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1964, 25 años de paz; 2025, 50 años de «España en libertad»

Fuentes: Rebelión

1964 fue una fecha importante para el franquismo. Reconocido internacionalmente el régimen y abandonado el período anterior de autarquía, se imponía impulsar un proceso de modernización económica y social. Ahí se situaba la campaña “XXV años de Paz” impulsada ese año por la dictadura. Más que celebrar el “alzamiento nacional” y la “victoria” (también hubo de esto, y mucho), el objetivo era poner de manifiesto los logros del franquismo: paz, salida del subdesarrollo,… El artífice de la misma fue Manuel Fraga Iribarne, ministro entonces de Información y Turismo.

La Campaña comenzó con la celebración de un “Te Deum” en el Valle de los Caídos, seguido de un indulto general de 6 años y una cancelación de antecedentes penales. En la misma hubo de todo: cansina propaganda en TVE, única cadena entonces existente; aburridos NODOs de emisión obligada previa a la exhibición de cualquier película; profusa divulgación de la campaña en la extensísima red de prensa y radio oficial; exposiciones, folletos y carteles de masiva difusión y, para terminar, la película de Sáenz de Heredia “Franco ese hombre”. ¡Ahí es nada!

XXV años de una paz asentada en las fosas de decenas de miles de personas fusiladas y desaparecidas, de cientos de miles de exiliados políticos y emigrantes económicos, de cárceles repletas de gente, de mujeres rapadas y violentadas, de campos de concentración y trabajo esclavo…. Paz franquista en la que recién se había dado el estado de excepción de 1962 para Asturias, Bizkaia y Gipuzkoa, la creación del Tribunal de Orden Público en 1963 y la condena a muerte y ejecución del dirigente comunista, Julián Grimau, sucedido ese mismo año.

Han pasado 71 años de aquello. Vivimos en 2025. El gobierno más progresista de la historia de España, acaba de anunciar la celebración este año de la campaña “España en libertad” con motivo de cumplirse el 50 aniversario de la muerte de Franco. En su presentación Pedro Sánchez ha dicho que hemos pasado de “ser una dictadura pobre y aislada a una de las democracias más plenas del mundo. Una economía moderna, abierta y sostenible, una sociedad tolerante e inclusiva y un potencia internacional, comprometida con el multilateralismo y la paz”. Una vez más, España es la envidia del mundo.

La campaña, mes a mes, amenaza ser también cansina en demasía. Habrá de todo y para todos y todas: ciclo de cine en la Filmoteca Española, exposiciones varias itinerantes por todo el Estado, concurso nacional para el alumnado de ESO y bachillerato, coloquios surtidos realizados por sesudos especialistas, series documentales en TVE, debates institucionales, homenajes varios (campos de concentración de Buchenwald, Mauthausen), reconocimiento de lugares de memoria, etc.… En resumen, no quedará plato alguno sin rebañar, para mayor gloria y honor de la libertad y la democracia vivida. Pero ya lo dice el refrán: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”.

La muerte de Franco en noviembre de 1975 vino precedida de los cinco fusilamientos de los militantes de ETA y FRAP realizados dos meses antes. Pero su fallecimiento no supuso el fin de estas crímenes. Por el contrario, si fusilar a cinco personas a la vez era algo no conocido desde la posguerra, en los años siguientes los asesinados se contarían de siete en siete: masacre policial en Gasteiz, marzo-1976, siete muertos; “semana negra” madrileña, enero-1977, siete muertos; II semana pro-amnistía, mayo-1977, siete muertos. Sumemos a lo anterior los asesinatos de Montejurra, mayo-1976, dos muertos; sanfermines en 1978, otros dos…. A pesar de ello, según la campaña, ya vivíamos en libertad.

Y en eso llegó la Constitución. En su texto, si bien buena parte de las libertades democráticas ganadas a pulso en la calle fueron finalmente reconocidas, lo cierto es que pilares esenciales del franquismo siguieron en pie, a saber, la Monarquía heredera del genocida y aupada por él; la Policía, Guardia Civil, Ejército y Judicatura ejecutora de una represión que duró décadas; la España indisoluble e indivisible, la cúpula bancaria y empresarial cómplice del golpe del 18 de julio; la Iglesia que bendijo aquella santa Cruzada y obtuvo privilegios mil de aquel criminal….

Pues bien, ¿qué tiene que ver la democracia con otorgar al rey la jefatura del estado y declararle inviolable por cualquier delito que cometa?, ¿es democrático acaso reconocer al Ejército el carácter de garante de la unidad española y no a la soberanía popular?, ¿qué decir de esa política de impunidad para con unas prácticas policiales criminales amparadas por la Ley de Secretos Oficiales y la Ley de Amnistía?, ¿qué democracia es esa que rechaza cumplir los requerimientos de reforma-abolición de esas leyes hechos por distintos Relatores de la ONU y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos?, ¿por qué un Jefe de Estado, Juan Carlos II, sátrapa, crápula y corrupto donde los haya, se ha salido de rositas de todos los delitos que ha cometido?, ¿a qué se debe que tras más de 5.000 casos de tortura oficialmente reconocidos en Euskal Herria en éstas últimas décadas, ningún fiscal ni juez haya realizado la más mínima investigación al respecto?

El próximo mes de febrero se celebrará en Iruñea un juicio contra siete jóvenes acusados de formar parte de un grupo criminal organizado. Su delito ha sido realizar distintas acciones de desobediencia civil (acampada, sentadas, concentraciones,…) para impedir el inicio de las obras de un proyecto de construcción de 228 viviendas de lujo, un hotel y un campo de golf rechazado además por el pueblo de Lekaroz, lugar donde se sitúan los terrenos, y el ayuntamiento del Valle de Baztan. Se les pide un total de 20 años de cárcel y 56.000 euros de multa. Ni siquiera en tiempos de Franco actos similares se sancionaban de esta forma. Pero la libertad y la democracia de la que habla la campaña “50 años en libertad” es así. Los jóvenes de Altsasu saben también bastante de esto, al igual que los del proceso catalán.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.