Recomiendo:
0

Siria y la ruta del gas

Fuentes: Rebelión

La segunda fase de la intervención norteamericana en Siria, ya ha comenzado hace varias semanas. Como he venido planteando, es el autodenominado Estado Islámico el que da la coartada perfecta a EEUU para atacar Siria nuevamente y derrocar a su presidente Bashar Al Assad. Luego del infructuoso intento de la administración Obama en 2013, vuelve […]

La segunda fase de la intervención norteamericana en Siria, ya ha comenzado hace varias semanas. Como he venido planteando, es el autodenominado Estado Islámico el que da la coartada perfecta a EEUU para atacar Siria nuevamente y derrocar a su presidente Bashar Al Assad.

Luego del infructuoso intento de la administración Obama en 2013, vuelve a surgir una nueva «amenaza a los valores occidentales» que hace «imperiosa la necesidad de intervención de los amos de la democracia». Es así que el EI, lejos de representar una amenaza a los intereses de la humanidad y de EEUU, viene siguiendo al pie de la letra sus planes para Oriente Medio. Más bien, el Estado Islámico viene a allanarle el camino a las potencias occidentales para lograr que prevalezcan sus intereses.

Teniendo en cuenta la enorme disputa que se viene suscitando hace más de una década por el control de los recursos energéticos del mundo, como eje estratégico de EEUU y las potencias occidentales por un lado, y de Rusia y China por el otro, sumado a que el Oriente Medio de nuestro globo cuenta con grandes reservas tanto de gas como de petróleo, se pueden rescatar algunas hipótesis que nos pueden explicar las razones profundas que se esconden detrás de esta nueva guerra encubierta.

En primer lugar hay que mencionar que la cuenca del Mar Mediterráneo encierra una de las mayores reservas de gas del mundo y es precisamente en Siria donde se hallan las más importantes. Por otro lado el territorio sirio constituye una importante ruta de transporte de gas hacia Europa. He aquí dos importantísimos argumentos que hacen imprescindible el control político de Occidente sobre Siria, los cuales, al mismo tiempo, hacen urgentes para el gobierno de Obama, el derrocamiento de su líder Al Assad y su posterior reemplazo por un gobierno dócil y afín a sus intereses como país imperialista. Y es que el gobierno de Bashar, si bien en otros momentos ha sabido negociar su tajada gracias a su posición estratégica, ya no puede ser tolerado por potencias sedientas de recursos energéticos, necesarios para sus economías en decadencia y en constante competencia con Rusia y China.

En esta última década, la Cuenca Levantina del Mediterráneo, y en este caso Siria, se ha convertido en una pieza clave para el transporte de petróleo y mayormente de gas. Debemos considerar que el gas natural suministra actualmente cerca del 25% de la energía del mundo, y que según los pronósticos, hasta 2020 será el mejor reemplazo para el petróleo. En este marco, la cuasi absoluta dependencia de Europa respecto del gas proveniente de Rusia, ha hecho imperiosa para los occidentales la búsqueda de alternativas no sólo para la extracción sino también para el transporte de gas hacia el viejo continente.

Pensemos que el gas es un importante recurso necesario para el crecimiento de la industria europea, primordialmente de Alemania, Francia y del Reino Unido; además de sus utilidades domésticas.

Es por esto que la lucha de intereses por esta zona fue cobrando en los últimos años tintes cada vez más agresivos. Tratando de desentrañarlos podemos mencionar algunos hechos relevantes que tienen que ver con la creciente puja entre multinacionales y representantes políticos, por el negocio del gas. En esta nota abordaré la importancia de Siria como ruta del gas; en una próxima oportunidad trataré el otro argumento mencionado, los recursos gasíferos propios de Siria.

La ruta siria 

El Gasoducto Islámico

En 2011 Siria firmó un acuerdo con Irán e Iraq, para la creación del denominado «Gasoducto Islámico» o «Friendship Pipeline». Los planes de construcción contemplan que el mismo nazca en el yacimiento gasífero de South Pars, en Irán y atraviese Iraq, Siria y el Líbano, desembocando en el Mar Mediterráneo. La segunda fase de este proyecto se enmarca en la continuación de este gasoducto bajo el Mediterráneo hasta Grecia, para de ahí ser distribuido en Europa. Este nuevo canal tendrá la capacidad de transmitir 110 millones de metros cúbicos de gas al día, convirtiéndose en el más grande de Medio Oriente (además unirá los campos petrolíferos iraquíes de Akkas y Kirkuk). Se preveía que entre los años 2013 y 2014 se pusiera en marcha su construcción. Luego de la firma de este acuerdo, estalló la guerra civil en Siria, y al día de la fecha, debido a la actual situación del conflicto, lógicamente éste ha sido pospuesto.

