Para Enrique Ruiz-Capillas, burgalés-catalán, que se le jugó como pocos sin cálculos estratégicos, cuando se corrían riesgos de cárcel y tortura. Le doy gracias a la vida… en realidad todos le deberíamos dar gracias a la vida. Contra la muerte, la vida. La vida, todos los días, cuando nos levantamos, cuando no nos duele nada, […]
Le doy gracias a la vida… en realidad todos le deberíamos dar gracias a la vida. Contra la muerte, la vida. La vida, todos los días, cuando nos levantamos, cuando no nos duele nada, deberíamos agradecer. La canción no es de amor hacia un hombre, sino de amor hacia uno mismo. Cuando llevaban a enterrar a Olof Palme, el primer ministro asesinado en Suecia, un hombre que luchó por la libertad y por la solidaridad en el mundo, la gente cantaba «Gracias a la vida».
Mercedes Sosa
Un servidor no es nacionalista, ni independentista, ni soberanista, ni españolista, ni catalanista, ni baturrista, ni feminista, ni ciclista, ni lampista, ni golfista, ni saxofonista… ¿Queda claro?
Juan Marsé (2014)
Las instrucciones lingüísticas deberían escribirse de manera ilegible para infundir al locutor un respeto parecido al que el paciente siente por la receta médica. Nos bastaría si solamente se sacara esto: antes del uso de la lengua agítese la cabeza, porque con la duda, que es el mejor maestro, ya hubiéramos ganado bastante: mucho quedaría sin decir.
Karl Kraus
(Anti-España, 2). ¡Ay, Dios mío!. Tengo miedo de haberme vuelto tan histérico para ciertas cosas que ya es que no me van a aguantar ni las paredes. Me basta con que se me junte, por un lado, en el rabillo del ojo el tremolar de la más inocente rojigualda, limitándose acaso a celebrar la cobertura de aguas de una obra, por otro, ya de frente a la pupila, un cartel de toros de una corrida en Castellón de la Plana todavía chorreando pegajosos y hasta obscenos goterones de engrudo blanquisucio y, en fin, para rematar, en el oído cuatro o cinco compases de «El gato montés» o de «Marcial, tú eres el más grande», allá en la lejanía para que, literalmente, me prendan fuego cuerpo y alma a la vez en medio de la calle y clame a toda voz, no sé si al cielo, a la tierra o al infierno, como si fuese mi último suspiro «¡¡¡Odio España!!!» (Os juro, amigos, que no puedo más).
Rafael Sánchez Ferlosio, Vendrán más años malos y nos harán más ciegos.
-¡Oh, en España! ¿Qué tal es España?
-Mira… se viaja mal. Las gentes son medio negras. Castilla es muy seca y dura. El Kremlin es más bello que ese castillo o convento allá abajo al pie de la montaña…
-¿El Escorial?
-Sí, el castillo de Felipe. Un castillo. Me ha gustado mucho más el baile popular de Cataluña, la sardana, acompañada de la tenora. Yo también bailé. Todos se dan la mano y se baila en círculo, en la plaza llena de gente. Es encantador, es humano. Me compré un pequeño bonete azul, como todos los hombres y muchachos del pueblo lo llevan; casi es un fez. Llevo la boina en mi cura de reposo y en otras ocasiones. El señor juzgará si me está bien.
Thomas Mann, La montaña mágica.
1
Seguiré el consejo de Gregorio Morán en su sabatina del sábado 22 de noviembre. No me justificaré, como si existiera una necesidad político-metafísica de hacerlo en alguna nube conceptual ilocalizable, hablando de los hunos y de los hotros y criticando siempre a los primeros, antes de hablar de los segundos, para que no se me confunda con el españolismo o el uniformismo nacionalista español (como un «unionista» como nos llaman educadamente por estos lares a los que no somos independentistas). Hablaré sobre todo a partir de ahora de los segundos, de nuestros hunos, de los que tengo más cerca.
Tras el discurso y el montaje cinematográfico del pasado martes 25N con medios públicos y privados de todo el país en pie, no de paz ni de concordia, sino de propaganda, transmisión «histórica» y mil-comentarios- posteriores (incluidos sectores de la autodenominada sociedad civil, la ANC por ejemplo), una intervención en la que el presidente de la Generalitat (al que se anunció como «president de Catalunya» que no es el mismo ni tampoco es igual) actuó como lo que es, un líder político de la ciudadanía independentista que hablaba, eso sí, a «título personal» («entenent per personal la meva condició de president del país», entendiendo por «personal» mi condición de presidente del país [1]) a la que anunció en exclusiva, y con todo el boato imaginable, nuevos (y viejos) caminos y estrategias (con un claro toque a su propia organización siguiendo el consejo de doña Pilar Rahola: ¡hay que reconstruir CDC!) y en posesión personal-presidencial de ritmos e interpretaciones, tras esa intervención personal-presidencial-independentista decía, parece estar definitivamente claro cual es el carácter de clase de las fuerzas dirigentes y hegemónicas del autodenominado «proceso».
Por si hubiera alguna duda, las voces que en la izquierda han señalado, desde hace ya algún tiempo, que todo esto del «dret a decidir» era un cuento de los criticados por León Felipe y que lo que estaba en discusión (sin información clara, contrastada y documentada) era la ruptura del demos trabajador general (o algo muy similar: ¡todo el poder, no para los soviets, sino para los que manejan «aquí» abultadas y nunca saciadas cuentas de resultados!) y no, en cambio, derechos democráticos -que, si son tales, merecen por supuesto el apoyo y defensa de la izquierda desde una perspectiva solidaria y fraternal- supuestamente atacados y liquidados por ese ente de su ficción al que llaman Madrid, Estado español o rancia-España (sin distinción entre Cernuda y Mola), pocas veces por cierto Reino borbónico, esas voces críticas, decía, a veces criticadas y marginadas como si fueran apestadas o estuvieran manchadas, han acertado de pleno. El punto es este: independencia, independencia, independencia… dependiente desde luego de los grandes poderes a los que siempre se es servil-más-que-servil. Basta penar en el fracasado proyecto EuroVegas, en el BCN World, en la reconversación XT de la ciudad de Barcelona en Barnatiendasdeluejo o en los viajes y contactos internacionales del president Mas y su entorno (Andreu Mas-Colell es pieza importante en el vértice EE.UU, su modelo de referencia de sociedad eficaz, innovadora y moderna).
Los partidarios no catalanes de la independencia, que acaso estén a favor de ella por lo que puede ayudar el movimiento a la ruptura del «Estado de la transición» deberían calibrar muy bien si la situación interesadamente abonada por fuerzas nada ejemplares nos está llevando a todos, a los ciudadanos catalanes no independentistas y al resto de ciudadanos españoles, a un viaje que conduce o puede conducirnos de Guatemala a Ibidem-Guatapeor, no a Ítaca desde luego, no es eso ni por asomo lo que aquí se está dilucidando. El carácter, fuertemente clasista y en ocasiones etnicista (ser catalán sólo admite últimamente una conjugación con apenas dos variantes), la perspectiva y acción neoliberal de los planes del actual gobierno, de su presidente y sus alrededores, y de los sectores sociales que representa (ANC es puente engañoso hacia ellos) no ofrece atisbo para ninguna duda razonable. ¿Qué puede ganar la ciudadanía-trabajadora de aquí o de allí apoyando ese viaje hacia un capitalismo desalmado, turistizado y sin ninguna pulsión social, más allá de la caridad (el poso católico es muy importante por estos lares) a «la nostra casa»?
Por otra parte, los sectores sociales catalanes identificados con el independentismo, no esencialmente nacionalistas, no antiespañoles por definición o ADN inalterable, algunos de ellos próximos a las tradiciones político-culturales de la izquierda catalana, ¿de verdad piensan que este movimiento, en su concreción, en su realidad política, con sus prácticas, puede ser un movimiento de emancipación nacional-social? Que lo sea de liberación nacional es más que discutible, pero… ¿social? ¿Dónde se ubican los indicios que hacen pensar en esa «mundo concebible» tan irreal? ¿En las palabras y acciones de Mas, Junqueras o Forcadell por ejemplo? Si no es así, si valores como la equidad, la justicia, los bienes comunes, la democracia participativa, la salud pública, la educación entendida como formación crítica de ciudadanos, el mundo de los trabajadores y sus valores y dura situación, etc, etc, etc, no parecen por ninguna parte, ¿qué hacen entonces fuerzas y ciudadanos como los indicados en proyectos tan alejados de su cosmovisión central? ¿Aliados de un frente nacional-nacionalista que romperá el país, que ya lo está rompiendo, transitando por caminos neoliberales?
