El acuerdo de alto el fuego, diseñado por las diplomacias francesa y estadounidense, parece inminente. El Gobierno israelí, en cualquier caso, avisa de que el cese total de las hostilidades «no va a ocurrir de la noche a la mañana».
El Ejército israelí confirmó hoy haber realizado operaciones en la zona oriental del río Litani, por primera vez en esta guerra, localizada a unos seis kilómetros de la frontera israelí con el sur del Líbano. Además, ha intensificado sus bombardeos sobre Beirut en una especie de esprint final antes de acordar una tregua con Hizbulá, algo que parece inminente.
El Gabinete de Seguridad de Israel se reunirá esta tarde para decidir sobre el alto el fuego. Sus miembros votarán un borrador que incluye la retirada de los milicianos de Hizbulá al norte del río Litani, que demarca el área desmilitarizada establecida por la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU tras la guerra de 2006, y que comienza en la Línea Azul (la divisoria entre Israel y Líbano).
La incursión militar realizada hoy en esta zona amplía el área invadida por Israel. Sus tropas nunca habían llegado tan al norte desde que entraron en el Líbano el 1 de octubre. Es también la primera vez que llegan a esta zona desde el año 2000, según medios locales.
Un alto el fuego aprobado por el G-7
Antonio Tajani, ministro de Asuntos Exteriores de Italia, ha asegurado que todos los países del G-7 están a favor de un alto el fuego en Gaza y Líbano. Sus homólogos de siete de las principales economías del mundo (más la Unión Europea) están reunidos en Anagni (localidad cercana a Roma), donde están discutiendo sobre el futuro de Ucrania, Gaza y el Líbano.
Entre los temas candentes de sus reuniones está la orden de detención que la Corte Penal Internacional emitió hace unos días sobre Benjamin Netanyahu. Igual que todos (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) están de acuerdo en promocionar un alto el fuego, casi todos parecen reacios a entregar al primer ministro israelí a las autoridades de La Haya. Por el momento, sólo Canadá ha dicho que cumplirá con el mandato internacional.
Según diversos rumores, Joe Biden y Emmanuel Macron serán quienes anuncien esta noche el alto el fuego, algo que no ha gustado demasiado a Netanyahu, molesto con el hecho de que Estados Unidos y Francia se apropien de este éxito diplomático. Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, también presente en Anagni, exigió al primer ministro israelí que se deje de evasivas y acepte el pacto: «Hay sobre la mesa una propuesta mediada por Estados Unidos y Francia que otorga a Israel todos los compromisos de seguridad que ha pedido. No hay excusas para rechazar esta propuesta».
El ansiado alto el fuego, en cualquier caso, será «por etapas», según ha adelantado el embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon: «No va a ocurrir de la noche a la mañana».
Una de las posibilidades ha quedado apuntada por Abdallah Bou Habib, ministro de Exteriores del Líbano. Él, que no se fía de Netanyahu, cree que el actual Ejecutivo israelí firmará una tregua de 60 días. No más. «Netanyahu no dará a la actual administración estadounidense el placer de la paz en el Líbano, sino al presidente electo». Es decir, a Donald Trump. Cuando éste tome posesión en enero de 2025, empezarán realmente las negociaciones de paz.
Pese al previsible anuncio de tregua, la aviación israelí bombardeó hoy seis objetivos de Hizbulá en los suburbios del sur de la capital de Beirut, conocidos como Dahye, donde dijo haber atacado centros de mando y otras infraestructuras de la milicia chiita.
Al menos 3.768 personas han muerto desde el inicio del fuego cruzado hace más de un año entre Hizbulá e Israel, de ellos más de 3.000 desde el inicio de la campaña israelí de bombardeos el pasado 23 de septiembre, a la que le siguió una invasión terrestre.