El filósofo francés Maurice Blondel (1861-1949) nos advirtió, a finales del siglo XIX, que cada elección que hacemos, cada decisión tomada, nos cierra la puerta a todas las alternativas que no fueron elegidas. Esto implica que la vida, en su constante fluir, exige acción y movimiento continuo, sin la posibilidad de detenerse a lamentar o analizar indefinidamente las opciones perdidas. La flecha del tiempo nos empuja hacia adelante, hacia nuevas decisiones y acciones, sin permitirnos quedarnos anclados en el pasado.
“Cada determinación amputa una infinidad de caminos posibles y no es posible detenerse o parar la acción, ni esperar. Si no actúo yo algo actúa en mi o fuera de mí, casi siempre contra mí. La paz es una derrota, la acción no tolera otro aplazamiento que la muerte.”
Este pensamiento lo tomé, siendo aún muy joven, de la tesis doctoral de Blondel, publicada en 1893.
En resumen, la cita refleja la naturaleza dinámica de la vida y la necesidad de avanzar tomando decisiones, incluso sabiendo que cada elección implica renunciar a otras infinitas posibilidades. La inacción o la espera prolongada son definitivamente canceladas por la muerte.
Hace unos días tuvo lugar un interesante encuentro organizado por la Asociación por la Memoria Militar Democrática (AMMD).
Como su nombre indica, y sus estatutos lo confirman, su acción colectiva está orientada a la historia militar, es decir al ayer; dicho sea esto sin menosprecio alguno, pues el presente es tan solo un instante abierto hacia el incierto futuro, que siempre se construye sobre lo construido en el pasado o sobre los materiales de desecho de lo que ya solo son ruinas.
El pasado importa; no solo por rendir el merecido homenaje a nuestros mayores, que con su esfuerzo y sacrificio hicieron posible las amenazadas libertades actuales, y sin las cuales la vida se enrarece hasta quedar yerma y estéril, sino también porque su conocimiento y comprensión ilumina la senda por la que transitar hacia un porvenir más limpio y solidario.
Las pírricas libertadas, conquistadas por las heroicas luchas populares del pasado, están hoy seriamente amenazadas por un Estado dominado por franquistas -corruptos y corruptores- reconvertidos a una “fe democrática” sustentada en mentiras, y el resurgir de una extrema derecha global, autoritaria, siniestramente amenazante.
El acto, organizado por la AMMD, cuyo presidente es el capitán de navío Manuel Pardo de Donlebún, fue moderado por el profesor Pedro García Bilbao y tuvo unos ponentes excepcionales.
La trayectoria personal de estos compañeros, en tiempos en los que la tortura, la pena de muerte tras un juicio farsa y las ejecuciones extrajudiciales estaban a la orden del día, arrojaron luz sobre las postrimerías de la dictadura y su llamada Transición. Una transición burdamente falsificada por el régimen del 78, repugnante simbiosis entre franquismo y monarquía parlamentaria.
El dictador genocida Francisco Franco impuso a los pueblos del Estado español un rey inviolable, mando supremo de las Fuerzas Armadas; por tanto franquistas. De este modo, el príncipe Juan Carlos se convirtió en rey y pasó a ser el último jefe de una dictadura sanguinaria. Rey inviolable sucedido por su hijo, otro rey inviolable, obstruyendo así indefinidamente el camino hacia una auténtica democracia. Solo esto puede explicar que nuestro querido compañero Luis Gonzalo Segura, autor del “Libro negro del ejército español”, siga expulsado por denunciar, con pruebas irrefutables, la corrupción estructural que nos asfixia.
Algo habrá que hacer.
La principal novedad del acto fue la intervención, además de un antiguo dirigente de la autodisuelta UMD, la de otros miembros de organizaciones tan importantes como la Unión Democrática de Soldados (UDS) o la precursora de la actual Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que, como la Unión Militar Democrática (UMD), también estuvieron comprometidas por la democracia contra la dictadura, aunque borradas por la historiografía oficial.
La UMD, uno de cuyos principales dirigentes fue nuestro compañero José Ignacio Domínguez, estuvo constituida casi exclusivamente por oficiales procedentes de las Academias militares y de la Escuela Naval de Marín; a fin de cuentas, fiel reflejo de una sociedad dividida en clases.
La UDS, por el contrario, estaba formada mayormente por soldados de reemplazo, militantes del extinto Partido del Trabajo, que, por su actividad en defensa de las lamentables condiciones de vida de la tropa, sufrieron también la dura represión ejercida por los jerarcas de la dictadura.
Aquí os dejo la grabación del acto, con las intervenciones:
El coronel Manuel Duran Clemente, uno de los principales actores de la Revolución del 25 de Abril en Portugal, no pudo asistir presencialmente como ponente. No obstante, se dio lectura al texto enviado, de extraordinaria relevancia política. Tuve el honor de participar, no hace mucho tiempo, junto al coronel Duran, en un acto organizado por nuestro compañero Marco Antonio Santos.
Por último, tras las excelentes exposiciones de los ponentes, se abrió un debate; y en él, no sin cierta dificultad, se abrió paso una modesta pregunta, aún sin respuesta:
¿Cuál debería ser, 50 años después, la actitud de los actuales colectivos de militares, o cívico-militares, frente a una institución intrínsecamente clasista y anacrónica, vinculada a los privilegios de cuna, contraria a los principios de igualdad y mérito que deberían regir en el Estado?
Manuel Ruiz Robles, miembro de la UMD, portavoz del “Colectivo Anemoi”.
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