Por lo demás, y aunque suene a repetición, parece y sigue pareciendo una vergüenza política -aunque no sólo política- que ciudadanos que dicen ser de izquierdas, representantes en este caso de ICV-EUiA, vayan a saludar entusiasmados a Artur Mas (con fotos y cámaras filmando para dejar constancia del «gran momento») después de su discurso histórico-lista-con-casi-todos-los-buenos-opa-hostil-ERC, del pasado martes 25 de noviembre. ¿Nos representan, representan a la izquierda catalana? No, no puede representarnos, la izquierda catalana no servil nunca ha jugado en ese terreno y a ese juego.
Tampoco entiendo que representantes de la CUP, que salvo error propio no estuvieron -¡bien!- en el acto-montaje-cinematográfico del pasado martes, se dejen filmar y fotografiar, ya no hablo ahora del gran abrazo del 9N (¡ya no es abril el mes más triste!), mostrando claras muestras de afectividad y buen rollo con el peor presidente neoliberal que se recuerda en la historia de Cataluña, un president que, como es de toda evidencia, sueña pasar a la Historia (o juega con esa apariencia) como el presidente-líder «emancipador del pueblo catalán». De la voluntad de un pueblo, el lema de las elecciones en las Mas y CDC fracasaron estrepitosamente, a la voluntad de un líder que actúa con aplausos serviles y con una cosmovisión marcadamente nacionalista y destructora de un demos común.
¿No estamos más que cansados de todo esta (mala y triste) historia? ¿Tendría razón Gil de Biedma al hablar de España, sin excluir Cataluña por supuesto? ¿De qué viene de gusto hablar? De lo siguiente, que es mucho más importante y humano, la otra cara de los argumentos y finalidades liga-nordistas. Hace referencia, además, a un encuentro en el que participaron hermanados gentes de aquí y del resto de la EspañaFF(federal-fraternal). La lucha contra la criminal industria del amianto les unió. Existe además una derivada cercana.
Antes de ello una nota más breve.. pero muy significativa.
2
Con el hemiciclo del Congreso de los Diputados prácticamente vacío, informa el imprescindible Diagonal que tiene, además, nombre de matriz, el PP presentó en la tarde de ese mismo martes 25N una proposición no de ley para que se acelere la aprobación del tratado de libre comercio entre la UE y los EE UU, del horrendo y famoso TTIP. La proposición establece que el Congreso inste al Gobierno a animar a la Comisión Europea para que concluya «en plazo oportuno» (es decir, lo más pronto posible) las negociaciones para aprobar el tratado. El diputado pepero Pablo Casado, al presentar la proposición, afirmó que la UE no debería «perder este tren» (hacia el abismo social), ya que el TTIP aportará enormes, innumerables beneficios para la UE. Así, un incremento del 30% de las exportaciones y un aumento de 140.000 puestos de trabajo (¡el paro eliminado en un plis-plas-ttip!) tan sólo en España.
Las organizaciones de la sociedad civil crítica, prosigue Diagonal, no todas las organizaciones sociales por supuesto (la ANC, por ejemplo, no ha dicho esta boca es mía, como si con ellos no fuera la cosa), no sólo denuncian las cifras de don PP-Casado como falsas, sino que han explicado que este opaco-demasiado-opaco tratado provocará graves pérdidas de derechos laborales, desprotección del medio ambiente, privatizaciones masivas de servicios públicos básicos, etc. Frente a las cifras optimistas de la CE, «según un reciente informe realizado por la Universidad de Massachusetts, realmente el tratado provocará una pérdida de 600.000 puestos de trabajo, y otros informes manejados por la UE hablan de un millón de empleos perdidos.«
Ante la proposición no de ley para que el TTIP (un secuestro a la soberanía para muchas personas informadas) se apruebe cuanto antes, el PP obtuvo la complacencia y apoyo de un grupo parlamentario del Congreso que considera que ésta es «una iniciativa que compartimos» -es decir, que comparten con la para ellos derecha españolista y rancioconservadora- ya que su objetivo es «estimular el crecimiento y el empleo a ambos lados del Atlántico». En ambos lados, que quede claro. La única enmienda -¡una gran enmienda!- aceptada por el grupo parlamentario popular fue presentada por ese mismo grupo. Demandaba más información sobre los contenidos del acuerdo. ¡Vaya por Dios, qué exigentes!
Tanto el PSOE como el PNV, que votaron en contra de la iniciativa PP e instaron para cubrirse el rostro de la desvergüenza a una mayor transparencia e información sobre las negociaciones (lo mismo que los amigos del PP), «dejaron claro no estar en contra de este tratado que, sin embargo, es considerado por diversas organizaciones como una grave amenaza para la población, la democracia y el medio ambiente». Izquierda Plural entre ellas y otros colectivos del grupo Mixto. UPyD se mostró ambigua, marca de la casa, calificando el acuerdo como «una cuestión de ventajas e inconvenientes». Reclamó que «las ventajas se logren evitando que afecten a derechos». ¡La cuadratura, son más listos que nadie!… Y a otra cosa castigada mariposa.
Las voces críticas denunciaron «oscurantismo, opacidad y falta de transparencia» como características principales de las negociaciones que se iniciaron en junio de 2013 y se mantuvieron en secreto durante más de un año hasta que fueron descubiertas por varias organizaciones. Las críticas incluyen el poder que tendrán las multinacionales sobre los Estados, sobre todos los gobiernos, a través «de la cláusula ISDS, la pérdida de soberanía, la desprotección de los consumidores y el medio ambiente, la pérdida de derechos laborales, la privatización de servicios públicos básicos como la sanidad y la educación y la probable pérdida, ya señalada, de cientos de miles de puestos de trabajo.
Tras el debate de la propuesta las votaciones se llevaron a cabo. La iniciativa fue aprobada por 191 votos a favor frente a 132 en contra.
¿191 votos? ¿Tanta mayoría tiene el PP? No. A los votos del PP se sumaron los de CiU, la fuerza política democrática preocupada por los derechos ciudadanos (que está en contra, eso sí, del ejercicio del «dret a decidir» en el asunto del TTIP), organización que dirigirá con toda consistencia y tenacidad el proceso de «emancipación nacional» de Cataluña en dirección a una armoniosa y maravillosa Ítaca.
¿Alguien se puede creer este absurdo cuento?
3
El texto sobre el amianto. Un poco largo. No desesperen… sáltenselo si así lo estiman.
Tomo pie en una crónica de Eliane Brum [a partir de ahora EB]: escritora, reportera y documentalista, autora de los libros de no ficción como Coluna Prestes -o avesso da lenda, A vida que ninguém vê, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela: Uma duas.
El texto de EB narra la historia de Romana Blasotti Pavesi [Romana] que se ha convertido en símbolo de la lucha contra el amianto, contra la fibra asesina, una de «las víctimas derrotadas por Stephan Schmidheiny en el tribunal que avergonzó a Italia».
Cuando la entrevistó, dos años atrás, le dijo que ya no lloraba. En algún momento de su lucha contra Eternit, las lágrimas se secaron dentro de Romana. «Pasamos una tarde y una mañana conversando en su apartamento en Casale Monferrato. Resulta difícil creer a primera vista que en la pequeña ciudad del Piamonte la tragedia respira entre calles y paisajes de cine italiano, en las vitrinas de las confiterías donde los krumiris, las deliciosas galletas de Casale, se ofrecen a quien pasa».
Personas como ella comienzan a hablar y cuando lo hacen enumeran sus muertos. Romana es la presidenta de la Asociación de Familiares y Víctimas del Amianto de Casale Monferrato, la ciudad que fue señalada por Eternit. Se instaló allí en 1906. Durante décadas, fue considerada un lugar idóneo para los obreros hasta que comenzaron a caer por enfermedades provocadas por el asbesto. Después, «ya no eran los trabajadores que estaban en contacto directo con la fibra, sino residentes que nunca habían pisado el suelo de la fábrica». Profesores, médicos, periodistas, profesionales que habitaban la ciudad «comenzaron a morir de enfermedades causadas por el amianto». Romana cree que más de 40 nuevos casos de mesotelioma, un cáncer agresivo provocado por el amianto, irrumpen cada año en su ciudad.