El campo de gas South Pars es el más grande de mundo, con una extensión de unos 9.700 kilómetros cuadrados. Es compartido entre Irán y Qatar en el Golfo Pérsico. Según el director del proyecto, y de Pars Oil and Gas Company (POGC), que es una filial de la National Iranian Oil Company, el campo tiene 14 billones de metros cúbicos de reservas de gas. Esto hace que el mismo sea doce veces más grande que el campo de gas Shah Deniz (ubicado en Azerbaiyán), que se estima puede contener 1,2 billones de metros cúbicos, según British Petroleum (el líder del consorcio Shah Deniz).

Pero un dato fundamental de este potencial gasoducto es que su ruta esquivaría nada más y nada menos que a Turquía, fiel aliado de Washington[1].

Por otra parte, y según el periodista Joaquín R. Hernández «Rusia está ampliamente comprometida en los proyectos sirio-iraníes. Su influencia en ellos complementará, y no competirá, con su presencia en el mercado gasífero europeo. Los yacimientos rusos de gas son decisivos para Europa occidental y tienen una gran importancia política: (…) El gasoducto sirio iraní representaría un apoyo sustancial para Rusia en su competencia energética con Occidente». Además lo más probable es que de construirse este gasoducto cuente con la colaboración de la base naval rusa de Tartus (que constituye el último remanente regional de la red de bases navales que Moscú tuvo durante la Guerra Fría); sumado a la necesidad de Rusia de proteger la misma con el apoyo de estados aliados de la región.

Cabe aclarar en este sentido, que el capital necesario para la construcción del Gasoducto Islámico es de más de 10 mil millones de dólares y que, ante la imposibilidad de las economías medioorientales, probablemente sea Rusia o China quien financie dicho proyecto.

El proyecto Nabucco

A mediados de los 90, los grandes estrategas mundiales, comenzaron a vislumbrar la incipiente importancia del gas como fuente de energía alternativa al entonces «potencialmente escaso» petróleo. Fue entonces cuando la Casa Blanca comenzó a instrumentar el proyecto Nabucco (respaldado por la Unión Europea), como competidor de los proyectos rusos (que ya habían empezado a marchar).

Nabucco (gasoducto que tiene como fin el transporte del gas natural hacia Europa) comenzaría en la zona de Asia Central, cerca del Mar Negro (Turkmenistán y Azerbaiyán), pasaría por Turquía (donde se halla la infraestructura para el almacenamiento), y recorrería Bulgaria, Rumania y Hungría, hasta llegar a Austria. Desde allí, se extendería hacia la República Checa, Croacia, Eslovenia e Italia.

Inicialmente, el conglomerado de capitales en torno a Nabucco, se componía de las siguientes empresas: la alemana REW, la húngara MOL, la turca Botas, la búlgara Energy Company Holding y la rumana Transgaz. Pero varios años después de su diseño preliminar, este gasoducto en la práctica no ha llegado ni al comienzo. En 2012 el consorcio Nabucco fue abandonado por la compañía húngara MOL. Y no hace mucho se retiró del grupo uno de sus socios y accionistas clave: el consorcio alemán RWE.

Originariamente este proyecto suponía el transporte de gas desde Turkmenistán hacia Europa. Pero Turkmenistán ya ha comenzado la construcción de dos gasoductos hacia Irán y China, y en 2013 sumó una tercera tubería en dirección a este último. Por eso Turkmenistán ya no tiene recursos libres de gas para la UE. Y según evaluaciones hechas por varios expertos, Azerbaiyán no dispone en general de volúmenes que pudieran llenar el gasoducto Nabucco. Además, antes de seguir esperando la concreción de Nabucco, el gobierno azerbaiyano prefirió comenzar con el proyecto que sí está actualmente en curso: el Gasoducto Transadriático, que pretende llevar su gas a partir de 2017-2018 hasta Italia vía Turquía, Albania y Grecia.

