Dedicado al compañero cubano Fernando Martínez Heredia, cuyos análisis de la reforma económica en Cuba, nos incitan a reflexionar, cual debe ser el modelo de sociedad a escoger, en medio de la bifurcación histórica en la que se encuentra el sistema-mundo capitalista moderno. En los últimos tiempos han aflorado en los sitios digitales de […]
Dedicado al compañero cubano Fernando Martínez Heredia, cuyos análisis de la reforma económica en Cuba, nos incitan a reflexionar, cual debe ser el modelo de sociedad a escoger, en medio de la bifurcación histórica en la que se encuentra el sistema-mundo capitalista moderno.
En los últimos tiempos han aflorado en los sitios digitales de la izquierda, cada vez con mayor frecuencia, artículos contestatarios de intelectuales cubanos preocupados por las contradicciones que generan las transformaciones económicas que realiza Cuba desde hace unos años, iniciadas casi simultáneamente después de la salida del poder de Fidel Castro, y ejecutadas por su sustituto y hermano Raúl Castro, que por ironías del destino era considerado otrora el «cancerbero» de la Revolución cubana.
Entre las figuras que destacan está el ensayista Fernando Martínez Heredia y el infatigable estudioso y poseedor de la mejor biografía (dentro de unas poco más de dos decenas), escrita hasta hoy, sobre José Martí -el héroe nacional cubano- Luis Toledo Sande.
Pero no son sólo figuras de la intelectualidad cubana, el trovador Silvio Rodríguez, también ha opinado bastante en los últimos tiempos. En una de las canciones de su álbum Segunda Cita de 2010 («Sea señora») aboga por abandonar la idea de la revolución como concepto histórico para Cuba y respalda el de la evolución («A desencanto, opóngase deseo. Superen la erre de revolución.»); y más recientemente, en una entrevista al diario mexicano de tendencia de izquierda La Jornada, previo a una gira por el país azteca, el cantautor, la letra de cuyas canciones denotan tanta sabiduría filosófica y profundidad en el conocimiento de la historia (y no sólo de su país), nos asombraba (y decepcionaba), cuando remarcaba en lo mismo: «Sigo pensando que hay momentos de la historia que son revolucionarios, pero que la mayoría de las veces de lo que se trata es de evolucionar», aunque la desilusión con el cantautor, se hace mucho mayor, cuando leemos en la citada entrevista su servil posición frente a la riqueza, cuando dice que «Los ricos no tienen que dejar de serlo, sólo pensar un poco en los que no tienen su suerte. Perdón por la utopía, pero cualquier otro camino me parece injusto e infinitamente más doloroso». (1)
¿Esa fue la conclusión a la que llegó el cantante cubano tras salir de su concierto del barrio marginal «Finca El Fundador», en Canímar, Matanzas en diciembre de 2013, una de cuyas casas por delante y por detrás fue tomada en instantánea por el fotógrafo Alejandro Ramírez Anderson?, ¿Se proyecta el músico cubano cuando pensando un poco en los que no tienen su suerte, a lo más que puede llegar es a ofrecer por los pobres de su tierra (cuya pobreza no es su culpa) conciertos gratis?. Parece ser que el compositor antillano no ha rebasado los marcos exiguos e insuficientes del socialismo utópico, ya superado por la historia y la práctica revolucionaria desde hace más de 200 años.
Cara A. Foto: Alejandro Ramírez Anderson.
Cara B. Foto: Alejandro Ramírez Anderson. Ambas fotos fueron tomadas en el Barrio marginal «Finca El Fundador» Canímar, Matanzas, Cuba durante el concierto que dio en el mismo Silvio Rodríguez en diciembre de 2013.Tomada del sitio cubano contra el terrorismo mediático Cubadebate. Disponible en http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2013/12/10/silvio-en-finca-el-fundador-los-que-se-defienden/#.U0LKVMV68-c
En contraste con la posición anterior están las de los dos intelectuales citados, encomiables, valientes, críticos, en los que sin embargo apreciamos ingenuidades.
