Desde que los jóvenes de Duma (Damasco) gritaron al día siguiente de la primera matanza en Daraa (17/05/2011) «Damos la vida por ti, Daraa», se está creando un nuevo patriotismo en Siria, conformado por la sociedad rebelde que ve en él su identidad propia, por medio del cual se enfrenta al patriotismo autoritario que se […]
Desde que los jóvenes de Duma (Damasco) gritaron al día siguiente de la primera matanza en Daraa (17/05/2011) «Damos la vida por ti, Daraa», se está creando un nuevo patriotismo en Siria, conformado por la sociedad rebelde que ve en él su identidad propia, por medio del cual se enfrenta al patriotismo autoritario que se le impone desde arriba, por la fuerza y en su contra, y en cuya creación no tiene papel alguno, careciendo así de su aprobación y acuerdo. Hoy y tras haber sobrepasado la revolución el año de duración, puede decirse sin exagerar que la revolución no habría podido prolongarse durante todo este período tan difícil, cargado de violencia, y asesinatos si no fuera por ese nuevo patriotismo que ha unido al pueblo unos con otros, que ha infundido en su conciencia un espíritu de libertad, y que lo ha puesto más y más al margen del patriotismo despótico y cerrado que se le ha impuesto durante cuarenta años en nombre de la autoridad y su interés, pero que nunca se ha abierto a sus ideas y visiones.
Al contrario, este patriotismo se apoyaba en la unidad de un pensamiento relacionado con el poder, pobre y excluyente, que se ha impuesto desde arriba porque ha sido producido desde arriba, sin ninguna interacción con el pueblo o acuerdo con su realidad y aspiraciones, y porque su objetivo no era proporcionarle una conciencia nacional, sino arrebatarle lo que en su conciencia había de patriotismo y conducirlo como el cordero ciego a los altos rediles del poder. Un cordero al que la campana le recuerda lo que le espera si levanta la cabeza, utiliza su razón o hace alguna pregunta sobre algo que sacuda o debilite este modelo oficial y despótico de patriotismo cerrado, contrario al ciudadano y al ser humano y que lo saca de los asuntos públicos en vez de meterlo en ellos, labor que ha realizado su nuevo patriotismo.
Este es el patriotismo de la libertad abierta, luchadora, social inclusiva e interactiva, que se centra en él y su más alto interés y a través de la cual se conforma su papel. Es un patriotismo que pertenece al mundo de la época post poder actual y que se caracteriza y distingue de su patriotismo en lo siguiente:
1. Se creó en el corazón de un movimiento social que ha puesto los cimientos de los elementos de la vida en todos los niveles del Estado y la sociedad, y donde la dirección de la política queda a sus pies tras haberla mantenido el despotismo sobre su cabeza durante más de cuarenta años en los que se ha excluido al ciudadano- la base de cualquier política que merezca este nombre y su soporte- del campo público, siendo castigado por implicarse o intentar implicarse en ello. Puesto que este patriotismo se ha materializado en el campo de un movimiento abierto que exige libertad, ha llevado consigo el resto de características del movimiento y se ha definido por un espíritu de libertad que significa en la actual revolución, un espíritu de aceptación del otro, de rechazo del extremismo y de consideración de la tolerancia como un principio básico en cualquier espacio social y humano, sea político o no.
Por su parte, el patriotismo de la dictadura carece totalmente de un carácter social y tiene las características del régimen del individualismo autoritario que lo crea desde arriba, lejos de la sociedad, sus cimientos y sus verdaderos soportes (el ciudadano, el pueblo y la sociedad civil) y las bases sobre las que se erigen los Estados (la libertad, la ciudadanía, la soberanía de la ley, la política civil, la participación, la justicia, la igualdad y la tolerancia). No debe sorprender que los años del dominio de un patriotismo autoritario fuesen años de violencia incesante y pérdidas nacionales que el poder transformó en victorias para su patriorismo deformado, además de ser años de exclusión total y de discriminación entre ciudadanos que en realidad eran súbditos sin derechos en lo que al régimen respectaba.
