Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
La Organización Mundial de la Salud no ha anunciado aún la existencia de un caso de Covid-19 en el Yemen, pero un nuevo informe arroja luz sobre cómo los años de ataques, muchos de ellos dirigidos contra hospitales y clínicas, han llevado al sistema sanitario del país a unos niveles de destrucción prácticamente irreversibles.
El informe, elaborado conjuntamente por Physicians for Human Rights y la organización de derechos humanos Mwatana for Human Rights, con sede en el Yemen, documenta cuatro años de ataques contra los centros de salud en el país, en línea con la tendencia mundial que ha llevado a un incremento brutal de los ataques sobre los trabajadores e instalaciones sanitarias en zonas de guerra.
En base a casi 200 entrevistas, verificadas con declaraciones de testigos, fotografías e informes de medios y ONG, el informe documenta 120 ataques contra instalaciones médicas en 20 de las 22 provincias del Yemen entre marzo de 2015, cuando Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos comenzaron una guerra allí con el respaldo de EE. UU., y finales de 2018.
El informe es el intento más completo de documentar los ataques a instalaciones médicas en el conflicto hasta la fecha, y arroja una luz importante sobre un sistema de salud ya colapsado que está luchando para hacer frente a las consecuencias de años de desnutrición, enfermedades evitables y escalada de la violencia.
“Cuando lo miras, eres consciente de que en realidad se trata de una situación letal a causa de mil recortes”, dijo Kristine Beckerle, directora legal de responsabilidad y reparación de Mwatana for Human Rights. “No se trata de que el sector de la sanidad del Yemen haya excedido sus límites, es que está más allá de cualquier límite”.
De los ataques documentados en el informe, 35 fueron asaltos aéreos de la coalición saudí y emiratí, e involucraron bombardeos sobre 32 instalaciones médicas distintas. “La mayoría de los ataques aéreos causaron daños significativos a las instalaciones en cuestión, destruyendo unidades médicas vitales y causando interrupciones generalizadas en el acceso y la prestación de servicios”, dice el informe.
46 de los ataques fueron de morteros o cohetes, operados principalmente por el grupo rebelde hutí o sus aliados, y nueve fueron consecuencia de los intentos de las fuerzas hutíes de ocupar o dirigir instalaciones médicas.
Rayan Koteiche, uno de los autores del informe e investigador de Physicians for Human Rights en Medio Oriente y África del Norte, dijo a The Intercept que todas las partes en guerra eran culpables de ataques contra instalaciones médicas, desde las fuerzas aéreas saudíes y emiratíes hasta el gobierno yemení al que apoyan y los hutíes que ocupan la capital de Sanaa en el norte.
“Todos han estado perpetrando violaciones del derecho internacional humanitario atacando, repetidamente, la infraestructura sanitaria y el personal médico en el Yemen”, dijo Koteiche.
Años de acceso restringido y daños a la infraestructura, así como ataques contra hospitales y otras instalaciones, han dejado al sistema de salud del país incapaz de responder a enfermedades evitables, y mucho menos a una pandemia, dijo Beckerle. “No estamos hablando de comprar desinfectante para manos. En algunos lugares, la gente ni siquiera puede comprar jabón. Hay que pensar en que las medidas básicas que las personas están tomando para protegerse, son medidas que no están al alcance del pueblo yemení”.
Durante la guerra, el sistema de salud se vio afectado por enfermedades evitables, y el colapso del saneamiento produjo el mayor brote de cólera en la historia moderna, llegando a más de un millón de casos. Antes de la guerra, Yemen dependía en gran medida de trabajadores médicos extranjeros -muchos de los cuales habían regresado a sus hogares- e importaba prácticamente todos sus productos farmacéuticos y equipos médicos.
“El cólera es un buen ejemplo de una enfermedad que no debería existir en ningún lugar del planeta donde exista una capacidad mínima de respuesta de un sistema médico”, dijo Koteiche.
Las restricciones a la importación y acceso por parte del bloqueo naval de Arabia Saudí y de los Emiratos, los combates y las condiciones de asedio en franjas del país han provocado escasez de medicamentos y equipos. Y aunque los datos completos sobre el número de establecimientos sanitarios en el Yemen no son públicos, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU ha declarado que solo el 51% por ciento de los centros de salud del país “siguen siendo plenamente funcionales”.
En los últimos días, las autoridades del Yemen han tomado medidas para evitar la propagación de Covid-19 en el país. Tanto los hutíes como el gobierno respaldado internacionalmente han suspendido los vuelos e instado a los viajeros que se impongan una autocuarentena. El gobierno respaldado internacionalmente también ha ordenado el cierre de escuelas.
Pero Beckerle dijo que el sistema sanitario del país está lejos de estar preparado para enfrentar los preparativos avanzados para una pandemia, como aumentar las camas de hospital o suministros de equipos médicos como ventiladores.
“La pregunta es: ¿Puedes ir a un hospital? ¿Hay electricidad?”, dijo Beckerle. “Y así es la vida de cada día”.
Alex Emmons es un reportero que cubre temas relativos a seguridad nacional, asuntos exteriores, derechos humanos y política. Antes de unirse a The Intercept, trabajó para Amnistía Internacional y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) en sus campañas contra los asesinatos selectivos, la vigilancia masiva y la Bahía de Guantánamo.
Fuente:
https://theintercept.com/2020/03/18/yemens-health-care-coronavirus-covid-19/
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