Militante infatigable por la solidaridad internacional, nacido y educado en Bélgica donde se licenció en historia por la Universidad Libre de Bruselas, Bahar Kimyongür no ha olvidado sus raíces arabo-turcas ni su unión, como por un sistema de vasos comunicantes, con todos los pueblos en lucha. Firme opositor del proyecto de desmantelamiento de Siria orquestado […]
Militante infatigable por la solidaridad internacional, nacido y educado en Bélgica donde se licenció en historia por la Universidad Libre de Bruselas, Bahar Kimyongür no ha olvidado sus raíces arabo-turcas ni su unión, como por un sistema de vasos comunicantes, con todos los pueblos en lucha. Firme opositor del proyecto de desmantelamiento de Siria orquestado por la alianza turbia entre el imperialismo occidental, el sionismo y el obscurantismo islámico, nuestro invitado no se cansa de denunciar el papel siniestro que tiene en todo este asunto el gobierno turco dirigido por Recep Erdogan. Exasperado por su actitud, este último se encarniza cada vez más contra Bahar, intentando, con la ayuda de los gobiernos europeos, obtener su extradición para así hacerle pagar, a su manera, por un delito de insumisión. Y es por esta razón que actualmente Bahar está privado de su libertad en Italia, donde nos ha permitido ser partícipes de su visión de la situación, así como de las otras luchas con las que está comprometido.
-Le Drapeau Rouge.- Después de algunos procesos judiciales en Bélgica, parece que el régimen de Ankara se ha embarcado en una cacería sin fronteras contra tu persona. ¿Cómo puedes explicar esta situación?
-Bahar Kimyongur.- Debido a las presiones del estado turco, en Bélgica, fui sometido a cuatro procesos y tres casaciones entre 2005 y 2009, además, me encarcelaron injustificadamente durante aproximadamente seis meses, de noviembre 2006 a abril 2007. Hasta el día en el que el Tribunal de Apelación de Bruselas me absolvió.
En abril 2006, justo cuando el Tribunal Correccional de Brujas acababa de condenarme a cuatro años de cárcel (aunque tenía derecho a moverme libremente a la espera de las apelaciones), los servicios secretos belgas organizaron un tejemaneje para detenerme en Holanda y así enviarme a Turquía en el marco de un mandato de arresto internacional emitido por Ankara. Después de 68 días de cárcel, un tribunal de La Haya juzgó la petición turca como improcedente y me soltaron. Era el 4 de julio de 2006.
En julio 2013, unos policías españoles nos arrestaron a mi familia y a mí en Córdoba, mientras visitábamos la famosa mezquita-catedral de la ciudad andaluza. Me liberaron después de cuatro días preso, otorgándoles una fianza de 10.000 euros.
Actualmente, estoy literalmente secuestrado por Turquía en territorio italiano desde el pasado 21 de noviembre. Aquella mañana me detuvieron en el aeropuerto de Orio al Serio cuando me dirigía a Monza para dar una conferencia sobre Siria. Y a media tarde, unos miembros de la policía antiterrorista (DIGOS) me condujeron a la cárcel de Bérgamo donde permanecí 13 días. Finalmente, el Tribunal de Apelación de Brescia me ha relegado al exilio en Italia mientras examinan la petición de extradición turca.
Durante el decenio pasado, la justicia turca me atacaba por las opiniones que defendía sobre la política interior turca. Hoy son las críticas que hago hacia la política turca en cuanto a la guerra en Siria, las que enfurecen a las autoridades de Ankara.
-Le DR.-¿Además de la represión política, crees que hay algo personal en la actitud de las autoridades turcas?
-BK.-Obsesionado por su imagen en el extranjero, el régimen de Ankara reprime más duramente una crítica cuando esta viene de fuera. Por ejemplo, el artículo 301, por el que numerosos intelectuales han sido acusados de insultar «la identidad turca», prevé un aumento de un tercio de la pena si la infracción se ha cometido en el extranjero. A pesar de que yo sea belga de nacimiento y de nacionalidad, también me «beneficio» de la ciudadanía turca. Además, soy activista en Bruselas, ciudad estratégica para una Turquía deseosa de anexionarse a la UE.
