Gracias a un demoledor artículo de la escritora Achy Obejas en la publicación In These Times, titulado «Cómo hijos amargados de Cuba apagaron el gobierno de EE.UU.», podemos conocer un nuevo aporte a la larga cadena de daños al ciudadano estadounidense que ha eslabonado el «exilio» cubano en su alianza con sectores de élite en […]
Gracias a un demoledor artículo de la escritora Achy Obejas en la publicación In These Times, titulado «Cómo hijos amargados de Cuba apagaron el gobierno de EE.UU.», podemos conocer un nuevo aporte a la larga cadena de daños al ciudadano estadounidense que ha eslabonado el «exilio» cubano en su alianza con sectores de élite en Estados Unidos.
Al fracaso de Bahía de Cochinos -según Michael Moore, un chasco «tan monumental que el mundo todavía no ha parado de reírse»-, el asesinato de Kennedy, el escándalo provocado por los plomeros de Miami -sorprendidos con las manos en la masa en el hotel Watergate- y el Irangate -en que los cubanos de la CIA Luis Posada Carriles y Félix Rodríguez Mendigutía trabajaron junto a la Casa Blanca en el trueque de armas por drogas en Centroamérica-, habría que sumar ahora el apagón financiero que paralizó la actividad gubernamental, afectó a millones de empleados públicos en todo el territorio norteamericano y estuvo a punto de dañar seriamente la economía global.
Achy Obejas demuestra de manera contundente cómo Jim DeMint -quien preside la Heritage Foundation- encontró en los senadores cubanoamericanos Marco Rubio y Ted Cruz «los peones perfectos para su ataque contra el Obamacare» o Affordable Care Act (ACA). DeMint fue -en palabras de Achy- el «cerebro detrás del apagón» que hace que Rubio y Cruz «hagan lo que hacen». Escribe la autora de Aguas y otros Cuentos (Editorial Letras Cubanas, 2009):
Desde que asumió la Fundación Heritage, DeMint – que mantiene la mano de titiritero en un gran comité de acción política del Partido Republicano, el Senate Conservatives Fund- ha transformado la Heritage en un puñal dirigido al corazón de cualquiera que cuestione su cruzada radical de derecha. Rechazas una oferta de DeMint y no sólo acabas desfinanciado: De repente, tienes competencia por el flanco derecho y anuncios de ataque antes de que la campaña siquiera comience.
En Rubio y Cruz, senadores juveniles de Florida y Texas, respectivamente, DeMint encontró los peones perfectos para su ataque contra el Obamacare. La herencia de un sentido del exilio de pérdida y traición provoca en ambos, Cruz y Rubio, una feroz respuesta refleja a todo lo que huela vagamente a comunismo. Mucho antes de la batalla por la ACA, Rubio arremetió contra los viajes a Cuba alegando que estos viajes son un «adoctrinamiento de los estadounidenses por parte de funcionarios del gobierno de Castro». Y Cruz, cuyo padre es un ex partidario de Castro, ha hablado de la necesidad de preservar los Estados Unidos como un bastión de la libertad en contra de la invasión socialista.
DeMint mismo es más un guerrero de la Guerra Fría que un racista radical o un Cristiano del Sur (ambas etiquetas se han utilizado para describirlo). Su libro de 2009, Saving Freedom: We Can Stop America’s Slide into Socialism, es un largo teque red-baiting*. Ya en 2007, DeMint estaba equiparando los subsidios de salud, incluso para los niños, con la medicina socializada. Rubio cogió el tono tan pronto como consiguió el apoyo del Tea Party para su campaña por el Senado, y Cruz se postuló para el cargo en una plataforma anti-ACA y red-baiting.
Y no es de extrañar que los portadores de las ideas más retrógradas sean manejados desde la Heritage Foundation, un conocido think tank neoconservador. Lo extraño es que desde allí mismo se lancen ideas con el supuesto objetivo de hacer progresar a Cuba. Al leer el brillante análisis de Achy Obejas me es más incomprensible el título de un seminario que, presidido por «el honorable» Marco Rubio, tuvo lugar el 21 de marzo de 2012 en la Heritage Foundation: «Cómo la Internet puede descongelar una Isla congelada en el tiempo». El entonces presidente de la fundación ultraconservadora, y antecesor de DeMint, Ed Feulner, no anda muy lejos de su sucesor en términos ideológicos; sus palabras en la muerte de Jesse Helms, el coautor de la Ley que codificó el bloqueo a Cuba son elocuentes: «una de las figuras más consecuentes del siglo XX».
Con el objetivo de traer a Cuba esa democracia de titiriteros que se preocupan por nuestro acceso a Internet pero se horrorizan con el acceso universal de los niños a la salud, fueron panelistas en el evento del 21 de marzo de 2012 el Senador Marco Rubio; el director del Buró de Transmisiones hacia Cuba, entiéndase Radio y TV Martí, Carlos García Pérez; Mauricio Claver-Carone (Director del U.S.-Cuba Democracy PAC); Daniel Fisk (Vicepresidente de Planificación Política y Estratégica del International Republican Institute, con largo historial de financiamiento a la «disidencia» cubana); Carlos Saladrigas (Copresidente del Cuba Study Group), que como una especie de Prometeo del descongelamiento viajó a La Habana poco después del evento en la Heritage Foundation y dictó aquí una conferencia, invitado por la revista Espacio Laical; y Jared Cohen (Director de Google Ideas), definido por Julian Assange como «eficaz director de cambio de régimen de Google» y «la canalización del Departamento de Estado en Silicon Valley».
Lo que no entiendo bien es cómo pueden estos señores, congelados en el pensamiento de la Guerra Fría, por el el que no dudan en provocar la parálisis de todo un país y arriegar la económía mundial, descongelar algo en Cuba.
*red-baiting es un término usado en Estados Unidos desde principios del sigo XX para caracterizar la acusación, a individuos o grupos, de comunistas, anarquistas o socialistas, que tomó fuerza durante las persecuciones macartistas en la década del 50 de la pasada centuria.