Casale Monferrato se levantó y lideró un proceso histórico contra el billonario suizo Stephan Schmidheiny [SS] y el barón belga Louis de Cartier de Marchienne (este último ya muerto). SS, hablo de Stephan S., es heredero de la familia que fundó la Eternit suiza. Él estableció fábricas de amianto por varios países a lo largo del XX sembrando la muerte. En 1976, asumió la dirección de los negocios y, según su versión, decidió abandonar «la producción de amianto al descubrir que la fibra causaba enfermedades fatales». No se lo crean, miente como un SS.
La Eternit suiza salió de las manos de la familia SS más de una década después, a finales de los ochenta. El grupo dejó la producción cuando el amianto ya se había convertido en «un escándalo de salud pública en Europa con miles de víctimas y demandas de indemnización». El primer país en desterrar el amianto fue Islandia (1983), seguida por Noruega (1984). En 2005, el material fue prohibido por la Unión Europea (en España unos tres años antes). Hoy está proscrito en 66 países del mundo (Brasil, la autora es brasileña, no forma parte de la lista). Con la venta de las participaciones del grupo suizo, todo el pasivo ambiental y humano quedó atrás, como si nada hubiera pasado.
A lo largo del proceso de la Justicia italiana, «los fiscales revelaron una telaraña de centenares de muertos y enfermos, la mayoría de Casale Monferrato». Hombres y mujeres han contado cómo perdieron padres, madres, hijos y hermanos de cáncer, «algunos enfermos solo tuvieron tiempo de declarar antes de morir». Además del mesotelioma, la asbestosis, es otra enfermedad progresiva causada por el amianto. La inhalación de la fibra provoca un ininterrumpido «proceso de cicatrización que va endureciendo el órgano hasta impedir los movimientos de espiración e inspiración». Las víctimas de la asbestosis mueren lenta y dolorosamente por asfixia. En Brasil, era en ese momento «cuando empresas como Eternit mandaban a sus representantes a los hospitales para que los trabajadores en plena agonía firmasen un documento aceptando una indemnización irrisoria a cambio de la vida que acababa, impidiendo así que sus familias iniciasen acciones judiciales después de su muerte».
El marido de Romana, Mario Pavesi, padecía asbestosis cuando comenzó a sentir la punzada en la espalda que anunciaba el mesotelioma. Hombre reservado, guardaba su mundo dentro de sí. Durante meses mantuvo el secreto del aguijonazo persistente. «Ya había visto muchos compañeros de fábrica tener ese mismo síntoma y morir después». Un día, de repente, dejó escapar un gemido. «Romana supo que la atmósfera de la casa iba a cambiar de forma inexorable». Aquel hombre no solía gemir.
Se casaron siete meses después de ver Ninotchka. En 1957, ya con dos hijos, Ottavio y Maria Rosa eran sus nombres, Mario entró en Eternit. Trabajó durante 20 años. Cuando sintió la punzada, estaba jubilado. Murió de mesotelioma la noche del 15 de mayo de 1983. 61 años de edad, como el padre de mi compañera Mercedes Iglesias Serrano, trabajador del puerto de Barcelona. «Poco antes de morir, Mario salió de su inconsciencia y tendió la mano a Romana. Ella la retuvo durante un largo silencio. Después de una vida, se despidieron así».
Romana no hubiera podido adivinar en aquel momento que su vida cambiaría radicalmente de curso, que el hombre que amaba sería solo el primero de su familia sepultado por el amianto. Como las enfermedades provocadas por el amianto, como el mesotelioma, tienen un largo tiempo de latencia, décadas en algunos casos, «el pico de la tragedia de salud pública sucede a veces con la fábrica ya cerrada». Italia desterró el amianto en 1992, «pero aún hoy continúa la batalla con el escándalo sanitario».
Brasil, la fibra solo está prohibida en seis Estados, es en la actualidad el tercer productor mundial, el tercer exportador y el cuarto usuario de amianto. «Mientras la fibra va desapareciendo de los barrios más nobles del centro-sur, sigue peligrosamente abundante en favelas y periferias, así como en las casas de de quilombolas [descendientes de esclavos], ribeirinhos [poblaciones que viven de la extracción de recursos en la ribera de los ríos, en particular los amazónicos], de pequeños agricultores e indígenas».
En Italia, las víctimas y familiares de víctimas llevaron a SS a la Justicia y consiguieron condenarlo en dos instancias. «El 13 de febrero de 2012, Stephan Schmidheiny fue condenado por un Tribunal de Turín a 16 años de prisión y al pago de 100 millones de euros». El delito fue descrito como «desastre ambiental doloso permanente y omisión dolosa de medidas de seguridad para los trabajadores». El 3 de junio de 2013, la sentencia no solo fue confirmada en la corte de apelación, sino ampliada de 16 a 18 años de prisión. «Todo indicaba un desenlace victorioso para aquellos que perdieron su propia vida o la vida de aquellos que amaban, en el juicio en última instancia, celebrado en Roma».
Y entonces, comenta con dolor EB, el miércoles 19 de noviembre de 2014, hace apenas una semana lo inimaginable sucedió. Ante las víctimas de Casale Monferrato y de otras regiones, la corte italiana anuló la condena de SS: «no por inocencia del reo, sino porque el delito había prescrito». Se dijo en el tribunal que era una decisión acorde al Derecho y no a la Justicia. «A veces el Derecho y la Justicia toman direcciones opuestas, pero los jueces no tienen alternativa: deben seguir el Derecho». Palabras de Francesco Iacovello, procurador general de la Corte de Casación de Roma. La Corte afirmó que «la acusación era de delito ambiental y no de homicidio» y, por tanto, «no podría ignorar la expiración del plazo de prescripción que comenzó a contar a partir de 1986, cuando Eternit cerró sus fábricas en Italia». ¡Justicia, Derecho, prescripciones, trucos falsarios, eternización de procesos, abogados serviles,…!
La conmoción, prosigue EB, «duró apenas un segundo antes del primer grito, que luego se transformó en clamor: «¡Vergüenza! ¡Vergüenza! ¡Vergüenza!». Víctimas, familiares de víctimas, vecinos de la ciudad contaminada parecían heridos de muerte. La escena era impresionante. Iba a ser una victoria histórica, que tendría impacto en las víctimas del mundo y contribuiría a acelerar la desaparición del amianto de países como Brasil». Pero de nuevo, y por el momento, el poder económico venció. En los últimos años, los habitantes de Casale Monferrato y todos aquellos que perdieron padres, madres, hermanos, hijos en la brutal agonía provocada por las enfermedades del amianto creyeron que podrían alterar el curso de la Historia. No es fácil, pero no es imposible. «Las campanas de todas las iglesias sonaron al mismo tiempo en señal de luto. Uno de los líderes de la lucha de las víctimas, Bruno Pesce, anunció que, en la semana en la que el príncipe del amianto, Stephan Schmidheiny, venció, dos vecinos de Casale Monferrato murieron de mesotelioma».
A sus 85 años, Romana se descubrió vencida. Su batalla contra SS no fue la más importante de su existencia por supuesto. «La muerte de quien se ama es siempre la mayor batalla perdida en una vida humana. Y Romana vio primero a su marido, Mario, después a su hermana, Libera, en seguida a su prima Anna, el siguiente fue Giorgio, su sobrino, y por fin, aunque nunca se sepa si acabó, Maria Rosa, la hija». Todos muertos por mesotelioma. «No es venganza», repitió siempre. «Nuestra lucha contra Stephan Schmidheiny es por todo lo que él representa. No siento rencor por el responsable de toda esta tragedia, pero si él tuviese la posibilidad de acompañar a un enfermo que le fuese querido, de principio a fin, tal vez pudiese entender algo». O tal vez no. Los SS son así, están hechos de esa pasta insensible.
Fue con la muerte de su hija Maria Rosa, cuando Romana perdió la capacidad de llorar. «Maria fue el nombre que el padre escogió, Rosa lo eligió la madre. Maria Rosa nunca trabajó con amianto». En los recuerdos de Romana, uno le sobresalta recuerda EB. Ella y Mario llevando a la entonces pequeña Maria Rosa a pasear por los alrededores de la fábrica donde el padre era un trabajador orgulloso. Mi padre solía hacerlo conmigo; mi madre también, en la fábrica donde fregaba lavabos. «Remolinos de polvo se levantaban del material descartado, era hasta bonito. Y entonces Maria Rosa, ya adulta y madre de un hijo, aparece en casa de la madre: «Tengo mesotelioma». Había atribuido el dolor de la espalda a una caída ocurrida cuando esquiaba». La radiografía reveló la verdad brutal.
