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Palestina

Crisis de confianza

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández.

El estallido de las risas rompió de repente el silencio que imperaba en el autobús que trasladaba a docenas de estudiantes desde la zona central de la Franja de Gaza al distrito donde se ubican los campus universitarios en el sur de Al-Rimal, en Ciudad de Gaza. Uno de los estudiantes había hecho mención a que los delegados de Hamas y Fatah estaban de nuevo en El Cairo para ultimar detalles sobre un posible gobierno de consenso conforme a lo estipulado en la Declaración de Doha. Las cínicas bromas entre los estudiantes acerca de la reunión de El Cairo ilustraban su convencimiento de que tales conversaciones, y cualquier acuerdo resultante, no serían sino papel mojado, al igual que muchos de los acuerdos anteriores que ambos grupos ignoraron finalmente.

Salem, estudiante de ingeniería en la Universidad Islámica de Gaza, afirmó sardónicamente: «Tal parece que los representantes de Fatah y Hamas fueran adictos a alojarse a los hoteles de El Cairo y, en cuanto echan de menos ese ambiente, empiezan a proclamar de nuevo su interés por acabar con las divisiones».

El satírico intercambio en el autobús refleja bien el desespero y la apatía de la calle palestina, tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza, frente a las negociaciones en El Cairo. «¿Por qué deberíamos creer que el resultado de las conversaciones va a ser en esta ocasión distinto del alcanzado en las anteriores?», preguntaba Abdel-Rahman al-Uda, que trabaja en el comercio minorista. «Ambas partes están buscando el poder y no les interesa una reconciliación que les obligue prescindir de los frutos de su dominio parcial ya sea en Cisjordania o en la Franja de Gaza».

El desaliento y la indiferencia ante las conversaciones en El Cairo se demuestran también en los escasos resultados y modesta respuesta a los llamamientos realizados por grupos de jóvenes en Cisjordania y Gaza a llevar a cabo sentadas y huelgas para exigir que los representantes de Hamas y Fatah cumplan de inmediato los acuerdos anteriores. El grupo de jóvenes pidió que se organizaran sentadas en las plazas públicas de Gaza y Ramala y amenazaron con una huelga de hambre sine die para presionar a los dirigentes de ambos grupos a que pongan fin a las divisiones. Otra señal de desánimo entre las elites palestinas en el sentido de que la reconciliación es inalcanzable, es que muchas personalidades independientes han dado por concluidos sus esfuerzos de mediación entre ambas partes y algunos se han retirado incluso del Comité de Personalidades Independientes, que jugaba un papel clave en los esfuerzos por acercar los puntos de vista de Hamas y Fatah.

Aunque los palestinos se sientan escépticos sobre las posibilidades de poner fin a las divisiones internas, prosiguen las conversaciones en El Cairo para alcanzar un gobierno de consenso nacional en seguimiento de la Declaración de Doha y van a estar encabezadas por el presidente de la ANP, Mahmud Abbas. Según las fuentes de Al-Ahram Weekly, hay acuerdo entre los dos grupos sobre qué miembros serán los que integren el gabinete previo al acuerdo final, y no se va a permitir que Abbas elija a quien él quiera. Sin embargo, esas fuentes añadieron que no está aún claro si Hamas va a poder decidir solo los criterios que orienten las decisiones de Abbas para designar a los ministros del gabinete o si va a insistir también en elegir los nombres.

Las fuentes continuaron diciendo que aunque existe un acuerdo previo en que la competencia profesional debe ser uno de los criterios básicos para elegir a los miembros del gabinete, es cierto que tanto Hamas como Fatah es esforzarán cuanto puedan para que los ministros elegidos estén lo más cercanos posibles a ellos. Las fuentes cuentan al Weekly que Fatah elegirá nombres específicos para el nuevo gobierno, incluyendo ministros del gobierno de turno de Salam Fayyad que se sabe que están muy próximos a Abbas. Fuentes bien informadas revelaron que entre los candidatos figuran dos ministros en funciones, a saber, el Ministro de Asuntos Exteriores, Riad Al-Maliki, y el Ministro de Finanzas, Nabil Qisis, que cuenta con toda la confianza de Abbas.

Según las fuentes, Abbas insistirá en que se den las carteras clave a personalidades que cuentan con la aceptación de la comunidad internacional, a fin de garantizar la legitimidad del gabinete a los ojos del mundo y que las instituciones de la Autoridad Palestina sigan disponiendo de financiación exterior. Las fuentes añadieron que Abbas insistirá también en que todos los ministros sean tecnócratas, que no pertenezcan a ningún partido ni movimiento político para que puedan llevar a cabo sus funciones sin presiones.