Al terminar su exposición con trabajadores y alumnos de la Universidad de Ciencias Informáticas en la Habana el 11 de marzo de 2014, uno de los presentes, Juan Manuel, hizo la siguiente pregunta al compañero Martínez Heredia: «¿Qué estrategia integral podemos desplegar para que prime el factor subjetivo y las personas sean capaces de resistir las duras condiciones objetivas?»(2). A esta pregunta, sólo cabe una respuesta: si aquellos a los que se le pide el sacrificio saben que el mismo tendrá al final un resultado feliz, lo harán a gusto; o en otras palabras: si la abnegación y las privaciones no son de por vida, si las mismas se hacen en post de alcanzar un objetivo muy concreto y cuantificable, una sociedad nueva más justa y próspera, menos desigual y polarizada, como parece ser el caso de quien hace la pregunta, el martirio y el padecimiento se soportarán estoicamente. Pero precisamente esto, es lo que la izquierda viene pidiendo a las masas, desde que prácticamente se constituyó como tal ideología en el siglo XIX (serenidad, resignación, paciencia) y sobre todo desde que llegó al poder, lo cual en la mayoría de los estados del sistema-mundo moderno alcanzó entre 1945 y 1970, sin haber podido darle merecido cumplido en la mayoría de los casos. (3)
En el caso cubano, para sólo recordar algunas promesas mencionaremos, el proceso de «rectificación y tendencias negativas» que se llevó a cabo a mediados de la década de 1980, el famoso «programa alimentario», la «agricultura urbana», etc, ninguno de los cuales (y no digo que no dieran algún fruto) a la luz de los resultados satisfizo las expectativas de nadie. ¿Y qué consecuencias ha traído esto?. Lo mismo que desde 1968 [con continuación en los sucesos de 1989 (4)] ha ocurrido en todo el mundo frente a la «vieja izquierda» asentada en el poder: desilusión, desconfianza, incredulidad, desaparición de la fe y extinción de la esperanza en un mundo mejor. En palabras de Wallerstein, la izquierda en el poder (y la cubana no está exenta de ello) «ofreció el opio de la esperanza, y fue tragado entero. Se tragó a los no menos importantes líderes de los movimientos antisistémicos del mundo, que se movilizaron en la promesa de la esperanza»(5) los que por supuesto no pudieron cumplir su palabra, siendo señalada la misma por los pueblos (justa o injustamente, y eso lo veremos más adelante) como «una señal de ineptitud, en el mejor de los casos, o de corrupción y complicidad [con los dueños del sistema-mundo moderno] en el peor». (6)
Y, ¿por qué no pudieron cumplir su promesa con los pueblos?, ¿por qué, por ello mismo, la «píldora» de la esperanza y la fe, la resistencia y el aguante, como estrategia de reclamo de apoyo en las masas, que es, parece ser, la respuesta lógica que busca a su pregunta Juan Manuel (hacer primar «el factor subjetivo [para] resistir las duras condiciones objetivas )(7), ya no surte ni surtirá efecto?
Volvamos a Wallerstein «La construcción del socialismo en el mundo en que vivimos, caso de que llegue a producirse, se presenta todavía ante nosotros como una opción, ni mucho menos como una certeza. Las denominadas ‘experiencias socialistas’ existentes [y las que han existido] pueden ofrecernos muchas lecciones valiosas acerca de su lado negativo y pocas de su lado positivo. Merece la pena recordar que, al final, el marxismo-leninismo funcionó en realidad más como ideología de desarrollo nacional que como ideología de construcción socialista. El desarrollo nacional, no obstante, en esencia es un concepto ilusorio dentro del marco de una economía capitalista mundial. Nunca se alcanzará, ni siquiera de manera parcial, en la mayoría de los países. La razón de que el marxismo leninismo se esté extinguiendo en calidad de ideología estriba en que eso mismo esta ocurriendo con todas las ideologías desarrollistas».(8)
En otro lugar Wallerstein es también muy enfático y claro al respecto: «es inútil analizar los procesos de desarrollo social de nuestras múltiples «sociedades» (nacionales) como si fuesen estructuras autónomas, de evolución interna, pues fueron y son de hecho en primer lugar estructuras creadas por procesos de escala mundial y moldeadas como reacción a ellos». (9)
Y en la misma obra hace una advertencia a aquellos que aún creen que pueden alcanzar a los que están en los puntos de máximo desarrollo del sistema, o incluso entrar dentro del selecto grupo: «La geografía de todo el sistema ya no puede expandirse, por lo tanto el alcance geográfico del centro[zonas del sistema donde se absorbe la mayor cantidad del excedente producido] tampoco puede extenderse. Un cambio notable en el cual las áreas geográficas se asemejen a las zonas centrales requerirá más que nunca un juego donde nadie gane. Si entra una nueva zona, una zona antigua debe salir»(10). No creemos que las reformas lleven a los cubanos a entrar a formar parte de la zona central de la economía-mundo capitalista, a cambio de la salida de alguno de los países que hoy la integran. Incluso, aquellos estados y zonas agraciadas con la anterior ola de expansión capitalista ocurrida después de concluida la Segunda Guerra Mundial, lo que se conoce como los «treinta gloriosos», no se debió a un esfuerzo particular desplegado en éstos países por un grupo de avezados economistas ni a la aplicación de una perspicaz política económica, «El hecho de que en 1950 muchos más lugares geográficos parecieran haberse «desarrollado» en comparación con 1750 no es debido a que una o dos decenas de estados hubieran «desarrollado» su economía «nacional». Una o dos decenas llegaron a abarcar los frutos principales de la expansión y el desarrollo de la economía-mundo capitalista en su conjunto. Los estados de la OCDE no «alcanzaron» su «desarrollo nacional», se les «impuso». Lo que se desarrolló fue la economía-mundo capitalista…»(11).
