Los peores fuegos de la historia gallega provocan una caída en las encuestas del Gobierno de Rueda, que intenta pasar página sin nuevas medidas de calado. Los soberanistas piden cambios para el medio rural y el monte, «en situación insostenible», y mayor prevención.
Más de 110.000 hectáreas calcinadas en las provincias de Ourense (mayormente) y Lugo ha sido el saldo de este verano, el peor desde que hay registro. Una superficie que equivale a la mitad de Bizkaia. Con las competencias en mano pero acusaciones de «negligencia», la Xunta está acusando recibo de la tragedia ambiental y material.
En una tierra en donde las calamidades que afectan el ecosistema están marcadas a fuego y remueven traumas como el del Prestige, no es de sorprender que a un mes de los incendios el electorado haya movido su amperímetro. Según el último informe de la encuestadora privada Sondaxe (del grupo del periódico ‘La Voz de Galicia’), el Partido Popular, muy dominante en las cuatro provincias, ha retrocedido.
En el sondeo, el PP de Alfonso Rueda cae a 39 escaños según su proyección, perdiendo 1, al igual que el Bloque Nacionalista Galego, que estaría en 24, mientras que el PSOE subiría 2 por su mejora en las provincias de Ourense y Lugo (que tienen sobrerrepresentación).
En esas circunscripciones se hace evidente que los incendios pasan la factura: la caída en Ourense en porcentajes es del 3 % y en Lugo del 3,2 %, mientras que en las de A Coruña y en Pontevedra no superan el ‘cero, coma’. Para un partido como el PP, muy consolidado territorialmente y sin otra formación conservadora ‘mordiéndole’ el electorado, es un cambio de tendencia que puede activar las alarmas. Otra peculiaridad que explica Sondaxe: si los que votaran fueran solo los menores de 44 años, el BNG estaría cerca de la mayoría absoluta.
Pero el detalle más importante está en la ficha técnica del trabajo demoscópico (1.223 encuestados). Según fuentes de la Ejecutiva del BNG, los sociólogos que les asesoran en los análisis de sondeos señalan que «la cocina» (es decir, la proyección) ayuda de manera denodada al PP gallego, mientras que su proyección propia otorga 36/37 escaños a los ‘populares’ y 25/28 a los soberanistas. Además, recalcan que en las respuestas de voto directo el PP también no sale bien posicionado aunque admiten que la bajada es de gente que no votaría y no hay trasvase a otras preferencias.
Un trabajo que respalda el análisis interno de los nacionalistas es el de Electomanía, una encuestadora privada que hace seguimiento de tendencias autonómicas y que hace pocos días emitía un informe privado en el que Rueda pierde la mayoría absoluta (que es de 38 asientos en el Parlamento de Santiago).
Hace dos semanas, miles de personas en la Praza da Quintana compostelana se congregaron para protestar contra la Xunta por los incendios forestales bajo el lema ‘Lumes nunca máis’ (‘Incendios nunca más’) y reclamaron un monte «vivo y sostenible», pidiendo la dimisión de Rueda.
Por su parte, desde que el fuego fue noticia en el verano, la Xunta ha evitado la autocrítica, a pesar de que la oposición le ha afeado que cuando llegó Alberto Núñez Feijóo a la Xunta en 2009 se derogaron varias de las políticas de prevención de incendios y para el monte que había establecido el bipartito PSOE-BNG. Además, también machacan con que no se aprendió la lección de los ya muy graves fuegos que azotaron tierra gallega en 2017.
En el pleno parlamentario de mediados de mes dedicado específicamente a este tema, Rueda anunció que acometerá el refuerzo de los medios aéreos de extinción, adquiriendo nuevos aviones y helicópteros, y revisará la limpieza de las zonas más próximas a las viviendas e infraestructuras (esta última es una competencia de los municipios y la Xunta las reasumirá en el 82% de los casos). En aquella oportunidad, apeló al patriotismo acrítico: «En una situación extraordinaria vi la respuesta extraordinaria de un pueblo extraordinario. Podemos sentirnos orgullosos». También ha aprobado ayudas directas a los damnificados.
Cambio de raíz
El número 2 del BNG, Luis Bará, asegura en conversación con NAIZ que Rueda «quiere escapar del tema y que deje de estar en agenda». Explica que en la formación soberanista constatan que hay «hay un modelo territorial y de falta de ordenación y gestión del monte que lo convierte en un polvorín y hay que hacer cambios profundos en el modelo rural».
El también cabeza de lista para Pontevedra pone énfasis en que esto «es una evidencia y está avalado por todo tipo de agentes académicos y sociales». Y que si bien los fuegos devastadores fueron en Ourense, especialmente, y en Lugo, «fue porque se dieron las circunstancias pero podría haber sido en cualquier otra parte del país, también en la franja atlántica».
«El PP dice que no es responsabilidad suya y que no hay que hacer cambios y que tiene un dispositivo que funciona perfectamente cuando hemos comprobado que hace aguas. Nosotros planteamos un plan que se llama Da Cinza á Vida (De la Ceniza a la Vida) en el que proponemos medidas en todos los ámbitos que hay que actuar, medidas que ya fueron aprobadas desde la época del bipartito y aplicando recomendaciones que elaboró un estudio de 2018 sobre los incendios de 2017», explica.
Lo que plantean los soberanistas es impulsar la radicación de personas en el territorio rural y poner en paréntesis la presión a favor del eucalipto y de la instalación de eólicas. Demandan intervenir en esas «dos terceras partes de Galiza, que es el monte, que tiene una situación insostenible, que ya va de seguridad ciudadana, hay riesgo para la vida y las actividades económicas». Allí proponen implantar el «mosaico», es decir, una «multifuncionalidad del monte, con diferentes funciones productivas y sociales y romper con la limitación de las plantaciones monoespecíficas, como el eucalipto», y dejar así de apostar al forestalismo.
«También hay otro problema que es el de abandono y despoblación, mucho terreno agrícola abandonado en la interfaz urbano forestal, la Xunta no ha sido capaz de actuar en ese sentido, y esa zona se ha convertido en un riesgo», añade, y recuerda la necesidad de establecer «franjas de protección de 100 metros» en el monte.
Bará dice que el BNG considera que la de Rueda ha sido una «gestión negligente y temeraria» y que es por ello que el partido ha decidido pedir su dimisión e impulsa una comisión de investigación «de toda la cadena de mando». Sin embargo, el presidente de la Xunta ha vetado la comisión, lo que para la portavoz nacional soberanista y líder de la oposición, Ana Pontón, es una clara «declaración de culpabilidad».
En medio de esta disputa, Rueda parece seguir la senda de Feijóo a favor de la militarización y la dependencia del Gobierno central: como una de sus iniciativas, ha pedido la instalación de «una base permanente» de la UME (Unidad Militar de Emergencias) en Ourense. La misma UME cuya creación fue rechazada por el PP en tiempos de Rodríguez Zapatero.