Con la mitad de la familia amputada por el amianto, Romana ha dedicado las últimas décadas de su existencia a buscar justicia. Mientras ella y sus compañeros de lucha se organizaban, «la mayoría de ellos cargando certificados de defunción de familiares y compañeros de trabajo», SS ha llevado adelante «una de las más fascinantes y exitosas operaciones de lavado de biografía -o greenwashing- de la historia reciente. Pronto pasó a ser llamado por la prensa internacional de «filántropo» y, por paradójico que parezca, «ambientalista» y «ecologista»». Más aún: fue una de las estrellas mediáticas de Río-92, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo. ¡La paradoja de la supuesta civilización y la barbarie! ¡Cuanta razón tenía Benjamin! Creó SS, entre otras organizaciones, Avina: «una fundación dedicada a programas ambientales y de reducción de la pobreza que actúa también en Brasil». Entre los honores que le han sido ofrecidos, figuran el titulo de doctor honoris causa -¡en humanidades!- «por la universidad estadounidense de Yale y la Orden de la Cruz del Sur, que le fue concedida por el entonces presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso.».
No desesperen. El mundo es grande y terrible como ya Gramsci nos advirtió… Por ahora.
En el sitio web de Avina, SS es presentado como «pionero de la lucha contra el amianto». La noticia de la anulación de su sentencia por la corte italiana, cuenta EB, se publica bajo la llamada «desarrollo sostenible». En su defensa, SS suele afirmar que desconocía el potencial destructivo del amianto. En un comunicado después de la anulación de la sentencia, sus portavoces afirmaron: «La defensa espera que el estado italiano proteja a Stephan Schmidheiny de futuros procesos criminales injustificados y cierre todos los procesos actuales». ¿Queda claro quien manda en esta plaza?
Líderes de la lucha «por la desaparición del amianto, víctimas y familiares contestan la inocencia del heredero de la Eternit suiza presentando documentos que comprueban que la relación entre el amianto y las enfermedades como asbestosis se conoce desde comienzos del siglo XX». En los sesenta del pasado siglo ya estaba documentada la relación entre la fibra y el mesotelioma. En Brasil, remarca EB, «la fábrica de Eternit en el municipio paulista de Osasco se instaló a comienzos de la década de los cuarenta, cuando ya se conocía el potencial destructivo del amianto».
En el proceso judicial italiano quedó claro que en 1976 (Manuel Sacristán nos hablaba ya entonces del tema en la Facultad de Económicas de la UB) muchos años después, ante las crecientes noticias sobre la relación entre asbesto y patologías fatales, «la industria promovió una conferencia en Alemania para discutir estrategias para hacer frente al problema sin dejar de producir amianto, de la cual Stephen Schmidheiny participó». Según las víctimas, aunque fuese posible aceptar que el desconocimiento sobre el carácter tóxico del amianto fuese de hecho real, nada explica que el grupo hubiera vendido Eternit: «una transacción comercial lucrativa que supuso la continuidad de las operaciones, aunque en manos de otros dueños, como pasa en Brasil y en otros países en los que la fibra aún no ha sido prohibida».
«Stephan Schmidheiny obtuvo en la Justicia una victoria formal», ha afirmado la ingeniera brasileña Fernanda Giannasi, auditora jubilada del Ministerio de Trabajo de Brasil, una de las líderes mundiales en la lucha por la desaparición del amianto. «Para el resto de su vida va a tener que convivir con ese estigma. No le permitiremos olvidar ni por un minuto lo que él hizo contra la humanidad».
La financiación de acciones de caridad y de programas socioambientales por SS ha silenciado a varias personas histórica y profesionalmente ligadas a la defensa de los derechos humanos y del medioambiente en el mundo, también en Brasil. Es parte de la explicación del porqué las victimas del amianto, considerado una de los mayores tragedias de salud pública de la historia de la humanidad, Francisco Báez y Paco Puche nos enseñan permanentemente sobre ello, «entablan sus batallas solos, aislados de parcelas de la sociedad que, por lógica, deberían luchar a su lado». Romana se encontró lanzada al ruido y la furia de fuerzas poderosas. Ella, que empezó su vida trabajando como empleada doméstica en las casas de los más ricos, «tuvo la osadía de hacer frente a un billonario homenajeado por revistas como Forbes y universidades como Yale». Ante el tribunal, «al ver agigantarse ante ella el espectro aniquilador de la injusticia», Romana solo consiguió encontrar una palabra: «Abominable».
Después añadió: «Estoy cansada. Cansada de sufrir y de ver personas morir a mi alrededor. La decepción duele como jamás habría podido imaginar». Romana sabe que, mientras hay vida, la escritura de la Historia puede ser peleada, comenta EB… y nosotros -¿quién no?- con ella.
Abandonó el tribunal protegida por el único hijo que le quedó, Ottavio. No lloró, Romana no lloró.
Por cierto, ¿no ha habido en Cataluña fábricas de amianto? ¿No hay víctimas, no siguen habiendo víctimas? ¿De esto no se habla, no toca hablar? ¿No está en la agenda del president? ¿Tampoco en la del señor Junqueras ni en la de la ANC?
4
«Infamia» es un artículo del editor y escritor Andreu Juame [2] publicado el pasado 20 de noviembre que remite a otro escrito de Jordi Llovet., «Apàtrides», del que ya se ha hablado en estas páginas. Vale la pena detenerse en él.
Días atrás, señala AJ, el profesor Jordi Llovet publicaba en el suplemento Quadern de EL PAÍS un artículo titulado Apàtrides en el que denunciaba la servidumbre de una mayoría de intelectuales catalanes con la causa soberanista en el que «lamentaba la destrucción de una comunidad donde cada vez es más difícil ejercer el disenso sin que uno sea acusado de un delito de lesa patria». Como siempre que aborda la cuestión nacionalista, Llovet, apunta AJ, «ha sido objeto de burdos ataques que no hacen más que darle la razón y entre los que destaca, por su bajeza moral, el de Jordi Galves en su blog [Llovet, harragà de preu «. Galves, comenta AJ, «se dedica a encadenar infundios abrochados con una acusación muy grave: que el profesor se beneficiaba del derecho de pernada con sus estudiantes». Ni más ni menos, todo muy cortés.
El asco que produce esa declaración, comenta AJ, «que no es más que el perfecto autorretrato de una mente totalitaria, incapaz de disentir y que se siente además impune gracias a un victimismo convertido en hegemonía intimidatoria», empieza a ser bastante difícil de soportar. A la manipulación de los historiadores, prosigue, «la repugnante obsecuencia de la radio y la televisión públicas y sus periódicos afines, la esclerosis de la clase política y la enternecedora inocencia de la masa que se cree la farsa de la redención independentista» se le añade ahora la violencia de unos guardianes de las esencias, patrias por supuesto. Se proponen destruir cualquier posibilidad de articulación crítica, no es nada nuevo, «embadurnando su incompetencia argumental con el fango de la difamación y el odio».
El ejemplo de Llovet es particularmente insufrible para el nacionalismo, en opinión más que compartible de AJ. No sólo porque «conoce en profundidad la historia literaria, política y social de Cataluña», sino porque, además, Llovet «es dueño de la mejor prosa ensayística de su generación y ha sabido incorporar a la literatura catalana, mediante su labor de traducción -en sí misma un hecho hermenéutico-, algunos de los momentos más altos de la poesía y la novela europeas, como es el caso de Hölderlin, Baudelaire, Flaubert y Thomas Mann». Como docente, como profesor de la UB, «sufrió la intolerancia y la marginación del departamento de Filología Catalana de la Universidad de Barcelona, convertido en un organismo de propaganda nacional», lo que le animó, cuenta AJ asunto que yo ignoraba, a encauzar «su vocación de comparatista en la creación de una nueva sección de Teoría de la Literatura que constituye el más atrevido ensayo de dignificación universitaria que ha conocido este país». Sin proponérselo, remarca AJ, «Llovet les recuerda cada día a los lacayos de la causa su embarazosa insubstancialidad y su mezquindad resentida».
Todos los que hemos tenido el privilegio de ser alumnos de Jordi Llovet, concluye el editor y escritor, «podemos dar testimonio de su calidad humana y de su altura intelectual, unas virtudes que le permiten vivir al margen de estas miserias. De hecho, la riqueza y la complejidad de su magisterio se cifran precisamente en la idea que subyace al artículo que ha despertado las iras de ese pobre hombre, incapaz de asumir una reflexión sobre la patria que se resume en la conclusión de Hugo de San Víctor: el mundo entero es un exilio».