Por eso el impacto de la Historia de Cuba (cuya enseñanza Martínez Heredia ve «…de muy baja calidad: simplista, omisa, sin conflictos ni contradicciones y formalista» (12) para levantar la moral de la gente, surtirá muy poco efecto (lo cual no quiere decir que no se revise los programas y el adiestramiento de la misma) pero tampoco con ello se anulará el aspecto estructural que dice que lo que se desarrolla no son las economías nacionales como hemos visto sino la economía mundial. Y en ese sentido sí estamos de acuerdo con el historiador y filósofo caribeño de que «El problema actual cubano no puede abordarse solamente desde la coyuntura»(13), aunque tampoco podemos ser tan reduccionistas para condicionar ésta a los últimos 55 años, hay que ir más hacia atrás, hay que verla incluso en el contexto de la economía-mundo capitalista, desde sus propios orígenes, cuando el Caribe fue insertada en ella, desde un principio, en su área periférica.
Los cubanos deben saber que la espectacularidad y monumentalidad de la Habana, su fastuosidad, se debe al enorme papel que en su tiempo tuvo la Isla, y sobre todo las zonas aledañas a su actual capital, en la división internacional capitalista del trabajo, como productora de azúcar de caña (en una época en que no se conocía aún la extracción de la misma de la remolacha), sobre todo después de la destrucción de la colonia francesa de Haití en 1792, cuando pasó a ocupar el lugar de suministradora por excelencia de la gramínea a toda la economía-mundo capitalista (en expansión en aquel entonces), cuando era precisamente el azúcar el primer producto de exportación del mercado mundial, según el historiador cubano (malogrado al final de su vida intelectual) Manuel Moreno Fraginals (14). Lo mismo ocurrió alrededor de la primera y segunda guerra mundial (Cuba vio ensanchar su papel como suministradora mundial de azúcar, al verse interrumpida por la contienda bélica la producción de las grandes áreas de remolacha), aunque fue un fenómeno más coyuntural y por ello efímero.
Todo el atropellado relato anterior muestra que las grandes oportunidades históricas que ha tenido Cuba (y esto es válido para todos aquellos países que conforman el sistema interestatal de estados que constituyen el sistema-mundo capitalista) han estado vinculadas al desarrollo y las necesidades de la economía capitalista mundial y que, como bien dice el compañero Fernando Martínez Heredia, «el socialismo economicista no podrá darle una salida socialista y eficaz a la situación actual»(15), donde la magia del mercado está tratando de suplantar a la magia de la planificación (y fíjense bien que subrayo la magia), por cuanto que el mercado en líneas generales (y esto debe quedar claro para todos los cubanos) no resultará un instrumento de bienestar económico más eficaz para Cuba de lo que ha sido la planificación, puesto que las principales dificultades económicas de la mayor Isla caribeña han provenido, aún provienen y previsiblemente aún provendrán, no de sus mecanismos económicos internos, sino de su posición estructural en la economía capitalista mundial, como parte integrante de su vasta y extensa área periférica.
Lo que sí sigue siendo paradójico para los que observamos las contradicciones que generan las reformas que se efectúan en la Isla es el hecho de que sus contestatarios intelectuales, al examinarlas y verificarlas, nunca hacen frente a las medidas de corte mercantilista que hoy se toman en la Isla, como pareciendo que ante las mismas no hay más opción, quedando solo la alternativa del pataleo (16).
Pero hay otros aspectos de esta cuadratura del círculo de los revolucionarios cubanos.
