Manuel o Manolo Saco [MS] es colaborador habitual de Público, un diario de centro izquierda español en el que escribe una columna titulada «Fuego amigo». El pasado martes, 6 de septiembre, publicó una nota titulada: «Criminales damas de blanco» [1]. Un breve comentario. MS inicia su artículo recordando el consabido exabrupto del que fuera secretario […]
Manuel o Manolo Saco [MS] es colaborador habitual de Público, un diario de centro izquierda español en el que escribe una columna titulada «Fuego amigo». El pasado martes, 6 de septiembre, publicó una nota titulada: «Criminales damas de blanco» [1]. Un breve comentario.
MS inicia su artículo recordando el consabido exabrupto del que fuera secretario de Estado de Franklin D. Roosevelt sobre el criminal dictador nicaragüense Anastasio Somoza: «puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». MS añade una observación que empieza a dar sabor y olor a toda su nota: «Todo régimen tiene su hideputa particular. No hace tanto que los partidos comunistas europeos consideraban a los dictadores del otro lado del telón de acero sus imprescindibles hideputas».
Más allá de si cada régimen tiene o no su «hideputa» particular, incluso más allá del mismo uso de la expresión o del concepto frío-guerrero de «telón de acero», no es evidente en absoluto que se pueda poner en el mismo saco lo que Saco llama «dictadores del otro lado del telón de acero» con individuos de la talla criminal de Anastasio Somoza. ¿Dubcek, Nagy, Jrushchov, incluso Andrópov o Jaruzelski, demandan sin más matices la misma etiqueta que Somoza, Pinochet, Franco o Videla? ¿Desde cuándo, desde dónde?
Más sorprendente es aún la afirmación de MS sobre los partidos comunistas europeos. ¿El PCE, el PSUC, el PCI, el PCP, el PCF, entre otras organizaciones afines, consideraron a los dirigentes de los países de Europa del Este como sus imprescindibles «hideputas»? ¿En serio? Los contraejemplos críticos forman un conjunto biyectable con los naturales, incluso con los reales. Un ejemplo entre mil posibles. La siguiente nota fue escrita en agosto de 1068, cinco días después de la invasión Praga, por el que entonces era miembro no sólo del comité central del PCE sino, y el riesgo era evidente, del comité ejecutivo del PSUC. El destinatario Xavier Folch, era entonces también dirigente del PSUC: «Tengo que bajar a Barcelona el jueves día 29. Pasaré por tu casa antes de que esté cerrado el portal. Tal vez porque yo, a diferencia de lo que dices de ti, no esperaba los acontecimientos, la palabra «indignación» me dice poco. El asunto me parece lo más grave ocurrido en muchos años, tanto por su significación hacia el futuro cuanto por la que tiene respecto de cosas pasadas. Por lo que hace al futuro, me parece síntoma de incapacidad de aprender. Por lo que hace al pasado, me parece confirmación de las peores hipótesis acerca de esa gentuza, confirmación de las hipótesis que siempre me resistí a considerar. La cosa, en suma, me parece final de acto, si no ya final de tragedia. Hasta el jueves. Manolo»
«Manolo» no refiere aquí a Manolo Saco sino a Manuel Sacristán, el autor de Las ideas gnoseológicas de Heidegger y la Introducción a la lógica y al análisis formal, el traductor de Platón, Marx, Gramsci, Schumpeter y Quine. ¿»Dictadores del otro lado» considerados por los partidos comunistas como sus imprescindibles «hideputas»? ¿De qué estamos hablando?
MS prosigue con, a mi entender, una algo oscura reflexión sobre la Iglesia católica. «Los católicos saben que la historia de su religión es la de un hideputa, pero que es su hideputa particular», apunta MS. Como la Iglesia tiene sus doctores, me ahorro el comentario porque la nota va hacia donde va, no hacia la Iglesia romana y apostólica. Hacia esto: «Ya tan solo los irrecuperables consideran comunista al régimen chino. Pero entre la izquierda, una vez caídos los Ceascescu y sus colegas rusos o polacos, todavía hay quien se refugia en viejos hideputas como los hermanos Castro para mantener la llama de la ilusión de que cierto «socialismo real» es posible». Efectivamente, hacia Cuba y Fidel y Raúl Castro, este es su destino.
