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Montserrat Galcerán, Clara Navarro Ruiz y Marga Ferré participan en el seminario 'Feminisme de classe' organizado por EUPV-IU

«El feminismo de clase no sólo representa a las blancas asalariadas, también a las esclavas, las cuidadoras y las migrantes»

Fuentes: Rebelión [Imagen: revista Nueva Sociedad]

La debacle económica que comenzó en 2008 contribuyó a revitalizar los estudios sobre Karl Marx; no sólo se dio una reconsideración/relecturade la teoría económica marxista (El Capital o los Grundrisse), sino que se revisaron las ideas de Marx sobre cuestiones actuales, como la ecología, la raza y el feminismo; la catedrática de Filosofía Montserrat Galcerán destaca este reexamen y vivificación del filósofo alemán en el prólogo a La invención del marxismo (Ed. Traficantes de Sueños, 2023).

Montserrat Galcerán participó el 4 de octubre en el seminario Feminisme de classe per al segle XXI, organizado por Esquerra Unida del País Valencià (EUPV)-IU en la sede de Valencia.

“El feminismo de clase no representa sólo la lucha de las mujeres blancas asalariadas, sino también la de las mujeres esclavas, las cuidadoras que no perciben una nómina o las migrantes”, destaca la también autora de La Bárbara Europa. Una mirada desde el postcolonialismo y la descolonialidad (2016) o Deseo y libertad. Una investigación sobre los presupuestos de la acción colectiva (2009).

En su intervención, Galcerán subrayó el protagonismo de las mujeres ya desde los primeros procesos de industrialización; recuerda, por ejemplo, alguno de los pasajes de La formación de la clase obrera en Inglaterra, obra del historiador británico E. P. Thompson publicada en 1963:

“A principios de la década de 1830, entre una tercera parte y una mitad de la mano de obra (para todo tipo de trabajo) de las hilanderías tenía menos de 21 años. En el estambre, la proporción de una mano de obra juvenil era bastante más elevada. De los adultos, bastante más de la mitad eran mujeres”. 

Entre las autoras recientes que se inscriben en el feminismo marxista, Montserrat Galcerán destaca a la filósofa y socióloga alemana, de 87 años, Frigga Haug; es la autora, por ejemplo, de la entrada Marxismo-feminismo en el Diccionario Histórico-Crítico del Marxismo Feminista (M-F); el M-F trata de “fusionar la despatriarcalización de las relaciones de género con la reconstrucción socialista de las relaciones de producción, es decir, un ‘revolucionamiento’ de la revolución que se dispone a transformar todos los aspectos de lo social”.

Entre los puntos que ha de abordar el feminismo marxista, afirma Frigga Haug, figura el ‘atravesamiento’ de las relaciones de género por las de clase y raza.

En el texto Hacia una teoría de las relaciones de género (CLACSO, 2006), la filósofa alemana señala que hoy se ha llegado hasta el punto que el desarrollo de las fuerzas productivas “se ha introducido en la producción de vida en sí misma”; el avance de la biotecnología y la genética -vinculada a la reproducción humana- hace necesario un replanteamiento de las relaciones de género.

En el seminario de EUPV-IU, la doctora en filosofía por la Universidad Complutense, Clara Navarro Ruiz, autora del libro El capitalismo de hoy, la incertidumbre de mañana (2022) y de la tesis doctoral Mientras caemos: fundamentos para una crítica interseccional del capitalismo a partir de sus límites civilizatorios (2019) destaca las aportaciones de otra filósofa y activista de ideario feminista marxista, Silvia Federici, que en Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación primitiva (2004) señala la violencia ejercida contra la mujer como una de las bases del estado moderno y del capitalismo incipiente.

En el campo de la economía feminista, Clara Navarro Ruiz subraya los trabajos teóricos de la economista Amaia Pérez Orozco (Subversión feminista de la economía. Sobre el conflicto capital-vida, de 2014) y de la también economista, chilena, Cristina Carrasco Bengoa (El trabajo doméstico y la reproducción social, de 1991); a ello se agrega la lucha de colectivos como Las Kellys, asociación de camareras de piso -que limpian hoteles- surgida en el estado español en 2016; o de Territorio Doméstico, colectivo feminista y mestizo que batalla por los derechos de las trabajadoras del hogar.

Entre las actuales vías de reflexión, la doctora en filosofía apunta el concepto de “doble jornada” laboral femenina, que implica, además del trabajo en una empresa, el trabajo doméstico y de los cuidados; una encuesta del CIS, publicada en enero de 2024, revela que la mujeres dedican 172 minutos de media a las tareas del hogar en un día laborable, mientras que los hombres se ocupan durante 126 minutos.

Otro punto relevante, afirma Clara Navarro Ruiz, es la Teoría de la Reproducción Social y su relación con el feminismo marxista; la reproducción social se lleva a término, principalmente, en el ámbito de la familia pero también hay trabajos reproductivos -socializados por el Estado- que se desarrollan en instituciones como escuelas y hospitales; reproducir la fuerza de trabajo en sentido amplio incluye a las trabajadoras, pero también a la infancia, las personas mayores, enfermas y desempleadas; la economía neoliberal considera la reproducción social como un área de lucro (Cinzia Arruzza, CLACSO, 2006).

¿Qué importancia tienen estas tareas? según el estudio El valor del trabajo de los cuidados no remunerados (Instituto Aragonés de la Mujer, 2021), el valor anual de horas invertidas en tareas domésticas por la población aragonesa representa el 37% del PIB de esta autonomía (el 21,2% las mujeres y el 15,8% los hombres).

En el Seminari Feminista de EUPV-IU ha participado asimismo la presidenta de la red Transform Europe! (think tank vinculado al Partido de la Izquierda Europea -PIE-), Marga Ferré, quien recuerda que la población femenina trabajadora en el estado español se situaba, en 2024, en el 46,4% del total de personas ocupadas, según la Encuesta de Población Activa (EPA); además, del total de personas ocupadas el mismo año, el 15% provenían de otros países (3,3 millones).

En consecuencia, resalta Marga Ferré, “ya no hemos de pensar la clase trabajadora en términos de hombre obrero, blanco y con un empleo en el sector industrial”; añade que la fragmentación de la clase obrera es una especialidad de la clase dominante y, por ello, “me parece un gran error” incurrir en este fraccionamiento; tal vez sea la razón por la que el Manifiesto Comunista, publicado por Marx y Engels en 1848, concluye con una apelación colectiva: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.

La presidenta de Tranform Europe! resalta el viraje creciente hacia la izquierda por parte de las mujeres jóvenes; así, en las elecciones al Bundestag de Alemania en febrero de 2025, “el 35% de las mujeres jóvenes de entre 18 y 24 años apoyaron a Die Linke, en comparación con tan sólo el 15% de los hombres jóvenes del mismo grupo de edad”.

Además la encuesta de la radiotelevisión pública vasca, EiTB Focus, daba cuenta el 5 de octubre de la fortaleza de EH Bildu en intención de voto entre las mujeres, hasta el punto de situarse -en el sector femenino de la población- 10 puntos por encima del PNV.

“El mismo patrón se observa en Corea del Sur, Argentina y Túnez. En todo el mundo, las mujeres menores de 30 años son más izquierdistas o progresistas”, concluye la exdiputada de IU en la Asamblea de Madrid; menciona el caso de la marea verde feminista en Argentina, que supuso la movilización de centenares de miles de mujeres y niñas a favor de la despenalización del aborto; la presión popular logró que el Congreso argentino aprobara -en diciembre de 2020- la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.