¿Cómo pedir a los jóvenes cubanos mantenerse exentos de la enajenación si ésta es provocada no sólo por iniciativas como la del «edificio en Centro Habana en que han hecho un sistema de red con treinta y cinco entradas [donde]socializan los ‘paquetes’ que se adquieren; [y donde]cada uno aporta una cuota irrisoria al colectivo» para, presumiblemente divulgarse las últimas novedades del producto cultural banal de factura occidental, sino también por la creciente mercantilización de su entorno, y por «los seriales y las películas norteamericanos a los que [los] somete todos los atardeceres y las noches la televisión cubana»(¡sic!) (17)?. ¿Esto no es pedir la cuadratura del círculo?.
Otro aspecto importante que se lleva a cabo en Cuba tiene que ver con la estructura de sus relaciones de propiedad. En la reforma económica cubana juega un papel fundamental la propiedad cooperativa (un tipo de propiedad intermedia entre la propiedad estatal y la privada), la que parece tener reservada un papel principal, aunque sin desplazar como rectora en el conjunto de las relaciones de propiedad a la propiedad estatal; lo que ocurre en el caso actual de Cuba (y esto es lo preocupante y regresivo) es que la propiedad cooperativa, que no es un hecho económico nuevo en la Isla, se nutre de la propiedad estatal, que cede espacio y no (y esto sí sería progresivo) de la propiedad privada, la que también engorda y gana terreno, sobre todo, a través de negocios de nueva creación y en la agricultura, aunque en este caso a través de la modalidad de usufructo de tierras estatales.
Y no debemos olvidar que sí para un campesino la cooperativa es un paso de avance, para un obrero la misma es un paso de retroceso.
Si esto es algo no sólo demostrado sino evidente, ¿por qué los cubanos escogen hoy en el terreno de la propiedad un camino regresivo?
La causa profunda de todo ello radica en el hecho de que la empresa estatal cubana funcionó durante 30 años con la comodidad (y posibilidad casi ilimitada de ser ineficiente) que ofrecían los factores geopolíticos en los que se movió la Isla a largo de tres décadas; pero la conclusión de los mismos, tras la desaparición de la URSS y el mal llamado «campo socialista», obligan a las empresas cubanas (con independencia del tipo de propiedad de la que provengan y de la redistribución de ingresos que efectúen al interior de las mismas) a actuar con una lógica capitalista, porque se mueven (nunca han dejado de hacerlo) dentro de una división internacional capitalista (no hay otra) del trabajo, y esto es lo que está ocurriendo hoy; tras un cuarto de siglo de aquel impacto, o adaptan su mecanismo o perecen, y esa es la causa de que la propiedad estatal y las empresas vinculadas a la misma se adelgacen. No es que se esté inventando un nuevo tipo de socialismo, es la empresa estatal soltando lastre para sobrevivir.
Este proceso no debe entenderse simplemente como que los ejecutores de la reforma económica cubana hayan decidido reservar para la empresa estatal solo los medios de producción fundamentales, que por extensión son también generalmente los más complejos, resolviendo traspasar el resto a la propiedad cooperativa. La cuestión es más importante, el Estado cubano ha tomado la estratégica decisión de quedarse con aquellas empresas que generan un alto valor agregado que, debidamente protegidas (esto es, creándole un espacio de operaciones cuasi monopólico), estarán en condiciones de competir ventajosamente con sus similares de cualquier parte del mundo, más si tenemos en cuenta que tendría entre sus haberes una mano de obra bien organizada, disciplinada, cualificada y barata (18).
Pero, ¿qué implica todo este movimiento en la estructura de las relaciones de propiedad para el trabajador cubano?, ¿qué ocurrirá con su nivel de ingresos actuales?
La respuesta es, básicamente, nada, el nivel de ingresos más o menos se mantendría constante, podría subir, pero sin espectaculares cambios a la vista. En el sector estatal, como ya lo hemos visto en nota aclaratoria a pie de página, la mayor recompensa se basa en la ventaja comparativa que le ofrece el monopolio estatal de todas sus operaciones, y lo fundamental, la fuerza de trabajo barata bien preparada disponible con que cuenta. Si el sector estatal pierde este atributo, que le da capacidad competitiva por excelencia, desaparece como tal en la jungla del entramado capitalista mundial, y los reformadores de la economía cubana lo conocen muy bien; por tanto, en este sector sólo ingenuos son capaces de predecir alzas en el nivel de excedente que pueden recibir sus trabajadores. Decir lo contrario es seguir aferrado al componente geopolítico fundamental al que se abrazó la economía capitalista mundial desde el siglo XIX, para contentar a los productores de la riqueza, mientras llegara la promesa (no factible para todos) de ampliarles la tarta que recibían: crearles esperanza. Y la expectativa sobre ingresos, calidad material de vida, salarios, etc, de la población cubana que es, considerándolo relativamente, de niveles tan extraordinariamente altos, es que la generación actual de valor de sus empresas no pueden permitirse el lujo de cubrirlo; y esto no es un hecho sólo cubano, es mundial, es, pudiéramos decir, la situación crucial (de extrema gravedad por añadidura) que enfrenta el sistema-mundo capitalista actualmente, ante la imposibilidad creciente para satisfacer tales exigencias sin poner en peligro la incesante acumulación de capital, que es la esencia y razón de ser del mismo.