Con estas características, no sorprende que el patriotismo autoritario no haya conocido nunca el principio del diálogo, ni de la interacción con quienes estaban fuera del poder, porque no reconocía si quiera su existencia. Tampoco sorprende que su patriotismo fuera superficial y coercitivo, sin raíces en el pueblo, y que durante más de cuarenta años se limitase a repetir las mismas palabras sobre la lealtad del pueblo al liderazgo gobernante y su amor por él, además de su total infalibilidad, su individualismo y su superioridad sobre todo y todos.
La revolución ha demostrado que el patriotismo del poder no afectó a las almas de los sirios ni se coló en sus corazones, y que vieron en él lo que en realidad era: palabras huecas y lemas vacíos que se oponían a la realidad diametralmente. Lo consideraron con razón un método para domesticarlos y dirigirlos tras un régimen que progresivamente ha ido convirtiéndose en la antítesis de la patria y el patriotismo, y cuyos símbolos y ritos se han convertido en una alternativa a sus símbolos y ocasiones. La conmemoración de la retirada francesa ya no tiene valor alguno, la gente ha olvidado el himno nacional y ya no hay historia nacional previa al poder actual, sino que Siria no tenía historia, o bien estaba sumida en la oscuridad de la ignorancia, la pobreza, la enfermedad, la injusticia y la dependencia de los extranjeros. Un país sin importancia, papel o peso, dirigido por gente perdida, arribistas y agentes. Si no hubiera sido por el régimen, habría sido también un país sin patriotismo, porque el régimen y no la patria es, según esta lógica, la base, y el patriotismo ha de ser su monopolio, no solo porque es él quien lo ha creado y crea, sino también porque él y no el pueblo es quien lo sostiene y garantiza. No es problema si este patriotismo es cerrado, va en contra de la libertad de un pueblo que no puede estar seguro en su nación, si es superficial y externo en lo que se refiere al individuo y los súbditos, si carece de historia y si no pertenece a ella, sino que extrae todo su valor y existencia del régimen.
2. Este patriotismo vertical, que va de arriba a abajo y que no establece un contacto directo entre los ciudadanos, sino que se lo saltan las divisiones del poder, securitarias y de intereses de varios tipos, y que el régimen insiste en aplicar cuando hay un contacto directo entre los súbditos, para que no se escape de su vigilancia ninguna relación que establezcan entre ellos y para que no incluya elementos que el poder no haya creado o no vigile. Es un patriotismo vertical, de naturaleza securitaria al que no le importa el destino del ciudadano y la nación, y que no tiene un objeto o tema al que dar la importancia principal -siendo en muchas ocasiones el único- que no sea el poder, que ve en el patriotismo un instrumento de control y hegemonía que debe estar vacío de todo valor humano o nacional independiente y cohesivo. Es un patriotismo clánico-simbolista, que somete y no libera, que une al poder y rompe todo lazo con la nación, que separa y no une, que se alimenta con los valores pre-sociales, negando por medio de ellos lo que hay en la sociedad de unidad nacional y tolerancia. Es un patriotismo de fusión, que rechaza todo individualismo y toda diferencia, ya sea dentro de sí como en las relaciones que nacen con los súbditos, que se están conformando en el contexto de un movimiento que se alimenta de los valores de la libertad, la solidaridad social y el entendimiento con el otro y la confianza en él, de forma directa de un ciudadano a otro, sin obstáculos ni diferencias. Esto se debe a que es una relación horizontal que se basa en la paridad, la igualdad y la participación en los derechos y la interacción, y que se niega a ser enmarcado en prejuicios frente al otro o el diferente y en ver en él a un enemigo o directamente a nadie, ya que se caracteriza por una tendencia interactiva que ha permitido a los distintos componentes de la sociedad siria el implicarse en el movimiento unido, y resistir durante catorce meses y medio contra el patriotismo del poder cuya naturaleza real ha quedado patente. Se ha demostrado que este patriotismo es lo contrario a lo que el régimen aparentaba en lo referente a su amor por el ciudadano y la nación. Es el patriotismo de la crueldad exagerada, la lucha excluyente y la violencia caliente y ciega, a la que se enfrenta (el ciudadano) sin aparentar rasgos de debilidad, cansancio o retroceso en su petición: libertad.