Ese es el espacio, añade AJ, «cuyo aire respiramos todos los que nos sentimos herederos de la tradición literaria, crítica y ética que Jordi Llovet nos enseña todavía, para poder seguir viviendo en la ciudad europea, para no vender nunca la soledad del pensamiento ni pervertir la altura de la discusión y lograr olvidar al fin las banderas de la infamia».
«Infamia» les recuerdo es el título del artículo.
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Este año, señala la historiadora Soledad Bengoechea en su trabajo «El Centenario de la Confederación Patronal Española. El Papel de los Catalanes», se cumple el primer centenario de la fundación de la Confederación Patronal Española. Como puede observarse, comenta, en las pequeñas biografías situadas al final de su artículo, «el papel de los catalanes en esta organización ha sido y es muy importante». Fue un empresario de la construcción el primer fundador y, en estos momentos, es también un directivo empresarial catalán el que la dirige.
Unos apuntes sobre este más que recomendable trabajo que se mueve, críticamente, en los alrededores de la publicitaria e interesada tesis de que la patronal catalana es otra cosa, no son como los Botines, los Pérez, los Alba o los Ortega. Son más humanos, más solidarios, menos explotadores, menos chupa-sangre-obrera.
La idea de constituir una Confederación Patronal Española tomó forma el año 1913. Tres puntos claves: una creciente conflictividad social, la crisis del partido liberal y del partido conservador, puntales del sistema de la Restauración y unos proyectos de ley presentados al Instituto de Reformas Sociales (IRS). «La Confederación se fundó durante los actos celebrados con motivo de un Primer Congreso Patronal Español celebrado en Madrid en septiembre de 1914».
El proyecto de celebrar un Primer Congreso Patronal tenía su historia. Se había planteado ya a principios de 1912 en Barcelona, «durante un acto de homenaje dedicado al líder histórico de los patronos de la construcción, José Sabadell, acto al cual asistió una amplia representación de la patronal madrileña». El homenaje, en opinión de SB, «era sólo una excusa para activar los esfuerzos de constituir federaciones patronales en diversas regiones, que, articuladas, constituirían la Confederación Patronal Española». Cuando a instancias de las federaciones de Barcelona, Madrid y Zaragoza se celebró el primer congreso patronal, «Sabadell era ya bien conocido en el mundo empresarial español. Durante sus actos se puso de manifiesto que el líder patronal catalán era un referente. Allí actuó en representación de diversas federaciones españolas que no habían podido concurrir y que delegaron en él su confianza, considerándole un interlocutor muy válido».
Las federaciones regionales que conformaban la Confederación estaban formadas por ramos de industria. Sabadell, utilizando la Confederación Patronal, «pretendía vertebrar de una manera novedosa, «moderna», la totalidad de la patronal española». Cada federación tomó el nombre de la región correspondiente: Andalucía, Aragón, las Baleares, las Canarias, Extremadura, Galicia, León, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Murcia, Navarra, Valencia y País Vasco. El planteamiento se diferenciaba del mantenido hasta ese momento: «cada una de las federaciones que asistieron al Congreso no representaba una región, sino simplemente localidades concretas: Barcelona, Zaragoza,…»
La Confederación nacía como una organización dispuesta a velar por la suerte y continuidad de sus filiales, las federaciones regionales. Pero su funcionamiento no sería relevante hasta la coyuntura de 1919. Entonces, en un ambiente de crispación en diversos puntos del Estado, pero sobre todo en Barcelona, se potenció la actuación de la Confederación, para apoyar un locaut patronal que tuvo lugar en Barcelona. «Entonces se manifestó la eficacia de lo que había constituido el sueño de José Sabadell: la unión patronal, que permitiría, en un momento dado, disponer del potencial económico necesario para afrontar las demandas obreras por el simple procedimiento de cerrar las puertas del trabajo». Además, añade SB, esta solidaridad patronal otorgaba la certeza de que no se proporcionaría colocación a los obreros vetados por los patronos en conflicto. Sin piedad.
Otra finalidad que impulsó esta movilización patronal, prosigue SB, «fue la de presentar una fuerza conjunta ante el gobierno, presionándolo en todo aquello relativo a cuestiones laborales y, de hecho, las resoluciones finales a que llegaron las ponencias presentadas en aquel Primer Congreso Patronal fueron presentadas en el Congreso de Diputados para que se aprobasen como leyes, tratando así de suplantar, o al menos de compartir, las competencias del IRS».
Vale la pena continuar con la lectura del artículo: http://wp.me/p3Kjd1-5Z
¿Grandes diferencias? ¿Otro tipo de patronal? ¿Una burguesía más europea, más civilizada, nada que ver con la burguesía del resto de España? ¡Otro cuento, menudo cuento!
Por cierto, algunos presidentes de la patronal española. De nuevo tomo pie en el artículo de SB
Primer presidente: José Sabadell Giol (septiembre, 1914-diciembre, 1914). Contratista de obras, nació el año 1857 en la villa de Gracia. Como miembro del partido conservador, fue alcalde de esa ciudad (1891-1892) y después concejal del Ayuntamiento de Barcelona (1900). Su lideraje patronal sólo se vio truncado en diciembre de 1914, cuando falleció a causa de la epidemia de tifus que por aquel entonces asolaba la ciudad condal.
Segundo presidente: Francisco Junoy. (Diciembre 1914- diciembre 1922). En 1922, Junoy pasó a presidir la recientemente creada sociedad Estudios Sociales y Económicos, entidad con sede en Madrid pero de ámbito estatal.
Tercer presidente: Félix Graupera Lleonart (accedió a la presidencia en enero 1923, parece que con el golpe de estado de Primo de Rivera en septiembre de ese año la organización desapareció. Durante la República tampoco hubo una organización de estas características).
Graupera nació en Barcelona en 1873 y fue asesinado en Arenys de Mar en el verano de 1936, poco después de iniciada la guerra civil española. Era propietario y contratista de obras.
Cuarto presidente: Carlos Ferrer-Salat (1977-1988). Presidente fundador de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales. Nació en Barcelona en 1931 y falleció en 1998. En el campo industrial se dedicó a la industria química y farmacéutica donde dirigió varias empresas y fue consejero de algunas multinacionales. Su actividad principal se centró en la empresa Laboratorios Ferrer S.L. que en 1975 se convirtió en Ferrer Internacional S.A. Además de esa compañía fundó otras, entre la que destaca Enclavamientos y Señales, S.A. (EYSSA) que posteriormente se integraría en la Corporación Industrial Catalana. Fue presidente del Fomento del Trabajo Nacional. En el verano de 1984 el partido Alianza Popular le ofreció ocupar una de las vicepresidencias, pero finalmente decidió no entrar en política activa.
Quinto presidente: José María Cuevas Salvador (1984-2007). Cuevas (Madrid, 29 de junio de 1935 -Ibídem 27 de octubre de 2008. Su actividad empresarial estuvo vinculada con el sector del papel.
Sexto presidente: Gerardo Díaz Ferrán (2007-2010). Díaz Ferrán (Madrid, 27 de diciembre de 1942) fue empresario. En la cárcel.
Joan Rosell Lastortras (2010-actualidad). Nació el 13 de enero de 1957 en Barcelona. Presidente de Fecsa-Endesa, de la patronal Fomento del Trabajo Nacional, de Fuerzas Eléctricas de Cataluña y OMB, Sistemas de Higiene Urbana. Ha sido consejero de la consultoría informática Fihoca, Inmobiliaria Colonial, Siemens España, Endesa Italia, Endesa, Applus Servicios tecnológicos, Aguas de Barcelona y Port Aventura. Es Director General de la empresa juguetera Congost Plastic. Con Juan Echevarría Puig fue uno de los promotores del partido político Solidaritat Catalana, con el que se presentó a las elecciones autonómicas catalanas de 1980, sin obtener representación. Es también patrono de la Fundación del FC Barcelona. Desde 2007 pertenece al consejo de administración de Criteria Caixa Corp. ¡Un angelito!
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Desde PODEM Barcelona, señalan, como círculo cercano y conocedor de la realidad catalana (al igual que el resto de círculos de Cataluña) queremos acordar entre todos una posición clara y diferenciadora en referencia al proceso soberanista catalán. Remarco: diferenciadora desde un círculo cercano a la realidad catalana.