Asimismo, Nabucco preveía contar con el gas iraní, ya que Estados Unidos pretendía incorporar sus reservas al proyecto conectándolo al punto de almacenamiento de Erzurum, en Turquía. También estaba incluido en el plan el gas proveniente del Mediterráneo oriental, o sea de Siria, Líbano e Israel.

«Se suponía que Nabucco transportaría gas hacia Austria a través de 3 900 kilómetros de territorio turco y estaba concebido para proporcionar anualmente a los mercados europeos 31 000 millones de m³ de gas natural proveniente del Medio Oriente y de la cuenca del Caspio. El apuro de la coalición OTAN-Estados Unidos-Francia por eliminar los obstáculos que se oponían a sus intereses en materia de aprovisionamiento en gas en el Medio Oriente, esencialmente en Siria y Líbano, reside en la necesidad de garantizar la estabilidad y el consentimiento del entorno cuando se habla de las infraestructuras e inversiones que exige la industria del gas»[2]

South Stream y North Stream

Los proyectos energéticos rusos tuvieron mayor suerte. Por un lado North Stream, que conecta directamente a Rusia con Alemania a través del Mar Báltico, comenzó sus obras recientemente. El primer ramal empezó a construirse en abril de 2010, fue completado en junio de 2011 e inaugurado el 8 de noviembre de 2011 por la canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Dmitri Medvédev. El segundo ramal empezó a construirse en mayo de 2011 y en 2012 comenzaba a operar.

Las accionistas de Nord Stream son «Gazprom» con una participación del 51%, la compañía alemana Wintershall y EON Ruhgas, así como el Gasunie holandés y francés GDF SUEZ.

Por otro lado tenemos al segundo proyecto gasífero ruso: South Stream. El mismo comienza en los campos gasíferos rusos y desemboca en el Mar Negro, pasando por Grecia y el sur de Italia uno de sus ramales, y por Hungría y Austria, el otro; llegando finalmente a territorio búlgaro.

El gasoducto es construido y operado por South Stream AG, una empresa conjunta de Gazprom y Eni (Italia). Sus obras están en marcha, de hecho en junio de este año, Gazprom y el consorcio energético austriaco OMV firmaron un acuerdo sobre la creación de South Stream Austria GmbH, para la construcción del tramo austriaco del gasoducto. Esto, a pesar de que otro Estado miembro del proyecto, Bulgaria, a inicios de junio ordenó paralizar las obras de construcción del South Stream en respuesta a una solicitud de la Comisión Europea, que la había acusado de violar las regulaciones europeas. Los primeros suministros de gas ruso a Austria a través del nuevo ducto están previstos para 2016[3].

Según el periodista y profesor Imad Fawzi Shueibi, «lo que quizás sea la principal amenaza para Nabucco es el intento ruso de hacerlo fracasar mediante la negociación de contratos más ventajosos que los suyos a favor de Gazprom para North Stream y South Stream, lo cual invalidaría los esfuerzos de Estados Unidos y de Europa, disminuiría la influencia de ambos y perturbaría la política energética de esos contendientes en Irán y/o en el Mediterráneo. Además, Gazprom podría convertirse en uno de los inversionistas u operadores más importantes de los nuevos yacimientos de gas en Siria y Líbano».

En lo que se refiere a Turquía, la suspensión del proyecto Nabucco, en el que está incluido este país, hace que el mismo ambicione con vehemencia el participar en esta lucha por el gas que ahora se desarrolla y es por esto que se han prestado a jugar el juego de los países occidentales imperialistas que buscan impedir que los proyectos multinacionales dirigidos por Rusia -South y North Stream- logren concretarse sin tener una participación importante. Esta es el principal motivo de la sumisión del gobierno turco de Erdogan a los designios de Washington y de la OTAN, ya que necesita con urgencia que Nabucco se concrete para poder almacenar, comercializar y transportar hasta 40 mil millones de metros cúbicos de gas al año.

Gasoducto Qatar-Turquía-Siria

En el año 2009, el ex emir de Qatar Hamad bin Jalifa al Thani (que en 2013 abdicó en favor de su hijo Tamim bin Hamad Al Thani), se reunió con el Primer Ministro Turco Recep Erdogan con el fin de sentar las bases para un nuevo gasoducto que lleve el gas catarí a Turquía pasando por Siria. Este emirato del Golfo tiene las terceras mayores reservas de gas natural del mundo, y es el primer productor mundial de gas licuado (GNL).