Es de gran valor y muy significativo que todos los grupos de la unidad nacional siria se encuentren en esto, participando en su conformación y colocando sus primeras piedras en una realidad represiva, difícil y amarga. En un período de tiempo relativamente corto que es la edad del movimiento, se ha conformado un carácter general que apoya la liberta y un sistema de valores ligado a lo más elevado del progreso y civilización del ser humano. También se ha conformado una tendencia civil que ha permitido una cierta supremacía moral del pueblo sobre el régimen, que ha resucitado la esperanza en los corazones de sus hijos e hijas, y que les ha hecho creer en la cercanía de la victoria y su desaparición la apunta su incapacidad prácticamente total de comprender la realidad. Es incapaz de eso y de aclimatarse con las necesidades y sus cambios de esa realidad. En lo referente a su violencia escapada de todo raciocinio, según se encomendó a ella cayó preso y ya no puede liberarse de dicho método, a pesar de los perjuicios y la soledad que le ha causado. Ahora insiste en aferrarse a ella como el que se ahoga se aferra a una cuerda, aunque con ella se empuja a mayores problemas antiguos/nuevos, mostrando su total ruina de la forma más clara, y demostrando lo raro que le resulta todo lo que tiene que relación con la nación y el pueblo.
3. Frente al patriotismo autoritario segregacionista y destructor, el nuevo patriotismo sirio está fundamentado sobre la base de la unidad en la diversidad, en la unidad que preserva la diversidad, la desarrolla y ve en ella el capital de cualquier experiencia democrática futura exitosa, y un refugio en una época cambiante en la que el ciudadano es un número, o más bien el soporte del régimen político, social y económico, y su inventor de conocimiento y cultura. Su libertad no es un lema con el que los medios de comunicación canturrean y ocultan su ausencia de la realidad, sino que esa es la realidad en la que vive, en cuyo marco produce y que le ofrece la satisfacción de sus necesidades espirituales y materiales, mientras sea capaz de participar en su creación y mejora, y, cuando es necesario, cambiarlo. Mientras la igualdad, la justicia y la dignidad sigan siendo el lazo que mantiene unido su patriotismo, un patriotismo que le hace parte del todo social, y viceversa, no hay competencia posible. Es decir, los intereses parciales, que en su existencia y su razón ocupan la posición de los intereses más altos y generales y provocan una cierta diferencia real y artificial entre él y los demás, que puede estallar en cualquier momento y hacer explotar la sociedad, no puede competir. Así, esta no es una lucha que eleva lo parcial y personal al nivel del todo y lo general, sino una integración libre y voluntaria en una nueva sociedad nacional cuyo vínculo es la libertad, y si no, ¿cómo explicamos que decenas de miles de personas vayan a la muerte por la libertad no individual sino general, que no ganarán en solitario, sino que la ganarán todos los sirios y las sirias, entre ellos la mayoría de los que hoy les disparan?
¿Cómo no ensalzar este patriotismo social que hace de la generosidad y sacrificio individual por la libertad de los demás una práctica diaria para millones de ciudadanos que sacrifican todo en Jebel Al-Zawiya por el Hawran, en las afueras de Deir Ezzor por las zonas rurales de Homs, y en la ciudad de Hama por Duma, Damir, Sabaqa y Hammuriya? ¿Qué nobleza es mayor que la del patriotismo que hace que el ciudadano pague con su vida de forma voluntaria el precio de la dignidad de otro, que tal vez está siendo tratado injustamente y esta tan aterrorizado que es incapaz de envalentonarse para salir a manifestarse o salir a la calle, pero que encontrará la salvación en la libertad por la que murió alguien que abrazó el nuevo patriotismo para que él y el resto de ciudadanos lo consiguieran?
Gracias al movimiento popular/social, se crean hoy en la realidad de Siria valores y conceptos que expresan las aspiraciones del pueblo hacia una realidad libre que se diferencia de todo lo que conocía anteriormente. Ahora vive una situación nacional, de existencia y de valores particular en la que practica su existencia civil, aunque esté luchando solo y desarmado para lograr su libertad, y no haya recibido otra respuesta a su petición que un diluvio de bombas y balas que han fracasado hasta ahora en su intento de ahogarlo y acabar con su nuevo patriotismo. Un patriotismo este que espera que le traiga un tiempo nuevo que cierre cuarenta años y medio de represión y autoritarismo y le abra la puerta al futuro en cuya construcción ha soñado con participar.
Publicado por Traducción por Siria
Fuente original: http://traduccionsiria.