Y por último estaría el sector privado que desarrolla su actividad en todas las esferas (las de mayor y menor valor agregado) e, incluso, en un proceso aún en desarrollo, podrían controlar medios de producción fundamentales; de todas formas, la extensión y tamaño futuro del mismo, no creo que alguien esté hoy en capacidad de predecirlos, máxime si se trata de una reforma en curso. Aquí los trabajadores cubanos no deben tener el menor tipo de dudas; éste es el sector capitalista de la economía cubana, y sí hoy en muchos renglones donde operan pueden darse el lujo de pagar a los obreros empleados salarios más altos que los que pueden recibir (y de hecho reciben) los trabajadores insertados en los otros dos tipos de propiedad, no debe perderse de vista tampoco que son trabajadores expuestos a los niveles más altos de intensificación de los ritmos del trabajo en Cuba, además de ser los más explotados. Permítaseme recordar una perogrullada, pero explotación no es sinónimo de percibir bajos salarios (al menos no siempre es absolutamente igual), la explotación se mide proporcionalmente por la parte recibida del valor agregado creado en relación con la que se apropia el empresario capitalista dueño de los medios de producción, y en este sentido el trabajador cubano de las empresas privadas es considerablemente y con mucha diferencia el más explotado de su clase obrera; empíricamente basta ver las diferencias ostensibles, visibles a la simple observación, entre el nivel de vida, exhibición de riqueza, ostentación de lujos, pompas y confortabilidad de las viviendas de los capitalistas cubanos y las de sus trabajadores.
Tampoco creemos que los capitalistas cubanos se contenten eternamente con la continuación de la situación de equilibrio actualmente existente, ni estén satisfechos con mantener indefinidamente retribuciones altas por las operaciones realizadas en su sector de operaciones. Nadie olvide que si pudieran algún día, (accediendo a los puestos de poder o cooptando a los que lo ejercen) ante la escasez de mano de obra abundante y barata en Cuba (19) estarían de buena gana dispuestos a hacer, lo que hicieron sus pares antes de 1959, cada vez que el sector estrella de la economía cubana (el ya mencionado sector azucarero) necesitó brazos, para disminuir costos, devaluar la mano de obra nativa y aumentar la rentabilidad del capital: no escatimar esfuerzos para traer a empobrecidos haitianos y jamaicanos a realizar las horribles zafras azucareras. Y ni siquiera hay que recordar que, en el entorno que rodea Cuba, hay cuantioso «material humano de desecho» dispuesto a vender su pelleja por tres escasas monedas.
¿Se rebelarán estos trabajadores del sector privado cubano contra sus explotadores capitalistas?, ¿se organizarán y/o les permitirán aglutinarse en estructuras propias?, ¿cómo compaginarán los actuales sindicatos cubanos, cuyo irrestricto apoyo al gobierno de la Isla es indiscutible, la defensa de un cada vez más numeroso grupo de trabajadores expuestos a la inclemencia de voraces capitalistas, cuya existencia e incluso leyes para blindar su derecho de propiedad, son promulgadas y defendidas por ese mismo gobierno?, ¿no es ésta otra de las tantas cuadraturas del círculo de las actual reforma económica cubana?.
¿En realidad es cierto que los cubanos han renunciado al derecho de expropiación de la propiedad privada capitalista?, o ¿el socialismo del siglo XXI, del que con tanto ensalzamiento se oye hablar por ahí de construir a mucha vieja y nueva izquierda, se edificará coexistiendo en el tiempo y conviviendo en el espacio con el contrario antagónico de siempre: la propiedad privada capitalista?, en otras palabras ¿han abandonado los cubanosla tan vieja como presente y actual consideración de la relación capital-trabajo como la contradicción fundamental del mundo contemporáneo, hecho básico, si se aspira a erigir una nueva sociedad más democrática y menos polarizante que la actual, y donde esté desterrada la explotación del hombre por hombre?.