La argumentación y el desarrollo de la propuesta:
Los consensos de la transición y de la Constitución de 1978, más allá de la lógica revisión a que deberían someterse para adaptarlos a la evolución y nuevas necesidades de la sociedad de este país y de sus relaciones a nivel internacional dentro de un marco europeo, señalan, «se están rompiendo principalmente por la interpretación restrictiva y partidista que hace la casta política y judicial de los mismos según sean sus intereses». Por eso desde PODEM proponen el inicio de un Proceso Constituyente popular, cuyo marco no concretan (¿Cataluña? ¿EspañaFF?), donde toda «la ciudadanía pueda participar activamente en la redacción de una nueva Constitución que restaure la democracia real y la soberanía popular que las élites políticas y económicas han secuestrado y además contemple el contexto y las necesidades de la sociedad actual».
No está mal pero, desde luego, hay que señalar el marco.
Este problema de ruptura de los consensos de la transición, prosiguen, se ha agudizado en los últimos años y, concretamente en Cataluña, «ha provocado una significativa y creciente desafección de cada vez más ciudadanos catalanes respecto al gobierno español y al modelo de estado actual, viendo en la independencia una posible vía de salida a sus problemas». La narratividad, en este punto, no es muy diferente.
Mientras tanto, continúan, «en perjuicio de la mayoría de la población, tanto el gobierno español como el gobierno catalán, continúan con su plan de políticas poco transparentes de recortes, privatización de los servicios públicos y políticas que favorecen el incremento de la desigualdad social, con la clara finalidad de prolongar su hegemonía política y favorecer a unos pocos, a la casta». Este, de acuerdo, es uno de los puntos. Unidos ambos gobiernos en el mismo objetivo de élites y con tramas bastantes parecida e interconectadas.
En Cataluña, esta desafección por el actual modelo de estado, no hace más que acrecentarse, sostienen, «debido al arcaico inmovilismo del actual gobierno español (y el principal partido de la oposición que lo consiente) y su obstinada negativa a buscar una solución política», que ellos no anuncian por ahora, «y por otra parte debido a las decisiones improvisadas del gobierno catalán (y de las fuerzas que apoyan sus decisiones) según interese en cada momento a sus cálculos electorales». No sé a qué fuerzas hacen referencia pero podemos incluir a ERC y a las CUP e incluso a ICV-EUiA, sus socios en el proyecto Guanyem de Barcelona.
PODEM tiene como retos prioritarios. Entre otros, y hay que destacarlo, «una transformación profunda del sistema capitalista actual en nuestro país, con el objetivo de establecer una sociedad socialmente más justa y con más democracia participativa». Ahora bien, añaden, Podem quiere afrontar el hecho de que en Cataluña «existe un problema de desafección con el modelo de estado apostando por una solución política y democrática activa, en busca de una posición diferenciadora e innovadora tal como se describe a continuación.»
La solución diferenciadora de Podem:
En PODEM creen «firmemente y apostamos por el Derecho a Decidir de las personas en todos los ámbitos de la vida pública y política que le afectan» (remarco en todos los ámbitos de la vida pública y política), promoviendo y facilitando siempre la participación activa -y, supongo informada, documentada y no manipulada- de la ciudadanía como nueva forma de hacer política, «en contraposición a la opacidad pactista de la tradicional casta política» (un término con más de un inconvienente del que ciertamente abusan en exceso), que solo actúa «en su propio interés y en perjuicio de la mayoría de la población».
En base a esta firme convicción democrática PODEM afirma estar de acuerdo «con el derecho a decidir de la ciudadanía catalana en relación a qué futuro modelo de estado desea». La formulación es claramente ambigua -¿modelo de estado para EspañaFF?, ¿para Cataluña?- más allá del uso de una forma de hablar totalmente extraña a las tradiciones emancipatorias catalanas.
Creen que en democracia los problemas se resuelven abriendo «un proceso amplio de debate que puede culminar en una votación vinculante». Por ello tienen la convicción de que la solución al proceso soberanista catalán «pasa inexorablemente por permitir que la ciudadanía de Cataluña decida en una consulta vinculante y con plenas garantías democráticas». ¿Con plenas garantías democráticas? Si es así, no se entiende su llamamiento a participar en 9N, donde, como es de toda evidencia, no existieron esas garantías democráticas.
Acorde a esta apuesta irrenunciable por una política participativa de los ciudadanos, PODEM considera «totalmente equivocada la suspensión temporal de la consulta por parte del Tribunal Constitucional, una institución politizada por el Partido Popular y el PSOE y que, por tanto, no garantiza la independencia judicial e imparcialidad necesaria». Es tema pasado. NO entro en la formulación.
En PODEM también creen que el Derecho a Decidir sobre el futuro de Catalunya y su modelo político, «no puede ser sustituido por unas elecciones plebiscitarias de lista conjunta donde se sitúe al ciudadano frente a un dilema monotemático sobre la independencia». En unas elecciones territoriales, todas lo son, «las personas que votan, tienen derecho a conocer qué tipo de sociedad están eligiendo, qué soluciones se les están proponiendo a sus problemas y qué oportunidades de mejora les ofrece cada alternativa. En definitiva, cuál es el futuro que está eligiendo en todos los ámbitos».
El punto es importante y tal vez aquí existe o puede existir una posición diferenciadora.
El cuarto punto habla de la democracia deliberativa. Uno de los pasos donde se defiende una determinada pluralidad que casa mal o no bien del todo con algunos pronunciamientos públicos de algunos de sus componentes:
«En PODEM proponemos que los representantes futuros de PODEM en el Parlament de Catalunya no voten siempre al unísono siguiendo el mismo modelo homogeneizador de disciplina de partido que coarta y restringe la riqueza de la diversidad de opiniones y sensibilidades. Tampoco en PODEM creemos que la libertad de voto individual del parlamentario sea un método adecuado, puesto que no refleja la representatividad real de las diferentes opiniones que puedan existir en PODEM. Las personas que representen PODEM en el Parlament de Catalunya, de acuerdo con el código ético interno del movimiento que obliga a respetar las decisiones de la Asamblea, deberán reflejar en sus votaciones la proporcionalidad de las diferentes opciones sobre el proceso soberanista catalán que se haya establecido en las votaciones dentro de PODEM».
Es decir, libertad (controlada) de intervención en el Parlament en un asunto esencial que será más esencial aún en los próximos meses en función de las corrientes de la «Asamblea ciudadana», un ente de difícil construcción y equilibrio. Ciertamente, también aquí hay alguna diferencia.
En el siguiente punto: «Ahora bien, PODEMOS apuesta por una política innovadora, valiente y transparente que analice con profundidad los problemas expresados por la gente, buscando soluciones alternativas y realistas consensuadas con las personas afectadas. En este sentido, PODEMOS es consciente y reconoce que existe una parte significativa de la ciudadanía catalana que siente una importante desafección hacia el Estado español».
Se olvidan decir que esa «desafección», otro término nada diferenciador, ha sido neta y fuertemente abonada desde instancias independentistas las cuales, hiciera lo que hiciera este o cualquier gobierno central, incluido uno de Podemos, siempre explicarían la misma historia. Añaden:
«Este hecho objetivo es uno de los más relevantes y preocupantes en la actualidad, lo que requiere la búsqueda urgente de una solución, más allá de los estériles debates y reproches entre las élites políticas predominantes en Cataluña y en el resto del Estado Español».
Lo del Estado español para hablar de España ya cansa y deberíamos dejar de hacerlo. Nadie habla del Estado catalán para hablar de Cataluña (al revés sí: Mas lo hace con cierta frecuencia).
PODEMOS, añaden, como movimiento ciudadano que aspira a gobernar España, «quiere, debe y puede plantear una nueva visión de país creativa, atrevida e ilusionante para Catalunya y el resto del Estado español (¡y dale con el Estado español!), reconociendo que la decisión final, sea cual fuere, está en manos de la ciudadanía del territorio en cuestión y no de sus representantes». No hablan, pues, sólo de Cataluña. PODEMOS debe ser el primer movimiento en explicar activamente a todos los ciudadanos que otra realidad es posible, no son el primer movimiento, la modestia es una virtud conveniente, «en la que cada persona se sienta libre y pueda realizarse plenamente dentro de un Estado donde la heterogeneidad y la diversidad sean considerados valores positivos a potenciar. Un país donde se reconozca y respete la pluralidad de culturas de los distintos territorios, se evite la comparación odiosa entre los mismos y se apueste por el desarrollo del potencial diferente que tiene cada uno sin políticas carentes de la más mínima ética democrática.» Lo del potencial diferente, bien entendido, no problema… si se entiende bien. Por lo demás, algunas de estas formulaciones las suscribiría probablemente Francisco Fernández Buey. Yo también.
