Casi dos años después del comienzo de la revuelta de Siria en marzo de 2011 – probablemente iniciada bajo los auspicios de potencias extranjeras- la guerra civil siria a que ha dado lugar está lejos de apagarse. EE.UU. a través de la CIA ha estado dando apoyo a los rebeldes sirios desde suelo turco, lo […]
Casi dos años después del comienzo de la revuelta de Siria en marzo de 2011 – probablemente iniciada bajo los auspicios de potencias extranjeras- la guerra civil siria a que ha dado lugar está lejos de apagarse. EE.UU. a través de la CIA ha estado dando apoyo a los rebeldes sirios desde suelo turco, lo que recuerda el apoyo que la Agencia Central de Inteligencia norteamericana dio a la Contra nicaragüense 30 años atrás en la década de los 80 del siglo pasado. Los aliados de la OTAN Turquía, el Reino Unido, Francia y Alemania han estado también proporcionando asistencia a los rebeldes sirios en su afán de derrocar al Gobierno de Siria, apoyados por países como Arabia Saudita, Qatar, Jordania y probablemente también Israel, con el cual Siria está técnicamente en estado de guerra.
Es probable que el principal motivo del Gobierno del presidente Barack Obama para intervenir secretamente en Siria a través de la CIA ha sido para tratar de eliminar un enemigo de Israel y así darle a Tel Aviv como «premio de consolación» la caída del Gobierno sirio del Partido Árabe Socialista Baath o la destrucción de Siria por la guerra civil alimentada por Washington y sus aliados, para apaciguar al Gobierno israelí para que no ataque a Irán.
Un ataque contra Irán podría provocar la intervención de Rusia y China en apoyo a su socio euroasiático y una guerra regional a gran escala además de una nueva crisis en los precios del petróleo, sucesos que podrían resultar desastrosos para las economías de EE.UU., de la Unión Europea y de países industriales como Japón. Eliminando a Siria se eliminaría a un aliado árabe clave de Irán y se eliminaría una fuente de apoyo al grupo libanés chiita Hezbolá, ambos enemigos de Israel, además de eliminar al único país árabe con la voluntad y los medios -incluyendo su arsenal de armas químicas (el cuarto del mundo) y de misiles balísticos- para oponerse militarmente a las ambiciones de Israel en la región. Además se informó ya en 2009 que Israel veía alarmado la estrecha colaboración entre Rusia y Siria en materia militar y de recolección de inteligencia, temiendo por ejemplo el despliegue de modernos sistemas de misiles antiaéreos rusos para defender las instalaciones navales de la Armada rusa en los puertos sirios de Tartus y Latakia.
El problema es que eliminando a Siria como enemigo de Israel también eliminaría al único aliado que le queda a Rusia en el mundo árabe, eliminando así a un importante socio estratégico y comercial de Moscú y de la China. Tampoco Rusia desea una intervención militar occidental en Siria para evitar la destrucción y muerte de civiles, como en palabras del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ocurrió en la ex Yugoslavia, en Irak y en Libia por los bombardeos aéreos de EE.UU. y la OTAN.
Si no ha habido una intervención militar de EE.UU. y la OTAN (EE.UU. financia el 75% de los gastos de la OTAN) en Siria como lo hicieron en Libia es por la firme e inquebrantable oposición diplomática de Rusia y China. Y Washington y sus aliados involucrados en apoyar a los rebeldes sirios han fracasado hasta el momento en su objetivo de derrocar al Gobierno de Damasco. Pero la oposición diplomática rusa a una intervención militar occidental en Siria no es un espejismo porque se apoya en última instancia en los medios militares de Rusia.
Fuente original: http://www.laproximaguerra.com/2013/01/eeuu-no-debe-atacar-siria-para-evitar-lluvia-de-misiles-de-rusia.html