Hay otro intelectual cubano, el escritor y novelista Leonardo Padura, que también ha hecho abundantes consideraciones sobre las reformas cubanas en los últimos tiempos, y aunque denota escasos conocimientos económicos (lo cual no es un óbice para exponer criterios) por ser quien es se le ha publicado prolíficamente últimamente.
Pero qué dice, cómo valorar lo que escribe. Pues, además de lo que ya se ha dicho (muestra de poco conocimiento económico, sobre todo del capitalismo, lo cual es extensible a muchos cubanos) observamos mucha ingenuidad en sus apuntes, sí es que no trabaja conscientemente a favor de los que en el mundo quieren insertar a Cuba plenamente en los circuitos de la economía capitalista mundial (aunque, como ya se ha dicho, en su área periférica).
En su último artículo, para la revista española Sin Permiso, arremete contra «el anquilosado sistema económico»(20) cubano porque, según el periodista, «El mar de fondo está en la macroeconomía que, a pesar de los cambios introducidos, no logra despegar y se mantiene en crecimientos anuales que se mueven algo por encima del dos por ciento» (21). Sólo recordar que para llegar a la expectativa de un 5 ó 6 por ciento de crecimiento, el gobierno cubano tuvo, recientemente, que modificar la ley de inversión extranjera en la Isla, con una oferta muy a la baja de los intereses del pueblo cubano (reduciendo a la mitad el impuesto sobre las ganancias para la mayoría de las inversiones, con un tipo impositivo del 15% sobre el beneficio neto). Menos mal que ya va entendiendo algo de economía política del capitalismo el Premio Nacional de Literatura en Cuba en 2012, cuando al final de su artículo se pregunta si «el problema que se presenta de cara al futuro económico y social del país estaría en saber cómo el capital extranjero actuará efectivamente en el desenvolvimiento del país y, sobre todo, el gran misterio: cómo los 11 millones de residentes en la isla podrán insertarse dentro de una sociedad más mercantilizada y competitiva»(22), a lo cual responde con sorna con la interrogación que ya contiene la respuesta, del que también irónicamente dedicó al genial Trotski, su afamada obra «El hombre que amaba los perros«: «¿Será vendiendo lo único que les queda, o sea, su fuerza de trabajo, como lo advierte la filosofía marxista en la que se fundamenta la política oficial cubana?» (23)
¿A qué conclusión podemos llegar entonces? Nada mejor que la advertencia del compañero Roberto Regalado, el experto cubano en el conocimiento de la izquierda latinoamericana, con algo dicho en 2006, seguramente pensando en la izquierda del continente, pero que hoy 8 años después, también es aplicable al caso cubano, cuando decía que «la reforma progresista del capitalismo solo prosperó en aquellos lugares y momentos en que fue compatible con el proceso de reproducción del capital. Esa compatibilidad no existe hoy, ni en América Latina [ni en Cuba], ni en ninguna otra región del mundo. Puede argumentarse que, a raíz del agravamiento de las contradicciones del capitalismo, es imposible que esa compatibilidad vuelva a presentarse. De esta realidad se deriva que, tarde o temprano, el contenido popular y la «envoltura» capitalista de los procesos políticos desarrollados hoy por la izquierda latinoamericana entrarán en una contradicción insostenible: solo una transformación social revolucionaria, cualesquiera que sean las formas de realizarla en el siglo XXI, resolverá los problemas de América Latina.» (24)
A lo cual se suma aquella idea del ya desaparecido revolucionario salvadoreño Schafik Jorge Handal, que el propio Regalado se ha encargado de publicitar, «Habrá socialismo -decía Schafik- si la gente quiere que haya socialismo«, y más o menos lo mismo que preguntaba el politólogo cubano, en su artículo ¿Hacia dónde van los gobiernos de izquierda y progresistas? [en América latina] (25) tenemos que hoy hacérselas a los cubanos: ¿Quieren qué haya socialismo?, ¿Saben lo implica regresar al capitalismo?, ¿conocen los cubanos que en la admiración actual de la «economía de mercado» y su substrato material la propiedad privada hay algo muy iluso, algo que no entiende el drama de quien llega tarde a un modelo enfermo y ya caduco?, ¿no saben los cubanos que esa «economía de mercado» y sus valores egoístas e insostenibles, que hoy le quieren vender desde dentro y desde fuera, sólo ve en el «atraso» de Cuba lo que ha visto en China, Viet Nam y alguna que otra zona atrasada en el resto del mundo, como un balón de oxígeno que le permita sobrevivir un poco más, importándole un bledo la vida de su población, como ingenuamente o no, nos la han querido presentar en los últimos tiempos el señor Padura y demás?, ¿serán capaces los cubanos de encontrar a su propiedad estatal (bastante parecida a un capitalismo de estado asistencialista) otro proyecto alternativo, donde la consecución del beneficio siempre acrecentado (cuyo principio como modelo sistémico rector ya se agota) no sea el patrón que rija a la producción de bienes materiales?.