El problema apareció con la negativa de Al Assad de participar en el proyecto; y de la posterior confirmación siria para participar del proyecto para construir el Gasoducto Islámico.

El nuevo corredor se presentaría como una de las alternativas de los países europeos al gas ruso, junto con uno de los ramales del también suspendido Nabucco. 

Geoestrategias planteadas

«Quien tenga el control de Siria podrá controlar el Medio Oriente. Y a partir de Siria, puerta de Asia, tendrá en sus manos «la llave la Casa Rusia», como decía la emperatriz rusa Catalina la Grande, y también la de China, a través de la Ruta de la Seda, lo que le permitirá dominar el mundo ya que este siglo es el Siglo del Gas»[4].

Y es que, como podemos analizar, viendo el panorama energético mundial, y la pelea por controlar un recurso fundamental como lo es el gas, Siria parece ser una tierra muy apreciada por su ubicación geográfica, como puente entre las inmensas riquezas que se hallan en Oriente y las «metrópolis industrializadas» de Europa.

Otro tema lo constituyen las alianzas políticas que se apoyan en el control de estos recursos, en este caso las alianzas que ha sabido tejer Bashar Al Assad con países como Rusia y China. Pero en cuanto a cercanía geoestratégica, recordemos que Siria limita con Irán, y tanto uno como otro Estado, han aprovechado esta posición para negociar porciones de riqueza con el fin de alimentar sus arcas y las de su clase. Son en realidad, nacionalismos en decadencia que están tratando de resucitar las viejas alianzas, oscilando y sacando ventajas comparativas de la negociación con los también decadentes imperialistas norteamericanos y sus socios.

Lo cierto es que el acercamiento que en este nuevo siglo comenzaron a mantener Siria con Irán, Rusia y China (sin contar el caso de Libia, y otros), no simpatizó con los intereses de las potencias occidentales.

Y mientras la economía de las naciones esté basada en el comercio capitalista internacional, los centros del mundo serán las rutas que conectan el Gran Occidente con el Gran Oriente, tanto por tierra como por mar. En este complejo entramado se halla la importancia de Siria para las economías dominantes y las que pretenden dominar los mercados del globo. 

La coartada terrorista y la «solución» militar

Todo este cuadro «tras bambalinas» nos permiten explicar por qué EEUU necesita semejante excusa para poder intervenir en Medio Oriente, predominantemente en Siria. Ésta, ayer fue representada por el ataque con gas sarín por parte de las milicias nacionales sirias; en un ayer más lejano, las armas químicas fueron la razón para ingresar en Iraq derrocando el régimen de Sadam; hoy se trata de la amenaza yihadista del Estado Islámico. Al resultar insuficiente el apoyo militar al opositor Ejército Libre Sirio en los últimos dos años, quedaba claro que era una cuestión de meses para que apareciera una nueva coartada para derrocar al gobierno de Bashar.

Pero para ser más ilustrativos, mostraré algunos datos[5] que dan cuenta de esta alianza encubierta entre algunos grupos yihadistas y el gobierno norteamericano, y de su estrategia conjunta para desestabilizar Siria:

En primer lugar, es un problema explicar (hasta para los mismos norteamericanos) cómo es que los grupos islámicos financiados hasta el año pasado por la Casa Blanca, se convirtieron en pocos meses en los peores enemigos de Occidente. Se supo a principios de 2013, y se hizo popular hace pocas semanas, la conexión entre el emisario de EEUU para Medio Oriente, John McCain, y los ahora cabecillas del EI en Libia, que los sitúa en el momento en el cual se estaba pergeñando la participación de estos últimos en el asesinato de Kadhafi.

Por otra parte, se reveló a principios de este año que el jefe de la inteligencia militar de Israel, general Aviv Kochavi, había lanzado una advertencia ante un aumento del número de combatientes antisirios y revelaba que los miembros de Al Qaeda (entre ellos el Emirato Islámico, que todavía no se había divorciado de Al Qaeda) estaban entrenándose (bajo control de la OTAN) en Turquía, más exactamente en 3 campamentos situados en Sanlıurfa, Osmaniye y Karaman [6].

