Las estimaciones del Observatorio de Sostenibilidad vaticinan que, de seguir el ritmo actual, España no cumpliría con los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Con la información que hay, y con las políticas existentes hoy en
día, las previsiones de emisiones recogidas en la Ley de Cambio
Climático no se van a cumplir”. Así de categórico se muestra el
economista y especialista en crisis climática, José Santamarta, respecto
a los datos que se extrapolan del informe Emisiones de gases de efecto invernadero 2022 que acaba de publicar el Observatorio de Sostenibilidad (OS).
La
estimación del total de gases de efecto invernadero que el conjunto de
la economía y la sociedad española enviaron a la atmósfera en 2021 es
que estos aumentaron un 5,9% en el año 2021 respecto al año anterior,
según recoge la investigación. Se trata del primer año en que las
emisiones se han incrementado desde 2016 y un dato que supone que
España no va en la dirección correcta para frenar la emergencia
climática.
Tampoco para cumplir el objetivo impuesto por la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica —aprobada precisamente en abril del pasado año— y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-30 de reducir las emisiones un 23% respecto a los niveles de 1990. De hecho, el objetivo que recogen ambos ha sido calificado de claramente insuficiente por las organizaciones centradas en luchar contra la emergencia climática, que piden al Gobierno que eleve ese porcentaje al menos al 55%, como se ha fijado como meta la Unión Europea en su conjunto.
El total de CO2 equivalente (CO2eq) emitido a la atmósfera en 2021 ha sido de 291 millones de toneladas frente a 274,7 millones de 2020, un año en que la pandemia de covid-19 fue determinante para la reducción de emisiones. Se trata del mayor aumento de emisiones desde 2007, el año en que España llegó al techo de 446,6 millones de toneladas de CO2eq. “En un contexto de descarbonización de la economía y de obligación de bajar un 23% las emisiones para el año 2030, no es el mejor escenario”, lamenta el director del OS y coautor del informe junto a Santamarta, Fernando Prieto.
Consumo desbocado
Entre las razones por las que se ha producido esta situación se encuentra el incremento del 3% de la quema de carbón para generación eléctrica, el aumento del consumo de gas del 4,9% y, sobre todo, un 9,2% de consumo de petróleo superior al pasado año. Este último es, junto a unas emisiones del transporte por carretera que se incrementaron un 13,9%, el factor determinante para los especialistas del OS.
En lo relativo al impulso de las renovables, a pesar de que la energía eólica producida creció un 10%, la fotovoltaica un 37,4% y la termosolar un 3,7%, la hidroeléctrica disminuyó un 3,4%. “La sequía se ha notado mucho”, apunta el economista, por lo que las energías más limpias no han conseguido inclinar la balanza hacia una reducción de emisiones.
Asimismo, desde el OS remarcan que el fin de las restricciones propició, en el último trimestre de 2021, un aumento del consumo que ni siquiera los altos precios de carburantes y electricidad han conseguido paliar. “En los nueve primero meses seguía la dinámica de la pandemia del año anterior, pero cuando el consumo se ha disparado de una manera frenética es en los tres últimos meses”, señala José Santamarta.
2022, peor pronóstico
Lejos de quedarse en los
datos del año pasado, el informe del OS ha analizado además la
información disponiblee en 2022, con unas conclusiones nada optimistas.
“La mala noticia es que en 2022 va a ser mucho peor”, denuncia
Santamarta. “Desde el 1 de enero de 2022 al 5 de junio, el consumo de
carbón para generación de electricidad en España ha aumentado un 100%”,
indica por su parte Fernando Prieto. “O sea, se ha duplicado a pesar del
cierre de centrales térmicas”.
Algo similar ha ocurrido en el uso de gas para generación eléctrica en centrales de ciclo combinado, que se ha incrementado un 82% a pesar de la crisis energética y los altos precios de este combustible fósil.
Con estos datos sobre la mesa, en los cinco primeros meses del año el aumento de emisiones se sitúa en torno al 12%, según las estimaciones del OS. “El consumo de productos petrolíferos en los tres primeros meses del año estaba disparado, aunque se ve una ralentización desde abril”, explica el economista.
También se ha ralentizado el consumo de gas natural para usos domésticos e industriales, pero su incidencia no será determinante en el dato global. “Si las tendencias no cambian de una manera drástica en lo que queda de año, vamos a tener en 2022 el mayor aumento de emisiones que hemos visto en una década”, lamenta Samntamarta.
“Las emisiones del sector eléctrico este año van a crecer de una manera como no se ha visto en muchos años”, continúa Santamarta, “lo que contradice toda la política de precios del Gobierno y la Ley de Cambio Climático, tanto en lo referido a descarbonización como a las políticas que se tendrían que implantar”.
Estimaciones cercanas
Los datos relativos a la emisión de gases de efecto invernadero en 2021 ofrecidos por el Observatorio de Sostenibilidad se adelantan seis meses a los definitivos, que previsiblemente ofrecerá el Gobierno a principios de 2023. Para los de 2022 habrá que esperar hasta al menos 2024. Aunque la información ofrecida por el OS son estimaciones, “normalmente las diferencias son mínimas”, remarca Santamarta, lo que ha hecho que las estimaciones del OS se acerquen mucho a los datos oficiales publicados por el Ministerio de Transición Ecológica. Más cautos son respecto a los de 2022: “Aún queda mucho partido”, señala el director del OS.
El informe publicado por el OS remarca que España sigue siendo uno de los países industrializados donde más han aumentado las emisiones de 1990, lo que hace que siga necesitando un importante esfuerzo para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones estipulados en la Ley de Cambio Climático y el PNIEC, unos objetivos que, previsiblemente, serán revisados en 2023, momento en que las organizaciones del movimiento por el clima exigirán una mayor ambición de la misma.