Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Después de más de 50 días de huelga de hambre contra lo que denomina humillantes técnicas de interrogatorio del Shin Bet , la salud Khader Adnan se está deteriorando.
Khader Adnan ya ha batido el récord palestino de la huelga de hambre más larga en solitario. Ayer superó los 50 días en huelga de hambre, en protesta por lo que denomina prácticas humillantes ejercidas por los interrogadores del Shin Bet, el servicio de seguridad israelí. Los carteles con su retrato que se exponen en los mítines de apoyo llevan el lema de su declaración: «la dignidad antes que la comida» una, declaración suya que se repite en la página de Facebook titulada «Todos somos el jeque Khader Adnan».
El 8 de enero, 22 días después de que lo arrestaran en su casa de Arabeh, en el norte de Cisjordania, emitieron contra él una orden de detención administrativa de cuatro meses debido a su «actividad como miembro de la Yihad islámica palestina que pone en peligro la seguridad de la región». El jueves pasado Salam Fayyad, el Primer Ministro de la AP se reunión en Ramala con el padre del preso en huelga de hambre y declaró que todo el pueblo palestino expresa su solidaridad con Adnan. Un miembro de la organización de Adnan advirtió de las posibles consecuencias en caso de que fallezca.
En la noche del 17 de diciembre unos soldados enmascarados irrumpieron en la casa, apuntando con ametralladoras a los miembros de su familia: sus padres ancianos, su esposa embarazada y dos hijas. Este relato fue proporcionado en una declaración jurada presentada por un abogado contratado por la ONG Médicos por los Derechos Humanos. Adnan declaró que le ataron las manos a la espalda y que lo arrojaron al suelo de un jeep del ejército. Dice que durante el viaje los soldados le propinaron patadas y bofetadas. El jeep llegó al asentamiento de Mevo Dotan donde, según la declaración, lo tuvieron varios días a la intemperie en medio del frío con las manos esposadas e inflamadas. Tenía el labio inferior cortado y sangraba.
Al día siguiente lo llevaron al centro de detención de Kishon, para un interrogatorio del Shin Bet. En su declaración jurada Adnan testifica que lo ataron a una silla y le clocaron de una forma muy dolorosa. Durante el interrogatorio le mantuvieron las manos atadas a la espalda. Adnan dice que los interrogadores del Shin Bet le maldijeron y amenazaron con hacer daño a su familia. ¿Fue cuando oyó que maldecían a su mujer y sus hojas cuando decidió declarase en huelga de hambre? ¿O cuando los interrogadores le tiraron con fuerza de la barba? ¿O fue cuando uno de los interrogadores se frotó un dedo en sus zapatos, y luego untó el bigote de Adnan? ¿O cuando no le permitieron rezar?
Sin ninguna planificación Adnan se lanzó a la huelga de hambre. Y guardó silencio. Los interrogadores le hacían preguntas, le presionaron y le tentaron, pero se mantuvo callado. Durante varios días le interrogaron dos veces diarias. Es decir, los interrogadores le preguntaban y hablaban, mientras Adnan guardaba silencio y se negaba a comer.
Se enteró de que era un detenido administrativo con retraso, el 10 de enero, y esto sumó otro motivo a su huelga de hambre. La protesta también es contra el hecho de estar detenido sin juicio. El miércoles pasado se celebró una tercera «revisión judicial» en el tribunal militar de asuntos administrativos, en relación con la orden de detención administrativa. Igual que en la sesión anterior lo llevaron en una silla de ruedas al carromato donde se ofician las reuniones. La Fiscal Militar Teniente Tamar Lejlem solicitó a la jueza militar Dalia Kaufmann que «autorice la orden de detención administrativa por la totalidad del período permitido, debido a la información clasificada que voy a presentar de forma unilateral a la corte. Se trata de un miembro de alto rango de la Autoridad Palestina y la Yihad Islámica, que está involucrado en la actividad de la organización, que estuvo encarcelado anteriormente y ha vuelto a la actividad subversiva».
Cinco abogados en conjunto representaron a Adnan: Jamil Khatib, Tamar Peleg, Mahmud Halabi, Mahmoud Hassan, Jawad Boulos y Nivin Hassan. Esta proliferación de abogados da testimonio de la preocupación por el deterioro de su salud y sus implicaciones.