Es un hecho, las más altas instancias del gobierno del AKP están muy molestas con mi toma de posición. El ex embajador de Turquía en Bélgica, Fuat Tanlay, intervino personalmente en el asunto llamado del DHKP-C multiplicando las provocaciones. De hecho, mostró su deseo de que Bélgica sufriese un ataque terrorista debido a que la justicia belga me había absuelto. Tanlay es hoy el consejero de asuntos exteriores del primer ministro Erdogan. Quiere mi cabeza, y tiene todos los medios técnicos y humanos, así como todos los apoyos políticos para conseguirla.
-Le DR.-En el plano político nacional, ¿podrías hablarnos de tu militancia y de tu compromiso con la situación política de Turquía? ¿Qué piensas del giro laico y republicano de Atatürk? ¿Piensas que Erdogan está decidido a acabar con lo poco que queda de la herencia kemalista?
-BK.-Estos últimos tres años, no me he implicado mucho en las luchas sociales en Turquía. Por supuesto apoyé la lucha popular que se desarrolló en el parque Gezi en Estambul, ya fuese manifestándome o acogiendo en Bélgica a algunos protagonistas del movimiento. El papel destructor del régimen de Erdogan en el conflicto sirio es el que más me preocupa.
En cuanto a Atatürk, la junta militar pro-OTAN del general Evren que tomó el poder el 12 de septiembre de 1980 impuso a la población una imagen del fundador de la república retomando sólo su discurso ultranacionalista belicoso. Los golpistas se abstuvieron de sacar a la luz sus ideas relativamente innovadoras, o incluso progresistas, como la laicidad, la ciudadanía, el anti-imperialismo, la soberanía económica y el estado social. Su objetivo era de alguna manera la imposición de un Atatürk sin kemalismo, un Atatürk de hormigón a su imagen y semejanza.
Hoy, el gobierno del AKP sigue un programa reaccionario de deskemalización centrado en dos focos principales: la islamización de las costumbres y el ultraliberalismo. En el seno del sistema Erdogan, encontramos el llamado «capital verde», un ejército de hombres de negocios salidos de las escuelas coránicas y antiguos predicadores, convertidos ahora en depredadores económicos. El ataque frontal del régimen de Erdogan contra los principios fundadores de la República y contra los triunfos de la época kemalista, han provocado un sobresalto patriótico incluso en los partidos de la izquierda radical.
-Le DR.-¿En cuanto al encarnizamiento de Erdogan contra tu persona, no crees que puede estar tratando de evitar que continúes denunciando la complicidad criminal del gobierno turco en la tragedia siria?
-BK.-Puede que mi detención en España esté vinculado a la estrategia de comunicación de Ankara. En junio 2013, Erdogan tachó al movimiento popular del parque Gezi en Estambul como un complot organizado por terroristas actuando desde el extranjero. Mi detención en Córdoba, podría haber servido para alimentar la propaganda del primer ministro turco.
Sin embargo, como bien ha dicho, mi detención en Italia parece corresponder más a unas represalias vinculadas con mi activismo sobre Siria. Desde el principio del conflicto sirio, no he cesado de denunciar la complicidad del régimen de Erdogan con los cortadores de cabezas de la rebelión siria.
Al principio de esta colaboración, el AKP acogió a mercenarios libios heridos en combate contra la Jamahiriya de Kadhafi. Desde el principio descubrí que estos heridos de guerra fueron los que abrieron camino al cuerpo expedicionario de la OTAN en Siria.