Así, pues, lo señalado en último lugar está mal y sí que hay cosas que suenan diferente en el escrito. ¿Nos ponemos en razón praxeológica apostando por ello?
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Acaso sea bueno recordar ahora un texto de FFB «PARA LA HISTORIA DEL PSUC. La salida a la superficie y la conquista de la democracia». Fue en la UPF de Rambla, el 23 de febrero de 2006, presentando un libro y rindiendo un homenaje a Gregorio López Raimundo, en compañía de Carlos Jiménez Villarejo. ¡La historia de la Cataluña popular ante nosotros -no la de Cambó, no la de Pujol, no la de Millet, no la de Mas et alii-, más presente, más sentida que nunca!
Diez puntos en el esquema que se conserva de su intervención:
El primero: un kantiano enrojecido: » Además del cielo estrellado sobre mí y de la ley moral en mi interior, otra cosa que conmueve: la lealtad del ser humano. A propósito de GLR a sus 92 años.»
El segundo, sobre la lealtad a los ideales, ¿a qué ideales? «A los ideales de la II República española. A los ideales del autogobierno de Cataluña, de la Generalitat catalana. A los ideales de la democracia en su sentido más riguroso: política, social, económica, participativa, deliberativa. Y, sobre todo, en el caso de GLP; a los ideales del comunismo, particularmente en tiempos difíciles». Que para el ideario comunista lo han sido todos, añadía el comunista democrático autor de Marx (sin ismos).
El tercero; lealtad también y sobre todo a las personas. » Los hay leales al concepto. Y merecen respeto. Pero los hay leales a las personas que luchan por que la realidad se aproxime al concepto, aunque no siempre compartan todos los supuestos e implicaciones del ideal y aunque duden de que la realidad vaya a corresponder algún día al ideal». Y estos, señalaba FFB, merecen doble respeto. Como en su caso.
El cuarto. Una de las cosas que más impresionan en el libro de GLR era el recuerdo leal de esas personas, muchas de las cuales ya no estaban entre nosotros: «los dirigentes de la organización clandestina del PSUC fusilados, los jóvenes comunistas de la primera hora, los que han muerto ya: Comorera, Josep Moix, Cipriano García, Solé Barberá, Pere Ardiaca, Albert Fina, Manuel Sacristán, Josep Serradell, Alfonso Carlos Comín, José María Valverde, Manolo Vázquez Montalbán, por citar a algunos de los que aparecen mencionados en el libro».
El quinto punto. «Digo que este recuerdo de las personas me impresiona por su lealtad: porque sé, la mayoría de los presentes sabemos, que a lo largo de tantos años GLR dialogó con ellos, pero tuvo también que lidiar a veces con algunos de ellos, en los debates internos del PSUC». En este libro no había apenas una palabra negativa sobre estas personas «ni siquiera cuando el debate se convirtió en discrepancia seria y la discrepancia en desgarramiento, como ocurrió ya a comienzos de los 80 y en el V Congreso del PSUC». FFB, como Sacristán, escribieron sobre ello. Con dolor, y con mirada crítica.
El sexto. «Es ta lealtad, este tono positivo al hacer referencia a personas que discreparon en lo político, o sea, en la discusión sobre la mejor forma de actuar los comunistas en la salida a la superficie y en la conquista de la democracia», era un gran mérito del libro de GLR, «precisamente por lo inhabitual en la tribu de los comunistas, que durante muchos años nos acostumbramos a creer, erróneamente, que la escisión y la división nos purifica y nos hace grandes».
FFB, Paco, ya no creía eso en sus últimos años.
Quería subrayar este aspecto del libro de GLR, «particularmente apreciable en la Introducción y en el artículo «La salida a la superficie y la conquista de la democracia», que es su subtítulo, porque la lealtad a las personas, por encima de las discrepancias acerca de los medios para alcanzar el fin (que es más que político y menos que político)» había sido, en su opinión, «una de las asignaturas pendientes del comunismo en el siglo XX».
El octavo. Estaba convencido de que el futuro del comunismo, como movimiento y como partido, dependía en gran medida de que se lograra superar esa asignatura pendiente. O sea: «de que se logre superar el politicismo estrecho y se de la importancia que merecen al respeto y la lealtad a las personas con las que no se está de acuerdo en cuestiones tácticas o estratégicas». Sobre todo, remarcaba, «cuando estas personas han dedicado gran parte de sus vidas a los mismos fines».
El punto noveno. En este sentido y para precisar un poco más lo que quería decir: «poco importa que algunos, entre ellos yo mismo, hayamos estado en desacuerdo con la política del PSUC en los años que van de 1976 a 1985, con la aceptación de la monarquía, la reforma pactada, el eurocomunismo y todas aquellas cosas». Y que tuvieran objeciones que hacer a la explicación, por lo demás plausible en lo esencial, «que ahora GLR nos da de la actuación del PSUC en aquellos años».
Lo que de verdad importaba era «que la forma en que se nos propone esta explicación respeta la lealtad de aquellos otros que pensaron lo mismo de otra manera» .
Los énfasis son de FFB. Yo los suscribo .
El siguiente punto, el más largo. Y ahí estaba, en esas páginas de «Para la historia del PSUC», el GLR de siempre, «el GLR valeroso y bondadoso que conocimos en los años de clandestinidad».
FFB explicaba algo, sin sectarismos, que sabía y sentía en carne propia, era parte de su historia:
«Cuando yo entré en el PSUC, en 1963, Gregorio López Raimundo, el «camarada Gregorio», era ya una leyenda. Enseguida me hablaron de él las personas con las que compartí ideales y batallas en aquellos años en los que nacían casi simultáneamente las comisiones obreras y el sindicato democrático de estudiantes. Personas que militaban también en el PSUC, a las que yo quería y a las que algunos (más que los que lo declaran) debemos mucho de lo que hemos llegado a ser en este país: Manuel Sacristán, Josep Solé Barberá, Josep Fontana, Joaquim Sempere, Xavier y Dolors Folch, Octavi Pellissa… Ellos, y todos los demás a los que oí hablar por entonces de Gregorio, coincidían en dedicarle dos sustantivos que siempre he apreciado: «valor» y «bondad»».
En el mundo de los comunistas de hace cuarenta años, proseguía, estas dos palabras -valor y bondad- pocas veces iban juntas al hablar de una persona.
» El «valor» casi se suponía en un dirigente comunista que había de hacer frente a la clandestinidad, a las persecuciones, a las torturas en las comisarías y al aislamiento en las cárceles. El «valor» era lo que hacía de un dirigente una leyenda; pero, por otra parte, el valor se daba por supuesto, como en el servicio militar obligatorio de la época. Y, desde luego, había otros dirigentes comunistas, además de Gregorio, que habían demostrado valentía y entereza en los peores momentos de la lucha antifranquista, cuando, como solía ocurrir, se producía una de aquellas detenciones en las que la víctima era detenida por la brigada político-social con todos los pronunciamientos desfavorables, o sea, como dirigente comunista declarado. El «valor» se apreciaba, sí, pero en aquella subcultura nuestra de entonces casi lo identificábamos con el carácter del dirigente».
La «bondad», en cambio, proseguía FFB, era algo así como una flor rara.
«Habíamos leído el poema de Brecht «A los por nacer» y creíamos saber las razones de aquel dicho del poeta por el cual, habiendo querido ser amistosos en este mundo, no siempre se podía serlo, precisamente por las injusticias y la maldad del mundo en el que a uno le había tocado vivir y quería cambiar. Nosotros éramos los «por nacer» de Brecht, que escribió el poema en los años treinta, y, sin embargo, perseguidos por la dictadura franquista y de nuevo en tiempos miserables, aún teníamos que hacer nuestra la queja del poeta con la esperanza de que los que vendrían después, estos sí, podrían ser amables y bondadosos de verdad. Por eso mismo la «bondad», cuando además se tenía valor y se había sufrido la injusticia, era doblemente apreciada. Gregorio López Raimundo juntaba en su persona las dos cosas. De manera que, para nosotros, la leyenda era historia real».