Sin embargo, las fuentes de Hamas dijeron al Weekly que no iban a aceptar a tecnócratas que hubieran fracasado miserablemente ya en sus funciones. «Después de cuatro años en el Ministerio de Asuntos Exteriores, ninguna persona racional volvería a nombrar a Al-Maliki para ese puesto después de haber fracasado lamentablemente en él», dijeron esas fuentes, que señalaron también que no se iba a tolerar la incompetencia con tal de no tener que enfrentarse a Occidente, añadiendo que hay muchas personalidades nacionales de gran valía que no provocarían tal enfrentamiento.

Ni Hamas ni Fatah se ponen de acuerdo en quién será el viceprimer ministro. El portavoz de Hamas afirma que habrá un viceprimer ministro, pero Fatah lo niega y defiende que no se ha llegado a acuerdo alguno acerca de nombrar a un viceprimer ministro.

Pero los desacuerdos en la composición del gabinete es lo menos preocupante en la puesta en marcha de la Declaración de Doha; la cláusula más conflictiva es cuánto tiempo permanecerá en el poder el gobierno de consenso. El último acuerdo entre las dos partes afirmaba que el gobierno de consenso tendrá un límite de seis meses, tras el cual deberán celebrarse elecciones legislativas y presidenciales. Sin embargo, al mismo tiempo, el acuerdo deja la puerta abierta a retrasar las elecciones si las circunstancias así lo aconsejaran.

Los mediadores palestinos advierten que es casi seguro que la situación de la seguridad y los arrestos efectuados por la AP y las agencias de seguridad israelíes de dirigentes y activistas de Hamas en Cisjordania podrían utilizarse de pretexto para retrasar las elecciones. Esto significaría que el próximo gobierno podría permanecer en el poder por tiempo ilimitado. Las fuentes dudaban también de que Israel permitiera a las facciones palestinas preparar las elecciones en Cisjordania mientras haya allí tropas israelíes dedicadas a atacar cada día pueblos y ciudades.

Otro pretexto para retrasar las elecciones es el hecho de que las elecciones legislativas y las presidenciales están vinculadas a las votaciones para el Consejo Nacional Palestino (CNP), y está claro que algunos estados árabes en los que hay refugiados palestinos no van a permitir que se celebren elecciones allí, y que la situación de la seguridad en otros países prohíbe también las votaciones. La fuente dijo que Jordania, que es el hogar del mayor número de refugiados palestinos, nunca permitiría que se celebraran allí elecciones para elegir un nuevo CNP.

Los temas conflictivos en desacuerdo que están impidiendo el cumplimiento de aspectos previamente acordados se refieren a las disputas acerca del papel del liderazgo interino de la Organización para la Liberación de palestina (OLP), donde hay claras diferencias entre Fatah y Hamas. Fatah insiste en que este liderazgo no debería jugar ningún papel real en la toma de decisiones palestinas y que solo se debería reunir en función de las recomendaciones de Abbas. Por otro lado, Hamas y otras facciones creen que este liderazgo sí debería jugar un papel importante en las decisiones políticas palestinas para que las elecciones que se celebren decidan la composición del nuevo CNP.

Mientras tanto, Hamas advirtió contra la influencia de la administración estadounidense en la reconciliación con Fatah, y no siente mucho optimismo respecto a la próxima visita a la región del enviado de EEUU, David Hale. El portavoz de Hamas, Fawzi Barhoum, explicó que la visita de Hale tiene como objetivo principal socavar la reconciliación y arruinar el consenso palestino alcanzado tras el Acuerdo de el Cairo firmado entre Fatah y Hamas. Barhoum denunció la visita y añadió que el Presidente de EEUU Barack Obama pretende profundizar la división interpalestina.

El escritor palestino Mohannad Abdel-Hamid cree que el obstáculo para poner en marcha cualquier acuerdo entre las dos partes es la profunda crisis de confianza que las separa. «La desconfianza y las posturas hostiles son las razones principales de que fracasen tanto los acuerdos anteriores como los que estén por venir», postuló Abdel-Hamid. «Una reconciliación que solo sirva para mejorar la posición de este grupo o de aquél y que socave la democracia no tiene sentido, por tanto, lo único que persigue esa supuesta reconciliación es comprar tiempo y manipular los sentimientos de los ciudadanos».

Las profundas sospechas y la falta de confianza por ambas partes, así como las presiones de intereses extranjeros, son los mayores obstáculos a que se enfrenta la reconciliación interna palestina.

Saleh Al-Naami es periodista y vive en Gaza. Es experto en asuntos israelíes y corresponsal del periódico panárabe Al-Sharq Al-Awsat, elaborado en Londres.

Fuente original: http://weekly.ahram.org.eg/2012/1100/re6.htm