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Los acuerdos de «paz», la lucha por la liberación nacional y las tareas de la izquierda internacional

Fuentes: Rebelión

El 9 de octubre, Hamas e Israel firmaron un acuerdo de paz. Los medios de comunicación y varios gobiernos del mundo cómplices del genocidio palestino no tardaron en celebrar como si el terror desatado por el sionismo israelí escribiera su punto final, algunos de ellos, incluso cuestionan que Hamas y sus milicias no deponga las armas.  

Lo real es que la pesadilla de la ocupación colonial sobre el pueblo palestino aun no termina. Palestina sigue sufriendo los bombardeos israelíes, el hostigamiento y los crímenes de las bandas armadas de colonos sionistas, asentamientos ilegales y el despojo de sus tierras. Estas atrocidades seguirán ocurriendo porque sobre Palestina sigue pesando el yugo del colonialismo de ocupación imperialista, y por ello, es más que legítimo que la resistencia mantenga su derecho a no ser exterminada. 

Israel es un proyecto del imperialismo colonialista de ocupación impulsado y desarrollado por Europa y Estados Unidos en Asia Occidental y el Norte de África. Silvana Rabinovich señala que es un colonialismo de ocupación porque implica la desposesión de tierras y “vaciamiento” de los pobladores históricos de los territorios ocupados y la contención carcelaria, bajo la forma de Gueto o Apartheid, de la población originaria no expulsada o no exterminada.  Ahora bien, este colonialismo de ocupación se distingue del viejo colonialismo por ser uno desarrollado por el imperialismo capitalista. En este sentido es un imperialismo colonialista que no solo expresa una política de conquista del territorio, sino sobre todo el dominio del capital financiero en particular y del capital monopolista en general, tal como lo demuestra el informe de la observadora de Naciones Unidas Francesca Albanese

Es el derecho legítimo del pueblo palestino a resistir al yugo del colonialismo de ocupación imperialista y luchar por su liberación nacional, lo que obliga a la resistencia palestina a mantener las armas.  

Ilian Pappé señala que en la historiografía tradicional sionista se ha dado por asentado que la resistencia palestina es equivalente a terrorismo y de aquí se construyó la tesis de que “el movimiento de resistencia palestino es un factor clave en la historia global del terrorismo”. Esta idea se ha difundido masivamente por todo el mundo y es el eje articulador que tanto gobiernos de derecha como algunos de izquierda han usado para caracterizar y nombrar a las organizaciones que luchan por la liberación nacional del pueblo palestino. De aquí que la Declaración de New York sobre Palestina, firmada por México, le exija a Hamas entregar las armas. Sin embargo, el epíteto de “terrorista” esconde detrás una historia de desposesión de tierras y ocupación ilegitima del territorio palestino. 

Es una cruel ironía de la historia que en pleno siglo XXI se deba reiterar y visibilizar el derecho de las naciones oprimidas a liberarse del yugo colonial y neocolonial. Para entender en su justa dimensión la resistencia palestina es importante partir de los siguientes principios básicos que toda izquierda debería de reivindicar: 

Primero. Palestina está bajo el yugo colonial del terrorismo imperialsionista institucionalizado en el ente nazi ocupante de Israel, financiado y apoyado por el imperialismo europeo, particularmente británico y especialmente por el imperialismo estadounidense. De aquí que la lucha del pueblo palestino no es contra los judíos, sino contra el sionismo, contra Israel y los colonos.

Segundo. Que los palestinos, como todos los pueblos del mundo, tienen el derecho histórico a la rebelión. 

Tercero. Que los pueblos del mundo, incluyendo el pueblo palestino, tiene el inalienable derecho de liberarse por cualquier medio de la opresión colonial.  

Cuarto. Que la lucha del pueblo palestino por su contenido es una lucha de liberación nacional contra el yugo colonial, y por eso la izquierda internacional debería reconocer a Hamas, al Movimiento Yihad Islámica Palestina, al Frente Popular para la Liberación de Palestina, al Frente Democrático para la Liberación de Palestina, y a la Iniciativa Nacional Palestina, como fuerzas políticas beligerantes de liberación nacional. 

Quinto. De ahí que la lucha armada y la resistencia palestina es legítima, no solo las acciones que se desarrollaron el 7 de octubre del 2023, sino las que se han desarrollado contra 77 años de ocupación colonial por el imperialsionismo.   

Estas consideraciones parecieran una obviedad para las organizaciones de izquierda, sin embargo, no lo son y debemos hacer explicita su reivindicación.

Ante la ocupación colonial, tal como lo hicieron los pueblos de América Latina, África y Asia, incluyendo México, el pueblo palestino tiene todo el derecho a la rebelión y a utilizar todos los medios que crea conveniente para recuperar su patria. Además de que es derecho del pueblo palestino a tener su propio Estado tal como lo establece la resolución 3236 de la ONU en la cual se reafirmaron los derechos inalienables del pueblo palestino a la libre determinación, la independencia y la soberanía nacional.  Más aún, es legítimo el derecho de los más de 700 mil palestinos y sus descendientes expulsados de sus tierras por la ocupación israelí a retornar a sus hogares ancestrales y a sus propiedades.

Las tareas de la izquierda internacional ante la heroica resistencia palestina

¿Qué puede hacer la izquierda internacional? ¿Cuáles son las acciones que puede impulsar el movimiento de solidaridad con el pueblo palestino en el mundo? La respuesta nos la proporciona la misma resistencia palestina contra la ocupación. En el comunicado de junio de 2025, Hamas, el Movimiento Yihad Islámica Palestina, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, el Frente Democrático para la Liberación de Palestina, y la Iniciativa Nacional Palestina, exponen los siguiente: 

“Hacemos un llamamiento a todos los activistas en solidaridad con nuestro pueblo palestino en todo el mundo para intensificar sus acciones y unir esfuerzos para presionar a sus gobiernos para detener su apoyo y complicidad con el gobierno fascista de Netanyahu y trabajar para poner fin a las políticas de exterminio y hambre que se están implementando contra nuestro pueblo y lograr la justicia y la libertad para Palestina”.

En este sentido es obligación de la izquierda internacional presionar a los gobiernos para que estos rompan todo tipo de relaciones diplomáticas, comerciales, militares y culturales con el ente ocupante nazisionista de Israel. No son suficientes las acciones simbólicas o la neutralidad, tal como lo ha hecho el gobierno mexicano encabezado de Claudia Sheinbaum.

Al igual que ocurrió en las décadas de 1960 y 1970 con el movimiento internacional de apoyo a la lucha de liberación de Vietnam, la izquierda debe reivindicar el principio del internacionalismo proletario y luchar por el derecho de las naciones oprimidas a la libre autodeterminación. Parafraseando a José Saramago, podremos decir que estar hoy con Palestina es un acto de honor ante la historia.

La lucha del pueblo palestino es la lucha por la humanidad, y en el apoyo a la resistencia palestina contra el genocidio y por su derecho a existir, los hombres y mujeres de nuestra época nos jugamos nuestra humanidad. Cuando el pueblo palestino tenga su Gran Retorno, cuando la ausencia de la tierra sea solo un recuerdo y el genocidio un trágico capítulo en la memoria, solo en ese momento habremos salvado nuestra alma. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.