FFB conoció personalmente a GLR unos años más tarde, en 1970 o 1971. Lo recordó así:
«Habíamos pasado por un estado de excepción durísimo, muchos compañeros habían sido detenidos, varios de ellos estaban en la cárcel y el PSUC pasaba por un momento delicado. Estábamos intentando reorganizar una comisión de formación de cuadros desmantelada por la brigada político-social y al mismo tiempo tratábamos de entender lo que había pasado en el mundo en 1968. Discutíamos mucho entonces sobre la situación real y sobre el futuro del régimen franquista. Yo entonces no estaba de acuerdo con la valoración que Gregorio hacía de nuestra situación (la del partido y la del régimen franquista) y tampoco con algunas de las cosas que la dirección del partido venía diciendo y escribiendo sobre lo que había de representar el doble aldabonazo del 68. Lo que oí en aquel primer encuentro con el camarada Gregorio no me gustó. Y tampoco me gustó lo que oí en algunas reuniones posteriores con motivo de la redacción del nuevo manifiesto-programa del PSUC. Pero supe entonces que lo que me habían dicho años atrás de la bondad de GLR era verdad. Y que esta verdad tenía que estar por encima de las diferencias políticas».
En 1976, poco antes de la legalización del partido, FFB dejó el PSUC. Los motivos no importaban en este contexto.
«Lo que importa, porque es un recuerdo que se me quedó grabado para siempre, es que unas semanas después, yendo yo con Neus Porta [su esposa y compañera], coincidimos en un autobús urbano con Gregorio López Raimundo. Fui a saludarle y a preguntarle, con cierto retintín, si habían recibido mi carta de despedida, dispuesto a iniciar la enésima discusión política. Recibí una lección que entonces no entendí bien. Gregorio me dijo que «no». Y añadió que esperaba no recibirla y que, en cualquier caso, seguía habiendo muchas cosas que hacer y volveríamos a encontrarnos. Lo dijo sin acritud, con el mismo tono bondadoso de otras veces, como si nada hubiera cambiado».
Desde entonces, concluía FFB, había vuelto a coincidir con Gregorio López Raimundo muchas veces, ya sin nombres de guerra y en una situación muy cambiada: «en los inicios de Izquierda Unida, en Iniciativa, en Esquerra Unida i Alternativa y últimamente en el PSUC-viu». Mientras tanto, la cultura comunista democrática se había ido convirtiendo en una de esas cosas en peligro de extinción «cuyo valor hay que explicar a los más jóvenes con calma y con paciencia para que no se pierda entre los horrores de lo que fue el estalinismo». El mundo había dado muchas vueltas, la mayoría de ellas «han hecho que muchas personas valientes perdieran los ideales que tuvieron y que muchas personas bondadosas se dejaran llevar por la melancolía del hemos sido mucho y no somos nada . Gregorio López Raimundo, a sus noventa años, sigue ahí, en todo acto contra la guerra y contra las injusticias, mostrándonos, con su presencia y su palabra, que la ética de la resistencia no tiene edad».
Así finalizaba el autor de Leyendo a Gramsci : «Cuando hoy le veo y le oigo hablar de comunismo y alterglobalización pienso que tenían razón los amigos de ayer: valor y bondad. Se necesitaban entonces para resistir a la barbarie franquista. Y se necesitan hoy sencillamente para estar ahí y seguir diciendo lo que se es. Gracias, Gregorio, por seguir estando, por la compañía».
Gracias a FFB, a GLR, a Teresa Pàmides, a Neus Porta, a Manuel Sacristán, a Giulia Adinolfi y a tantos otros maestros y maestras por seguir estando nosotros.
¿Todo este compromiso, toda esta forma de entender nuestra historia, nuestra resistencia, nuestra unión fraternal con otros pueblos y ciudadanos lo vamos a arrojar por la borda?
¿Sin valor? ¿sin bondad?
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Mientras, ay mientras tanto:
La Generalitat obliga a unos 10.000 trabajadores en paro, aquellos que no renovaron la demanda de empleo entre mayo y agosto de 2013, a devolver el equivalente a un mes de prestación de 2013.
El memorial de agravios de Nou Barris, el distrito más pobre de Barcelona (seis de los barrios más pobres de la ciudad de los prodigios (turísticos) forman parte del distrito), con más rentas mínimas (la renta per cápita es de 8.000 euros, la de la ciudad es de 18.912 euros), más beneficiarios de servicios sociales (tres de cada diez vecinos de Can Peguera es atendido por estos servicios) y con cinco desahucios por día y también uno de los más organizados y luchadores, sigue en aumento y hablan, con toda claridad, en un documento reciente de que no es pobreza, es injusticia.
Martin Bellamy, por su parte, el consejero delegado de Salamanca Group, asegura que la Marina del Port Vell no es una operación de blanqueo de capitales lo cual hace y debe hacer encender todas nuestras alarmas… ya encendidas
La Fundació Carulla-Agrolimen ha creado un premio de 100.000 eurs -cien mil!- para star-up culturales. En el jurado, por supuesto, Vicenç Villatoro, que está en todas partes… donde se muevan premios bien dotados.
Y mil asuntos más que no cuentan, que apenas existen. El gran tema los oscurece. Todos o casi todos los focos apuntan hacia el mismo lugar. ¿Rompemos esas luces intoxicadoras?
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Como escribía Antonia Maymón: «Salud y consecuencia».
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Mecachis, perdón, me olvidaba. Un regalo, un texto de 1984. No les digo el autor. No hace falta, lo adivinarán después de leer la segunda línea:
«Estaba yo pensando profundamente en todo eso cuando me llegó un sobre voluminoso con el membrete de El País. ¡Cáspita! me dije, como si estuviera traduciendo el Cuore , esta carta debe ser muy importante, a juzgar por su remitente y por lo gorda que es. Abrí el sobre y vi que era una carta con título. Y qué titulo. A saber. «¿Qué es España?».
Me precipité a consultar el Ferrater, para ver si don Miguel de Unamuno, o don José Ortega y Gasset, don Ramiro de Maeztu, o incluso don Ángel Ganivet (todos esos autores son inevitablemente «don») estaba todavía vivo. Comprobé que no.
Por otra parte, la carta no da muchas pistas para responder a la pregunta; es verdad que dice que España no es una unidad de destino en lo universal, pero eso no me lo resuelve todo, porque también podría ser un dolor, o un enigma histórico, o un problema, o un sin-problema, o incluso un invertebrado.
Ni tampoco contribuye mucho a resolver la cuestión el encomiable ejemplo de las democracias occidentales ante las que se postra la carta al exhortarnos a adoptar «la perspectiva moderna con que, con la ayuda de la razón crítica, los países más civilizados afrontan sus problemas». Es obvio que la Gran Bretaña es un país de los más civilizados, por lo menos desde que Asterix y sus amigos enseñaron a los anglos a tomar el té. Entonces, la razón crítica que según El País , nos permitirá descubrir qué es España ¿tendrá que ver con la muerte por inanición de algún preso del IRA? O tal vez con algún bombazo corso, ya que también Francia es un país muy civilizado.
Consulté el diccionario de María Moliner, cosa siempre recomendable. Y en la página 1199 de su primer volumen descubrí que la autora no se atreve a definir «España». Pero, sin decirlo, explica, en realidad, por qué no define, enjaretándonos la retahíla de términos que transcribo sólo parcialmente: «alanos, arévacos, ártabros, astures, autrigones, bastetanos, benimerines, béticos, cántabros, caporos, cartagineses, celtas, celtíberos, cerretanos, cibarcos, contestanos, cosetanos, deitanos, edetanos, fenicios, godos, iberos, ilercavones, ilergetes, iliberritanos, ilicitanos, ilipulenses, iliturgitanos, indigetes, italicenses, lacetanos, layetanos, masienos, moriscos, mozárabes, numantinos, oretanos, pésicos, saldubenses, santones, suevos, tartesios, tugienses, turdetanos, túrdulos, vacceos, vándalos, várdulos, vascones»
Entonces me puse a pensar profundamente sobre todo eso.»
Que conste que cuando el autor de Introducción a la lógica y al análisis formal se ponía a pensar profundamente, pues eso, pensaba profundamente.
Notas:
[1] Javier Pérez Andujar ironizaba sobre ello en uno de sus magníficos e imprescindibles artículos: «Preguntas largas, respuestas cortas». El País, 27 de noviembre de 2014, p. 19.
[2] http://cat.elpais.com/cat/2014/10/22/cultura/1414005618_785136.html
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.