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Los 11 principios de Joseph Goebbels y el lobo ibérico

Fuentes: Rebelión

Desde el Ministerio de Propaganda les presentamos los 11 principios PJG, en honor a Paul Joseph Goebbels, para su aplicación directa en las artes, la educación, la comunicación y el mantenimiento de las instituciones, tomando como ejemplo un caso práctico de máxima actualidad.

Principio de simplificación y del enemigo único

Adoptar una única idea, un único símbolo, un único enemigo. El lobo es el culpable de todo, no los judíos ni el capitalismo, el culpable es el canis lupus signatus, ese animal que nos aterroriza desde la infancia con historias crueles y mal escritas, y lo que es aún peor: sin un auténtico argumento. 

Principio del método de contagio

Reunir diversos adversarios en una sola categoría. Tan execrables como el lobo, deben ser los ecologistas buenistas, los blandos izquierdistas defensores de la multiculturalidad y en general cualquier persona que se desvíe de las tradiciones.

Principio de la transposición

Cargar sobre el adversario los propios errores. Si no puedes negar las malas noticias de la guerra contra Rusia, de la guerra contra el clima o de la guerra contra la especulación mobiliaria, inventa otras guerras que le quiten gravedad a estas, como la guerra contra el lobo.

Principio de la exageración y desfiguración

Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. Es importante darle cobertura a noticias como que las ovejas de un pequeño rebaño en un pueblo perdido son atacadas por una fiera salvaje, supuestamente canina, ocasionando un irreparable daño en la economía nacional, motivo por el que el parlamento europeo, sin medios para indemnizar al pastor de las susodichas ovejas, se ha visto obligado a actuar de forma contundente contra las terribles manadas lupinas que ya han comenzado a invadir todos los territorios, amenazando también con entrar en los cascos urbanos.

Principio de la vulgarización

Ligar la propaganda con el populismo. Adaptar el nivel de la información al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. No hay que realizar grandes esfuerzos en demonizar al lobo. El lobo es malo por naturaleza, diga lo que diga la ciencia. Y si te parece difusa la palabra malo, utiliza otra que ponga los pelos de punta, como diabólico. El objetivo es sensibilizar sobre el daño que causan estos bichos. Si puedes dibujar un lobo devorando un bebé de apenas unos meses, mejor que mejor. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar, así que no hay por qué preocuparse si al final se demuestra que los lobos no comen niños.

Principio de orquestación

Limitar la propaganda contra el lobo a un número de dos o tres ideas simples. Estas pueden ser: que hay demasiados, que es una especie dañina o que no produce nada útil. A continuación, hay que repetirlas incansablemente, presentándolas una y otra vez desde diferentes perspectivas en todos los medios de comunicación a nuestro alcance, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto de lucha contra el lobo. Sin fisuras ni dudas. Ya sabemos que el sentido común dice lo contrario y que el lobo es una especie vulnerable y beneficiosa para el medio, pero nunca hay por qué tener miedo a la mentira. Por extraño que parezca, el siguiente refrán popular es cierto: si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.

Principio de renovación

Emitir constantemente noticias contra el lobo, aprovechar cualquier circunstancia para no dejar al adversario con argumentos a su favor, y a cada respuesta de cualquier grupo proteccionista contraatacar con acusaciones que le saquen los colores a los activistas que forman parte de estos grupos, como decir que están subvencionados, que viven del cuento o que es una pandilla de vagos que lo único que quieren es no dejar nada en ningún sitio y por eso defienden al innombrable, para que todo el campo esté abandonado. Sin recurrir al insulto, tiene que quedar claro que las únicas personas claramente conscientes de la realidad son las que defienden que se mate a estas bestias y no las que ingenuamente las protegen.

Principio de la verosimilitud

Es esencial construir las ideas a partir de fuentes variadas, globos sonda e informaciones fragmentarias. Ayudará mucho acompañar el argumentario con testimonios verídicos relatados en primera persona de brutales ataques, exposición pública de víctimas totales de herbívoros, relación de pueblos despoblados a causa del miedo que estas fieras producen, etc.

Principio de la silenciación

Callar en las cuestiones espinosas como la caza furtiva por la noche y con escopetas automáticas de visión nocturna, y disimular las noticias que favorecen al adversario como el número de ovejas de elevada edad que aparecen misteriosamente devoradas en medio del campo, o el aumento de turistas para avistar esta especie en provincias desfavorecidas políticamente. Así mismo, es preciso marginar cualquier información que apunte hacia la necesidad de proteger a esta especie como parte de los ecosistemas, negando su función reguladora y los beneficios que presta a la ganadería mediante el control de las epidemias gracias a la archiconocida selección natural. En caso de que todo esto no sea posible, ante una noticia susceptible de dañar la imagen de la caza del lobo se han de publicar otras de mayor relevancia que la tapen: subida del precio de la barra de pan, el traje de baño de las princesas, los cuernos de una cantante a su novio futbolista, etc.

Principio de la transfusión

Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios folclóricos; se trata de difundir noticias que puedan arraigar en estas actitudes primitivas. En el caso del lobo, esta estrategia se puede dar sin apenas esfuerzo. Pero, además, es primordial disfrazar este odio con un traje de época para que la fuerza de la costumbre no deje de operar en el subconsciente de los individuos. Una de las maneras de perpetuar esta transfusión es crear centros de interpretación del lobo ibérico en los cuales se explique con vehemencia que, a pesar de la persecución durante siglos, el lobo logró sobrevivir, por lo que es difícil que una nueva persecución haga peligrar la especie.

Principio de la unanimidad

Alcanzar ese estado en el que todo lo que se diga en contra del lobo, o de la desaparición como figura protegida, caiga en el saco de esa frase hecha que reza “como todo el mundo piensa”. Es el mejor modo de perpetuar la aversión hacia el canis lupus signatus y facilitar su exterminio al ser una acción aceptada por la gran mayoría de la sociedad. También, como complemento a este principio, es aconsejable eliminar (políticamente) a quienes piensan de modo diferente. Sacando a relucir una sabia frase hecha: así matamos dos pájaros de un tiro.

Nota del autor: He de advertir que no comparto en absoluto el contenido del panfleto expuesto pero he creído necesaria su fidedigna transcripción en este medio, si bien no puedo, por razones obvias, desvelar la fuente que me ha permitido obtenerlo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.