Localización de la nueva ofensiva yihadista contra los kurdos en Siria y el despliegue de la OTAN. / Manuel Martorell[7]


Según todos los reportes sobre los bombardeos realizados por drones estadounidenses en tierra siria, es una realidad el hecho de que el blanco de los mismos ha sido toda la región noreste del país, más concretamente 12 refinerías allí ubicadas. Tal como lo afirmó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, en estos bombardeos han muerto solamente 14 yihadistas, «que probablemente ni siquiera eran miembros del Emirato Islámico». Además, varias fuentes afirman que entre las zonas atacadas se encontraba Raqqa, y que los yihadistas se habían retirado de allí, dos días antes. Hay que agregar también (lo que en otra nota vamos a desarrollar más profundamente) que los ataques y asesinatos que está perpetrando el EI hacia la población kurda que habita la zona en cuestión, lejos están del trato de colaboración que se está dando en el norte de Irak entre ambos grupos. Se puede plantear entonces, como hipótesis, que en realidad los kurdos que están resistiendo en el norte de Siria (en la frontera con Turquía) contra los ataques foráneos, están representados por el PYG (Unidades de Protección Kurdas), cuyos miembros habían pertenecido a las fuerzas del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), que ante la promesa de mayor autonomía del presidente sirio a cambio de apoyo militar, están luchando férreamente contra los yihadistas, tratando al mismo tiempo, de escapar de los bombardeos occidentales. En cambio, es el PDK (Partido Democrático del Kurdistán), regido por el clan Barzani, el que predomina políticamente en el Kurdistán iraquí. Es amplio el historial que posee el PDK referido a la política sumisa a los intereses norteamericanos; no sólo apoyan la gestión del gobierno turco de Erdogan (con quien el PKK está enemistado), sino que supieron ser un buen aliado local de EEUU durante la invasión a Iraq de 2003.

Asimismo, se puede afirmar que la zona siria que está siendo blanco de ataques aéreos y sangrientos combates militares en tierra, coincide con una de las rutas estipuladas para el transporte de gas, por el acuerdo para construir el Gasoducto Islámico. Todo esto tiene íntima relación con la destrucción de las refinerías de petróleo; las mismas están siendo destruidas para que el Estado Sirio no pueda trabajar el petróleo extraído, en caso de recuperar dichos campos o por lo menos, con la intención de debilitar (más aún) la economía siria, privándola del ingreso de las remesas que proveen dichas instalaciones.

La lucha por el gas del mundo nos ofrece actualmente este primer acercamiento, con los argumentos recién expuestos. Será cuestión de tiempo para que el panorama que analizamos se aclare. El escenario es complejo y muy cambiante. Mientras las alianzas políticas se hacen y deshacen según avanzan los acontecimientos, van surgiendo nuevas hipótesis que iremos desmenuzando para poder acercarnos a la realidad de los que ocurre en esta zona del planeta. Desde aquí es mi intención abrir el debate. 

Notas

[1] Turquía desea convertirse en el puente principal del gas natural y el petróleo entre el Este y el Oeste, pero se le presentó el peligro del llamado Gasoducto islámico. Esta situación (entre otras) ha convertido al gobierno turco en partidario clave de la lucha contra el régimen de Assad.

[2] «La guerra en Siria: ¿una guerra por la energía?», por Alexandre Latsa, RIA Novosti / Red Voltaire, 19 de septiembre de 2013.

[3] http://actualidad.rt.com/actualidad/view/132000-putin-rusia-parte-conflicto-ucrania

[4] «Siria, centro de la guerra del gas en el Medio Oriente», por Imad Fawzi Shueibi, Red Voltaire, 13 de mayo de 2012.

[5] Ver más datos en «El Estado Islámico y el control de las reservas petroleras en Medio Oriente», por Alejandra Loucau, Observatorio Petrolero Sur, 5 de octubre de 2014.

[6] «Israeli general says al Qaeda’s Syria fighters set up in Turkey», por Dan Williams, Reuters, 29 de enero de 2014.

[7] «La OTAN permite al Estado Islámico un «nuevo Sinyar» contra los kurdos de Siria», Cuarto Poder, 9 de septiembre de 2014.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.