La revista National Geographic En Español , dedicó la edición del presente mes -noviembre- al análisis e indagación de la realidad -o al menos lo que entiende por realidad- de la Cuba actual, destacando los testimonios de personas comunes cuya cotidianidad, según el criterio de la autora del artículo estelar, visibiliza la asfixiante situación de […]
La revista National Geographic En Español , dedicó la edición del presente mes -noviembre- al análisis e indagación de la realidad -o al menos lo que entiende por realidad- de la Cuba actual, destacando los testimonios de personas comunes cuya cotidianidad, según el criterio de la autora del artículo estelar, visibiliza la asfixiante situación de una sociedad desencantada con el «socialismo real», prisionera de una «desconcertante economía», de un «Estado unipartidista en el que intimidan o arrestan a las personas o las denuncian como mercenarias por criticar a sus líderes tan enérgicamente». El artículo redunda en lugares comunes, testimonios selectivos y/o verdades parciales, y prescinde de un análisis penetrante que pudiera conducir a inferencias discordantes y/o a afincar responsabilidades, al menos parcialmente, a las potencias económicas que obstinadamente transgreden el principio de autodeterminación, que en el caso de Cuba se viola sin rubor.
Más allá de las subterráneas o latentes reivindicaciones liberaloides que cautamente perora National Geographic , se sabe que en la Cuba actual, tras 54 años de gobierno revolucionario, existe una gran división-fisura en el pueblo cubano, que si bien tiene tintes generacionales, también es cierto que expresa una voluntad ciudadana fragmentada, irreconciliablemente heterogénea. A esta polaridad insalvable, debémosle agregar el virtual coqueteo de la política oficial con las políticas de liberalización, que unos aplauden, otros desestiman. La consigna oficialista de «Más socialismo» que acompaña a las reformas introducidas en Cuba, evoca casi de manera natural e irremediable la tentativa de reestructuración que inauguró Mijaíl Gorbachov en la Unión Soviética ( perestroika ), y que supuso a la postre el colapso de la URSS. También allá el propósito era revitalizar el sistema socialista, con políticas análogas a las que promueven los dirigentes en Cuba: renuncia a la regulación de los salarios, eliminación de las libretas de racionamiento (seguridad alimentaria), impulso a la inversión privada, introducción de leyes de autoempleo, apertura desregulada hacia los medios de comunicación ( glásnost ), etc.
Sin afán de conceder excesiva importancia -o valor argumentativo- a la publicación referida, propóngome hacer una observación crítica que surgió a la luz de esa lectura; no a modo de invectiva destructiva, sino de advertencia respetuosa.
En algo acierta el artículo aludido: la principal fuente de ingresos en Cuba es el turismo (cerca de 2000 millones de dólares anuales). En efecto, Cuba se vio forzada a elegir el turismo internacional como instrumento para contrarrestar la depresión económica que sobrevino tras la caída de la URSS en 1991, y la consecuente extinción de su principal socio comercial. Por añadidura, el aislamiento económico que supuso el bloqueo comercial que impuso EUA (todavía vigente, aún cuando 188 de los 193 países de la ONU respaldan la finalización de la política restrictiva), ha cancelado todos los caminos hacia una económica sostenible libre de cualquier dependencia con el extranjero. Esta ecuación hace factible la realización del sueño húmedo de EUA: a saber, la reedición de una Cuba dedicada a la satisfacción de las apetencias del turista o el extranjero. Exactamente aquello contra lo que la Revolución luchó sin tregua.
Empero, las «conquistas humanas con un anclaje civilizatorio perdurable» a las que se hizo referencia en otra oportunidad («Cuba: germen de la utopía»: http://lavoznet.blogspot.mx/
Fuente: http://lavoznet.blogspot.mx/