Esperamos que sí. Los antisistemas, explotados y excluidos de este mundo no exigimos otra cosa.
Notas
1. Contrasta mucho este nuevo pensamiento del cantante de música protesta cubano con aquel que seguramente inspiró la letra de su canción «Vamos a Andar«, grabada en 1980 y quizá no por casualidad cabeza de lista de las canciones de su álbum «Rabo de nube» (un verdadero himno de combate contra los dueños del sistema-mundo capitalista) cuando decía «Vamos a andar hundiendo al poderoso alzando al perezoso sumando a los demás…» . En la citada entrevista la regresión de Rodríguez es palpable, basta señalar el titular y subtitular que para dicha entrevista selecciona el periódico mexicano: «Soñar con imposibles es posible; ignoro si aferrarse tenga sentido» y «Antes creía que la poesía salvaría el mundo; hoy, que ayuda a mejorar». La Jornada 1 marzo2014. Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2014/03/01/espectaculos/a07n1esp
2. Martínez Heredia, Fernando. «Ningún lenguaje es inocente. El inocente es uno, si se lo cree». Rebelión 3 abril 2014. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182853&titular=%93ning%FAn-lenguaje-es-inocente.-el-inocente-es-uno-si-se-lo-cree%94-
3. Y esto ha ocurrido porque si bien «Uno de los puntos fuertes de los movimientos antisistémicos es que han llegado al poder en un gran número de estados. Esto ha cambiado la política vigente en el sistema mundial. Pero este punto fuerte ha sido también su punto débil, dado que los llamados regímenes posrevolucionarios continúan funcionando como parte de la división social del capitalismo histórico. Por tanto, han actuado, queriendo o sin querer, bajo las implacables presiones de la tendencia a la acumulación incesante de capital. La consecuencia política a nivel interno ha sido la continuada explotación de los trabajadores, aunque de una forma reducida y mejorada en muchos casos. Esto ha llevado a tensiones internas paralelas a las existentes en estados que no eran ‘posrevolucionarios’, y esto a su vez ha provocado la aparición de nuevos movimientos antisistémicos dentro de estos estados. La lucha por los beneficios ha proseguido tanto en estos estados posrevolucionarios como en todas partes, porque, dentro del marco de la economía-mundo capitalista, los imperativos de la acumulación han operado a lo largo del sistema. Los cambios en las estructuras estatales han alterado la política de la acumulación, pero todavía no han sido capaces de terminar con ella». Wallerstein, Immanuel. «El capitalismo histórico«. Editorial Siglo XXI. España 2012. 2ª Edición. Página 59. (subrayado de Wallerstein)
4. «1989, La continuación de 1968«. Giovanni Arrighi, Terence K. Hopkins e Immanuel Wallerstein. Ponencia elaborada para el XI Coloquio sobre Economía-Mundo, «¿1989:el fin de una era?. Stamberg, 28 al 30 de junio de 1991. Publicada en «Review», Fernand Braudel Center. Vol XV Nº 2. Primavera 1992. Está disponible para imprimir y leer (no para copiar) en http://www.iade.org.ar/uploads/c87bbfe5-6b8d-9073.pdf.
5. La traducción es nuestra, el original en inglés es: «Liberalism offered the opiate of hope, and it was swallowed whole. It was swallowed not least by the leaders of the world’s antisystemic movements, who mobilized on the promise of hope.» States? Sovereignty? The Dilemmas of Capitalists in an Age of Transition» by Immanuel Wallerstein. Discurso de apertura en la conferencia sobre «Estado y Soberanía en la Economía Mundial,» University of California, Irvine, 21 hasta 23 febrero, 1997. Disponible en: www2.binghamton.edu/fbc/archive/iwsovty.htm
6. «1989, La continuación de 1968». Artículo ya citado.