El «argumento» «»crítico»» prosigue así: «La Iglesia es un tinglado mafioso, pero hace una labor estupenda con los pobres del tercer mundo». ¿Labor estupenda con los pobres del mundo? ¿Una broma de MS? ¿Le ven la gracia? Continúa el colaborador de Público: «El régimen represor de Franco, con su política de pantanos, hizo posible que España no se muriera de sed en épocas de sequía. Y la monarquía revolucionaria y hereditaria cubana, la que acaba de apresar a las Damas de Blanco en su particular 15M, con sus sindicatos verticales, su parodia vecinal de partidos políticos, sus organizaciones juveniles entusiastas, como la OJE franquista, su falta de libertad de opinión y movimiento, sus presos políticos… es estupenda porque tiene una sanidad gratuita y una escolarización universal».
El broche final: la Cuba revolucionario, a la que llama monarquía hereditaria en un diario editado en el Reino borbónico español, es lo mismo que la España del criminal dictador africanista. Uno y lo mismo. Todo cuadra, todo coincide: Damas de Blanco-15 M, los sindicatos militaristas de la Falange con los sindicatos cubanos, las juventudes comunistas cubanas con la OJE, las libertades ciudadanas cubanas con las «libertades franquistas», los denominados presos políticos (¿cuántos?) cubanos con los torturados (y en algunos casos fusilados) presos políticos del franquismo. ¡Qué estupidez, qué infamia! ¿Se enseña a argumentar así en las facultades de Periodismo? ¿O va de suyo y de lo que se trata es de menospreciar e insultar a la sociedad cubana sea como sea y a costa de lo que sea?
La verdad es la verdad, la diga Agamenón o la diga su porquero. El porquero sospechaba de la veracidad de la afirmación; no es de extrañar. Si las «verdades de Saco» pertenecen al conjunto de las supuestas verdades incuestionadas, el temblor y el horror hacen acto de presencia y la agudeza del porquero es un dato a tener muy en cuenta.
MS finaliza su artículo con un comentario en voz alta: «También es posible que el hideputa sea yo». No se trata de insultar a nadie, ni siquiera a él, pero todo es posible. No soy yo quien ha sugerido la conjetura.
PS: El tono de menosprecio con el que MS hace referencia a la sanidad gratuita y la escolarización universal cubanas hubiera exigido una ampliación con dos nudos recientes. El primero tiene como fuente una organización nada sospechosa «Save The Children». Va de niños enfermos: «Los niños enfermos corren menor riesgo de morir en Suiza, según una clasificación divulgada el martes por la organización de derechos del niño Save The Children, que coloca a Chad en última posición y a Cuba en un excelente octavo puesto, entre 161 naciones». Cuba, que es la primera nación latinoamericana en la clasificación, va por delante de Alemania (10ª), Rusia (11), Francia (12), Reino Unido (14) y Estados Unidos (15). España ocupa el lugar 32. Entre los 20 últimos clasificados hay 13 países africanos. Save The Children insiste en la penuria de más de 3,5 millones de médicos, enfermeras comadronas y agentes de salud comunitarios en todo el mundo.
El segundo va de vacunas e investigación científica: en momentos en que la OMS llama la atención en torno al hecho de que el consumo de tabaco mata a más cinco millones de personas cada año, 8 millones probablemente en 2030, Cuba ha dado a conocer «la alentadora noticia de haber desarrollado la primera vacuna terapéutica del mundo contra el cáncer de pulmón, uno de los más frecuentes a nivel mundial y el de mayor incidencia entre los fumadores» [2]. Ensayos clínicos exitosos han probado la eficacia del fármaco, que se comercializará en la Isla con el nombre de Cimavax-EGF. El papel del Centro de Inmunología Molecular de La Habana ha sido decisivo: van a valorar el uso del mismo principio del medicamento en el tratamiento de otras enfermedades oncológicas.
Nada, dos tonterías más. Las «monarquías» socialistas son inoperantes y los éxitos sociales están en el horizonte de sus estúpidas quimeras.
Notas:
[1] Manuel Saco, «Criminales damas de blanco». Público, 6 de septiembre d 2011, p.6.
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