Rápidamente, el gobierno del AKP, estableció un puente aéreo y marítimo entre la Libia anti-Kadhafi y la Siria anti-Assad. Turquía se ha endosado un ejército de mercenarios sirios compuesto de oficiales desertores del ejército baasista. En un tercer momento, Ankara abrió las fronteras a todos los candidatos del yihad en Siria: aventureros apolíticos, adolescentes manipulados, delincuentes, salafistas exaltados…
He sido testigo de cada una de estas etapas.
Ocho días antes de mi detención en Italia, organicé junto con el Comité contra la Injerencia en Siria (CIS), una manifestación frente a la embajada de Turquía en Bruselas para denunciar la colaboración entre el régimen de Ankara y Al Qaeda, tanto contra la Siria pro Bachar-al-Assad, como contra la Siria rebelde. La acción tuvo gran repercusión en los medios. Al régimen no debió gustarle mucho…
-Le DR.- Teníamos la idea de que las grandes manifestaciones de junio pasado contra Erdogan eran sobre todo reivindicaciones ecologistas y/o contra la corrupción del régimen, y no tanto contra su conducta belicosa y de apoyo a las fuerzas obscurantistas actuando en Siria. ¿Cómo lo explicas?
-B.K.-La resistencia por salvar el parque Gezi en Estambul fue en cierta forma el árbol que esconde el bosque. En el parque Gezi, en la plaza Taksim y en más de 70 ciudades del país, la gente no se manifestaba exclusivamente para salvar unos cuantos árboles. Incluso los ecologistas más radicales mostraron que estaban hartos del terror policial, de la censura, de la arrogancia beligerante del primer ministro, de la hipocresía puritana de las élites islámicas corruptas, de los despidos, de las privatizaciones, de la impunidad de los torturadores etc…
De hecho, se trataba de un movimiento heteróclito que reunía de forma inédita a la extrema izquierda marxista y a la extrema derecha nacionalista, los kemalistas y los autonomistas kurdos, los círculos liberales y los movimientos libertarios, los musulmanes (sunitas) anticapitalistas y las asociaciones alevíes, los pacifistas y el movimiento feminista, los profesores y los estudiantes, los obreros y los empleados, los artistas y los artesanos, los hinchas del fútbol y los sindicalistas. Todos alrededor de un objetivo común: la dimisión de Erdogan.
La opinión internacional no tuvo la ocasión de conocer el movimiento del Gezi Park en toda su diversidad ya que los medios de comunicación no se adentraron mucho en los barrios periféricos de las metrópolis, donde algunos movimientos marxistas clandestinos movilizaron a miles de habitantes alrededor de eslóganes revolucionarios.
Mientras la política terrorista del gobierno AKP en cuanto a Siria ha provocado la ira de la población turca en Antioquía, la revuelta anti-gubernamental ha tomado una posición abiertamente pro-Siria. Las razones son varias: Antioquía, ciudad meridional y fronteriza con Siria, es la primera línea en la guerra contra Siria. Su población tiene mucha relación (familiar, comercial, comunitaria) con Siria. Por otro lado, Antioquía y sus alrededores reciben a cientos de miles de refugiados sirios, entre los cuales se han infiltrado algunas fuerzas yihadistas que avivan las tensiones inter-confesionales. En mayo 2013, la ciudad de Reyhanli, una ciudad cercana a Antioquía, fue el escenario del atentado más horrible de la historia de Turquía; atribuido por la población a los rebeldes sirios, pero atribuido por el gobierno a los alauitas de la región, además de a la extrema izquierda turca y a los servicios secretos sirios, o a los tres a la vez. Otro motivo para frustrarse: batallones enteros de yihadistas desembarcan cada día en Antioquía para irse a luchar a Siria con el consentimiento del régimen de Erdogan, hasta el punto de que esta ciudad, tradicionalmente pacífica, se ha convertido en una base de Al Qaeda. Desde el principio de las manifestaciones por el salvamento del parque Gezi, Antioquía se manifestó principalmente para denunciar la política terrorista de Erdogan. La población de la ciudad ha pagado un gran tributo: tres de sus jóvenes fueron asesinados por la policía o por los esbirros del AKP.