7. Martínez Heredia, Fernando. Artículo citado. Rebelión 3 abril 2014. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182853&titular=%93ning%FAn-lenguaje-es-inocente.-el-inocente-es-uno-si-se-lo-cree%94-
8. Wallerstein, Immanuel. «Marx, Marxismo-leninismo y experiencias socialistas en el sistema mundial moderno«. Capítulo 6 del libro «Geocultura y Geopolítica. Ensayos sobre el moderno sistema mundial«. Pág. 137. Editorial Kairós. Barcelona.2007
9. Wallerstein, Immanuel. «¿Desarrollo de la sociedad o desarrollo del sistema-mundo?». Capítulo 5 del libro «Impensar las ciencias sociales. Límites de los paradigmas decimonónicos«. Editorial Siglo XXI. Segunda Edición en español 1999. Pág. 85.
10 y 11. Wallerstein, Immanuel. «Desarrollo: ¿Cinosura o ilusión?». Capítulo 7 del libro «Impensar las ciencias sociales. Límites de los paradigmas decimonónicos«. Editorial Siglo XXI. Segunda Edición en español 1999. Pág. 131.
12 y 13. Martínez Heredia, Fernando. Artículo citado. Rebelión 3 abril 2014. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182853&titular=%93ning%FAn-lenguaje-es-inocente.-el-inocente-es-uno-si-se-lo-cree%94-
14. Un año después de abandonar Cuba pidiendo ¡asilo! en Miami, en la considerada segunda mejor obra suya después de El Ingenio (cuyo primer tomo fue motivo de elogio por el Che Guevara), «Cuba/España. España/Cuba. Historia común«. 1995 Grijalbo Mondadori, llega a afirmar esta aberración histórica «Uno de los axiomas inviolables de Estados Unidos ha de ser su concepto de América para los americanos que no necesariamente ha de ser interpretado como América para los norteamericanos» pág. 241 (subrayados de Fraginals), además de referirse en más de 40 ocasiones al término «historia tradicional» para apuntar algo nuevo desgajándose de su anterior enfoque.
15. Martínez Heredia, Fernando. Artículo citado. Rebelión 3 abril 2014. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182853&titular=%93ning%FAn-lenguaje-es-inocente.-el-inocente-es-uno-si-se-lo-cree%94-
16. La cuadratura del círculo se aprecia incluso en las altas esferas; los mismos que actualizan el modelo económico, donde el componente mercantil es apabullador sobre los demás, se permiten decir hablando ante los delegados al VIII Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) que «debemos encontrar nuevas formas que sin mercantilismo cultural… aseguren la renovación y continuidad de los procesos culturales» Discurso de Miguel Díaz-Canel Bermúdez VIII Congreso de la UNEAC 12 abril 2014. Disponible en: http://www.granma.cu/cultura/2014-04-12/defender-nuestro-socialismo-y-su-perfeccionamiento-como-unica-alternativa-para-salvar-la-cultura
17. Martínez Heredia, Fernando. Artículo citado. Rebelión 3 abril 2014. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182853&titular=%93ning%FAn-lenguaje-es-inocente.-el-inocente-es-uno-si-se-lo-cree%94-
18. Un solo ejemplo ilustra esto: Un trabajador español de un hotel Iberostar devenga un salario mensual de 1200 euros, mientras que el mismo empleado de la misma cadena hotelera, pero en Varadero, Cuba, no cobra más de 50 euros, y eso sin contar el valor de los insumos hoteleros, que en la Isla son incomparablemente inferiores a los existentes en la península Ibérica.
19. Según proyecciones, para 2030 el 30% de la población cubana superará los 60 años, mientras que datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) indican que en 2050 Cuba se encontrará entre los 11 países más envejecidos del mundo, con un 38% de su población con edades superiores a los 60 años. Consultar: «Cuba en números. Lo que el Censo dejó«. http://www.cubadebate.cu/noticias/2014/04/16/cuba-en-numeros-lo-que-el-censo-nos-dejo/#.U1OqssV68-c Para un serio análisis del problema a nivel mundial (donde se aborda también el problema cubano al respecto) consultar Wim Dierckxsens «Población Fuerza de Trabajo y Rebelión en el siglo XXI«. Disponible en: http://www.irteen.net/wp-content/uploads/2013/01/2011-poblacic3b3n-fuerza-de-trabajo-y-rebelic3b3n-en-el-siglo-xxi-x-wim-dierckxsens.pdf
20,21,22 y 23. Padura, Leonardo. « ¿Crece o no crece Cuba? » . Disponible en: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=6836
24. Regalado Álvarez, Roberto. «La izquierda latinoamericana hoy Reforma o Revolución». Rebelión 9 enero 2006. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=25252
25. Regalado Álvarez, Roberto. «¿Hacia dónde van los gobiernos de izquierda y progresistas?». Disponible en: http://alainet.org/active/54926