El proceso de oponerse a la detención administrativa se convierte en un juego de la gallina ciega en el que una de las partes tiene los ojos vendados mientras la otra tiene una visión completa de los acontecimientos. No hay ninguna acusación ni ninguna prueba para la querella. Las preguntas que formulan los abogados defensores tienen el objetivo de conseguir que el tribunal haga una revisión crítica de la orden que deniega la libertad de una persona sin juzgarla
Peleg se dirigió al fiscal, diciendo: «entiendo, y pido la confirmación, de que las preguntas formuladas por el Shin Bet a mi cliente durante el interrogatorio expresan las sospechas de los principales cargos que hay contra él, sospechas que probablemente se ven reforzadas por la información clasificada».
El fiscal replicó: «Los materiales secretos son más extensos de lo que se ha dado a conocer»
Peleg: Hablo del tipo de sospechas y no de su magnitud»
El fiscal: «Las sospechas son las mismas que aparecen en los materiales clasificados. Hay información más amplia y detalles adicionales que no se reflejan en los interrogatorios del Shin Bet Los materiales clasificados se refieren a una gama más amplia de actividades, las actividades a nivel organizativo que amenazan la seguridad de la región».
El juego de ping-pong continuó de esta manera. Cundo concluyó, Peleg, declaró: «La conclusión es que no hay información de inteligencia que justifique la detención administrativa, y en particular que los funcionarios de seguridad no tienen la opción, y tampoco la voluntad, de hacer un juicio al acusado».
Después se dio la palabra al detenido: «Voy a comenzar por lo que ha ocurrido hace apenas unos momentos», dijo Adnan a la sala del tribunal, «ustedes se fueron a comer a los cuartos que sin duda son cómodos y cálidos. A mí me llevaron al carromato de espera de los detenidos, a pesar de mis condiciones, y hace mucho frío. Los médicos me dicen que tal vez a causa de la fluctuación entre el calor y el frío, rápidamente podría desarrollar problemas cardíacos».
El martes pasado lo trasladaron de las instalaciones del servicio médico de la cárcel israelí a un hospital privado en Bnei Brak. Le ataron a la cama por los brazos y las piernas. Tres guardias estuvieron sentados en su habitación durante todo el día, fumando y charlando. Adnan inició su huelga de hambre en nombre de la dignidad, pero «los insultos continúan», dijo al juez. Y agregó: «cuando los guardias entraron en mi habitación, tocaron debajo de la almohada y bromearon acerca de que podía estar escondiendo la comida. Tengo un ejemplar del Corán que leo y tenía que sostenerlo con una mano esposada. Ayer rezaba en una silla con los brazos y las piernas atadas». La decisión del juez sobre el futuro de la orden de detención administrativa está pendiente.
El portavoz del Servicio de Prisiones relata: El 17 de enero, el comité de ética de los derechos del paciente (un comité externo) habló con el detenido y llegó a la conclusión de que no quiere morir. Entonces el comité decidió respetar sus deseos, y no obligarlo a someterse a un tratamiento médico. Después de 44 días en huelga de hambre y tras la presentación de un informe médico que afirma que su salud corre verdadero peligro se volvió a convocar al comité, esta vez con la asistencia de una figura religiosa (Cadí) con quien el detenido tuvo una reunión privada.
«Después de poner de manifiesto al detenido que el comité está considerando la administración forzosa de una infusión, el detenido accedió a que lo trasladasen a un hospital para examinarle, con la condición de que lo hiciera un doctor enviado por Médicos por los Derechos Humanos. Por consejo de dicho médico el detenido accedió a tomar tabletas de potasio y regresó al servicio médico del centro penitenciario. Después de que anunció que dejaría de tomar agua el comité decidió permitir que un médico del Servicio de Prisiones administre sal y azúcar por vía intravenosa» [esto no ocurrió].
«El martes pasado, a petición del Servicio de Prisiones, llevaron al detenido al hospital Bnei Brak. Allí bebió agua otra vez y se reunión con representantes de la Cruz Roja y con el cadí. El jueves le trasladaron a un hospital de Jerusalén. Ese día, el Servicio Penitenciario accedió a la petición del detenido, y expidió una inusual autorización para reunirse con miembros de la familia». Así termina la declaración del Servicio de Prisiones.
Cabe señalar que por lo que se ha sabido hasta la noche de ayer, su familia aún no había recibido la autorización para visitarle.
Según la oficina del portavoz militar, a raíz de la información transmitida en la declaración jurada de Adnan a los Médicos para los Derechos Humanos, la fiscalía instruyó a la división militar de investigaciones para esclarecer las circunstancias de su detención. Al cierre de esta edición de anoche, el Shin Bet no había respondido a este pedido de informes.