-Le DR.-¿Por cierto, en Europa, cómo ves el posicionamiento de las fuerzas políticas, particularmente de la izquierda, con respecto a la crisis siria?
-B.K.-Primero aclaremos a que nos referimos con «izquierda». Los partidos socialistas europeos son desde hace mucho tiempo, partidos elitistas, liberales, atlantistas y sionistas. Sus representantes actúan a favor de los lobbies. Y además, están asentados en las principales organizaciones de dominación del mundo: FMI, Banco Mundial, Grupo Bilderberg, OMC, OTAN… Entonces, tratar de derrocar a los regímenes desobedientes como el de Damasco forma parte de su trabajo.
La otra izquierda, la que se hace llamar alternativa, marxista y anticapitalista no es muy diferente. Son los pequeños cadetes acomplejados que se contentan con rezongar contra su rival. Si acaso, su único sueño es tomar el lugar de su hermana mayor. Para esta izquierda, el anti-imperialismo, es decir, el rechazo al sistema de dominación imperialista, es una herejía. Critican a todo gobierno, todo movimiento político, e incluso a todo individuo que pretenda emanciparse y vivir fuera del sistema.
Preguntémonos porqué, en el nombre de los «derechos humanos» y de los intereses de la clase obrera internacional, esta izquierda, es el caso por ejemplo del NPA francés o de los Verdes con tono kaki, defienden a algunos mercenarios apadrinados por el Quai d’Orsay , Arabia Saudí, o la CIA. En Francia, los únicos que publican análisis serios sobre el imperialismo, la experiencia de Estados y los movimientos no alineados, son abucheados por esta «izquierda» anticapitalista. De hecho, no conozco ninguna website que recoja los discursos de Hassan Nasrallah, el líder del Hezbollah libanés. Y eso que este hombre es un rebelde social, un patriota, un defensor de la libertad de creencia. Ciertamente, se refiere más al imam Hussein que al Che Guevara y quizás lleve un turbante negro en lugar de la boina estrellada. Pero no por eso deja de ser unos de los últimos líderes del tercer mundo en nuestro planeta. En Francia, tendremos que irnos a websites clasificadas como «de derechas» para encontrar algún discurso de Nasrallah. Me duele decirlo, pero el patriota de la derecha francesa me parece hoy mucho más respetuoso de los derechos humanos que el derechoshumanista de izquierdas. En Bélgica sin embargo, salvo algunas excepciones, la izquierda marxista, como vuestro periódico, es más libre, así que mucho más impermeable a la propaganda de guerra que la izquierda francesa.
-Le DR.-Con respecto a tu situación personal y conociendo los pocos escrúpulos con los que el régimen turco trata a sus oponentes, ¿no temes por tu seguridad personal?
-Espero desde hace más o menos dos meses la decisión de la justicia italiana en cuanto a la petición de extradición turca. Si Ankara pierde esta cuarta batalla judiciaria contra mí, podremos esperar de todo por su parte. Si no pueden hacerme callar por la vía legal, el régimen de Ankara podría recurrir a su brazo ilegal, Hace un año, tres militantes kurdos fueron asesinados en París. Hoy, los investigadores siguen la pista del asesinato político. Sospechan de un asesino, un tal Ömer Güney, de ser un agente de los servicios secretos turcos. Con toda claridad, esta red oculta a la extrema derecha, Derin Devlet («Estado profundo»), que Erdogan se jacta de haber combatido en el marco de la operación Ergenekon, no ha sido desmantelado. Simplemente lo reemplazaron por un «estado profundo» hecho a medida. De cara a toda esta maquinaria, no tengo ninguna protección, visto que la policía Europea es cómplice. Incluso mi país, Bélgica, intentó entregarme a estos torturadores. Mis únicos escudos son el amor, la resistencia y la solidaridad.
Traducido del francés por Enrique Cebrian para Investig’Action
Fuente: Le Drapeau Rouge, número 43, enero-febrero 2014.