A veces en las películas, cuando se basan en hechos reales, sale un parrafito al final en el que se describe el destino de los principales personajes. En particular, en los filmes de Hollywood, suele triunfar la justicia y los malos dan con sus osamentas en la cárcel. Pero en esta historia no hay película… […]
A veces en las películas, cuando se basan en hechos reales, sale un parrafito al final en el que se describe el destino de los principales personajes. En particular, en los filmes de Hollywood, suele triunfar la justicia y los malos dan con sus osamentas en la cárcel. Pero en esta historia no hay película… ni tampoco justicia.
El 4 de septiembre de 1997 estalló una bomba en el Hotel Copacabana de la capital cubana. Como resultado murió el turista italiano Fabio Di Celmo.
Luego se conoció que un ciudadano salvadoreño nombrado Raúl Ernesto Cruz León fue el autor material de ese y otros atentados con bomba en instalaciones turísticas cubanas y que detrás de él se encontraba el conocido terrorista Luis Posada Carriles quien actuaba con dinero y planes suministrados desde Miami, Estados Unidos.
Como cualquier gobierno responsable, las autoridades cubanas realizaron actividad de inteligencia para evitar los atentados y despacharon agentes para penetrar las organizaciones extremistas de Miami. A través del escritor Gabriel García Marquez el gobierno cubano propuso al entonces presidente norteamericano William Clinton su colaboración para evitar esos actos terroristas desde territorio estadounidense, cosa que este aceptó, y los cubanos compartieron con el FBI las evidencias de la actividad de Posada Carriles y sus cómplices en Estados Unidos. Lejos de actuar contra los extremistas, el FBI detuvo a los agentes cubanos, que sufrieron -según órganos de la ONU y numerosos juristas estadounidenses y de otros países- un proceso lleno de manipulaciones y arbitrariedades, como resultado del cual fueron condenados a larguísimas penas de prisión.
Posada Carriles es prófuego de la justicia de Venezuela, donde fue declarado culpable en 1976 por el atentado contra un avión civil cubano en que murieron 73 personas y escapó para ponerse al servicio de sus amigos de la CIA en la operación Irán Contras. Otra vez encarcelado por su participación en el intento de volar el paraninfo de la Universidad Nacional durante un acto con el presidente cubano Fidel Castro entró ilegalmente a Estados Unidos luego de ser indultado por la presidenta panameña Mireya Moscoso y desde entonces vive en Miami.
Luis Posada Carriles reconoció ante la periodista Ann Luise Bardach, del New York Times su responsabilidad en la muerte de Di Celmo:
«Posada: Sesenta pies de distancia. Había un pobre hombre en una silla.
«Bardach: Sí.
«Posada: Y pedazos pequeños…
«Bardach. Esquirlas.
«Posada: y… le cortó la yugular. Es el más fatal del mundo. No pasó nada, pero le cortó la yugular. Triste, vaya. Es triste, porque no fue intencional, pero no podemos parar porque umm, ese italiano estaba en el momento equivocado en el lugar equivocado.»
Y no han parado. El 26 de abril de este año fuerzas del Ministerio del Interior cubano detuvieron a cuatro ciudadanos de origen cubano y residentes en Miami, Estados Unidos, cuando planificaban ejecutar acciones terroristas en en la Isla. La información sobre los detenidos involucra a Luis Posada Carriles: «declararon además, que estos planes se han estado organizando bajo la dirección de los terroristas Santiago Álvarez Fernández Magriñá, Osvaldo Mitat y Manuel Alzugaray, quienes residen en Miami y mantienen estrechos vínculos con el connotado terrorista Luis Posada Carriles.»
A diferencia de las películas de Hollywood y las series de CSI en esta historia no ha triunfado el bien. Probemos a redactar el parrafito de la película que Hollywood nunca filmará:
«Manuel Alzugaray acudió a la Base Militar que Estados Unidos ocupa en la bahía cubana de Guantánamo, no para unirse a los sospechosos de terrorismo que EE.UU . mantiene allí sin juicio sino para recibir un homenaje del Ejército de Estados Unidos. Luis Posada Carriles fue visto conduciendo tranquilamente un automóvil por las calles de Miami, dijo a Bardach que «duerme como un bebé». El mercenario Raúl Ernesto Cruz León está en una cárcel cubana. El padre de Fabio Di Celmo sigue reclamando justicia para los responsables de la muerte de su hijo. Y en Cuba y muchas partes del mundo no cesan de pedir libertad para los tres antiterroristas cubanos, ellos y sus dos compañeros ya en libertad son Héroes de la República de Cuba.»