteto formado por los Estados Unidos, la Unión Europea, La Federación Rusa, y la sectaria General de la UN, refleja la posición sostenida por la mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas. Está claro que las posturas defendidas por el secretario general Pan Ki Moon, dentro del cuarteto y fuera, reflejan la posición de los Estado Unidos respondiendo de este modo, al favor que le han hecho al defender su renovación frente a la secretaria general de la organización mundial.
La apuesta de la OLP por la llamada comunidad internacional, representada por el cuarteto supone otorgar un cheque en blanco con muy rédito: esta situación resulta cada vez menos convincente para que el grupo de los países árabes, musulmanes y de los no alineados sigan confiando en secretario general la organización, dicho de de otro modo estos países no tardaran en perder la confianza en le secretario general en él caso que siga actuando al dictado de los Estados Unidos y Israel, en el seno del cuarteto, respecto al conflicto árabe – palestino Israelí. El secretario general no puede seguir ignorando la posición de la gran mayoría de los países miembros de asamblea, y debería al menos mantener una cierta neutralidad apoyando las posiciones defendidas por la Federación Rusa en dicho cuarteto.
La misión de paz de la comunidad internacional representada por el cuarteto ha cosechado hasta el momento un estrepitoso fracaso, el único existo de su haber se obtuvo gracias al compromiso unilateral total de la OLP con esta misión denominada la Hoja de Ruta, adoptada por el cuarteto el año 2003 . la Hoja de Ruta establece varias etapas para lograr la paz en el Oriente Medio , la primera etapa dispone el desmantelamiento de las infraestructuras de la resistencia nacional palestina considerada como «terrorismo», en este sentido impone la colaboración en el terreno de la seguridad entre la OLP y la ocupación sionista. Estas condiciones se cumplieron parcialmente en Cisjordania, donde los europeos y norteamericanos están creando una red de seguridad que se han convertido en un cadena que aprisiona al negociador palestino hasta el punto que le resulta imposible sortear en aras a una reconciliación inter-palestina, también ha servido para justificar el bloqueo al que están sometidos más de dos millones de palestinos de la franja de Gaza que viven entre la crisis y catástrofe humanitaria, con la escusa de acabar con la resistencia.
Conviene recalcar que los movimientos diplomáticos actuales de la OLP se producen en el marco de la segunda fase de la Hoja de Ruta acordada como adelantábamos por el cuarteto y aprobada por el consejo de seguridad, y que habla de la necesidad de crear el estado palestino independiente provisional, como una fase intermedia para la solución definitiva. Esta segunda fase insta a los miembros de cuarteto a defender el reconocimiento internacional del estado palestino y permitir su posible adhesión a las Naciones Unidas. Dentro de esta fase se debe interpretar el texto recalcado en los comunicados del cuarteto sobre la solución de dos estados, en este sentido también se debe encuadrar la esperanza expresada por Barak Obama en septiembre pasado cuando se refirió a un estado palestino miembro de las Naciones Unidas.
Esta constatación de los hechos disipa cualquier atisbo de esperanza palestina de que la OLP haya renunciado a su apuesta por la comunidad internacional liderada por Estados Unidos y que se rigen por agenda israelí. Las insinuaciones que hace la OLP de sobre su intención de dirige hacia las Naciones Unidas no son ciertas, puesto que la OLP sigue siendo rehén de la Hoja de Ruta diseñada por el cuarteto. Po lo tanto no hay ninguna razón para no creer a M. Abbas al reiterar que las negociaciones siguen siendo la primera, la segunda y la tercera opción, y que recurrir las Naciones Unidas es una inversión en favor del proceso de paz , según la Hoja de Ruta según su propio ministro de exteriores Riyad Maliky.
La responsabilidad del fracaso de la última reunión del cuarteto celebrada hace unos días en Washington corresponde a Estados Unidos. Dicha reunión terminó sin consensuar siquiera un comunicado sobre la reanudación de las negociaciones directas, porque Estados Unidos insistió en incluir una párrafo sobre el reconocimiento de identidad judía del estado de Israel, lo que significaría un rechazo de las resoluciones de las naciones unidas al respecto que contemplan el derecho de retorno de los refugiados palestinos. Los intentos de Estados Unidos de imponer el estado judío permitiría a este estado realizar una política de limpieza étnica expulsando a los palestinos, Israel tendría también la oportunidad de pedir reconocimiento de los cambios demográficos introducidos en los territorios ocupados mediante las creación de los ilegales asentamientos coloniales Cisjordania. La aceptación por parte de la OLP de estas condiciones es absolutamente imposible, aunque dado el desequilibrio existente en la llama comunidad internacional, podría imponer a la OLP este tipo condiciones por su incapacidad de maniobrar políticamente.
Con el fin de evitar esta situación creemos que ha llegado el momento para que la OLP replantee una nueva estrategia basada en la derecho a la resistencia, un derecho reconocido por la gran mayoría de los países del mundo la verdadera «comunidad internacional» rechaza la usurpación de territorios por la fuerza, en contra posición de la otra comunidad internacional representada por el cuarteto y liderada por EE:UU que impone una agenda política israelí, cuyo fin es imponer un reconocimiento del apoderamiento de los territorios por la fuerza , en clara violación del derecho internacional . Esta posición no es nada nuevo para el cuarteto que ha legalizado guerras de agresión como la de Iraq, Afganistán, bajo los auspician de un reconocido manipulador como Toni Blair que preside el cuarteto y que de ningún modo está en condiciones de ser artífice de una paz justa que ponga fin a la ocupación. Este personaje con tal expediente no puede ser un mediador honesto.
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